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THE LAST GOOD-BYE por Mariposa23

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Notas del fanfic:

Mariposa: hemos reciclado conceptos, para hacer esta historia, digna y posible. No habrá continuación. Porque este es un pasaje oscuro q nuestras mentes (retorcidas, cabe decir) solo lo imaginaron, hasta ahí. Esto es un AU, q debería llevar la advertencia de ser, súper dark, por la temática, q creo yo en mi humilde opinión. Todo fan querrá evitar. Pero decidimos afrontar las cosas, con el calibre y la entereza q se merece el personaje. Por favor. Disfruten.

La historia de su despedida, como era lógico inicia por el final.
Por la etaria y limpia sangre escurriéndosele de apoco.
Empezó donde siempre se había desarrollado. En una ciudad del infierno, ahora más loca q antes. Con el final de un feroz atentado q amenazaba con paralizar la ciudad.
…l como siempre, como cada noche. Desde esa noche. Como siempre acudió a su ayuda, a rescatarla. A pelear por su honor en un duelo a muerte q mantendría entre muchos vándalos q amenazaban con mancillarla. A ella, su adama.
Su amada. Gotham City.
Madre de muchas bestias, y núcleo vital de él mismo.
Gotham City, su alma gemela.
Esa noche como tantas otras, Bruce no sabía cómo iba a acabar todo. Pero sabía q debía acabar cuando el sol naciera y anunciara un nuevo día.
Debía acabar ahí y no prolongarse más. El sol nos mostraría, si el murciélago habría o cerraba sus alas, por última vez.
No pudo decir q durante todo ese tiempo y horas antes tuvo un mal presentimiento. Su vida era un apretado nudo en la garganta; hablar sobre ideas extrasensoriales era absurdo. Parte de su entrenamiento q consistía en ello. La idea es q, estas todo el tiempo tan alerta. Que a veces las cosas se te pasan justo debajo de tu nariz.
Bruce solo una vez en su vida pensó en el suicidio. Y solo una vez lo quiso intentar.
Cuando fracaso insospechadamente y de milagro, a la edad de 8 años y medio. Su fiel Alfred tuvo una conversación con él.
Aquella, q aclaro su confundida mente, aquella q prometió una, utilidad, a su dolor. Si bien, parecía, y así es, nunca encontrar un fin para su perdida. La irremediable tragedia q dejo inválido al último de los Wayne.
Asique Bruce, acepto esa conversación, como su futuro. Y se encargó de labrarlo hasta esa realidad fuera suya; desde ya a sus cortos 10 años comenzó a vagar por el mundo, en busca de más y más experiencias, q pudiera absorber en su cometido de detener. Esas dos balas.
Hacia intervalos en sus viajes para volver a casa, a su tierra q le reclamaba, y como fiel devoto; Bruce iba a derramar sangre sobre la maldición q gestaba Gotham City. Su propia sangre como ofrenda. Su propia sangre corriendo desbocada, en sacrificio santa para apaciguar a los antiguos, antiguos males q dormían justo ahí debajo de su pies, sangre directo de sus muñecas. Bruce por esas jóvenes y mozuelas edades había agarrado la costumbre de hacerse cortes en las muñecas. Nada tenía q ver con desear la muerte, o con librera presión, mucho menos con llamar la atención. Lo hacía por q era religioso.
Parte de su culto, de satisfacer a su ciudad. Incluso si esta le pedía sangre, Bruce se la daría directo de uno de sus primogénitos.
La buena ofrenda de un heredero puro, como él.
Bruce derramaba su sangre, también. Para nunca olvidar q Gotham tenía una parte de sí mismo. Su propio líquido vital corriendo por la tierra fértil de mal. La ciudad de Gotham q tenía su vida, su muerte, su sangre. Y hasta su alma misma; atrapada en cada esquina, entre los galpones inmensos abandonados, el aire rancio y contaminado y los rascacielos góticos y altos.
Cuando cumplió los 15 es cuando empezó a viajar solo. Alfred regreso a la mansión, a preparándolo todo para la llegada de su amo. Fue previamente él quien decidió utilizar las catacumbas cajo la casa, fue también quien construyo un sinfín de artilugios y armamentos poco convencional.
