Te encontrabas dormitando en el jardín principal de la ciudadela bajo un peral donde un pájaro cantaba como si fuese plena primavera, te encontrabas retozando con algunas de las guerreras y los cachorros que recientemente habían nacido.
Felizmente te encontrabas sobre la hierba fresca, y el soplo de aire algo frio era la única señal de que fuera del palacio de Chase Young era invierno.
En la seminconsciencia tu mente jugaba con los recuerdos que tenías desde que entraste en el mundo mágico y místico en el que ahora estabas inmerso acompañados por el canto de esa ave melódica sobre tu cabeza; rememorabas de forma cálida y lejana todas aquellas vivencias vividas, que a raíz de la experiencia obtenida, te habías vuelto lo que hoy día eres.
Y como agradecías ser quien en esos momentos eras.
No solo habías dejado de ser el patético alfeñique de antaño, sino que, el paso del tiempo te había dado el más importante regalo que la vida pudo darte, el amor de Chase Young.
Todo el tiempo y los cambios que venían con el eran gratamente apreciados; y hay tirado en el césped en la seminconsciencia, con un anillo en tu mano izquierda como prueba de pertenencia y fidelidad en su relación, esperabas a Chase en ese que hoy era el hogar de ambos.
-¿Qué haces hay tirado Jack?- el malévolo príncipe del heylin se acercó a ti lentamente.
-duermo la siesta, ¿es que acaso no es obvio?- tu respuesta cínica es apoyada con una sonrisa traviesa.
-eres demasiado insolente Spicer- te devuelve la sonrisa- necesitas ser castigado por tu falta.
Te hace pararte de donde te encontrabas acostado, y de un solo movimiento envuelves tus brazos alrededor de su cuello.
-mmm, ¿Cuál crees que sea el castigo más adecuado?-no recibes una respuesta verbal, solo una sonrisa traviesa y el sentir de ser transportado mientras Chase te besa apasionadamente.
Ya es invierno, lo sabes bien. Por eso agradeces tanto el paso del tiempo, y el tener a Chase para subir tu temperatura cuando esta baja.
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