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QUERER AMAR por Mariposa23

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Notas del fanfic:

Mariposa: Nosotros, como devotos admiradores de Batman. Siempre nos gusta presentarnos situaciones distintas, temáticas diferentes donde descubrimos una y otra vez, q amamos a este personaje, sin condición alguna.
23-por eso una vez más, en una temática diferente. Nos preguntamos, ¿Cómo sería si Bruce estuviera embarazado? Con todo respeto, esta es nuestra idea de lo q serían los actos.

No hay una manera de iniciar explicando, sobre los últimos acontecimientos, en la vida de todo mundo y como impactó para con sus conocidos más cercanos. No hay manera de iniciar algo de lo q se desconoce su principio. Solo tienen los acontecimientos de ahora, y solo a ellos les queda aferrarse.
La vida priva de Bruce Wayne, es realmente privada, sobre todo cuando él mismo así lo quiere.
Hay cosas de las q simplemente, no se hablan. Nadie habla del “donador”, por ejemplo. A veces al merodear la pregunta, se respira tención. Pero a ciencia cierta, nadie lo sabe y no sería apropiado o posiblemente seguro preguntar ¿el quien?, es solo q todos asumen, q es el espécimen adecuado; alguien tan o más impresionante. Tiene q serlo, para tener ese privilegio.
La gente no tiene motivo de preguntar ¿Por qué?, y aun q de bastante curiosidad, es muy obvia la respuesta.
Es solo q es, especialmente fértil.
Eso fue lo q afirmo él, antes de q siquiera todos lo procesaran.
Con simplicidad práctica, característica de su mente brillante, lógica y privilegiada. Respondió a una futura pregunta q corto de tajo con esa llana respuesta. Y solo tuvo la amabilidad de informarles. Porque dentro de meses, sería muy obvio, y él no quería q pensaran q hacia las cosas en la ilegalidad, no había nada q esconder, o de lo q bajar la cabeza. Todos a los q informo eran colegas cercanos q notarían los cambios.
En seis palabras una sola respuesta para justificar, nueve meses.
Es solo q es, especialmente fértil.
¿Podía caber alguna duda más ahí?
No, por supuesto q no porque solo se trataba. Del ser humano, más fértil del planeta.
Porque algo en él, lo potencia. Lo hace un superhombre de verdad. Cuando su propio cuerpo reacciona a la extinción de una manera tan eficaz, q lo hace fértil en todo sentido de la palabra. Es la maquinaria única y descomunal de su cuerpo.
Y aun q sería una joya en la ciencia el estudiarlo. Lo cierto es q toda esa parafernalia, acaba cuando él mismo aclara q es. Especial.
Y es q él, siempre fue especial. Lo dijera o no lo dijera. Su cuerpo, su actitud, su presencia, hablaban por él, sobre las cosas q no necesitaba decir.
Su perfecto rostro, tan extrañamente armonioso, simétrico a la medida q era delicado. Una belleza natural muy extraña, muy confusa. Muy andrógina; aun q el carácter y otras partes de su anatomía, te hicieran pensar en él, como en alguien muy definido en su apariencia sexual.
Lo cierto es q no la tenía.
Porque si bien sus brazos eran increíblemente musculosos, tenía las caderas amplias. Un culo firme, pero redondo y suntuoso; tenía un abdomen tonificada de músculos cuadrados, y aun así, una minúscula cintura entallada. Tenía el pecho fornido y amplio, y aun así, un par de pezones pronunciados, aureolas jugosas y rosadas.
¿Cómo es q ese cuerpo se podría definir, entre hombre o mujer?
La naturaleza al crearlo, lo había hecho, especialmente, en ese punto medio donde. Se llevaba los mejores atributos de ambos sexos.
Bruce Wayne era hermoso. La perfección encarnada. Así lo describirían muchos y todos tendrían razón, es q Bruce Wayne realmente lo era, era hermoso, era perfecto. Era realmente real.
Y era fértil.
Muy fértil. No necesitaría una segunda oportunidad y nada más q las largas horas de placer q te podía dar, para dejarte en estado. Eh igualmente. No necesitaría demasiado.
Si él mismo, quisiera estar. Embarazado.
