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Berlín por RyuStark

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son del fabuloso Tite Kubo.

No podía iniciar bien el año sin publicar un especial de las luces de mis ojos, amores de mi vida y eterna adicción el GrimmIchi. Son mi vida carajo. Y bueno, ya que me pidieron otro omegaverso y me hicieron un par de peticiones más, quise combinar todo y salió esto.

Las advertencias son las siguientes:

*Es un AU.

*Personajes algo OoC.

*Ichigo es un cínico, descarado y coqueto de primera que te puede patear al trasero.

*Grimmjow es letalmente candente y perverso (¡Oh sí bebé!)

*Fluff rosado y esponjoso/ pero es más un PWP.

*Lemon explícito (?) (Lo normal en mis escritos)

*¡¡¡¡Exceso de palabras sucias y vulgares!!!! ¡Muchísimas, demasiadas!

*Mención de Mpreg.

*Crossdress muy leve (Hombres vestidos de mujer)

*Juguetes sexuales.

*99 Luftballons es la mejor canción alemana de los 80s.

¡Espero que les guste!

Soy un tipo retorcido, cínico, descarado e impredecible me mires por donde me mires. Y quiero acentuar que mi actitud no es lo peor de mí. Oh no. Podría decirse que estoy algo enfermo. Pero solo un poco. Aunque no estoy realmente seguro de que lo que tengo se puede llamar una enfermedad. Y de no ser así, solo puedo decir que hay algo muy malo conmigo.

Algo sucio, obsceno y morboso. Tal vez la manera más acertada para referirme a mi problema sería diciendo que soy un omega adicto al desenfreno y al sexo.

Cualquiera diría que es relativamente normal, pero no es así, soy un omega, no un alfa. Los omegas respondemos al llamado de apareamiento, más no lo iniciamos ni somos tan desinhibidos. Pero yo sí. Digamos que mi libido es un tanto incontrolable.

Además de que el término adicto no es del todo correcto, porque no voy por la vida abriendo mis piernas para cualquiera en busca de satisfacción fácil. Oh no, busco placer con un hombre en específico, Grimmjow Jaegerjaquez. Mi alfa. Y aunque ya ha pasado mucho tiempo desde que nos hicimos pareja, aún recuerdo claramente como inició nuestra aventura.

Yo era un niño de apenas unos ocho años, cuando Grimmjow y su madre llegaron desde Alemania a vivir a Karakura justo en la casa alado de la mía. De inmediato mi madre y la suya se hicieron amigas y nosotros también a pesar de que él era dos años más grande que yo además de ser un alfa.

Cuando uno crece se tienden a olvidar memorias de la infancia, pero yo no olvido a Grimmjow, ni la primera vez que lo vi.

A pesar de que era un niñito, estaba seguro que Grimmjow era el alfa más guapo, atractivo y genial de todo el mundo. Su cabello era como el mar profundo e intenso mientras que sus ojos felinos eran como el cielo. Pero no cualquier cielo, sino uno estrellado, con galaxias y nebulosas incluidas. Grimmjow llegó deslumbrándome y robándome todo incluyendo el corazón.

Los años pasaron y nosotros nos hicimos inseparables, siempre peleando, golpeándonos y diciéndonos estupideces con la misma intensidad con la que nos reíamos y divertíamos estando juntos. Y es que a pesar de nuestra edad, Grimmjow siempre sacó a relucir sus instintos de alfa protegiéndome, proveyéndome, amándome y haciéndome sentir el omega más especial.

Todo fue maravilloso, tierno e inocente hasta que cumplí doce y él catorce.

Supongo que estábamos interesados por conocer y experimentar nuevas sensaciones con nuestros cuerpos, así que empezamos a besarnos y a tocarnos solo un poco. No más porque nos asustaba. No comprendíamos bien cómo funcionaban las dinámicas, pero sabíamos que alfa más omega es igual a cachorros y en ese entonces eso nos aterrorizaba.

Más el miedo nos duró muy poco, porque con el paso de los años esos besos y roces inocentes comenzaron a subir de tono e intenciones.

Aún recuerdo la manera en que sentía electricidad y fuego por donde sus dedos se pasaban sobre mi piel, justo como sus labios y su lengua contra la mía. Grimmjow creció frente a mis ojos pasando de ser un niño a un hombre en todo el sentido de la palabra.

Mi gran alfa imponente, fuerte, feroz, apasionado y sobre todo magnético.

Era imposible no sentirse atraído por él, por esa aura agresiva, violenta y erótica que siempre lo ha envuelto. Y no solo lo digo yo, durante nuestros años de escuela todos morían por él. Tanto mujeres como hombres ya fueran omegas, betas y hasta otros alfas le llovían como gotas en huracán. Y sin embargo él siempre rechazó a todos brindándose ese estatus de ser inalcanzable.

Pero conmigo era distinto, yo era el único que podía colgarse de su brazo, hablarle como se me diera la gana, tocarlo, herirlo, besarlo, amarlo y sentirlo. Grimmjow era mí alfa y yo su omega. Eso y que cuando éramos niños, Grimmjow me juró que se casaría conmigo y me daría una vida de en sueño.

Yo le creí ciegamente.

Tanto que cuando cumplí quince decidí dar el paso más grande, al darle mi cuerpo durante mi primer celo. Grimmjow aceptó gustoso y tomó mi virginidad. Pero justo en ese momento mientras lo tenía enterrado en mí hasta las malditas entrañas, jadeando y susurrándome palabras perversas al oído algo se quebró dentro de mí.

Algo insano, innatural y lascivo.

Un mundo nuevo se abrió para ambos. Un mundo prohibido, maravilloso y retorcido. Uno donde coger una o dos veces por día no era suficiente para ninguno, así que en su lugar decidimos hacerlo todo cuanto pudiéramos.

Duro, brutal, asqueroso, bestial, doloroso, delicioso, mojado y hasta la locura.

Grimmjow me anudó en cada rincón de su casa y la mía, en la escuela, en cada maldito salón y superficie, dentro de su auto, en la clínica de mi padre y en la tienda de su madre. Y cuando eso no era suficiente descubrimos que hacerlo en público nos resultaba igual de atrayente; parques, callejones, estacionamientos, baños públicos, centros comerciales, restaurantes, la playa.

No existían límites.

Era simplemente delicioso, su verga enorme y monstruosamente gruesa y su nudo hinchado destrozándome tan rico y llenándome con su semen. Juro que debimos hacer multimillonarias a todas las farmacias de Karakura con tantos anticonceptivos que comprábamos. Todo era simplemente perfecto entre sus brazos y con él dentro de mí.

