Hay veces en las que se llega a un punto en el que empiezas a pensar en lo que has echo en tu vida, si ha estado bien o no, las personas con las que has estado, si has sido feliz, si estás haciendo lo que te gusta... lo que quieres o si eres lo que alguien espera. Así que simplemente tomas una ducha de agua caliente, bebes un café, sales a caminar sin importar el rumbo o solo te quedas en completo silencio pensando.
Entonces si haces algo como eso, sentirás una tranquilidad, una completa paz, completamente inexplicable... solo estás bien contigo y así te gustaría perdurar el resto de tu vida. Sin embargo cuando lo has pensado todo y haz reflexionado notas, una pequeña imperfección en tu historia, así es notas que demuestran que has estado atado a alguien todo este tiempo... bueno yo les contaré todo por esta ocasión.
“Un día por la tarde noche tome una ducha de agua caliente, me sentía mal, mareado, con el cuerpo caliente y mis pies y manos completamente fríos, así que me pareció una buena idea. Me levante de la cama y agarrándome para no caer caminé al baño, al llegar me sostuve del lava manos, levante la mirada un poco y ahí me vi en el espejo, mire a mis ojos... los examiné detenidamente hasta que al fin lo encontré, me encontré a mi, a quien soy, quien quiero ser... y saben fue lo mejor que pasó, fue como ver todo lo que he vivido hasta ahora, pero por temor me aleje del espejo y me conducí a la bañera, abrí la llave dejando que el agua cayera mientras me desvestía y seguía pensando en lo que minutos atrás había pasado. Cuando la bañera estuvo llena cerré el grifo, y comencé a recostarme en ella mi cuerpo comenzó a relajarse con aquella agua así que coloque una toalla detrás de mi cabeza y me recargue en ella cerrando mis ojos, nuevamente estaba ahí, recordando todo de atrás hacia delante. ¿Qué fue aquello que vi? Se estarán preguntando... bueno, recordé mi última relación con aquel chico pelirrojo, recuerdo que era de mucha más estatura que la mía en esa entonces, sus ojos eran de un verde agua y muy serios, con un cabello algo largo cubriendo el tatuaje que tenía en la frente y un rostro tan serio pero que demostraba que quería protegerme, entonces recordé todo lo qué pasó, cuando se me declaro, la primera vez que estuve junto a él, aquella vez que estuvimos sentados en ese jardín y el recostado en mis piernas, tenía un rostro tranquilo, pero al día siguiente todo cambió, el me dejo y se fue con alguien más, sin mirar atrás, no se detuvo ni un solo momento tan siquiera para ver si estaba bien. Ahí estaba yo pensando porque decidí estar con el, entonces fue cuando lo recordé y la amnesia desapareció finalmente. Aquel chico del que había estado enamorado y sujeto todo este tiempo... cual era su nombre me repetía una y otra y otra vez, recordaba su mirada tan fría y serena con esos ojos color negro como la oscuridad, sus finas y delicadas facciones, su piel blanca y suave, su cabello igual de oscuro que sus ojos y el recuerdo de su tacto, tan suave tan cálido y tan como decirlo... mmm lleno de amor? Si, lo recuerdo... cuando lo conocí una mañana entre nuestras clases de historia con aquel profesor tan divertido, si ahí lo conocí, cuando el profesor Iruka me obligó a sentarme a su lado ya que estaba levantado a mitad de la clase platicando con una amiga. Así que lo obedecí sin fijarme mucho, me senté pero por error casi me siento en el, fue gracioso, debo admitirlo además por lo que dijo después de eso:
- “Si claro, ya sabes, siéntate en mi, no hay problema-dobe”- dijo con un poco de burla en sus palabras. A lo qué algo avergonzado respondí:
- “Perdona, no me di cuenta, en serio perdón” - me miro un par de segundos para después dedicarme una medio sonrisa y decirme:
- “En verdad no te preocupes, puedes sentarte aquí, yo buscaré otro lugar” impulsivamente lo tome del brazo a pesar de que aún no conocía nada de él, vi si el asiento a su lado aún estaba vacío pero no era así, mi amiga ya se había sentando así que me recorrí dejándole la mitad de la silla a aquel chico, ahora yo fui quien le dedicó una sonrisa y contesto -“No te vayas, siéntate aquí, si cabemos” el solo me miro extrañado pero se sentó.
Continué sentada ahí mientras veía la exposición de Sakura era sobre la historia de las pelucas y los vestidos de La época medieval era algo interesante la verdad pero me distraje cuando oí la voz del chico a mi lado, estaba de dramático con uno de mis buenos amigos, Shikamaru. Comenzaba a restarle importancia a su plática cuando oí “No necesito recargarme en ti, además tengo a este Usuratonkachi, es más me voy a recargar en su espalda” dicho y echo el chico ahora estaba recargado en mi espalda, tenía planes de moverlo y decirle algo como un “oye teme que te pasa” o “quítate no me gusta que se me recarguen teme”. Al voltearme lentamente el chico quedó recargado en mi hombro y cuando baje la mirada me encontré con una de esas escenas tan adorables, tenía una mirada pacífica en su rostro, de comodidad sin rastro algo alguno de la seriedad de antes... solo pude sonreír ante tal escena. Aquel chico de ojos negros tal cual oscuridad que apenas conocía me había cautivado y sin darme cuenta se me había clavado en las entrañas...
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Continuará