Era especialmente, fértil. Es todo.
Ahí murieron las explicaciones, y la cortesía aledaña de darle sentido a su futuro aspecto físico.
Varios de los meses, pasaron en un “silencio” de shock. No era nuevo, no es q era extraño, es q era único. Porque nadie había conocido, a esos hombres, esos pocos q podían quedar en estado. Ellos eran, verdaderamente auto-sustentables. Una belleza en la maquinaria anatómica, q les permitía reaccionar de manera contundente contra la extinción, ya sea de la raza humana o en este tan preciso caso. La extinción de un linaje.
Y más allá de aquella, casi mítica cualidad masculina tan escasa.
Nadie nunca imagino a Bruce Wayne en ese estado.
De por si era inusual imaginarlo de padre.
Pero directamente en estado, aquello era como un universo alterno, el cual no tenía nada de alterno, y solo era otra historia, una ficticia. Donde el hielo era de azúcar fría, la nieve pequeños malvaviscos y el sol solo caramelo derretido. Lo opuesto a lo real, no más bien, lo q dobla a la realidad a los antojos, a la firme voluntad de un humano, con los ojos azules, y el cabello negro, un humano q quería ser padre…
Por eso estaba justo ahí. Sintiendo justo eso.
Los cambios en su cuerpo, su adecuada naturaleza haciéndose flexible y así dando paso a una nueva vida, de la cual era parte de formación. El siguiente Wayne.
Era un cuerpo extraño, dentro de su propio cuerpo. Aun así, creé q puede amarlo.
Nadie pregunta por q lo hiso, no más desde la “aclaración” q se les brindo. Bruce Wayne ya tendrá sus razones. Para haber querido quedar en estado. Nadie lo contradice, ni ahora ni nunca.
Pero todo es raro eh inquietante, como una vieja novela de misterio.
Su aspecto no cambia demasiado; excepto por uno q otro detalle.
En los primeros meses, no es evidente, nada más q la nueva suavidad q porta su piel, aun sobre esos músculos de acero totalmente trabajados, solo ver esa palidez en todo su cuerpo, tienta. Es hermoso como un lienzo.
Sus negros cabellos brillan algo más y crecen más rápido. Sus labios son solo un poco, muy poco más rosados. Pero al margen de eso todo sigue igual.
Su inmutable carácter. Meditabundo y taciturno. Sabido y misterioso.
Sigue siendo ese ser, místico y fascinante q es siempre.
Y sigue siendo esa autoridad, ese parámetro real de tiempo y espacio q te hace sentir situado.
Nuevamente, no hay preguntas ni contradicciones. Aun q la situación siga siendo extraña.
Con el tiempo, cosas cambian.
Para cuando va por el quinto mes, entonces todo es casi un poco más evidente.
Los cuadrados de su abdomen han cedido un poco más para redondearse. Ese vientre preñado se ve suave, abultado y tibio. Un hogar de verdad. No hay imperfecciones en la piel, no hay daño alguno en su cuerpo. Bruce no camina extraño y no hay otros dolores. No ataca la comida ni vomita todo el tiempo.
Todos asumen q ese extraño embarazo, es tan o más raro q Bruce Wayne. Y la criatura q salga. Solo ha de ser. Tan especial como Bruce Wayne. Porque desde ahora demuestra ser diferente.
Ese, bebe ya reacciona. Patea de vez en vez. Sobre todo al oír la voz de Bruce. Como si ya lo reconociera. Y solo Bruce las siente; era celoso con su cuerpo. Ahora lo es más, con el cuerpo de su hijo. Es un detalle q solo él sabe, pero q todos asumen. La inteligencia de un Wayne, nunca es cuestionable.
No hay más q mencionar en aquellos meses, las miradas curiosas eh indiscretas, temen quedársele mirando embobados, a aquella criatura q se gesta de apoco.
Aparte q nadie suele sostenerle la mirada, asique cuando él camina todos bajan la cabeza, y miran terriblemente interesados el suelo q Bruce pisa. La negra capa tan amplia como la noche, al igual q ella, cubre con su oscuridad aquello q crece en su interior.