Claro, hasta que el estúpido padre de Grimmjow llegó de Alemania, diciéndole que quería que se hiciera cargo de sus empresas en Berlín después de graduarse de la universidad allá también.Y aunque quiso, Grimmjow no pudo negarse cuando su madre también se lo pidió. Después de todo su único hijo tenía derecho a recibir todo la herencia de la familiaa pesar de que ella estuviera divorciada.

Eso me destrozó.

Creí que todo estaba acabado entre nosotros, pero parece ser que no para Grimmjow. El cual un día antes de irse me mordió el cuello permanentemente, no de juego como solíamos hacerlo. Sino para toda la vida, para luego meterme un precioso anillo al dedo, diciéndome que yo era su omega y que apenas cumpliera los dieciocho fuera tras él porque me estaría esperando.

Claramente fueron los dos peores años de toda mi maldita existencia.

No solo la falta de sexo me estaba matando y ahogando en vida. Sino también el no tener a mi alfa. Su ausencia era peor que cualquier sufrimiento en el mundo, porque claramente el sexo por teléfono y Skype jamás eran suficientes ni satisfactorios.

Necesitaba su voz potente, sus besos, su lengua en mi garganta, sus manos ásperas sobre mi piel, su nariz clavada en mi cuello, su sudor perfumado y su nudo llenándome. Necesitaba a mi alfa dominándome y follándome a cada momento.

Grimmjow tenía que hablarme todos los días por horas para tranquilizarme y lograr controlarme, porque un omega marcado y sin su alfa cerca, es igual a un animal salvaje enjaulado en una celda diminuta. Quieres matar a todos de la peor y más sádica manera posible.

Afortunadamente cumplí dieciocho años sin ir a la cárcel y el mejor regalo que recibí fue un sobre desde Alemania por parte de mi alfa.

Aún recuerdo como lloré y enloquecí al sacar del sobre un boleto de avión a Berlín, solo de ida y sin regreso, además de unas actas de matrimonio. Él ya había firmado la suya. Ese mismo día empaqué todas mis cosas y aunque me hirió dejar a mis hermanitas y a mis padres, el instinto es más fuerte. Tenía que ir con mi alfa.

Y ahí estaba, dos días después apenas traspasé las puertas del aeropuerto, Grimmjow ya me esperaba recargado en su auto deportivo luciendo más candente que nunca. No corrí, volé a sus brazos y lo besé como nunca antes.

Y maldita sea, estaba por chupársela ahí mismo y dejar que me cogiera contra el cofre del auto, pero supongo que la policía no pensó que era muy correcto y nos tuvimos que ir.

Pero no nos fuimos a cualquier lado, sino directo al registro civil donde nos casamos esa misma tarde. Obviamente le hice jurarme que luego tendríamos una boda en grande porque si no mis padres lo matarían. Pero ya dejando eso aclarado, llegamos directo a la mejor parte de una boda.

La luna de miel.

Grimmjow me llevó a su lujoso departamento donde me hizo el amor hasta que ambos perdimos la maldita consciencia. Y carajo, recuerdo que en uno de esos desmayos cuando desperté Grimmjow seguía haciéndomelo. No que me importara. Era simplemente mi sueño hecho realidad. Mi vida mágica, tal y cómo me lo prometió cuando éramos niños inició.

Y ya que a Grimmjow le quedaban dos años por graduarse de la universidad, yo me metí a una escuela de artes. Siempre me gustó la pintura y el dibujo, así que fue lo más ideal. Bueno además de eso, tenía que entretenerme con algo para no intentar montar a Grimmjow durante sus clases. No que no lo hiciera un par de veces por supuesto.

Pero como mi alfa es el mejor, siempre tenía tiempo para todo incluyendo darle placer a su omega. Así que apenas terminaba sus clases yo ya estaba esperándolo en casa. Donde hacíamos lo que mejor sabíamos. Oh sí, follar. Y ya que Berlín no era Karakura, miles de nuevos lugares para nuestros furtivos encuentros se hicieron presentes.

Grimmjow y yo aun queremos ahorcarnos y matarnos la mayor parte del tiempo, pero la vida con él es el cielo en la tierra. No lo cambiaría ni por un segundo. Es mi hombre ideal y perfecto. Mío.

Y como dicen, cuando disfrutas la vida todo se pasa fugaz y con ello han pasado seis años desde que llegué a vivir a Berlín. Y hoy a mis veinticuatro años no podría estar más contento. Apenas Grimmjow terminó la universidad, su padre le cedió el poder de absolutamente todo y ahora es un joven y muy exitoso empresario no solo en Alemania, sino en todo el mundo.

Y el poder en términos de alfas y omegas significa placer. Grimmjow hace y deshace por la vida, ganando millones y montándome a su antojo. No estamos juntos todo el tiempo, pero la gran mayoría que sí, Grimmjow se ha encargado de hacerme su pequeña ramera personal, la cual está dispuesta a cualquier cosa por él, su nudo y su amor.

Es gracioso, a veces me gustaría que alguien pudiera leer mentes y leyera la mía para traumatizarse y horrorizarse de todas las cosas libertinas, sucias y maravillosas que he hecho con Grimmjow. Cosas muy malas, pero que se sienten tan bien. Porque al igual que en el inicio, aun no tenemos ni conocemos límites.

Sonrío ante ese turbio pensamiento, dándole un trago a mi copa de vino a la vez que cubro mí desnudes con una bata de Grimmjow. Mierda, lo extraño tanto. Suspiro enamorado mirando a nuestro gatito pasearse por la alfombra. —Ven aquí bebé. —Nuestra mascota avanza hacia mí, maullando y restregando tiernamente su rostro contra mi pierna.

—¿Qué pasa pantera? ¿Extrañas a tu papá? —Pregunto sonriente y escuchándolo ronronear como respuesta. —Yo también lo extraño. ¿Quieres que le llamemos? —Pantera se me queda mirando con esos ojos enormes y de un azul precioso, antes de irse hacia sus juguetes mientras yo tomo mi celular y me tiro a lo largo del sillón.

Nuestro departamento es magnífico. Estamos en el último piso, todo es sumamente moderno, estilizado y de mármol negro más pisos de madera oscura. La cocina digna de un chef, la sala con cómodos sillones de piel color vino más una pantalla enorme y plana, a lado de nuestro comedor de cristal. Pero lo mejor es que todo está expuesto, ya que tenemos grandes ventanales de cristal que nos brindan una grandiosa vista de todo Berlín y sus luces neón.

