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Siberia recognizes his beauty. por Bombagrash

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Notas del fanfic:

Hola, ¿cómo están todos? 

Ha pasado un tiempo eh. 

He dejado abandonado este lugar hace mucho.

Pero he vuelto con un nuevo proyecto que tenía guardado hace bastante ya. Y espero, sinceramente, poder subirlo sin olvidarme, jaja. Si recibe respuesta, claro. 

Notas del capitulo:

Sé que antes tenía otra página donde publicaba, o publicaría cosas de los fics anteriores. Pero está off. 

So, pueden darle like a esta, donde estaré publicando las actualizaciones de los capítulos. Pueden salir buenas cosas de esto también. 

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yyyyyyy pueden seguirme en twitter también: 

https://twitter.com/scdy30

 

Prólogo

Caminaba con su característico meneo por el campus, envuelto en su enorme bufanda gris, el abrigo negro y el jean rasgado, haciendo juego con los botines de aspecto desgastado y descuidado, en dirección a su enorme grupo de “amigos” quienes le recibían siempre con sonrisas, entre forzadas y sinceras, y miradas curiosas y de envidia.

Es que el chico era simplemente, encantador.

De cabellos ondeados y castaños hasta la mitad del cuello, la piel tan blanca que parecía brillar o también preocupar por lo pálida que podía lucir, y de delicadas curvas que con atrevimiento, Aqyan lucía sin temor haciendo gala de su atractiva figura, aunque de mediana talla en comparación a la mayoría de sus demás amigos. El rostro de suaves facciones, los ojos clarísimos, celestes, la nariz pequeña adornada con tiernas pecas y los labios carnosos, pequeños y de un delicioso rosa. Era difícil desprender la mirada de tan adorable criatura. Movía con suavidad las manos alrededor del precioso rostro, acomodando las ondas del rebelde cabello que amenazaban con cubrir su manipuladora y seductora mirada adornada con las espesas pestañas claras.

Y era justo ahí, donde el encanto empezaba a desmoronarse, pues su fama no era precisamente igual de encantadora que su físico.

Aqyan era increíblemente engreído, presumido y egoísta, armaba conflictos con sobrada facilidad donde se le daba la gana, y solía ser cruel la mayoría del tiempo incluso con sus propios amigos, sin interesarle realmente ser cercano a alguno de ellos, pues sabía lo que hacía y que el mínimo fallo suyo, podría usarse en su contra. Aun así, estaba generalmente rodeado de gente, pues era tan creativo como malhumorado con sus trabajos y proyectos de la universidad. Además de la atractiva y sobretodo, llamativa imagen que cargaba, siendo uno de los focos de atención más frecuentes.

Encendía un cigarrillo, despreocupado, observando atento, bajo sus lentes de aviadoral chico de intercambio ruso unirse a un grupo de desconocidos de intercambio también, a unos cuantos metros de él. Fingir que su existencia le era indiferente empezaba a resultarle cada vez más difícil, y peor aun cuando la fría mirada del extranjero se posó sobre su pequeña figura, intimidándolo aún desde la distancia.

Poco importaba, pues su descaro podría cubrir cualquier “falencia” frente a otros.

-        Mis padres están fuera este mes, así que si no quieren ir todos a Anova, podemos ir a mi casa.

-        Estoy de acuerdo pero sé cuidadosa… con quiénes invitas. –Avisó una rubia de enormes senos, señalando con la cabeza a un grupo de chicas vestidas de negro, con atuendos que hacían alusión a su pasión por el rock pesado. –Podría ayudarte con una lista. Ya sabes, para evitar indeseables.

La mayor parte del grupo rió, lanzando comentarios, la mayor parte de ellos ofensivos, a compañeros que eran discriminados en especial por su aspecto físico y actividades recurrentes. Aqyan, que solía ser partícipe de toda la algarabía que ese tipo de comentarios provocaban, apenas y había sonreído, ocurriéndosele de inmediato la mejor y más “sutil” forma de acercarse a quien deseaba tanto.

No podía sentirse menos inteligente y astuto.

-        Invita al grupo de intercambio.

Sugirió (o casi exigió), y sin más, giró sobre sus talones y se fue del lugar, terminando de fumarse el cigarrillo mentolado.

Podía sentir la mirada del grupo entero pegada en su nuca, preguntándose seguro por qué su interés de invitar a un grupo de desconocidos a una reunión de tan “selectos” invitados. No le interesó lo que pensaran; se concentró sólo en que sigan su sugerencia y con un poco más de suerte, Luka sabría al fin de su existencia.

Luka, el muchacho de intercambio, serio, frío, y guapo como nadie –según la descripción personal, secreta y enamoradiza de Aqyan– era alto, muy alto. Podría jurar que iba más allá del metro noventa, de figura delgada, sin embargo con el preciso contorno en su musculatura, firme y varonil en su andar, muy diferente e Aqyan que solía caminar casi suspendido, como si caminase sobre nubes. El rostro pálido del extranjero mostrando siempre una ecuánime facie, relucía por el par de grandes ojos, tan negros que la pupila parecía no existir, la nariz recta y los labios finos, regalando una sofisticada apariencia difícil de evadir. Y finalmente el cabello negro, correctamente peinado hacia atrás, era una de las características favoritas de Aqyan, siendo además un sello de distinción, pues la mayoría en el lugar aquel, tenían el cabello de tonos claros, naturales, teñidos, mezclados. Era un caos.

