Sopló de nuevo sin ganas para crear nuevas burbujas que salía hacia el horizonte; las observó elevarse hasta que reventaron haciendo que se percatara de que la puesta de sol había comenzado.
Sorbió su nariz para apretar el recipiente de las burbujas y sonreír hacia el sol.
-Todo está bien.- susurró Taemin conteniendo sus lágrimas, esforzándose por mantener su sonrisa.
Jonghyun no estaba; hacía cerca de un mes que había partido en un viaje sin retorno.
Habías días en los que Taemin era capaz de soplar las burbujas como si nada estuviera ocurriendo dentro de su mente, como si estuviera seguro de que Jonghyun saldría hacia el patio a decirle que le dé una oportunidad para soplarlas, pero también había días oscuros, como este, en los que ni siquiera podía soplarlas porque su pecho se cerraba y su boca era incapaz de abrirse.
Sorbió la nariz e intentó soplar de nuevo. Su mano temblaba y aire inútilmente dirigido salía para estropear las nuevas pompas de jabón.
Terminó llorando, soltando el frasco con jabón y llevando sus manos a su pecho. Hiperventiló porque quería que regresara, quería escuchar de nuevo su voz regañándolo porque las burbujas se pegarían a la ropa que recién había lavado o pidiéndole que se pusiera un suéter porque el clima era frío. Lo que sea.
Pero él no volvería.
Talló sus ojos fuertemente y sorbió su nariz de la misma manera.
Buscó el frasco con jabón para intentarlo de nuevo sin embargo todo el líquido se había derramado sobre el césped y éste lo había absorbido.
Curveó una sonrisa que de inmediato se convirtió en un puchero.
-Jonghyun hyung.- susurró intentando nivelar su respiración. –Estoy demasiado asustado para decirte que te quiero… te quiero de vuelta.- hiperventiló tan fuerte que por un momento pensó que caería sobre sus rodillas. –Porque te quiero mucho.- tocó su pecho y apretó fuerte la tela sobre sobre su corazón.
-No sé cómo lo voy a hacer, Jong.- susurró para apretar fuerte sus labios. –De verdad no lo sé.- cerré los ojos permitiendo que las lágrimas acumularas escaparan. –¿Por qué…? Si todo estaba bien.-
Tenían una buena vida, ambos ganaban bien en sus respectivos trabajos, su relación estaba en buen punto y era respetado y reconocido por todos… pero había noches enteras en las que no podía conciliar el sueño y los problemas de su pasado parecían ser más fuertes que él.
Estaba enojado y aceptaba que era egoísta sentirse así aunque eso le hacía sentirse confundido porque no sabía qué era lo mejor que debería de sentir en ese momento.
¿Debería de estar triste? Lo estaba, llegar a casa y encontrar incluso la taza de café de la que bebió esa mañana era doloroso. ¿Era duro? Todo lo que veía le recordaba a él. ¿Estaba enojado? Lo estaba y eso le confundía. ¿Pudo haber hecho algo por él? ¿Tal vez?
Sacudió su cabeza antes de que cayera en esa tela de araña.
-Lo que sea que te haya atormentado… debiste decirme.- sorbió su nariz. –Debiste continuar luchando.- comenzó a hiperventilar. –¡Eres tan tonto!- gritó encorvándose para sacar todo el dolor que tenía en el pecho.
-Soy tan miserable.- se rió ligeramente mientras secaba sus ojos. –Incluso la pizza apesta sin ti.- se agachó para recoger el frasco de las burbujas. –Mañana seré capaz de soplar más para ti.- sorbió su nariz e intentó susurrar. –Es una promesa.- levantó su dedo meñique en dirección al sol. –Mañana será mejor.-