Cualquiera tendría envidia y sinceramente no me importa. Las cosas materiales son lindas, sí, pero lo que hace especial el lugar, es que este es el hogar que he formado con mi alfa a lo largo de los años. Al cual por cierto llamo insistente hasta que me contesta.

—Dime que estás desnudo, con las piernas abiertas y metiéndote los dedos o un juguete, que de lo contrario voy a colgar Ichigo, estoy en una junta importante. Y a menos que me vayas a dejar escuchar cómo te corres diciendo mi nombre no quiero oír nada más.

—Uhm…¿Eso te gusta alfa? ¿Qué me meta los dedos mientras grito tu nombre?

—¿Lo estás haciendo?

—Quizás… —Ronroneo para él conforme me chupo y lamo un par de dedos hasta dejarlos empapados en saliva viscosa y tibia. Abro mis piernas, subiendo una contra el respaldo del sillón y gimiendo en cuanto acaricio mí ya palpitante erección.

—Ulquiorra empieza a verme feo, haz que valga la pena Ichigo. —Demanda mi alfa con una voz estremecedora y pesada.

—Uhm…Grimmjow…Grimmjow. —Jadeo con fuerza al llevar mis dedos más abajo, hasta mi agujero rosado, estrecho y mojado. Me meto dos dedos que entran con facilidad y me provocan un rico escalofrío por todo el cuerpo mientras noto que todo comienza a calentarse a mí alrededor. —Aún estoy suave y húmedo por lo mucho que lo hicimos esta mañana alfa, pero necesito más. Mucho…mucho más.

—Escúchate nada más, suplicando como la pequeña cualquiera que eres. ¿No es así?

—Uh-huh. Necesito tu nudo, mis dedos no son suficientes. Te extraño.

—Yo también te extraño bebé, muero por cogerte tan duro que no vuelvas a levantarte en días.

—¿Y qué esperas? Ven rápido carajo, te quiero dentro de mí ahora.

—¿Quieres recordarme quién manda aquí Ichigo? —Pregunta con su tono burlón que me hace berrear.

—Yo. —Afirmo orgulloso, porque seamos sinceros. Los alfas tienen un nudo, pero los omegas somos los que mandan al final del día en casa y en la relación.

—Eso quisieras carajo. ¿Quién manda aquí Ichigo? —Ruedo los ojos ante su altanería típica de cualquiera alfa, simplemente dándole la razón con tal de tenerlo contento.

—Tú mandas alfa… —‘Si claro’ Pienso malicioso.

—Qué bueno que lo recuerdes omega. Ahora deja de tocarte y mejor ponte algo lindo y obsceno para mí que hoy es un día especial. Ah y no olvides la cena Ichigo, tengo hambre. Quizás con suerte te coja mientras cenamos. Y eso sí, si sales abrígate que hace frío.

—Que te jodan. Eres un idiota Grimmjow.

—Un idiota que te va a partir a la mitad cuando te folle. Ahora obedece carajo.

—Tú no me mandas.

—No pensabas lo mismo por la mañana cuando te empotraba contra la cabecera de la cama y te la pasabas gimiendo y suplicando. —Mierda, me atrapó. ¿Qué puedo decir? Me declaro culpable hasta los huesos.

—Jódete. Solo date prisa y ven pronto, en serio te extraño a pesar de ser un idiota insoportable.

—Sí, sí, sí, también te amo fresa. —Menciona con ese toque dulce que me hace odiarlo.

—También te amo alfa. —Digo a regañadientes, escuchándolo reírse y finalmente colgar. No puedo más que sonreír enajenado. Es un inmenso imbécil, pero es todo mío.

Después de la llamada me doy una ducha rápida, asegurándome de usar ese jabón con aroma a chocolate que tanto le gusta a Grimmjow. Y una vez fuera me seco mi cabello naranja, seguido de mi parte favorita. Escoger que utilizar para mi alfa. Lo mejor es que al ser un omega no importa si uso ropa de hombre o mujer porque con todo luzco bien, sin mencionar que Berlín es una de las capitales de la moda debido a su versatilidad.

Me encanta este lugar, es una ciudad cosmopolita, liberada, abierta al mundo y también hacia sí misma. Aquí puedes ser lo que quieras y nadie te juzgará por ello. Puedes pasearte en traje de payaso, en vestido o casi desnudo entre las calles y serás uno más viviendo su vida.

Así que después de escoger un buen conjunto, inicio metiéndome un pequeño butt-plug con una curiosa base que asimila una gema azul. Y ya que hoy es un buen día para ver al mundo —Grimmjow— arder, no me pongo ropa interior y en su lugar me coloco unas calcetas largas y negras que me llegan a la mitad de los muslos.

Y aunque quiero matar a Grimmjow, supongo que además de las calcetas debo colocarme algo encima si voy a salir. Por lo que escojo una gran camiseta azul, de manga corta y muy holgada de los potros de Indianápolis con el número seis, que me queda un poco como vestido y que me llega ligeramente por encima de mis calcetas.

Después de ello me pongo mis amados Dr. Marteens azul intenso, un suéter, mi abrigo, una bufanda, unos guantes y mi gargantilla con las iniciales de Grimmjow, que cubre la marca de propiedad que hay en mi nuca. Y como seguro al final de la noche mi cabello será un desastre, no me molesto en peinarme, tan sólo recogiéndomelo todo en una cebolla.

Observo en el espejo que mis mejillas se encuentran rosadas, seguramente por la calefacción del lugar, además de la emoción de pronto ver a mi alfa. Por lo que después de tomar mi cartera, cigarrillos y celular salgo del lugar.

La cosa es que afuera del edificio todo está congelado y hay nieve y hielo por doquier. Nada nuevo, en Karakura los inviernos también eran bastante brutales.

Bien podría tomar uno de los autos de Grimmjow o pedir un taxi, pero me encanta caminar por las calles llenas de grafiti y pasearme por mis lugares favoritos en Mitte, mejor conocido como el centro de la ciudad en donde hay varias zonas emblemáticas cerca.

Es un barrio transitado y bullicioso lleno de cafés, restaurantes, galerías de arte, tiendas y bares nocturnos. Los cuales Grimmjow y yo nos hemos dedicado a conocer con el paso de los años y de los cuales ya tenemos nuestros favoritos.