El volumen no es un estorbo, o no lo es para Bruce, bajo la capa sigue manejándose adecuadamente, entre la Atalaya o fuera de ella. Sus dedos enguantados en negro, teclean con la misma rapidez y precisión, sigue archivando casos, y sabiendo sobre más cosas, más q el resto. El embarazo no lo hace diferente, porque Bruce Wayne siempre ha sido neutro, un elemento inmutable aparentemente.
Sus manos no pasan compulsivamente por su vientre. Es más, ni lo toca.
Pero no es q sea, como el desamor. En realidad parece, q hasta Bruce mismo, olvida el obvio crecimiento, de aquella parte de su cuerpo q era plana.
Para Bruce es ya normal, sentir el peso extra en sus caderas, es un cuerpo joven así q no tiene problemas. Para Bruce su vientre es normal, su vida sigue igual.
Bruce sigue siendo él, aun después del octavo mes de embarazo.
Su rostro hermoso no cambia más, ni poco, tampoco su actitud.
Da vueltas una y otra vez. Envuelto en el traje negro. La capa tan densa y tan ancha le cubre por completo el vientre ocupado. Más una gruesa armadura de diversos materiales, creación del propio Wayne. Le garantizan protección absoluta al retoño q cría. Pese a ello, está preparado para continuar.
Bruce no deja de ser quien es y sobre todo no deja a su ciudad.
Claro, ahora su rutina es diferente. Pero todas las noches, infaltablemente patrulla.
Como siempre, continua; siendo el caballero de su dama gótica.
La ciudad esta tan en calma, tan quieta y callada. Como si supiera q otra de sus malas semillas se está gestando. Quizá una de las más importantes, tanto q hasta ella misma juega a ser madre. Y duerme a todos los pequeños bastardeos q de una u otra manera amenazan la existencia de ese ser no nato.
Gotham, coopera, sin razón o con ella. Por casualidad, o por obvias razones, no se necesita saber más.
Ha habido uno q otro altercado violento. Bruce es cauto. Evita a toda costa el cuerpo a cuerpo.
Jamás podría en riesgo, la vida de un inocente. Aun así, no puede dejar la capa, ni Gotham.
Desde de las alturas, sigue imponiendo la justicia. Su autoridad sobre Gotham y sus habitantes. Sigue siendo dueño y señor de las noches.
Aun así, descansa. Bruce Wayne el millonario, esta aparentemente de vacaciones. Nadie sabe de él, y nadie sabe a dónde fue.
Sin ser rastreado por fastidiosas cámaras q pidan ver su cuerpo en trajes entallados q, delatarían su estado. Bruce guarda para sí, su embarazo. Un tiempo q el delimito como privado.
Bruce durante el día descansa.
Embadurna su vientre en unas cremas y se enrosca en finas sabanas.
Parece más un enorme macho alfa, con la cara más hermosa de la creación, cuidando de una cría, q casualmente él mismo esta gestando.
Es extraño.
Muy pocos hombre se embarazan.
Y entre todos ellos, esta él. Y sus atribuciones perfectas. La dualidad de su cuerpo armonioso.
Y esa fertilidad de culto. Que le permitió tener a ese bebe.
Ese q está a punto de dar a luz. Cuando llega el fin de los nueve meses.
Durante todo ese tiempo. Esos nueve meses, para Bruce han sido tranquilos. Porque él se rige bajo esa premisa, tan cabal, pero solo para él. Ese mantra de: “Es un cuerpo extraño, dentro de su propio cuerpo. Aun así, cree q puede amarlo”.
Asique los cambios pasan obviamente desapercibidos. Bruce quiere, de verdad, quiere un hijo.
El resto del mundo puede perder la cabeza en silencio. Porque nadie pregunta, ni contradice.
Porque todo tiene una razón de ser, en la vida de Bruce Wayne. El nuevo dios de este siglo.
Y es terriblemente bello en ese cuerpo preñado. Terriblemente masculino. Como un dios antiguo de la fertilidad en su máximo esplendor. Es arrebatador, en su bella dominante.
Esas perfiladas cejas no dejan ese rictus retorico y picante. Sus ojos no dejan, esa calma atemorizante. Su expresión no cambia de esa imparcialidad q lo hace translucido.
