-Tsk, estúpido marimo de mierda- apenas ingresó a su cuarto se tiró en la mullida cama que allí había hundiendo su rostro en una de sus almohadas.
“A pesar de su condición insistió en ir a ayudar a Luffy a desempacar, es un imbécil”
A su mente llegaron los recuerdos del peliverde sonriéndole a su pequeño amigo pelinegro y alborotando sus cabellos.
“Él nunca ha hecho algo así conmigo… ¿será que le gusta Luffy?”
Se regañó mentalmente por pensar en los líos amorosos de Zoro ¿a él que le importaba? Ellos no eran nada después de todo.
“No creo que Luffy lo vea de esa forma, después de todo siempre nos está molestando, eso significa que es unilateral”
Al tener ese pensamiento se sintió aliviado y eso lo molestó aún más. No quería aceptar que desde hace ya algún tiempo aquel tosco investigador se inmiscuía en sus pensamientos cada que le daba la gana, al principio trató de evitarlo, pero al no poder ganar la batalla contra su mente, optó por dejarse llevar.
“Cómo un marimo desorientado como él puede ser un detective y lo peor… provocarme todo esto”
“I’d give my all to have just one more night with you, I’d risk my life to feel your body next to mine…”
Su celular comenzó a sonar indicando que había recibido un mensaje. Lo tomó del bolsillo izquierdo de sus vaqueros azules y tras leer el remitente una sonrisa boba se formó en sus labios.
Marimo idiota
Hey cejillas, me preguntaba si querias salir hoy, son las seis así que podemos ir por ahí, no se... al cine o al billar; si no quieres no me respondas y ya idiota.
Se sonrojó al leer la palabra cine escrita en la pantalla de su móvil para después fruncir el ceño por ese “idiota” dirigido a él. Aquel tonto marimo lo estaba invitando a pasar el rato, no es que fuera una cita, pero la corriente eléctrica que recorría su cuerpo en ese momento hacía parecer que sí.
De inmediato tecleó rápidamente una respuesta y tras apretar la opción “enviar”, corrió como loco a su closet a elegir que ropa se pondría.
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En otro lugar…
Nuevo mensaje de Cejas de Sushi
No tengo nada mejor que hacer, nos vemos en media hora en Arlong Park, marimo.
Pd: te llevaré un onigiri
Sonrió y guardó su teléfono móvil en el bolsillo de su chaqueta de cuero negro.
“Sabía que aceptarías, Sanji”
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-Crocodile-san- habló una alta mujer de cabellos negros- aquí le dejo los documentos de la reunión pasada- colocó los papeles sobre el escritorio del moreno
-Gracias- respondió mientras seguía tecleando en su portátil
-¿No necesita nada más?
-No ¿Por qué lo dices?
-Es que ya es hora de la salida de los trabajadores, señor
-¿Eh?- observó la hora indicada en la parte inferior de la pantalla frente a él- ¿ya es tan tarde? No me había dado cuenta
-No se preocupe- la chica lo miró algo preocupada- últimamente se encuentra un poco distraído ¿tiene algún inconveniente?
-No es nada- suspiró- solo cansancio, puedes retirarte ahora
-Sí, señor, con su permiso
Tras quedarse completamente solo cerró su portátil y luego de tomar uno de sus clásicos puros, se dirigió hacia la gran mampara de su espaciosa oficina.
No podía creer que hubiese llegado a tal extremo por ese hombre. Que su secretaria le hiciese notar lo distraído que se encontraba fue la gota que rebalsó el vaso.
-Tsk- soltó el humo antes inhalado- maldito Doflamingo
Abrió las grandes estructuras de vidrio y se dirigió al pequeño balcón.
-Ojalá el viento pudiese borrar todo lo que siento por tu maldita culpa
Él, un magnate en los negocios, había tenido muchos amantes en su vida como era de suponerse, nunca había ocultado el ser gay ni a su familia ni allegados ya que al fin de cuentas le valía una mierda lo que pensasen, no aparentaría ser lo que no era frente a los demás solo por miedo a lo que se pudiese decir a sus espaldas.
A sus treinta y cuatro años se consideraba un hombre realizado en el ámbito profesional y lo único que creía que le faltaba era alguna persona con la cual compartir todo lo que tenía. Cuando era más joven, eso le parecía algo sin importancia, pero a medida que pasaba el tiempo y veía a sus compañeros casarse y formar una familia, las ganas de despertar junto a alguien cada día se hacían cada vez más fuertes.
No había reparado mucho en cuánto al amor y a pesar de que creyó nunca llegar a comprenderlo al cien por ciento, la llegada de aquel rubio doctor había alborotado y destruido cada una de sus barreras. Maldecía la hora en la que se ofreció a llevar a su sobrino al hospital ya que fue así como lo conoció.
La primera vez que lo vio, le sorprendió lo sarcástico y extravagante que podía llegar a ser. Nunca había conocido a nadie como él y esa fue su primera excusa al descubrirse pensando en el alto rubio al día siguiente de su encuentro.
Las primeras charlas que mantuvieron fueron estrictamente profesionales, es decir, Doflamingo solo le indicaba como iba el avance de Bones y los días que debía llevarlo a revisión, nada fuera de lo normal.
Nunca pensó que a medida que se sumaban sus encuentros, las miradas insinuantes por parte de ambos y la inmensa tensión sexual que se sentía entre ellos cada vez que se encontraban solos fuera a acabar en la relación que mantenían ahora.