Pero siempre con la premisa clara.
La de nunca. Por ninguna razón. Tomar la vida de alguien. Bueno o malo, eso no importaba.
Y pese a ese código moral, es q Bruce creció como creció. Para ser él hombre q era.
Alfred con sus brillantes ideas y la encomienda de seguir a su ama, hasta la muerte si era necesario. Alfred ayudo a Batman, dándole matices, colores y hasta figura, a la segunda personalidad de Bruce.
El único de los Wayne, sería el recipiente, el cuerpo de la protección, el rostro de la justicia. Bruce se dio a sí mismo para el benévolo acto.
Bruce viajo hasta los 20 años, alrededor de todo el mundo, reuniendo nuevos conocimientos; regreso por esa misma época, a casa. Definitivamente, para no volver a dejarla nunca más. Nunca ninguna noche.
Volvió curtido con experiencias en todo lo q le pudiera servir para fortificarse y hacer cara a los demonios de su ciudad, de su vida diaria.
Hallo la forma de ser, después de su primera misión.
Después de ello, comprendió junto a todas sus lecciones en artes marciales. Que no había mejor forma de combatir, q hacerse respetar. Por medio del miedo, la intimidación. Y nada mejor para intimidad q estar intimidado. Un miedo q se hiciera viral. Tal real q hasta él mismo lo sentiría.
Y así comenzó su larga trayectoria bajo la esclavizadora capa.
Una y otra vez, levantándose para caer.
A los años fundo La Liga de la Justicia. Y proporcionó la Atalaya como cuartel general. Creo una enorme red para proteger no solo a su Gotham sino al mundo entero también.
Hiso tanto, tanto en tan pocos años.
Bruce recién sería considerado hombre en muchas culturas. Considerando q nada más, tenía 30.
Cinco años de crearse, como centinela de ciudad Gotham. Y cinco años de crear la red más grande hombres y mujeres con o sin poderes. Pero todos dispuesto a hacer algo por el bien mundo, hacer algo para detener las balas, q él no pudo, pero a nivel global.
En diez años fortifico un imperio increíble. No solo como héroe. Sino como hombre.
Volvió a Gotham, la cuna de la tecnología avanzada y limpia.
La hizo rica bajo el nombre clásico de los Wayne.
La volvió la isla más protegida del mundo, sin q nadie lo supiera.
La hiso indestructible. Y apartada, para no q no cundiera más la plaga q tenían dentro.
En diez años crio hijos. De entre 12, 10, 7, 9 años. Hijos adoptados pero suyos, y sanguíneos también.
Richard, Jason, Timothy y Damian.
Cada uno, un orgullo. Cada uno tan amado.
Adopto a Richard cuando apenas tenía 22 y el niño 12, ambos se sentían como unos verdaderos niños junto al otro. Niños huérfanos y desahuciados por algo más q el dinero o la sociedad. Desahuciados por la vida misma q les robo el alma junto a sus padres. Esa era la característica en la relación entre Richard y Bruce, la identidad q compartían uno con el otro, la identidad de niños huérfanos q ensayan sonrisas de “todo está bien” frente al espejo, cuando en realidad están rotos por dentro. Pero Bruce supo hacerse hombre rápido. Todo lo q su hijo necesitara él se lo daría, asique si al crio, lo q le urgía era un padre. Entonces, por el crio, él lo seria.
A sus 23 años, llego Jason, entrando en su vida como un remolino de ideas brillantes, de fuerza y liderazgo indiscutible. Con una dura historia incomparable, y tantos problemas q nadie en el mundo a su edad debía cargar jamás. Un niño rebelde, un niño huraño y violento. Un niño fiel al fin al cabo, un niño cariñoso aun q torpe. Bruce le acepto, Bruce le amo.
