Se encontraba en su departamento luego del almuerzo que tuvo con Luffy y al no tener ningún informe médico que revisar, decidió ir a recostarse en la cama de su habitación y escuchar música para relajar su mente de todo aquello que inconscientemente llevaba haciendo desde que comenzó su relación con el pequeño enfermero.
Habían pasado tres semanas ¡Tres semanas! Y no entendía por qué carajos no había tenido sexo con él. Lo único que tenía que hacer era seducirlo, algo muy siempre siendo un playboy de primera, susurrarle dulces palabras al oído y convencerlo de ir a la cama con él. ¡Nada más que eso! Después de cumplir con su objetivo, estaba seguro que todo su interés por él se desvanecería rápidamente y podría al fin dar por terminado ese “noviazgo” que no le estaba dejando nada bueno.
“Nada malditamente bueno”
Porque vamos, si estar más de medio día pensando en solo una persona, decir sin siquiera preverlo palabras asquerosamente dulces y sonreir como idiota cuando él estaba a su lado era algo bueno, Trafalgar se sentiría el hombre más afortunado del mundo en ese momento y no, no era para nada de esa manera.
Quería tomar su bisturí e introducirlo en su piel cada vez que hacía alguna cosa estúpida por causa de Luffy. Muchas veces maldijo el día, la hora y el minuto en el que lo conoció para luego arrepentirse inmediatamente ya que no se creía capaz de renegar de una sonrisa como la que aquel mocoso le dedicaba, era prácticamente imposible.
Su personalidad estaba sufriendo cambios sin su aprobación, sentía, aunque no quisiese aceptarlo, un miedo terrible a dejar que sus barreras fueran derribadas y no quería… no quería por ningún medio posible enamorarse.
“Es dopamina, solo eso, simple dopamina”
Decidió tomar su celular del bolsillo de sus vaqueros negros y se extrañó al percatarse de la lucecita que se mostraba en la pantalla.
“¿Por qué no me di cuenta antes?... oh, sí, porque soy un idiota que lo único que hace es pensar en él”
Deslizó su dedo por la pantalla y pudo leer el nombre de aquel que le había escrito.
Eustass-ya (el imbécil)
Trafalgar, hace un tiempo no nos reunimos y me preguntaba si el sábado estás libre. Necesito hablar contigo de algo sumamente importante, se trata de Killer.
Respóndeme apenas puedas.
Adiós idiota
“¿Qué es lo que habrá hecho esta vez?”
Suspiró y tras mandar una respuesta se decidió a dormir para relajarse, cuando de pronto un nuevo mensaje recibido le fue indicado en la pantalla del móvil.
“¿Quién demonios será esta vez?”
Amanda
Hi Law-kun, hace mucho que no nos divertimos juntos. Me preguntaba si extrañabas mi compañía tanto como yo la tuya así que ¿por qué no nos vemos mañana a las tres en el lugar de siempre? Mi parte inferior está ansiosa por sentirte.
Respóndeme pronto <3
-Ja… ella nunca dejará de ser una zorra
No podía creer que se hubiese olvidado por completo de las amigas y amigos sexuales que poseía: Amanda, Carolina, Sayuri, Hiro y Masanori.
“Hace tanto que no me veo con ninguno de ellos, pero hay una razón para eso”
Iba a borrar el mensaje cuando la sonrisa de Luffy inundó su mente por milésima vez ese día.
“Maldición”
No podía seguir como estaba, necesitaba dejar de pensar en ese mocoso, si no era capaz de pedirle sexo por culpa de lo malditamente culpable que sentía, lo haría con otra persona, era simple.
“Un buen polvo debe ayudarme, si bien no a olvidarlo, sí a distraerme”
Tecleó una respuesta para la chica y tras seleccionar “enviar”, dejó su celular a un lado y cerró los ojos. Esperaba sucumbir pronto y dormir profundamente, lo necesitaba.
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Era ya la hora en la que había acordado encontrarse con ella. Se reincorporó del asiento tras su escritorio y luego de tomar las llaves de su coche y su chaqueta negra, salió de su consultorio.
