Un nuevo día comenzaba. Se encontraba en su consultorio esperando pacientemente la llegada de los diez pacientes que, como le informó la jefa de enfermería, ese día habían reservado una cita con él.
Usualmente estaría con los auriculares puestos o revisando algunos informes, lo que fuese para pasar el tiempo estaba bien ya que nada era digno de su atención si era algo diferente a encontrarse en cirugía; sin embargo, en ese momento solo estaba recostado en la mullida silla giratoria tras su escritorio con la mente inundada de imágenes de cierto mocoso al que podía llamar novio.
“Han pasado unas semanas y aun no puedo creer que siga con esto”
Trataba de engañarse cada día, se repetía sin falta como un mantra que el pequeño enfermero no provocaba en él aquellos sentimientos ya que no podía aceptar fácilmente un hecho como ese, él era el gran Trafalgar D. Water Law, un playboy que gustaba del sexo sin compromiso y un tierno mocoso con sonrisa angelical no iba a cambiarlo.
“¿Angelical?”
Los toques en la puerta lo distrajeron de sus pensamientos, pronunció un breve “adelante” y esperó a que la enfermera se mostrara anunciando la llegada de los pacientes, pero grande fue su sorpresa al ver al dueño de sus pensamientos asomarse con una gran sonrisa.
-¡Torao!- Luffy lo miró con las mejillas sonrojadas
-L-Luffy-ya- “No estoy preparado para verlo ahora… aunque creo que nunca lo estoy”- ¿Qué sucede?
-¿Eh?- el enfermero pensó que su novio se alegraría al verlo, al igual que lo hacía su amigo detective cada vez que Sanji aparecía en su campo de visión; sin embargo, lo único que pudo observar en Law fue sorpresa, ningún brillo en sus ojos – Yo… solo quería verte un momento
-Oh, ya veo- “¿Qué se supone que debo hacer?” Se alejó del escritorio y se dirigió hacia la puerta en donde permanecía de pie el pequeño moreno expectante a su siguiente movimiento- me da gusto que vinieras hasta aquí
Se inclinó y depositó un casto beso sobre los labios del contrario y se molestó consigo mismo al darse cuenta que ese simple acto le había llenado de una tranquilidad inigualable.
-Hoy te fuiste antes así que…
-Debía llegar un poco más temprano- interrumpió mientras una de sus manos acariciaba lentamente la mejilla derecha del enfermero- disculpa por no avisarte ayer
Era mentira y lo sabía muy bien. Toda la noche estuvo pensando en lo que estaba haciendo con su vida, su relación y los sentimientos que se rehusaba a admitir pero que indudablemente se encontraban allí, en su pecho, clavados profundamente. Esa mañana simplemente no tuvo el valor para ver a Luffy. Su estado de confusión era palpable, aquel chico lo hacía actuar siempre de forma inesperada, le provocaba sonrisas que él no quería expresar, lo hacía decir palabras que él no quería pronunciar… lo hacía sentir algo que él no quería sentir.
-No- se apresuró a negar con las manos- no te preocupes por eso, está bien – sonrió tiernamente y acunó la mano que el doctor posaba sobre su rostro con una de las suyas
-¿Te parece si vamos a almorzar juntos hoy?
-Sí, vamos - sus ojos brillaron del solo imaginarse toda la deliciosa carne que podría probar esa tarde
-Muy bien- sonrió sutilmente y revolvió los cabellos del más bajo. Aquellos gestos eran tan malditamente alejados a su personalidad y aun así no era capaz de pararlos, ese chico se estaba convirtiendo en el titiritero y él en uno de los muñecos que se movían por inercia cuando este jalaba de algún hilo.
Luffy iba a responder cuando el toque en la puerta semi abierta les indicó que era hora de iniciar las labores diarias.
-Nos vemos más tarde-dio media vuelta y luego de saludar cordialmente a la jefa de enfermería que se encontraba fuera del consultorio, se dirigió rápidamente hacia su sección de trabajo.
En el camino no pudo evitar que la sonrisa que había logrado mantener frente a Law se fuese desvaneciendo como las olas al acercarse a la orilla. El no poder observar ningún brillo en los ojos del doctor le provocaban un miedo abrumador. ¿Estaba molesto? ¿Law se estaría cansando de él? O peor aún… ¿En verdad lo quería? Miles de dudas sea arremolinaron en su interior provocando que su pecho doliese profundamente.
No, no quería que Law se aburriese de él, por eso daba todo su empeño en permanecer alegre y complacerlo en todo. Quería confiar en las palabras que el doctor le dijo cuándo se volvieron pareja y tratar que todo fluyese de una forma amena porque lo amaba, sí… lo amaba de una forma que esas semanas que llevaban de relación lo ayudaron a describir como asfixiante.
Estaba dispuesto a dar todo de sí para ser feliz a su lado, aunque parte de él le recordase que en base a mentiras algo tan importante como el amor no podía construirse. Era verdad que había prometido nunca mencionar nada de su pasado, que eso podía considerarse como mentir, ya que ocultar algo es solo la forma “bonita” de hacerlo; sin embargo, no había desistido de su decisión.
Aun si su castillo era de cristal trataría de que permaneciese en pie con todas sus fuerzas, el desprecio de Law era algo que no podría soportar y no se arriesgaría, no diría nada… aunque eso no fuese lo correcto.
“Te amo… y solo espero que tú también me ames”
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