A sus 24 llego Tim. El niño más dulce q hubiera pisado la mansión Wayne. Inteligente y cariñoso. Un pequeño paraíso. Curioso y expresivo como él solo, aquel miembro q humanizaba a los Robín´s, q humanizaba incluso a Batman. El niño q pego las piezas rotas de su corazón, cuando, ocurrió, aquello con Jason…
Y a sus 26 años llego su hijo. El sanguíneo. De ojos azul verdoso y mal carácter. Pequeño pero listo y preparado como él. El niño q le recordó a sí mismo y le arranco una sonrisa. Damián. Y se le parecía tanto q le hiso pensar, en aquello q hace mucho ya ni se acordaba. Le hiso pensar en su propio padre y como Thomas fue con él, como le crio, y como él les criaba a sus propios hijos. Con Damián es q se dio cuenta. De lo paternal q se había vuelto, prácticamente de la noche a la mañana. Solo por sus petirrojos, por q le necesitaban…
Después de cuatro años de pasar con todos ellos juntos ahora Dick tenía 20, la edad en la q el empezó a cuidar a Gotham, hace ya diez años. Ahora ese criajo estaba hecho y derecho cuidaba una pequeñísima ciudad, adjunta a Gotham como varias ciudades dentro del mismo estado más. Jason tenía 18 apenas recién cumplidos, y hace un año q lo creía muerto, su reencuentro había sido igual de alborotador q su primer encuentro. Pero Bruce lo seguía aceptando, a pesar de todo, lo seguía amando. Tim con 14 años era parte de los jóvenes titanes, y llevaba más y más orgullo al nombre de Batman mostrando lo bien entrenado q estaba, lo listo y aplicado q era. Con 13 años Damián había aprendido cosas más importantes, sombre como matar personas, vengarse, o como ser el siguiente líder de las sombras. Había aprendido como era una familia. Como era tener hermanos molestosos pegados a ti todo el tiempo sobreprotegiéndote. Tener un padre. Que no solo está ahí para entrenarte, sino para estar. Aun q sea en silencio, Bruce seguía están allí para él, Damián ahora era su compañero en las patrullas sobre el cielo nocturno de Gotham, su Robín; Bruce quería mostrarle q de ser por él. Todos los años q perdió sin saber de su existencia, los habría aprovechado muy bien. No perdiéndose ni un minuto de su vida.
Bruce no solo formó una dinastía solida de una camada de cachorros fuertes, críos q buenos, sacados desde lo peor q Gotham podía ofrecer. No solo había formado el escuadrón perfecto para cuidar del mundo. No solo formo a su ciudad con una estructura más fuerte eh indestructible.
Bruce en días, meses, años, de rápidas y vividas sapiencias. Agonizo. Mientras construía.
Fue muriendo de apoco. Mientras daba algo de su vida a los demás.
Primero a Gotham, luego al mundo. Luego a sus hijos.
Murió sin saberlo.
Y aquello físico también llego a representarse, cuando lo q le quedaba de espíritu, simplemente se agotó.
Su muerte física y espiritual, llego esa noche de intenso caos y pánico. Habían evacuado como sea la ciudad entera. Solo quedan bastardos hijos de puta q querían lo miso q los locos q habían iniciado esta revuelta. O vagabundos, indigentes, adictos indeseados. Y ese tipo de persona q eran reconocidos, más por ser parte de la geografía pintoresca de los sectores bajos de Gotham, q personas, ellos ya eran parte de las calles en las q dormían.
Gotham jamás estaría bacía del todo. Almas en pena la seguirían acompañando.
Asique antes del amanecer Bruce como siempre, siendo Batman, había purificado la ciudad. La había pugnado de psicópatas y otras bestias, hasta purgar la última llamarada q amenazaba con quemarla entera.
Un poco antes de las 5 de la madrugada, cunado aun no esclarecía y el frio daba de lleno. Con solo sonidos de la pelea ralentizándose en cada calle mugrosa de la ciudad.
Bruce agonizaba, de verdad en uno de los rincones más húmedos y mugroso de la ciudad.
Con las alas negras revueltas y estiradas por todo el pavimento mojado, asemejadas a negros cabellos de una criatura mítica agonizando. Recubiertos de sangre errante y fresca, q era débilmente lavada por la ligera lluvia q mojaba más, distendiendo la sangre hasta escurrirla por un desagüe sin fin q era filtrado, cortesía de industrias Wayne para purificar de “tóxicos” los acueductos q amenazan con podrir los cimientos de ciudad Gotham cualquier día.
Bruce moría.
