Su mal humor estaba sobrepasando los límites, lo supo cuando la secretaria frente a él comenzó a derramar lágrimas por la forma en la que la trató tras no recibir el informe de las ventas del mes a la hora estipulada.
Suspiró cansino y tras peinar con sus dedos en señal de frustración sus pelirrojos cabellos indicó con un gesto de mano a la morena de ojos café que se retirara de su oficina.
Meditó por largos minutos todo lo que le frustraba, todo lo que lo hacía querer ir a algún callejón de las zonas más peligrosas de la ciudad y moler a golpes a cualquier maleante que se le cruzase en frente, y a pesar que trataba de convencerse que lo principal eran la sobrecarga de trabajo al ser jefe del departamento de ventas de la empresa en donde trabajaba, los errores constantes de los empleados bajo su cargo, el no follar hace más de tres semanas, el mal clima y hasta el tráfico de esa mañana, no podía hacer nada cuando la imagen de su mejor amigo se colaba en su memoria y sentía como si miles de estacas atravesaran su pecho al recordar el sonido lastimero de su voz aquel día en su departamento, aquel maldito día dónde no pudo dejar de lado su estúpida y egoísta curiosidad de hurgar en cosas ajenas y que lo llevó a enterarse de aquello por lo que ahora Killer no quería verlo.
Tomó su celular y miró con frustración por milésima vez el mensaje que, como respuesta, el rubio le envió hace una semana.
Kid
Acertaste, estaba dormido y por eso contesto hasta ahora. Me gustaría salir y charlar contigo amigo, pero estoy cerca de la fecha límite y mi editora me está fastidiando todo el tiempo, tú entiendes.
Yo te contacto cuando me desocupe.
Adiós
Frunció el ceño y chasqueo la lengua fastidiado. ¿Dónde habían quedado los “idiota” o “estúpido Kid” que en lugar de molestarlo demostraban lo cercanos que eran ambos?
“Maldición, quiero verlo y hablar con él”
Le irritaba demasiado el no ser capaz de ver a Killer, de no poder tomar juntos unos cuantos tragos, de no escuchar su risa cuando le contaba algunos de sus chistes… DIOS, definitivamente era por el rubio que se encontraba de tan mal humor y simplemente no tenía el valor de ir a su departamento después de que le dijera que estaba ocupado con su última obra, solo sería una molestia para él.
“Ciertamente no creo que me avise cuando esté libre ¿qué puedo hacer?”
Entonces fue cuando le vino a la mente la imagen de su amigo doctor. ¡Eso era! Iría con Law y le pediría un consejo, después de todo, a pesar de lo sarcástico y frío que podía llegar a ser el moreno de tatuajes, era su amigo y sabía qué era lo suficientemente inteligente para ayudarlo con aquel problema.
Revisó su celular y tras checar su agenda, tecleó rápidamente un mensaje y lo mando al destinatario llamado Trafalgar hijo de…
Cruzó los brazos detrás de la nuca y se recostó en su silla giratoria mientras suspiraba profundamente. Solo tendría que esperar un poco más, luego de hablar con Law seguro sabría lo que debía hacer para no perder a su mejor amigo.
“No te quiero perder… no a ti Killer”
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-Tsk… ayer me colgaste, estúpido marino
El ceño fruncido en el rostro del rubio dejaba notar lo enfadado que se encontraba. Miraba fijamente a Zoro esperando que le explicase porque la noche anterior luego de conversar por largo rato y de haberle dicho el clásico “cuelga tú” la desorientada alga con patas le había hecho caso. Se suponía que le respondiese “mejor hazlo tú” como en las mejores películas, pero no… el idiota ese tenía menos de cero por ciento de romanticismo en el cuerpo.
-Pero tú me dijiste que colgara primero- restregó su mejilla con su dedo índice en señal de confusión- no entiendo porque estas molesto, cejillas
-Eres un idiota
Nami, quien se hallaba sentada entre Ussop y el cocinero, se adueñó de las palabras que Sanji pensó en responder. No podía creer lo lento que era el detective para cosas como esa, definitivamente necesitaría de clases profesionales si quería llegar a ser el galán perfecto para Sanji.
-No me insultes, arpía
-No le hables así a Nami-san
-No comiencen una pelea, chicos
El moreno interrumpió el inicio de lo que podía convertirse en una escena llena de gritos y hasta golpes ya que a pesar de que Zoro y Sanji fuesen novios, no habían cambiado en lo más mínimo. Ambos seguían insultándose, llamándose por apodos, peleando y midiendo su fuerza como antes… si no fuese uno de sus mejores amigos nunca creería que estaban en una relación.
-Pero fue ella quien me insultó sin razón- respondió el peliverde señalando a la pelinaranja, la cual lo miraba con indiferencia
-Lo que sucede es que en verdad actuaste como uno Zoro- suspiró- hasta yo que no sé mucho de este tema pude darme cuenta porqué Sanji se enojó contigo
-¡Pues yo no entiendo nada!
-¡Es por eso que eres un idiota!- se levantó del asiento- iré por unas sodas- se alejó de los presentes rumbo a la cocina del restaurante
-S-Sanji…
El detective observó a sus dos amigos y solo pudo recibir de ellos un suspiro y el que negasen moviendo la cabeza de un lado a otro.
-Deberías ir tras él- habló Nami- solo sé sincero
Zoro se reincorporó y se alejó de ellos en busca del rubio, no entendía porque su pareja se había molestado con él, pero le haría saber que sea lo que fuese que hubiese hecho estaba dispuesto a remediarlo porque lo quería… amaba a ese estúpido cocinero.
-No puedo creer que sea tan lento
La pelinaranja alzó una ceja al escuchar lo dicho por su amigo pelinegro. Sin duda los hombres eran en demasía lentos cuando ellos mismo estaban involucrados.
