Lo odiaba, nunca tuvo intenciones de volverse su amigo, de compartir con él; él solo debía reconocerlo, como todos los demás, ese era el único propósito que los unía, que lo unía a ese engreído Uchiha.
—¿Cuándo fue la primera vez que te fijaste en mí?
No había una primera vez, tendría que ir muy atrás en sus recuerdos para ubicarlo, pero sabía que desde siempre se había fijado en él.
Dos aspirantes a ninjas solos en la inmensidad de esa aldea, que en aquel entonces se creía incapaz de cruzar de una esquina a otra en una sola carrera. Pero bien era cierto que no eran los únicos. Y es que a pesar de las historias, de las familias llenas de dolor, de los ninjas caídos que jamás regresaban a casa, ellos, los niños de la aldea seguían escogiendo el camino del ninja como su estilo de vida. Dos niños solos, incapaces de reconocerse el uno al otro, pero conscientes dolorosamente de su existencia.
A Naruto nunca le interesó ser su amigo, o por lo menos era lo que se repetía cada noche, era su enemigo, su rival a superar, no más… no podía ser nada más.
Pero Sasuke simplemente no aceptó el lugar que Naruto quiso darle en su vida, no lo aceptó y actuó a su antojo, entrometiendose en sus pensamientos, en su vida, sacrificando sus propios sueños por él, era un imbécil.
No le importó romper las reglas cuando escucho su estómago rugir aún cuando sabía que arriesgaba su oportunidad de ser un ninja. No le importó casi perder la vida, a cambio de la de él. Siempre que recuerda aquello se le resquebraja algo por dentro, nadie en su vida sería capaz de entenderlo, él no era un ninja, en ese momento no fue más que un niño lleno de miedo, un niño que pierde lo único que lo acompaña. Lo odiaba, de verdad que lo hacía, entonces por qué él decidía sacrificarlo todo, ¿Acaso no lo odiaba también? ¿Acaso era alguien importante para Sasuke?
—¿Cuándo fue la primera vez que pensaste que había algo más?
¿Algo más? Después de eso fue fácil aceptar que era su amigo, fue fácil elegir caminar a su lado, sin perder de vista el hecho de que si quería protegerlo debía ser más fuerte, de que si quería caminar a su lado, debía ser más fuerte, no había otra opción. Pero no fue hasta que el ermitaño pervertido le hiciera ver todo aquello como algo malo que se preguntó si en realidad no era sana la forma en que le buscaba.
—¿Qué fue lo que te dijo el viejo?
Tenía el propósito de volverse más fuerte, solo así podría recuperarlo, en su mente todo se trataba sobre el héroe que quiere salvar a su mejor amigo de la oscuridad, del odio y la venganza. Pero Jiraiya detestaba la cantidad de veces que el nombre del Uchiha se cruzaba en sus conversaciones, como lo encontraba pensando en él todo el día, sin nada más útil que hacer, más que fortalecerse, y no era que no estuviera de acuerdo, pero era molesto, le enojada pensar que su estudiante pudiera perderse de la misma forma que él lo hizo por alguien que seguramente tampoco valía la pena. Por eso los golpes se fueron haciendo más fuertes durante el entrenamiento, hasta llevarlo al punto de no retorno donde Naruto dejó de ser el mismo para convertirse en esa bestia salvaje sin control, por qué no había palabra que pudiera decir en contra del Uchiha, Naruto simplemente no permitía que se dijera nada en contra de su persona; porque Sasuke era para Naruto tan importante como si fuera su única razón de vivir, por encima de sus propios sueños. Si Sasuke hubiera estado dispuesto a sacrificar su vida, él no iba a hacer menos que eso. Pero Jiraiya insistía en que no era normal, lo hacía examinar, escudriñar en sus pensamientos hasta que encontró por sí solo la razón de todo ello, no le debía nada a Sasuke, así como se sacrificó por él, también había intentado matarlo, y eso no había hecho que cambiará de opinión, al contrario, afianzaba su posición, quería salvarlo, no solo para que no se consumiera en el odio,en la oscuridad, sino porque quería estar con él, discutir con él, pelear a su lado, tener una razón para seguir haciéndose más fuerte y poder luchar por sus sueños, Naruto le necesitaba, necesitaba de su presencia, de su reconocimiento, de su amistad, todo lo que era Sasuke él necesitaba.
—¿Y creíste que eso era amor?
—Estoy seguro que es amor.
—¿Cuándo lo comprobaste?
—Cada día contigo.
Al principio creyó que había sido suficiente con volver a la aldea, recorrer los mismo lugares que habían compartido juntos para confirmarlo, colarse en su antigua casa y embriagarse en los rezagos de su presencia. Creía tontamente que era suficiente para corroborar su amor, pero en realidad no lo hizo hasta sentirse tan cerca de encontrarlo, hasta sentir en su pecho la ansiedad de verle. Fue allí, justo en la guarida de Orochimaru donde lo confirmó. Aún recuerda como el palpitar de su corazón se detuvo en cuanto lo vio, como su garganta se secó, sabía que siendo un ninja le dejaría ver a través de sus golpes lo que estaba sintiendo, por que ellos se entendían así, sabía que su cuerpo estaba demasiado débil para intentar detenerlo, por eso no tuvo más opción que dejarlo ir, porque a pesar de todo el entrenamiento aún era muy débil para detenerlo, aún no lo merecía.
Pero haberlo visto al menos había servido para confirmar sus sentimientos, Sasuke era todo en lo que podía pensar, por eso había rogado por su vida frente a un de los cinco kages, arrodillado, humillado, por eso había pasado por encima de sus amigos y del que fuera necesario, para defenderlo, para protegerlo. Sí alguien debía detenerlo nadie más que él tenía el derecho de hacerlo. Porque él le amaba.
—Ahora que lo dices suena ridículo.
—No es necesario que seas así.
—Te arrodillaste ante el Raikage, estás loco ¿en que pensabas?.
—Estaba intentando salvarte la vida.
—Como si lo necesitara.
—En verdad jamás pensaba contarte algo así. El alcohol que me estas dando me está haciendo decir cosas que no debo.
—No, esta bien; lo estoy disfrutando, continua.
Lo cierto es que volvería hacerlo todo; perdería más que un brazo por él si fuera necesario, se volvería a enamorar del engreído Uchiha, volvería hacerlo su rival y su mejor amigo, su familia, lo haría todo de nuevo.