Y no es q no hiciera nada por detenerlo. Ya lo había intentado sin éxito.
No podría alcanzar a llegar a la Bati-cueva, lo sabía. Y ya ninguno de sus trucos estaba funcionando, para detener la sangre A pesar de q su cuerpo una no se resignaba a morir. Su alma se halla en paz. Tenía q reconocerlo.
Más de una vez Bruce estuvo en situaciones similares, y en cada una de ellas peleó asta salir victorioso de los lumbrales de Hades. Pero hoy, sabia q era diferente. Lo sentía.
Sentía q no volvería de aquella vez.
Igual a las gotas de lluvia q caían impactadas contra el piso o la materia q se les atravesara en el camino de descenso. Aquellas gotas jamás volverían al cielo, aun q intentaran detener su desastroso desplome.
Pues era el tiempo. De dejar las lluvias caer. Dejar q caigan las gotas libremente, del cielo a la tierra. Porque, polvo eres y al polvo volverás.
Bruce era alguien metódico q tenia siempre todo en orden. Incluso su testamento, ese mismo q lleva bajo el brazo desde q tenía 8 años.
Bruce al margen de sentirse en paz consigo mismo se sentía cansado.
Pero también desosó de vivir. Después de todo era humano. Solo un humano q caminaba entre dioses. Que regenteaba el infierno.
Hubiera querido un tiempo más. Para ver a Jason hecho un hombre, como ya lo era Dick. Hubiera querido estar más tiempo al lado de sus pequeños, Tim y Dami aún le necesitarían. Confiaba en q Jay y Dick lo entendieran y tomaran la responsabilidad para con sus hermanitos. Lamentaban dejarles ese peso. Ese era un cabo suelto. Algo más por lo q habría querido vivir.
La compañía Wayne estaba viento en popa. Y había una buena cantidad de proyectos novedosos q durante unos buenos años la mantendrían como cabecera. Dependería de sus hijos el seguir perpetuando el buen nombre.
Su mayordomo Alfred. Su segundo padre. Cuidaría de la casa. La cuidaría hasta q llegara un reemplazo.
Como el q iba a llegar cuando él se fuera. Porque.
“Ella” no necesita herederos, ella sabe escoger a sus hijos prodigiosos entre la maleza de la multitud. Y de la tierra suya sabe sacar, escoger la mejor cosecha, de trigo el más dorado, de la mejor levadura, de las uvas las más dulces y de la mejor madera. Carne joven q tenga potencial para ser trabajada adecuadamente, para ser sustento, de trigo, levadura, de uva, de madrea y carne. Lo q los antiguos consideran como inicio o génesis. Principios de la vida civil. Material con el q se maleaba al mundo entero.
Ella, ya sabría encontrar, dignos aprendices de la duras enseñanzas q ella impartiera como buena ebanista q era. La hermosa Gotham City.
Porque un día llegaría un reemplazo para todos. Por q ella, como diosa, como oráculo del futuro, sabría encontrarlo. Aquellas piezas del rompecabezas q ella quería formar. Encontraría los colores necesarios para pintar su cuadro.
Un nuevo recipiente para Batman, una nueva alma q sacrificar en cada época en la q necesitara ser saciada, un alma q diera su sangre para alimentarla.
Llegaría el alba, para cada noche eterna en la ciudad oscura. Quien sembrara la paz en tiempos de guerra.
El nuevo portador de la capa, el siguiente lord de la noche, dueño de ella y de todos sus habitantes, el siguiente. Batman.
En sus adentros, compadecía aquella pobre alma.
Pero era ley no escrita q quien fuera el siguiente, contaría con todo el apoyo del apellido Wayne y lo q significaba. Para q tomara su lugar, al frente de ciudad Gotham, al frente de la liga, en medio de la oscuridad, portando la luz en su alma y clareando apenas el lugar. No podía hacer más por la persona q fuera seleccionada. Era su único aporte desde el más alla.
Ese siguiente se forjaría cuando el muriera.
Y una vida debe dar paso a otra nueva.
Y esta era la hora.