Así que sabiendo que voy por buen camino hacia un restaurante que me gusta, me coloco mis audífonos y enciendo un cigarrillo para disfrutar mi caminata, admirando el paisaje y de paso que el sol ya ha terminado de ocultarse. Lo mejor es que entre cada calada a mi cigarrillo, observo mi anillo de casado que me sonríe coqueto.

Amo mi vida en este momento.

Pienso mientras sonrío, hasta que claramente noto que me vienen siguiendo. Sería considerado estúpido detenerme, pero de todas formas lo hago, quitándome mis audífonos y de inmediato siendo rodeado por un grupo de cuatro alfas estúpidos y patéticos que huelen a suciedad y alcohol. Sin duda no son de esta parte de la ciudad o sino ya sabrían lo mal que les irá.

—Miren nada más que cosa tan linda, un omega. ¿Por qué tan solito a estas horas?—Me habla el aparente líder, inclinándose y dejando su asqueroso rostro frente al mío. Su maldito peor error.

—No es de tu incumbencia hijo de perra. —Escupo con veneno a la vez que le aviento directo a la maldita cara mi cigarrillo, escuchándolo gruñir y retroceder.

—¡Me quemaste maldito! ¡Agárrenlo!

Pobres idiotas que creen que por tener un jodido nudo son más fuertes que yo. Pero así como a muchos alfas más, a ellos también les enseño quién manda aquí. Los tipos no saben ni de donde les llegan los golpes, puñetazos y patadas a la quijada, el estómago y la entrepierna que los dejan sangrantes y agonizantes en el piso.

Sonrío de lado, escupiéndoles y finalmente siguiendo mi camino como si nada. Cualquiera en esta ciudad que por lo menos conozca las reglas básicas de las dinámicas, sabe que es pecado tocar a un omega casado. Lamentablemente algunos siguen creyendo que la mayoría de los omegas necesitan un alfa que los defienda, pero ese no es mi caso. Oh no y debo admitir que disfruto tanto poniendo alfas idiotas en su lugar.

—Ichigo hola. —Me saluda sonriente Renji, otro omega y además un buen amigo mío, ahora que he entrado al bonito y elegante restaurante de su marido.

—Que hay idiota, ¿Ya tienes mi pedido? —Pregunto sacándole la lengua y mirándolo rodar los ojos.

—Idiota tú. Juro que eres el único omega que sirve comida para llevar, en lugar de ponerse a cocinarle a su alfa. Grimmjow te tiene demasiado consentido.

—Más bien tú eres un omega muy a la antigua, ¿Y cómo no? Si Byakuya es de esos alfas de la era pasada y le gusta tenerte jugando a la casita y a la mamita de sus cachorros.

—¡Cierra la boca es el instinto! ¡Byakuya es mejor alfa que el lunático de Grimmjow! Además yo sí sé cocinar. Ahora que lo pienso aún recuerdo cuando prendiste en fuego tu departamento por solo haber puesto una olla con agua sobre la estufa.  —Menciona con sorna.

—Púdrete. —Escupo ligeramente avergonzado. No pasó tal cual así, pero quizás si hubo un poco de fuego. —Créeme Renji, he intentado cocinar, pero por alguna extraña razón siempre termino con Grimmjow dentro de mí y con comida quemada. —Finjo inocencia.

—Si claro, ustedes dos no saben más que coger.

—No es mi culpa que Byakuya siempre esté con su cara de estreñido y no te dé lo suficiente mono.

—¡Byakuya me da bastante! Y para tu información estoy esperando otro cachorro, ¿Qué tal eso huh? Ustedes se la pasan follando y aun así no tienen ningún cachorro. —Dice socarrón, haciéndome sonreír de lado y levantar una ceja.

—Bueno, pues felicidades por tu nuevo cachorro. Pero a diferencia de ti que te gusta ser mamita todo el tiempo, yo prefiero pasármela con mi alfa viajando, disfrutando y cogi… —Más no termino de hablar y callar a Renji en cuanto alguien golpea la barra que nos separa.

—Jaegerjaquez, Renji… —Nos interrumpe el estirado de Byakuya que nos mira con una ceja levantada. —¿Ya olvidaron donde se encuentran peleando como niños de cinco años y de la manera más vulgar? —Nos señala el restaurante, que se encuentra claramente lleno y a las personas que nos observan curiosas.

No me queda más que reírme divertido, tomar mis bolsas con comida y mostrarle el dedo de en medio a Renji que me responde igual. Si bueno, somos omegas, somos amigos y nos encanta pelear todo el maldito tiempo.

—Renji, por dios…

—¡Él empezó alfa!

—Y tú lo seguiste, ya sabes cómo es de vulgar Jaegerjaquez.

—Sí, sí, eso Renji, escucha al estirado, digo amargado. Nos vemos y felices fiestas para los cachorros. —Digo antes de dejar el dinero y salir volando para no ser asesinado por Renji que ya se había brincado la barra. Oh dios, como amo molestarlo.

No es que yo no sea el típico omega hogareño, lo soy, está en mis instintos, pero cómo dice Renji mi alfa me tiene demasiado consentido y somos felices tal y como estamos. Actuando como recién casados en eterna luna de miel y simplemente disfrutando la compañía del otro.

Aunque ahora que lo pienso, hace mucho que Grimmjow y yo no hablamos sobre cachorros, ¿Ya será tiempo de tenerlos? Antes éramos en extremo jóvenes y no estábamos listos ni física, económica ni mentalmente, pero ahora tenemos toda la estabilidad necesaria para formar una buena y gran familia. Mierda, esa idea me ha gustado y muchísimo.

Hijos con el hombre que amo.

Me encojo de hombros y sonrío porque sea el caso o no, será divertido hacerlos. Una vez afuera de mi puerta, sé que Grimmjow ya ha llegado no solo porque puedo olfatear su rico aroma cerca, sino porque aparte de las luces hay tenue música sonando en el interior. Entro contento e inhalando con fuerza la rica esencia de mi alfa que se ha expandido en el ambiente.

Cardamomo, canela picante y un toquecito de pomelo. El cielo mismo.

El interior de nuestro hogar se encuentra tibio, debido a la calefacción encendida mientras que al parecer Grimmjow ya ha ambientado el lugar. Las luces están apagadas a excepción de las del árbol de Navidad en una esquina, además de varias velitas aromáticas en las diversas mesitas, barras y estantes que tenemos por doquier.

—Bienvenido. —Me dice una voz ronca, erótica y pesada directo al oído a la vez que soy abrazado por la espalda. Un tenue suspiro se escapa de mi garganta mientras me recargo de lleno en mi alfa, pegando mi espalda contra su pecho y estremeciéndome al sentir sus labios sobre mi nuca.