-Mira quien lo dice- giró el rostro y se abstuvo de darle unos cuantos golpes por todo el tiempo que le llevaba gustando y el idiota de Ussop sin notar absolutamente nada
-¿Qué dijiste?- no escuchó bien lo que su amiga le dijo por el tono tan bajo que utilizó
-Nada, solo termina de comer- respondió clavando su tenedor fuertemente en el filete de su plato
-Está bien- se concentró en su comida de inmediato. La pelinaranja parecía enojada y no se arriesgaría a recibir algún golpe de ella… Nami era muy fuerte.
...
-Explícamelo, Sanji ¿Qué fue lo que hice?
-Suéltame- tiró de su brazo, el cual el peliverde mantenía fuertemente agarrado- ¿me arrastraste hasta aquí aun sin darte cuenta? Maldito idiota
-Ahhh- suspiró profundamente, estaba irritado por todo lo que sucedía. Sabía que a veces podía ser algo lento para algunas cosas, pero no podía hacer nada, solo preguntar y esperar a que la otra persona le hiciese ver su error- discúlpame por ser así, Sanji- se acercó un poco más al cuerpo de su pareja y tomó sus manos delicadamente. Pocas veces actuaba de una forma cursi, pero si de esa forma dejaba notar todo lo que el rubio significaba para él, lo haría una y mil veces más- soy lento e impulsivo, a veces irritable y algo rudo, idiota y… todo los insultos que se te puedan ocurrir- sonrió ligeramente y llevó las manos de Sanji hacia su boca para depositar un beso sobre el dorso de cada una- pero espero que todo eso no te haga dudar ni por un segundo de lo mucho que te amo
El rostro de Sanji se coloreo de carmín instantáneamente y su corazón comenzó a bombear sangre mucho más rápido de lo normal. Aquel marimo podía ser en ocasiones extremadamente lindo; bien... le pondría un diez por ciento en romanticismo solo por lo hermoso de su discurso.
-Eres un tonto, Zoro- se abalanzó hacía su novio y lo envolvió en un fuerte abrazo- también te amo- susurró esto último al oído del peliverde provocando que este sonriera y lo apretara fuertemente por la cintura.
Se mantuvieron así por unos cuantos minutos hasta que fue Zoro quien se alejó un poco con el propósito de poder observar los ojos de su rubio.
-¿Ahora sí me dirás que provocó tu enojo?
Sanji se acercó a él y depositó un suave beso en sus labios antes de responder.
-Se supone que después de decirte “cuelga tú” debiste responder “mejor hazlo tú” o “hazlo tú primero”, es algo común en las películas que ninguno de los amantes quiera colgar porque quieren seguir escuchando la voz de su pareja
-Oh, ya entiendo- Zoro no podía creer que no se hubiese podido dar cuenta de algo tan simple como eso- ¿pensaste entonces que no me importaba seguir escuchándote?- llevó una las manos que descansaban en la cintura del rubio a su mejilla, la cual seguidamente acarició lentamente
-No, solo me enojé por lo nada romántico que fuiste- disfrutó de lo bien que se sentía la piel del marimo sobre la suya
-Perdón- depositó un beso en la punta de la nariz de Sanji- trataré de mejorar en eso
El cocinero negó con la cabeza para luego sonreir -aún si no lo hicieras seguiría amándote, idiota
Zoro se sonrojó ligeramente y a pesar que aún le era un poco difícil el besar los labios de su novio sin que sintiese que le daría un infarto en cualquier momento, no pudo resistirse más.
Se acercó al rostro contrario e inició el ósculo de forma pausada y dulce. Apretó la cintura del cocinero y sonrió internamente cuando este pasó sus brazos por su cuello, profundizando el contacto y abriendo su boca para permitirle a su lengua explorar la caliente y deliciosa cavidad que no era más que suya. Las lenguas de ambos se encontraron ansiosas luego de unos segundos, disfrutando al máximo del delicioso placer que provocaba el solo hecho de rozarse entre ellas y pelear una batalla en que ambas terminaban siempre victoriosas.
-nngh…
El rubio no pudo evitar gemir entre el beso al sentir como la mano del peliverde apretaba un poco una de sus nalgas. Era la primera vez que alguien lo tocaba de forma tan íntima y no puso evitar sentir un poco de temor. Era verdad que siempre fue conocido por el hecho de coquetear con cuanta mujer se le cruzase; sin embargo, lo único que hacía era eso, él era todo un caballero.
Zoro había sido su primer beso y no se arrepentía en lo más mínimo, después de todo, aquel marimo había logrado enamorarlo de una forma completamente inesperada y demasiado profunda. Eran novios y a pesar de que hasta ese momento todo había sido nada más que besos, abrazos y tomadas de mano, sabía muy bien lo que en una relación de amantes era necesario luego de un tiempo… sí, se refería al sexo.
No podía evitar sentir miedo cuando aquella palabra se colaba en su mente, imaginarse a sí mismo y a Zoro en una situación así provocaba ligeros temblores en su cuerpo y un sonrojo en todo el rostro. Sentía que aún no estaba preparado para una situación como aquella, quizá en un futuro no muy lejano, pero no en ese momento, así que para dejar de pensar en eso y no ponerse más nervioso de lo que ya estaba, se separó lentamente de su novio.
-¿Sucede algo?- preguntó Zoro algo agitado por el grandioso beso que ambos habían compartido
-N-No… solo- lo miró sonrojado- debemos volver ya ¿no crees?
-Sí, tienes razón- se acercó nuevamente al rostro de Sanji y le dio un beso en la mejilla para luego revolver sus doradas hebras- andando, cejillas
-Sí, marimo
...