Bruce ya casi serraba sus ojos azueles, en la bruma de la muerte. Casi se dormía ha horas q no debía. Casi moría…
Fue quizás en unos minutos q todo cambio aún más, y siente q no toca el suelo está en el cielo. Pero aún no está muerto.
Abre apenas, casado los ojos. Y lo vea él. Y lo único q no alcanzo a hacer con su vida.
Tuvo hijos, y creo un imperio tanto “económico, como social” entre industrias Wayne y la Liga de la Justicia. Pero lo q nunca hiso fue amara, o enamorarse.
Bruce siente una ligera incomodidad en el pecho y nada tiene q ver con las múltiples balas por su cuerpo. Oh no, eso es más hondo. Eso es la mirada enrojecida pero azul al fin. De él.
De Clark. De Kal.
Bruce nunca confesara q, secretamente le gusta llamar a Superman o Clark por su nombre real. Porque lo siente más intenso, lo siente más verdadero y hondo decirle por aquel nombre q le dieron sus progenitores.
Y se muere de ganas por decir “Kal”, un par de veces más haciendo algunas otras cosas, q lo hagan llamarle una y otra vez, imperiosamente, necesitadamente, íntimamente.
Se muere literalmente en los brazos de este hombre súper fuerte.
Quiere preguntar a donde van, pero puede adivinarlo. Si hay alguien además de él q pelearía con vehemencia por su vida. Ese sería Clark.
Se siente envuelto en la capa roja, y cada herida suya expulsando sangre cálida y violentamente, al tiempo q Kal le ciñe aferrándose a él como a la vida misma. Si solo supiera q eso no bastara.
Bruce observa la mirada errante del alienígena, teñida de rojo y lágrimas por contener, sepultando el azul eléctrico fluorescente q a Bruce tanto le gusta.
Quisiera algo más de tiempo, para decirle a Kal q lo ama. Para hacer el amor con él. Después de ello está seguro de q puede morir. Porque ya lo ha cumplido todo en su vida.
Bruce está débil y confuso asique solo respira, mirando aun la noche estrellada q se aleja de poco y muy perezosamente, pintando en el cielo gamas azules y oscuras…
Bruce vuelve a serrar momentáneamente los ojos.

No hoy, no así.
Hoy no se lo esperaba. Porque uno nunca está listo para esto. Porque jamás se está del todo preparado para decir el “adiós” definitivo.
No le había oído decir jamás “adiós” al despedirse después de cada vez q se vieron. No está listo ahora, para q le dijera “adiós” justo hoy q se verían por última vez.
Resistirse. Eso es lo q quería hacer. Resistirse al final, resistirse a la muerte.
La situación es cartica. Y Clark se siente más imponente q nunca. Porque nada de sus “poderes”, no le sirvieron cuando lastimaron a Bruce, no le servirán ahora q agoniza.
No puede hablar y quiere hacerlo quiere apurar su apalabras y decírselo todo a Bruce. Pero no puede, porque por q las palabras se le mueren en la garganta, y aprieta tanto los dientes q siente como le cortan la boca y la lengua. Siente q en cualquier momento rayos rojos vaporizaran la tierra entera; pero las lágrimas sin derramar enfrían esas llamas del infierno. Le obligan a tomar el control de su cuerpo, y no ensuciar su vista, con rayos q no le dejen ver, ese rostro q ama. El rostro de Bruce. Tan hermoso y místico.
Su mente viaja acelerada, a todas las veces en su vida q están relacionadas con Bruce.
Recuerda la primera vez le vio sin máscara, fue un hallazgo total. Ver los ojos azul oscuro y la piel pálida. Los labios ligeramente rosados, y las pestañas negras y largas.
Tan hermoso, ese momento, tan hermoso Bruce.
Recuerda las veces q le vio enfadado y le temió, cuando sus ojos se oscurecían aún más relampagueaban en silencio, formando una tormenta a su alrededor. Recuerda cuando le vio sonreír de verdad y como esa luz, eran de la luna y el sol todo juntos iluminando al mundo desde Bruce.
Recuerda vagamente, su única y corta risa. Como la explosión de una supernova. Igual de brillante y vasta. Igual de increíble y hermosa. Igual de beneficiadora para todo el cosmos.