Después de dejar las bolsas me giro entre sus brazos, sonriendo por lo arrogantemente guapo que se ve con el cabello desordenado y perfilándole su atractivo rostro. Su camisa blanca de vestir se encuentra de lleno abierta, dejándome ver su pecho fornido y su abdomen brutalmente esculpido. Mi alfa sonríe de lado, perverso y con soberbia sabiendo que apenas con una orden me puede tener de rodillas dándole placer.

—Uhm…que bien hueles Ichigo. —Murmura contra mi oído. Mis piernas tiemblan mientras me aferro a sus fuertes brazos musculosos, derritiéndome al sentir su nariz rozarse tierna contra mi cuello. —Mi omega, tan bueno y perfecto para mi ¿No es así?

Asiento feliz ante el cumplido, dejando que me quite el abrigo y demás hasta solo dejarme con mi larga camiseta. Inclusive Grimmjow se separa un poco para admirar mi imagen, haciéndome ganar conciencia sobre mí mismo bajo su mirada lasciva y provocando que mis mejillas se coloreen rosadas.

—¿Qué quieres hacer primero Ichigo? Cenar, coger…—Inquiere sacándome una sonrisa.

—Quiero  bailar alfa. —Mi marido levanta curioso una ceja a la vez que sonríe de lado, riéndose y soltándome, para estirarse y poner nuestra canción favorita en el reproductor musical. Bello pop de los 80s que llena todo nuestro hogar de recuerdos lejanos pero tan presentes. 

99 Luftballons. La misma maldita canción —alemana por cierto— que resonaba de fondo en su habitación en Karakura cuando nos dimos nuestro primer beso tirados en su cama, entre humo de cigarrillos mentolados que le robamos a mi padre y botellas de cerveza vacía que rodaban en el piso, regalo de Nnoitra un amigo de Grimmjow en aquel entonces.

Éramos mocosos tontos y enamorados.

Aún lo somos.

—Haz que valga la pena omega.

—Mírame y aprende alfa. —Y tal y como cuando éramos un par de adolescentes tontos, comenzamos a bailar de la manera más ridícula y estúpida posible. De esa manera en que solo se puede hacer cuando sientes que nadie te observa y sacas a relucir lo peor de ti.

No me queda más que reírme a carcajadas y hasta las lágrimas al ver a Grimmjow hacer un par de pasos horribles, que me tienen enamorándome hasta la locura de él tal y como la primera vez. Porque este hombre es mío y de nadie más. Y porque nunca nadie aparte de mí, tendrá el privilegio de ver al alfa más rudo y candente del mundo girando sobre su propio eje mientras agita la cabeza y tiene una sonrisa boba en el rostro.

Mi alfa, mi marido, mi mejor amigo en todo el mundo y el hombre con el que quiero estar toda la vida y algún día formar una enorme familia.

—Oh vamos, no puedes dejarme luciendo estúpido solo. —Me dice tomándome de las manos y comenzando a girar juntos. Estoy seguro que alguno saldrá volando pronto, pero nos importa un carajo y seguimos bailando, brincando, pataleando, berreando y maldita sea riéndonos como si no existiera mañana.

Lo amo, lo amo, lo amo. El universo podría desintegrarse y caerse a pedazos en este preciso momento y me importaría un carajo, porque él es lo único que me interesa en esta vida.

Mi gran y eterno amor.

Eventualmente entre vueltas, empujones y demás terminamos tirados en la alfombra de la sala, tomados de la mano, intentando recobrar el aliento y observando hacia los ventanales a mi lado. A pesar de la iluminación artificial si te fijas bien pueden verse un par de estrellas en el cielo.

—Quiero que tengamos cachorros Grimmjow. —Confieso entre el silencio, ahora que se ha apagado el reproductor y lo único que se escucha son nuestras respiraciones agitadas debido al extenuante baile.

—¿Por qué? —Pregunta.

—Porque te amo. —Contesto girando mi rostro para encontrarme con su bella y azul mirada. Grimmjow y yo nos observamos embelesados por horas o quizás apenas segundos diciéndonos todo y nada a la vez.

—¿Crees que seamos buenos padres? Somos seriamente egoístas, tú demasiado consentido y yo en exceso arrogante, ¿No lo joderemos? —Cuestiona casi inocente y haciéndome sonreírle mientras le acaricio el rostro.

—Tienes razón. Eres un idiota y yo soy un imbécil, peleamos mucho, cogemos más y nos amamos sin límites. Pero creo que lo haremos bien. —Grimmjow me mira detenidamente, pensando quizás y sonriendo al poco tiempo.

—Desde la primera vez que te anudé no he deseado nada más que llenarte con mis crías Ichigo. Marcar tu cuerpo totalmente. Que todos sepan que eres tan mío que llevas a mis hijos dentro de ti. —Amo las palabras de Grimmjow en exceso, derritiéndome y sintiendo mi corazón latir con violencia mientras me le subo encima despacio, inclinándome y besándolo tenuemente.

—Hazlo, lléname con tus cachorros. —Exijo mirándolo directo a los ojos y encontrando en ellos un brillo siniestro que me dice ‘Te daré todo lo que deseas y más.’ Sonrío por la promesa silenciosa, levantándome y ayudándolo. Ahí de pie entre la tenue iluminación Grimmjow empieza a desnudarse sin pena ni tapujos, porque sabe que conozco su cuerpo al derecho y al revés tal y como él conoce el mío.

—Fuera ropa. —Demanda.

Quisiera negarme solo por verlo berrear, pero sinceramente he esperado por este momento todo el día. Me saco la camiseta, tan sólo quedándome con mis largas calcetas y mi gruesa gargantilla.

Grimmjow me examina detenidamente cual fiera hambrienta a su presa, caminando lento hacía mí e inclusive rodeándome, apenas si rozando sus dedos contra mis hombros y anticipándome lo que está por venir.

De un momento a otro tengo calor, demasiado y tanto calor. El ambiente arde mientras que se percibe un fuerte aroma a testosterona pura y viril subiendo de intensidad. Un absoluto y dominante llamado de apareamiento, que me tiene respirando agitado y mordiéndome los labios mientras siento mi interior cosquillear, palpitar y humedecerse alrededor del butt-plug que aun traigo metido.

Grimmjow como el alfa en control que es disfruta verme impaciente y muriendo lento, tomándose su tiempo para torturarme de la desesperación y yéndosea recargar contra la pared.