Ese ruso, como a veces escuchó que le llamaban, no dejaba de provocarle más que curiosidad y una extraña mezcla de excitación y temor desde que llegó. Y cómo no, si sabía bien que el ruso estaba curtido en todo el argumento homofóbico actual, además de lo ya conocido sobre su propio país. Pero encaprichado, aunque cubierto bajo su enorme orgullo, Aqyan no desistiría hasta acercarse a él, y hacerle notar su flamante humanidad. Lo deseaba, tanto como otros lo deseaban a él.

Cambió la canción que continuaba, y ubicó un taxi cerca, marchándose a casa, planeando ya qué lucir en la noche, o más bien, qué lucir para Luka.

 

Aburrido, así estaba.

El grupo entero bromeaba entre sí, burlándose de alguien o elogiando a un par de caderas de por ahí cerca. Probablemente alguna de las chicas de ese grupo tan escandaloso, que repentinamente se empezó a acercar. Luka se asustó. ¿Tenía poderes telepáticos?

Hizo un fugaz análisis, y ya estaba más que incómodo. Detectó pronto en el grupo una pareja de lesbianas, más “llamativas” de lo que hubiesen necesitado ver sus negros ojos. Y un chico de cabello fucsia también, mostrando orgulloso los labios pintados en su enorme y perturbadora sonrisa. Quería huir, pero sus amigos de repente estaban muy interesados en el peculiar grupo que se encontraba ya frente a ellos, hablando de una fiesta en la casa de quién sabe quién, a una hora que no escuchó y tampoco le interesó, porque en definitiva no estaría ahí con todo un grupo de homosexuales.

Aunque la rubia que le observaba insistente (con el clásico movimiento del cabello enredándose en su índice) era muy guapa, podría definirla incluso como “sensual”, con la ropa tan ceñida y corta revelando la enormidad de su pecho, siendo una estación del año tan fría.

-        Hola. Soy Mariana, ellos son mis amigos. – Señaló una pelinegra, sin mucho interés en realidad de introducir a sus amigos al grupo nuevo. – Y… bueno, haremos una fiesta hoy en mi casa. No estoy segura de si quieran unirse o…

-        Claro. ¿Hoy dices? ¿A qué hora?

El grupo de extranjeros, entre sorprendidos y ofendidos por la repentina respuesta de Mateo, le observaron ceñudos. Todos, como si su respuesta se hubiese tratado en realidad de un insulto hacia ellos. Incluso ni el rubio más alto y fornido con el evidente codazo que le propinó, pudo evitar que su carismático amigo continúe sonriente a lo que la desconocida chica ofrecía.

Mariana por su parte, sonría también para sus adentros, aliviada de que todo haya resultado más fácil de lo que pensaba. Sin embargo con la cabeza en alto, y mirando desconfiada a los demás chicos, respondió sin ningún aparente gesto en su moreno rostro.

-        Te enviaré la hora y dirección por Facebook. Entonces los veo ahí.

-        Está bien.

Y se marchó, llevándose consigo la curiosidad de sus peculiares amigos, y el enojo y paranoia en el grupo de extranjeros.

Si supiera tan sólo, cuán homofóbicos podían ser, y cuánta burla podría generar sólo con respirar cerca de ellos. Así eran, grandes, torpes, y con esas ideas en la cabeza tan erradas y enredadas, que ni ellos mismos podían valerse de un buen argumento para defenderlas.

-        ¿Qué mierda?

-        ¿Qué?

-        Son maricones, Mateo. ¿Por qué le respondiste?

Sonriente aún, el muchacho se apoyaba en la columna libre de pósters, observando a sus amigos con cierta superioridad y burla que Luka percibió al instante, preguntándose de qué se pavoneaba tanto.

-        Sólo soy amable, ¿cuál es tu problema?

-        Ya, Lorenzo, cálmate.

-        No, vete muy a la mierda, tú y tu amabilidad. O a esa fiesta de mierda, no me interesa.

Mateo rió, y se abrió paso entre el grupo, buscando su teléfono para revisar algunas notificaciones ahí. Pasó cerca de Luka, su mejor amigo, susurrándole un “te hablo después” y se marchó también, caminando en busca de su motocicleta.

-        Nadie irá a esa fiesta de maricas, ¿entienden?

-        Mierda, Lorenzo, ¿te quieres calmar? No sólo estarán ellos, habrá más gente.

-        ¿Cómo sabes? – Intervino un australiano, de repente más atento, olvidándose de todos los insultos homofóbicos que tenía en la punta de la lengua. – ¿Hay mujeres?

-        Claro, son algo así como populares. Me han dicho que sus fiestas son buenas.

Y cuando de pronto todo el grupo empezaba a entusiasmarse con la idea, el aburrido y molesto Luka acomodó su mochila en la espalda, y sacó las llaves de su auto, abriéndose paso también para arrancarse del lugar, hastiado ya con tanta conversación y peor aún de homosexuales.

-        No cuenten conmigo. Los veo el lunes, adiós.

Se marchó, más enojado que antes, sobre todo con Mateo, su mejor amigo de la infancia que ahora, tan suelto de huesos como siempre, se había atrevido a hacer contacto con ese grupo de repulsivos enfermos, como en su cabeza los llamaba.

Ignoraba sin embargo, que por muy insistente que fuese en alejarse de tan llamativo y chispeante grupo de homosexuales y no tan homosexuales, sería el mismo Luka que por cuenta propia, busque intencionado al másexcéntrico y complicadode ellos. 

Notas finales:

Actualizaré pronto. 

Espero sus respuestas, déjenme saber sus opiniones. 

Un beso enorme. 

https://twitter.com/scdy30


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