Clark siente de apoco, resquebrarse todo su interior. Porque sabía q sin Bruce lo su “humanidad” se vería seriamente comprometida, vendría la lenta degeneración de un héroe q amenazaba con ser más agresiva q la esencia de la locura misma. Pero el problema no era él, no importaba ese triste fin, a todas cuentas, se lo tenía bien merecido, por no haber cuidado bien de la única persona en todo el mundo q valía la pena, esa sería la justicia divina, otorgada por el cosmos, un castigo digno y sensato a su incompetencia, a su inútil insuficiencia. Ojala por lo menos, le hubiera hablado de sus sentimientos a tiempo. Habría tenido la oportunidad para hacer algo al respecto, en cambio a ahora… ahora q le quedaba por hacer; la vida más valiosa del planeta se le iba entre las manos, y él estaba ahí, siendo tan tarado y patoso como siempre, no podía salvarlo.
Sabia q no quería perderlo porque lo amaba, pero más amaba q Bruce estuviera vivo para disfrutar de la vida, aun si no la pasara a su lado, amaba q él se sintiera cálido y feliz, amaba sentirlo respirar este aire milagroso q era la vida, tenía miedo por Bruce. Porque sabía q él no quería morir. No aun. No, nunca. Aun q quizá esos eran sus deseos y temores hablando por Bruce.
Le temía a un mundo sin él sin su inteligencia, o su protección, sin su encanto. Sin él como tal en toda su integridad.
Por alguna extraña y maldita razón, Bruce se veía tan hermoso, justo ahora. Como si el final le obsequiar esa belleza inmortal. En una despedida, realmente divina.
A Bruce le brilla la piel, de una manera incorpórea, y mojada, color de luna. Cuando de la nada Batman reacciona y se quita la máscara. Y le mira. Le mira fijo y penetrante, con la muerte asechándole por todas partes. Clark no sabe q es lo q le sorprende más, q reaccione, q este tan hermoso, o q se haya quitado la máscara.
Esa tentativa cremosa lo baña otra vez, de nuevo es esa tan única criatura a la cual el universo envidia, sus cabellos brillan sedosos y libres al viento. Provocando a probar su textura. O adivinas su liviandad entre tus dedos cuando se enroscan y se enredan. Las finas hebras negras.
¿Es el último momento?. Los ojos a Clark le lloran con más intensidad. Acumulando el agua salada, en la plancha roja de su mirada.
Hasta q una lágrima rebelde sale liberada, desbordándose por su mejilla hasta q los dedos elegantes y fuertes de Bruce, le ponen fin.
Con la voz profunda y pastosa, aun así fina. Le habla. Le pide solo una cosa.
Que le lleve a casa.
Por unos instantes Clark se siente atemporal, y acariciado por esa melodía q son las palabras de Bruce.
No quiere, no quiere q Bruce muera.
Quiere llevarlo a donde sea. Para preservar su vida. Siempre.
Porque ha encontrado tantos soles, y nuevos planetas, porque hay tanto en este mundo q aún no saben descubrir q su corazón no guardas las esperanzas de tenerlo otra vez con vida…
No se quiere resignar. Pero…
Como decirle a Bruce q no.
Como negarle algo, si nadie nunca pudo hacerlo…
Da media vuelta en su vuelo sin rumbo, y a una velocidad increíble, lo tiene ya, flotando sobre la horrenda ciudad desierta. Lo lleva hasta lo más alto q puede. Esa tierra inmunda no es digna de Bruce. De nada de él mucho menos de su sangre.
Ultimo alimento, q Bruce pacta darle a la ciudad, vampírica.

La sangre ya es mucha, tanta q se escurre y chorrea de la capa roja de Kal.
Desde arriba ve la tétrica armonía q es su ciudad. De alguna manera se siente orgullo.
Casi sonríe. Porque esto es lo q quiere, quiere dejar el alma en casa.
Quiere dedicarle un memento a sus padres y decirles q, al rato va con ellos. Quiere pensar en sus propios hijos y rememorar sus pequeñas caritas, traviesas cuando reían de alguna cosas boba. Quiere mirara Kal y decirle q le ama. Saltar al vacío de los sentimientos. Porque de todas formas no hay regreso para él.