—Muéstrame. —Exige con audacia que se refleja en su deliciosa voz perversa.

Mis mejillas arden aún más, pero hace muchos años que dejé la vergüenza y el pudor atrás. Por lo que me giro, le doy la espalda y me inclino hasta tocar con mis palmas el piso, claramente exponiéndole mi trasero y de paso que traigo metido uno de mis juguetes preferidos.

—Abre más las piernas.

Obedezco abriendo más mis piernas, exponiéndome y presentándome ante mi alfa como el buen omega que soy. Y aunque no puedo ver por la posición, estoy casi seguro que Grimmjow debe estar sonriendo con crueldad. Una que me hace notar al llegar y colocarse detrás de mí, para estrujar y rasguñar mis muslos y nalgas sin decoro alguno, haciéndome gemir y sentir las piernas temblar.

—Voy a anudarte tan bien el culo Ichigo. —Habla a la vez que me da una brusca nalgada que me hace brincar, seguida de un par más bastantes duras, que me tienen gritando y con la piel rojiza y ardiente.

—Alfa…por favor.

—Eso es, súplica por el nudo de tu alfa. —Grimmjow que ama torturarme y llevarme al límite, presiona la gema de mi butt-plug, empujándolo e introduciéndomelo un poco más. Tengo que maldita sea morderme los labios para no gemir desvergonzado como una cualquiera a la vez que mis piernas se flexionan un poco indicando que estoy por caer.

—Ven aquí carajo. —Grimmjow me jala del cabello, girándome y haciendo que lo encare para sujetarme agresivo por el rostro. Mi marido me observa con una mueca sucia y lasciva mientras desliza su dedo pulgar por mis labios suaves y mojados. Y ya que sé lo que le gusta, abro mi boca para lamer y chupar su dedo obscenamente, mirándolo levantar una ceja y sonreír de lado.

—De rodillas. —Demanda.

Y de rodillas me tiene, ahogándome y tragando de lleno al ver su verga enorme y brutalmente gruesa ya totalmente erecta, escurriendo abundante y de un apetitoso color. La simple vista hace que mi boca se llena de saliva y que mi interior palpite deseoso por ser llenado.

—¿Qué pasa bebé? ¿Quieres esto? —Inquiere desdeñoso.

Me muerdo el interior de una mejilla mientras él sonríe cruel y agarra su erección goteante para restregarme su gruesa punta contra los labios, empapándome con su líquido tibio que no para de brotar. Mi vista se nubla por el deseo carcomiéndome las entrañas mientras me siento embriagado en feromonas y placer debido al aroma de su piel caliente, tan intenso, varonil y erótico.

—Complace a tu alfa. —Esta vez el de la sonrisa cruel soy yo, sujetándolo con firmeza con ambas manos por lo enorme que es y comenzando a chupar su punta. Grimmjow sisea y maldice debido a mi boca húmeda, cremosa y caliente mientras yo me trago todo su rico líquido. Lo chupo, engullo y succiono moviendo mi cabeza para darle un buen ritmo a la felación.

—Más. —Exige con esa voz ronca y tóxica que me manda mil escalofríos directo a la espina dorsal. Lo saco de mi boca para ahora recorrer con mi lengua carnosa y mojada todo su largo, asegurándome de presionar y morder levemente cada vena palpitante e hinchada.

—Que vista, mi pequeño y sucio omega chupándome tan bien.

Sonrío bajando un poco más, pasando por su rico y formidable nudo y llegando hasta sus testículos gruesos, pesados y aterciopelados, los cuales chupo y succiono con saña hasta dejarlos escurriendo en mi saliva viscosa mientras continuo masturbándolo con mis manos.

—Así me gusta, pero ambos sabemos que puedes hacerlo mejor.

Mi alfa me sujeta con agresividad por la quijada para meterme de lleno su brutal erección a la boca y darme un par de violentas estocadas, restregando su punta contra la parte carnosa de mis mejillas y finalmente deslizarla hasta el fondo haciéndome ahogar y asfixiar.

Grimmjow sonríe cruel, metiéndomela hasta la maldita garganta y disfrutando al ver mis ojos llenarse de gruesas lágrimas que comienzan a escurrir sin parar, tal y como los chorros espesos y burbujeantes de fluidos y saliva que se deslizan por la comisura de mis labios ahora rotos y bien abiertos por lo grueso que es.

—Uhm…una boca tan buena, tu garganta no para de estrecharse a mi alrededor Ichigo, ¿Qué pasa bebé? ¿Soy demasiado grande? No te preocupes, tu alfa se asegurará de romperte hasta que te quepa entera.

Aun con la boca llena me aseguro de gemir tan vocal y complacido como puedo, mostrándole lo excitado que estoy y lo mucho que deseo ser utilizado por él. Carajo, voy a correrme. Pienso mientras lo miro directo a los ojos dejando que continúe follándome la garganta con brutalidad.

—Eso es maldición, justo así. Atragantándote con mi verga como la ramera que eres.

Mis ojos brillan al saber que podría anudarse en mi garganta, más el placer no me dura al sentir como se despega haciéndome jadear molesto. Sin embargo Grimmjow me complace al masturbarse con fuerza frente a mí, mostrándome lo grande y palpitante que está su nudo entre sus manos ahora que está por terminar.

—Voy a correrme en esa cara bonita que tienes omega. —Me anuncia feroz y entre rugidos, haciéndome sonreír perverso y abrir la boca. Apenas bastan un par de segundos, cuando Grimmjow se corre espeso y caliente llenándome la boca y salpicándome el rostro.

—Trágatelo. —Mi sonrisa se ensancha mientras me relamo los labios y me trago todo lo que cayó en mi boca, a la vez que siento como me vuelve a sujetar agresivo por el cabello para tallarme el resto de sus fluidos por todo el rostro con la punta de su aun dura erección.

 —Uhm…que buena vista. Ahora de pie omega, aun necesitas tener tu otro agujero llenado.

Tiemblo excitado y no atreviéndome hablar, debido a mi garganta recién follada mientras él me levanta entre sus fuertes brazos y me carga de frente. De inmediato rodeo su cinta con mis piernas y me abrazo a su cuello uniendo nuestros labios en un rico beso morboso lleno de lengua y saliva.

Grimmjow me lleva hasta el comedor de cristal, sentándome en el borde y separándose para ahora él arrodillarse frente a mí. Sonrío sabiendo lo que está por venir y muriendo un poco en cuando por fin decide a sacarme el jodido butt-plug de golpe y lanzarlo lejos.

