Manos delgadas, delicadas, impacientes y perfectamente delineadas.
"Sus melodías son las mejores, enamoran a quien las escucha"
Son siempre los comentarios de los vecinos, a las personas que pasan por ahí de casualidad. Esto no era ni la mitad de los elogios y piropos que recibía después de tocar toda la tarde en la plaza. De algún modo, se ha vuelto un martirio para el mismo violinista, pues cuando un ser humano ve una piedra preciosa, no siempre tiene buenos pensamientos al respecto. Gente que en contadas ocasiones han intentado tocar su persona de manera indebida o con intención de dañar, no faltaban las constantes declaraciones de las chicas y también algunas amenazas de las mismas, pero eso no le importaba, siempre que sus dedos pudieran sentir las cuerdas tensas siendo levemente arrastradas, generando un sonido embriagador y llamativo que incluso a el mismo le relajaba.
Junto a sus hermosos ojos azules y piel levemente tostada le acompañaba una contextura delgada y algo maltratada. ¿Comerá bien?, ¿Dónde vivirá?, ¿Tendrá familia? Nadie está seguro de nada con respecto al hermoso violinista, ya que pocos son aquellos con el privilegio de hablar con él, pocos son los afortunados de verle sonreír, pocos son los afortunados de escuchar su voz en otras palabras que no sean "Cualquier colaboración se agradece".
Es un misterio, atrae hombres, mujeres, niños, ancianos, locos, cuerdos, pero más importante aún, atrae ángeles y demonios. Desafortunadamente, un demonio con el corazón completamente negro, puso sus cansados y desvergonzados ojos, sobre el joven violinista...
Ese hombre con el corazón de piedra, era uno de los 5 hombres más poderosos del lugar, la cabeza de la familia de príncipes, como solían llamarlos en las calles, pues todos sus descendientes tenían facciones hermosas. Eran personas bellas, pero reservadas. No tenían el más mínimo interés en el pueblo, más que el de aprovechar los beneficios del suelo y hacer sufrir a los más pobres. Se dedicaba a prestar dinero a quien lo necesitara con urgencia y finalmente reclamaba el doble de lo que había prestado, aprovechándose de la ignorancia de los habitantes. No tenían pena alguna de quitarle el hogar a una familia entera si se le antojaba, simplemente por ir en contra de sus ideales.
un hombre egoísta, callado, buena pinta de mucho privilegio, y una persona corrupta por la maldición más asquerosa de este mundo: el dinero.
Era una de esas tardes de cielo despejado color anaranjado por el sol ocultándose como todos los días, era una vista maravillosa y seria perfecta para acompañar la melodía en la que había trabajado esa tarde. El violinista se acercó a la plaza y comenzó a tocar la bella pieza, todos aplaudían con furor cada vez que estas finalizaban y a la par clamaban por otra pidiendo más y más. Este día, el violinista tendría algo de calor, por lo que el agua de uno de los espectadores en una botella de cristal logro quitarle un poco de la sed. Al finalizar el espectáculo fueron retirándose poco a poco, dejándolo prácticamente solo y consciente de su alrededor, decidió quitarse la camisa que cubría su delgado trozo, bien formado y perfilado, me atrevería a decir que algo femenino.
Sus brazos tenían marcas blancas a lo largo y ancho, que lejos de verse mal pintaban su piel de manera hermosa, otra cosa que llamo más la atención de el único espectador presente, quien decidió dejar el anonimato y presentarse ante el objeto de su fascinación.
-De verdad que los chismes no mientes, tus melodías son hermosas- el joven de cabello azul dio un pequeño salto en su puesto y miro curiosidad al hombre que le hablaba con tanta familiaridad.
-Lo siento, prense que no había nadie, me asuste un poco. - El mayor sonrió divertido y se acercó un poco más, su voz era suave, justo como en sus fantasías.
-Está bien, es mi culpa por no presentarme- hizo una pequeña inclinación frente al moreno - Mi nombre es Usami Fuyuhiko- la mirada del violinista cambio de confusión a seriedad, había escuchado antes ese nombre, era temido por todos, lo repudiaban e insultaba en cuanto pudieran y no creía que el mundo estuviera tan loco para odiar a alguien que no ha hecho nada.
-Claro, disculpa debo retirarme, estoy algo ocupado- Se colocó rápidamente la camisa y guardo su instrumento con la intención de marcharse, pero el hombre fue más rápido.
-Hey, no me has dicho tu nombre. -
-Lo siento, no me gusta divulgar mi información personal. - Respondió casi a secas y retomo su camino, hasta que el demonio hablo de nuevo.
-Eres interesante, además con tu carácter fuerte te hace perfecto para el trabajo que venía a proponerte- El menor sopló y regreso la mirada con un poco de cansancio.
-Mire, no quiero ser grosero, pero estoy bien con esto. No necesito más dinero u otro trabajo. - El mayor sonrió y se arrimó a la estatua perfectamente colocada en su lugar para el momento.
-Entiendo, eres joven y estas solo, pero deberías admitir que el violín que tienes en algún momento se dañara. ¿Qué harás cuando eso pase? - Se quedó inmóvil por un momento. Tiene razón, no podría sustentarse más si llega a perder el violín, es lo único que sabe hacer. - Te propongo algo interesante. Verás mis hijos están aprendiendo con una tutora personal a tocar el violín, pero ella no es ni la mitad de buena como lo eres tú y siempre busco lo mejor para mis hijos. La paga será de mil dólares semanales por cada uno de ellos, tendrás comida y ropa a tu disposición y un lugar sin necesidad de arriendo. ¿Qué opinas? –
Se podía notar claramente el nerviosismo en sus ojos, le estaban ofreciendo muchas cosas buenas solo por enseñar algo que le apasiona. Pero no se sentía del todo seguro con eso, el hombre estaba en boca de todos y siempre era por razones horribles, quizás lo lastime si le rechaza. Ese tipo de preguntas comenzaron a invadir su mente, poniéndolo más nervioso de lo que estaba. El hombre volvió a su posición y arreglo su traje - Puedo esperar tu respuesta, no te apures. Vendré mañana y si no estas listo vendré después. Piensa muy bien en la propuesta. - Se dio la vuelta y comenzó a caminar sin remordimiento, pero en ese momento la delicada voz del violinista le detuvo.
- ¡Espere un momento! – Sujetó al hombre desde la manga de su camisa con algo de fuerza, no estaba muy seguro de lo que haría, pero sí de algún modo podía beneficiar a su familia haría lo que fuera
- y-yo...
Acepto el trabajo