Llegó al lugar pactado en no más de quince minutos. Law preferiría haber elegido un lugar menos concurrido y no un parque colmado de gritos provenientes de los niños que jugaban en los alrededores, pero debido a la ubicación, no le quedó otra opción.
Law caminó por un corto tiempo hasta divisar a su cita de esa tarde. Amanda vestía un corto y escotado vestido color rojo al igual que su corta cabellera. Se acercó a ella sin cambiar en lo absoluto la expresión de su rostro y esperó como siempre a que ella iniciase la conversación.
-Law-kun- la mirada coqueta no se hizo esperar- me da tanto gusto verte, en verdad te extrañaba
- ¿En serio?- sonrió divertido- no creo que te faltara compañía
-Cierto- la mujer llevó uno de sus dedos al torso de Law y delineó con este sus marcados músculos tras su camisa- sin embargo, no una como la tuya
-Que alago- de un brusco movimiento la tomó por la cintura y la apretó contra su cuerpo- entonces creo que debemos ponernos al día, Amanda-ya- susurró antes de apoderarse de los labios escarlata debido al maquillaje
El contacto no duró demasiado, era preferible para ambos no exhibirse en demasía por lo que rápidamente el doctor dejó que la mujer tomara su brazo y así ambos se dirigieron al auto que el moreno había dejado estacionado en la esquina del parque.
Ya dentro del vehículo, Trafalgar condujo hacia la calle repleta de hoteles. No quería perder más tiempo del necesario, necesitaba sentirse él mismo, recordar las épocas donde no existía un pequeño enfermero que lo volvía loco… regresar a ser quien era.
Luffy había llegado a su vida para ponerla de cabeza y no se dejaría vencer tan fácilmente. No podía dejar que aquel estúpido sentimiento se apoderara de él. No acabaría sufriendo como su amigo de rubia cabellera. No, en definitiva no lo haría.
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-¿Qué sucede contigo?- la molestia en el tono de voz de la mujer se dejaba notar- Comenzamos muy bien
-Lo sé y créeme que no tiene nada que ver contigo
Suspiró y llevó una de sus manos hacia su frente, sintiéndose un completo imbécil. No podía creer que le estuviese sucediendo algo como eso. Un play boy no podía… no, no lo aceptaría.
-Espero no estés enfermo- la mujer terminó de colocarse sus zapatos de tacón- sería todo un desperdicio
-No, no creo eso, es algo más como… psicológico.
-mmm… ¿acaso te enamoraste?
-Tsk, claro que no
-jaja- Amanda lo miró divertida- bien, cuando te recuperes no olvides llamarme- se dirigió hacia la puerta de la habitación que hasta hace solo quince minutos habían rentado para un encuentro sexual- ah y también a Hiro. Un trio no estaría mal, sobre todo si me dejas ver cómo te lo follas. Me encanta cuando soy la espectadora.
-Uhm- sonrió- nunca dejarás de ser una pervertida
-Adiós, baby
El sonido de la puerta resonó en sus oídos de forma estridente. Se recostó en la cama acto seguido y tomó su celular.
“Quizá fue porque era una mujer, no hay otra explicación”
Marcó el número de otro de sus amigos sexuales y espero a que este contestara.
-Que milagro, Law
-Hiro
-Pensé que te habías olvidado que existía, honey, iba hasta a eliminar tu número ¿sabías?
-No seas resentido, sabes muy bien que debido a mi trabajo soy un hombre muy ocupado
-Lo sé, pero de todas formas me dejaste muy abandonado
-¿Qué te parece vernos ahora? Quiero redimirme contigo- uso la voz más sugerente que pudo, esperaba el castaño aceptase su invitación
-Eres un tramposo, sabes que esa voz me pone y mucho
-Entonces te espero, estoy en el hotel de siempre, habitación 502, ven con uno de esos trajes sexys que me hacen querer comerte
-Bien, pero después quiero que me lleves a cenar ¿ok?
-Lo que quieras, pero apresúrate
-Alguien está desesperado jaja
-Hiro- su voz sonó más profunda
-No te molestes, en un rato estoy por allí, bye bye
Colgó y tras un largo suspiro se decidió a esperar al chico.
“Un hombre servirá para quitármelo de la cabeza… sí, definitivamente servirá”
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