Bruce ahora se siente más instintivo. Y apurado.
Sus manos temblorosas se enroscan cual enredaderas entre los cabellos azules y el cuello de Kal.
Lo apresa con cuidado casi débil, por última vez, y se acerca a su rostro. Hasta q sus narices están juntas, y sus mentones chocan, a milímetros de distancia de su boca.
Sus ojos sonríen y su boca también. Está cansado y su sonrisa se impregna de ello. Pero no por eso es menos brillante o menos hermosa.
Kal la alcanza a ver a medias, pero le hacen sentir completo.
Bruce le encarama en la boca, es un beso casto, es un beso limpio teñido de la inocencia de un hombre santo.
Bruce le ama en ese beso. Y casi siente q vivió unos años más por él. Se revitaliza mientras muere, pegado a esos labios tibios. Ahora labios mojados.
Clark llora en el beso. Porque es tan hermoso como su dueño. Llora porque lo sabe el último.
Porque es la única y última vez, en la q Bruce Wayne, le dice “adiós” al despedirse, esta vez, para siempre.
Cuando se separan de sus labios, Bruce apenas si respira.
Y entonces mira al cielo vacío. Sus ojos se pierden en la nada. Y la significativa vicon azul, pierde los destellos de la vida, de la emoción. Solo quedan petrificadas, las luminosas lagrimas q nunca más resbalaran. Bruce se encomienda mirando al cielo. Le dice a todo mundo bueno. Que ha hecho por fin. El mayor sacrificio por el bien de los demás. A dado su vida, al proteger a su ciudad.
Bruce mantiene la vista contra el cielo. Hasta q su corazón no late más…

El mundo para Clark se destruye en mil pedazos cuando ya no escucha la lenta y débil respiración, cuando ya no escucha ese corazón latir.
Un grito gruñido amenaza por toda la ciudad debajo suyo, haciendo eco en cada esquina y rebotando contra la brisa matutina. Y quiere destruirla quiere dejar una parcela de tierra chamuscada eh infértil, por todo restante de lo q alguna vez fue Gotham City. Pero sabe q Bruce dio la vida para protegerla. Asique no se atreve.
No puede destruir algo q Bruce amo, tan profundamente. Tan devota y entregadamente.
Está furioso, está dolido y está asustado.
No quiere creerlo. Su mismo cuerpo no llega a asimilarlo. Como si la información se negara a pasar por sus neuronas. Si es q alguna le queda vivía después de la caliente furia q le quema el cuerpo. Y el frio miedo, q le paraliza el aire en los pulmones.
Pero el cuerpo inerte y su propia capa tenía de sangre tibia, es suficiente prueba. De q es verdad, de q realmente ocurrió, aquello q era su peor temor.
La desgracia invade su ser, mientras lo único q lo mantiene, es la desesperación q adormece y le impide moverse siquiera un poco. Esta estático mientras los ojos le arden, entre lágrimas q se atropellan por salir, y los rayos, q recalientan más y más y se hacen más rojos eh intensos.
Se pone más violente y quiere matarse ahí mismo, junto a Bruce. Porque fue inútil, porque fue un pedazo de mierda q no logro proteger lo q amaba.
Su corazón se acelera, tratando de negar sin fundamentos la maldita verdad, siente q la cabeza le va a estallar, pero aun así no pierde el control. Porque aun q este confundido, y perdido en su dolor, su mente tiene maquinado un plan, lo pensó desde el primer momento en q supo q amaba a Bruce y q no estaría dispuesto a despedirse, jamás de él. No está seguro si es buena idea o si funcionara, solo sabe q de cualquier forma es una oportunidad para Bruce.
Ha maquinado la forma de mantenerlo con vida. Aun a costa de la suya o de la humanidad misma.
Sus propósitos generosos. Y sus ganas de dar la vida por la humanidad han muerto el mismo día q conoció a Bruce. Porque desde ese día su vida dejo de ser de él y comenzó a ser Bruce. Paso a pertenecerle.
No está preparado para q Bruce se despida.
Bruce no está preparado para morir.
La humanidad entera no puede perder a su esperanza…
Entonces no lo dejara ir.

Fin.

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