Me dejo caer de lleno, recostándome sobre el cristal y temblando al sentir mi humedad acumulada y letalmente dulce que es como licor embriagante para mi alfa, comenzar a escurrir abundante desde mi interior.

La misma que Grimmjow se traga complacido mientras desliza su lengua por mi tierno, rosado y ahora expuesto agujero. Mi marido mete su rostro de lleno entre mis muslos, haciéndome gemir y enloquecer por el delicioso trato. Su lengua introduciéndose en mi pequeña entrada mientras su nariz se roza insistente contra mis testículos.

Carajo, es demasiado. Es excesivo, no lo soporto y se lo pruebo corriéndome entre gritos, espasmos de luz latente y placer alucinante que me hace tocar el cielo.

—Tan dulce y rico como el maldito caramelo. —Dice una vez que se separa, relamiéndose los labios morboso y obsceno y mostrándome como se lo traga todo mientras me estruja los muslos y yo no logro comprender lo que pasa a mi alrededor, debido a mi orgasmo aun recorriéndome maravilloso.

—¿Corriéndote con solo mi lengua? No cabe duda que te tengo muy consentido. —Grimmjow aprovecha que me encuentro manso para bajarme del borde, girarme y pegarme contra la mesa haciendo que le dé la espalda. Y aunque sigo perdido entre nubes de placer y furor, entiendo pegando mi cabeza contra la superficie de cristal y sacando bien mis caderas mientras abro mis piernas para él.

—Grimmjow rápido maldición, te necesito. —Mi voz sale quebrada, ronca y lasciva debido a la brutal y reciente felación y el bastardo de mi alfa ruje feliz ante ello.

—Si tanto lo quieres. —Susurra malicioso, acomodándose tras de mí y una vez más maldita sea torturándome al restregar su glande contra mi agujero suave y bien mojado.

—Alfa por favor. —Suplico con los ojos llorosos debido a que ya no soporto el no tenerlo dentro de mí.

—Asegúrate de disfrutarlo ramera. —Apenas si puedo apretar los puños, sintiendo mis ojos irse para atrás y mi cuerpo convulsionar en cuanto mi alfa finalmente empuja, introduciendo la mitad de su verga grande e hinchada dentro de mí. —Mierda Ichigo, tu culo estrecho me está pidiendo a gritos que lo llene con mi semen. —Grimmjow sale un poco, sólo para finalmente enterrarse de lleno en mi calor húmedo.

Mi marido ruje feroz y potente, sonriendo con soberbia, estrujándome y enterrándome las uñas en los muslos a la vez que comienza a moverse sin siquiera darme tiempo de acostumbrarme a la brusca intrusión, porque sabe que justo de esa manera me gusta.

—Sí, sí, así, justo así. Grimmjow…hah. —Jadeo sin pudor ni restricciones disfrutando enajenado el placer carnal y libertino que me brinda mi alfa al copular conmigo, como si no fuéramos nada más que meros animales llevador por el deseo.

Me encuentro sonriendo descarado entre gemidos mientras él se entierra de lleno en mí y sus dientes filosos marcan crueles la piel sensible de mi nuca y hombros. Grimmjow me folla con violencia, sin restricciones ni sentido, llevándonos por un delicioso camino de perdición que nos tiene ahogándonos y pidiendo más.

Se siente tan bien, tan turbia y maldita sea bien. Me estoy asfixiando en placer no solo por su erección gruesa y vigorosa abriéndome y entrando cada vez más profundo y duro en mí, sino también por todo lo que implica el ser inseminado por él. Me llenará y tendré a sus crías y el omega dentro de mí se encuentra hecho un mar de locura y felicidad debido a ello.

Ese instinto que intenté ocultar tanto tiempo, por fin está surgiendo con una insania devastadora.

—Mío, mi omega, mío y de nadie más. —Me ruge posesivo al oído, haciéndome de ladear la cabeza y exponerle mi cuello en señal de sumisión.

—Tuyo, solamente tuyo alfa. —Reafirmo a la vez que me incorporo un poco, recargándome en mis codos y girando mi torso para encontrarme con sus labios. Grimmjow y yo nos besamos a la vez que él continua penetrándome duro y hasta el fondo y yo me aseguro de mover mis caderas para hacer más rico el impacto.

Amo que lo único que resuene en la habitación sean no solo nuestras obscenidades y gemidos, sino también ese sucio y retorcido golpeteo líquido por nuestros cuerpos uniéndose perversos. Y no solo eso, sino también la fricción fogosa y caliente entre nuestros cuerpos sudorosos, vehementes y rendidos ante la lujuria. —Grimmjow más…más, no pares. Así me encanta.

—Eso te gusta huh.

—Sí…sí, justo así, así…alfa. —Grimmjow me folla hasta las malditas entrañas, saliendo casi entero y volviéndose a enterrar hasta el fondo, asegurándose de restregar su nudo y testículos contra mis nalgas.

—Voy a preñarte omega. —Me advierte, haciéndome ronronear enloquecido y feliz ante sus palabras.

—Grimmjow de frente, anúdame de frente. Quiero verte. —Mi alfa gruñe, pero rápido acepta la petición saliendo de mí, apenas segundos que me parecen una eterna agonía mientras me gira y vuelve a subir sobre el borde de la mesa para rápidamente volver a meterse en mí.

Jadeo complacido, abrazándome a su cuello para besarlo y simplemente gozar mientras él se aferra a mis muslos y sigue dándome firmes estocadas.

—Te amo, Grimmjow te amo, te amo tanto. —Le susurro contra los labios mientras sujeto su rostro entre mis manos y pego mi frente con la suya. El hombre de mi vida y yo nos miramos a los ojos, notando chispas y fuego brotar a nuestro alrededor. Porque a pesar de que siempre follamos depravado y duro, también lo hacemos con un exceso de amor y ternura.

Grimmjow me folla en esta posición por un par de minutos más, gozando de mi agujero ahora suelto y mojado, succionándolo y apretándolo tan caliente y asfixiante como le gusta mientras yo grito enloquecido debido a que no para de presionar y abusar de ese punto en mi interior que me hace ver estrellas y constelaciones.

—Carajo Ichigo.—Grimmjow me mata al rugir, arrancarme la gargantilla y enterrarme sus colmillos en el cuello, haciendo que me corra maravilloso no solo por su feroz mordida, sino también al sentir su nudo ahora totalmente engrosado e hinchado al ras de mi cuerpo.