Flash Back
-Bien, Crocodile-san- el médico recorrió con la mirada todo el exquisito cuerpo frente a él- en dos días lo espero-hizo una pausa- junto a su sobrino, claro
-Entiendo, nos vemos entonces- el moreno se tensó al observar los intensos ojos del doctor escudriñarlo de esa forma
“Es demasiado descarado”
Dio media vuelta y justo cuando se disponía a abrir la puerta del consultorio, el fuerte brazo del doctor se interpuso y lo giró bruscamente estampándolo de espaldas contra esta.
-No cree que se le olvida algo- mencionó sensualmente acercándose al rostro del pelinegro
“Rayos… este maldito”
-No lo creo- sus respuestas siempre eran cortas y directas, así era su personalidad, por más que en ese momento se encontrara sumamente excitado
-Eres un chico muy malo- se dirigió al cuello del contrario y lamio parte de su piel provocando que este se estremeciera por el contacto
-¿Qué pretendes?- el contacto se había sentido demasiado bien para su gusto
-Lo que tú quieras- Doflamingo llevó su lengua a la barbilla del de la cicatriz subiéndola lentamente hasta lamer su labio inferior con esta- no te obligaré a nada
El moreno sintió como la rodilla del doctor se abría paso entre sus piernas y apretaba su miembro deliciosamente. Ese miserable no era nada neófito en el sexo, de eso no había duda.
-¿Me acorralas así y dices que no me obligarás?- susurró cerca de la boca que su lengua tanto deseaba saborear
-Podrías escapar si así lo quisieras- mordió el labio inferior de Crocodile provocando que un pequeño gemido se escuchase en el lugar- déjame hacerte mío
El moreno llevó una de sus manos hacia la entrepierna del rubio y la acarició sintiendo su dureza y gran tamaño- Demuéstrame lo que puedes hacer- sonrió ladino y se dejó guiar hacia el escritorio del contrario, donde fue estampado de espaldas bruscamente
-Te haré gritar mi nombre hasta que no puedas más, Croco-chan
Fin del Flash Back
Al principio creyó que luego de tener sexo con él su interés desaparecería, pero contra todos sus pronósticos este no hizo más que aumentar y por supuesto, las sesiones de sexo también.
No esperaba enamorarse de aquel hombre, no quería creer que tuviese tan mala suerte en la vida, querer a un promiscuo como lo era el doctor, el cual se acostaba con cualquiera que le pareciese atractivo a simple vista, no podía sucederle.
Él había tenido muchas parejas, sí, pero nunca le fue infiel a ninguna, su personalidad seria y correcta le había impedido hacer algo como eso a pesar de no sentir amor por ninguno de ellos.
-Para él solo soy uno de sus “favoritos”, quien sabe con cuantos más se acostara el maldito hijo de puta
Apagó su puro y se mantuvo mirando la ciudad que se extendía bajo él, estar en el piso número veinticinco le dejaba apreciarla de la mejor forma.
-Debo alejarme poco a poco, no puedo permitirme ser uno más de los que pasan por su cama -chasqueó la lengua- soy el presidente de Baroque Works, no cualquier idiota
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Llevaba esperando más de diez minutos en la entrada del parque de diversiones donde habían quedado de encontrarse y a medida que pasaba el tiempo se cabreaba aún más.
-Tsk…
“¿Me habrá dejado plantado?”
Luego de ese pensamiento a lo lejos divisó una mata verde moviéndose rápidamente en su dirección y esto provocó su risa.
“Ya entiendo que sucedió”
Esperó a que el policía estuviese frente a él para burlarse adecuadamente, ese marimo nunca cambiaría.
-Déjame adivinar, te perdiste ¿cierto?
El peliverde lo miró con un ligero sonrojo y el ceño fruncido, odiaba que le dijeran que era un desorientado.
-Claro que no, las calles cambiaron de lugar- bufó- no es culpa mía
No supo que lo impulsó, su cuerpo actuó sin avisarle y de un momento a otro ya le había dado un beso en la mejilla.
-E-Es tu castigo por hacerme esperar- se maldecía internamente por su acción y el hecho que se sintiese estúpidamente bien el haberlo hecho- ¿A dónde iremos?- trató de desviar el tema
Sentía su mejilla izquierda extremadamente caliente ¿Su rubio lo había besado? No podía estar más feliz.
-No lo sé ¿Qué tal aquí?- preguntó señalando con sus ojos al lugar frente a ellos- ¿quieres subirte a alguna atracción?
-No sería divertido yo solo- el rubio miró el brazo de Zoro- tú no puedes
-Tienes razón- suspiró algo decepcionado, la imagen de pasear con el rubio, con este sosteniendo un dulce de caramelo en sus labios había sido muy tentadora
-Vamos al cine- notó el cambio de semblante en el marimo por lo que habló rápidamente- hay una película que quiero ver
-Bien- el chico comenzó a caminar pero fue detenido del brazo- ¿Qué sucede?-giró para ver a su acompañante
-Tus onigiris-le entregó una pequeña cajita de color verde
-Oh-recordó entonces lo escrito en el mensaje-gracias- sonrió
Sanji se sonrojó al verlo y avanzó dejándolo de lado de forma rápida.
-Vamos de una vez- aquella sonrisa fue muy injusta para su corazón
…