En un arrebato de amabilidad poco vista en ti, habías dejado a Jack decorar uno de los salones por el ridículo motivo de la celebración navideña.
Y en estos momentos te arrepientes enormemente de haber dado tu consentimiento.
Las maquinas pululando de aquí allá, el ruido constante y ensordecedor, las luces, el olor de los adornos plásticos y sobre todo, la horrible e irritante música navideña ya te tiene al borde del límite de tu paciencia. Y siendo honestos, tu paciencia no es mucha para poder seguir tolerando todo eso.
Sabes que en cualquier momento explotaras, y tu irritación terminara en un Jack Spicer duramente castigado.
Pero eso parece ser completa mente ignorada por el aludido, ni tus quejas o tu semblante obviamente oscurecido por tus ansias de despedazar algo parecen llegar al cabeza hueca que tienes como consorte.
Esperas que la meditación tranquilice tus deseos asesinos y te aleje lo más posible de ese remolino de actividades que tu Jack se había vuelto en estas fechas.
Todo está en perfecto orden hasta que la irritante música navideña y la voz de Jack llego a tus oídos.
-Chase ¿puedes venir un momento?- sus ojos suplicante son lo único que te convence de ir.
Al entrar todo tiene una vista diferente, el caos y el desorden pasan a quedar en el olvido, por una estampa luminosa pero armónica, la música es tan tenue ahora que suena tranquilizadora.
Jack se acerca a ti y te extiende dos tórtolas de cristas bellamente trabajadas.
-estos dos adornos son sumamente especiales Chase- su rostro con una sonrisa dulce enciende algo en tu interior que te hace pensar que todavía tienes una parte de tu alma –han pasado de generación en generación en mi familia-
Deposita los adornos en tus manos y besa la punta de tu nariz.
-aunque es algo cursi y no va en nada con el gran príncipe del heylin, debo decirte que son un símbolo de amor eterno-
La revelación de ese significado tan profundo te saca de base y tu no puedes mas que observar el par de tórtolas.
-deseo que seas tu quien las coloque en el árbol-
Mecánicamente lo haces, en el centro de un espacio que parece dejado para ello.
-esto Chase- su tono solemne no concuerda con ningún tono que antes le hayas escuchado –es la promesa solemne de mi pertenencia a ti-
Esa simple frase enciende tu interior, y el instinto de tu dragón hace que lo tomes entre tus brazos para llevarlo a tu habitación donde lo marcas como tuyo de todas las formas posibles.
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