No tengo palabras para describir la fuerza e intensidad con la que mi orgasmo me golpea mientras Grimmjow comienza a correrse abundante, espeso y palpitante dentro de mí, llenándome y asegurándonos un buen legado.

—Te amo Ichigo, mi pequeña y adorable fresa. —Me dice tierno y sabiendo que amo el sobrenombre solo cuando me lo dice con cariño y en momentos así. Sonrío rozando mi nariz contra la suya mientras él me carga una vez más y me lleva al interior de nuestra habitación, donde él se recuesta y me deja quedarme encima para abrazarlo.

Me dedico a darle pequeños besos mientras nos olfateamos, acariciamos y tomamos la esencia del otro. Grimmjow permanece anudado a mí por un largo rato, hasta que eventualmente puede salir y separamos nuestros cuerpos. Sin embargo, ninguno puede estar alejado, por lo que rápido nos giramos de lado para encontrar nuestras miradas y que él me abrace contra su pecho.

Mi alfa me besa todo el rostro, acariciándome el cabello y la espalda mientras yo deslizo mis dedos por pecho fornido y su abdomen duro.

—¿Estás seguro de esto bebé? Aun puedes tomarte tus pastillas. —Pregunta a la vez que me besa la punta de la nariz.

—No quiero tomarlas, todas se irán a la basura ahora mismo. Quiero tanto esto…—Digo acariciando mi vientre ahora lleno de él. —Te quiero a ti para siempre. —Afirmo ganándome un posesivo y estremecedor rugido de su parte. Mi alfa me abraza y desprende un delicioso y reconfortante aroma que dice que me protegerá por siempre a mí y a nuestros cachorros.

—En ese caso debes saber que no me conformaré con dos o tres Ichigo. Quiero muchas crías. Así que pronto nos mudaremos de aquí y nos compraré una casa donde tú quieras, con un enorme jardín donde correrán y jugarán todos nuestros cachorritos.

—Eso me gusta alfa. Solo esperemos pantera no se ponga celoso de tener que compartir tu cariño. —Digo sacándole una sonrisa a Grimmjow, ya que nuestro ‘gatito’ es algo posesivo con él.

—Tendrá que aprender o seguro que los cachorros lo volverán loco. —Comenta feliz y haciéndome reír hasta que recuerdo algo.

—Por cierto, seguro que el estirado de Byakuya te llama mañana para reclamarte estupideces. No le creas un carajo y cuélgale.

—¿Volviste a ir a joder a Abarai no es así? Sabes que no me trago al Kuchiki y su cara de amargado y a pesar de eso siempre vas pelear con el mono.

—Yo sería incapaz. —Digo inocente.

—Uh-huh. Ambos están locos y por eso son amigos.

—Eso no puedo negarlo, aunque creo que le compraré algo lindo a Renji la próxima vez que lo vea.

—¿Culpa por verlo berrear?

—Más bien digamos que me recordó un par de cosas que ya había olvidado. Creo que jugar a la casita y a la mamita no está tan mal después de todo. —Menciono sonriente a la vez que suspiro complacido, debido a que Grimmjow se ha escabullido de mis brazos y ha bajado hasta mi vientre para besarlo y enterrar su nariz en el. —Aun no sabes si estoy embarazado alfa. —Digo burlón.

—Créeme Ichigo, lo estás. Tú bien sabes que no necesito de un celo para preñarte. —Menciona orgulloso y haciéndome rodar los ojos.

—Eres un idiota.

—Y tú un consentido. —Una vez más sube y me besa en los labios mientras se me viene encima. —Y aun así no te cambiaría por nada Ichigo, mi perfecto y lindo omega. —Inevitablemente sonrío, abrazándome a su cuello y rozando nuestras narices una vez más.

Claro, hasta que Grimmjow me sorprende levantándose de la cama y corriendo al closet por los abrigos más gruesos y grandes que tenemos. Me coloca uno y él otro, para luego hacerme reír al enredarme en una maldita colcha gruesa y cargarme entre sus brazos de frente. No comprendo, pero aún así una vez más enredo su cintura con mis piernas y me abrazo a su cuello.

—¿Qué carajo hacemos? ¿Vamos a salir así? —Pregunto entre preocupado y divertido porque mierda, seguro que está helando afuera. —¡Grimmjow Jaegerjaquez, si te atreves a sacarme así al frío te juro que dormirás con el gato por un mes entero! —Le reclamo al ver que vamos rumbo a nuestro balcón privado.

Pero como Grimmjow es Grimmjow, hace lo que quiere y me ignora abriendo la puerta. De inmediato una leve ventisca fría, pero soportable me hace abrazarme más a él que me pega hasta el barandal.

—Mira. —Me dice contra los labios y señalándome con la mirada hacia arriba al cielo oscuro, donde observo que se ven claramente estrellas enormes y brillantes, que me hacen sonreír enajenado y sobre todo feliz y enamorado de poder compartir este momento con Grimmjow. Mi perfecto alfa que me besa dulcemente el rostro mientras me susurra promesas eternas al oído. 

Mi alfa y yo nos miramos amándonos y perdiéndonos en la mirada del otro, sabiendo que a pesar del desenfreno y locura que nos rodea, siempre que estemos juntos no hay nada, ni nadie que pueda detenernos. Será que aquí bajo las estrellas de Berlín, todo aquello que deseas se puede hacer realidad con un poco de amor y paciencia. 

Notas finales:

No tengo nada que decir en mi defensa. Amo verlos darse exceso de pasión de la manera más asquerosa, lol. Además tenía muchas ganas de escribir sobre la fresa y Grimmjow viviendo en Berlín (Mi ciudad favorita en Alemania) Ya que en el fandom mucho se dice que el apellido de Grimmjow es alemán y bueno, tenía que hacerle honor.

En fin, espero que les haya gustado y me lo hagan saber por favor ¡Me sirve de motivación! Por cierto, ya se viene el 14 de Febrero y me gustaría hacer un especial más. ¿Les parece bien que sea otro omegaverso? ¿O hay alguna temática que abunde y quieran que escriba? Estaré al pendiente de sus respuestas, por ahora no me queda más que despedirme y recordarles cuanto los amo y que les deseo lo mejor en este año que inicia.

PD: A aquellos que esperan ‘Aires del tiempo’ ya iniciaré publicaciones de nuevos capítulos el Martes 16 sin falta. Y ‘Pantera’ ya está en proceso, ¡Crean en los milagros que pronto sucederá uno! >u<


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