El embarazo lo hace eterio, con su piel tan suave y blanca, con esa redondez perfecta, a la altura exacta. Y emana el más concentrado aroma de fertilidad. Un olor asociado a la maternidad y la potencia. Huele bien, almizclado y sensual. Bruce siempre tuvo un aroma único y particular. Ahora se le nota más.
Bruce tiene q, ser algo más q un ser humano. Por q es divino. Como un dios griego de antaño.
Y el silencio sigue, y el culto también.
Hasta q el primogénito de los Wayne nace.
Y es como si la tierra cobrara vida.
Porque su llegada resulta ser como una profecía.
Hay una terrible tormenta eléctrica. Truenos y relámpagos. Lagos y ríos desbordan, en dos días no ha parado de llover. Pero es por la madrugada, cuando la tormenta está en su punto álgido. Cuando empieza el parto.
Bruce desde hace rato q siente los constantes pateos. Termino su patrulla intranquilo. Mientras el pequeño se retuerce porque quiere salir. Es el momento.
No hay fecha de parto probable pero; su cuerpo sabe, él sabe cuándo es la llegada de su hijo. Algo muy dentro de él se lo advierte, por q siempre fue un hombre perceptivo.
Asique con calma absoluta. Se pone en manos de solo en quienes confía. Y comienza la cesárea.
Le suministran medicamentos, en un campo perfectamente esterilizado. Bruce no siente el dolor, pero si los movimientos en su vientre, tanto de su bebe, como de las manos q lo asisten.
El pequeño corte, y las miles y miles de telas q lo cubren, con dificultad alcanza a ver cómo se desarrolla el procedimiento.
Hay bastante sangre, y esponjas q lo secan constantemente; el corte en su vientre no es muy grande, siente como las manos tiran de ese corte mientras lo abren y así, meten las manos y entre ellas ya sale, ese preciado bebe. Que llora y se manifiesta vivo en el momento. Ese mismo rato el niño es revisado. Mientras a Bruce le masajean la pelvis para detener el sangrado y le sacan de apoco la placenta, se aspira la sangre. Y minutos después se lo está suturando. La herida no es muy grande, el cierre es perfecto, apenas quedan marcas de trasparente hilo q desaparecerá con los días, para no dejar su recuerdo nunca más.
Apenas y mientras aspiran. A Bruce le entregan el bebe, lo acomodan contra su pecho para q tenga el mayor contacto posible con él. Los niños reconocen la primera piel q los toca.
Y Bruce se siente cansado, mucho, pero consigue mover los brazos, hasta envolverlo. Y sostenerlo y él también sentirlo, y familiarizarse con el rostro q espero conocer durante nueve meses; y solo Alfred es testigo, como tras toda la frialdad marina de esos ojos. El señor Wayne, de repente se vuelve, tan tibio y brillante, como las olas espumosas de ese mismo mar. Se vuelve en calma, conforme tiene a su bebe, y las comisuras oscas de sus delicados labios, rebelan una única sonrisa, tan solo para su retoño, y esa imagen tan imponente q tiene. Solo se vuelve más enorme y más cálida, el señor Wayne crece, todo para dar de nutrir a su pequeño bebe. Ahora el señor Wayne es padre. Y tiene a lo q tanto hancío, entre sus manos. Respirando sereno, dejando de llorar, desde el momento en el q se siente protegido por su padre.
Ese bebe, de descomunal belleza, q crecerá para ser aún más hermoso.
Ese tan amado bebe, amado por Bruce Wayne.
Y solo cuando Bruce, lo mese, contra su pecho, hasta q el pequeño duerme profundamente.
Es q sabe. Que todo está bien, todo está tranquilo y los ojos de un nuevo Wayne. Relucen con ese enorme y profundo azul q caracteriza a las corneas de la familia. Mientras caen de apoco más y más adormilados.
Y puede ser, q Bruce haya tenido este hijo, dado a q ya no hay muchos Wayne sobre la tierra.
Todos pueden tener versiones diferentes del porqué de esta existencia. Porque Bruce Wayne decidió quedar embarazado.
Pero solo él sabe, q es porque, quería amar.
Porque quería amar a un hijo. Porque era lo q más deseaba en el mundo.
Volver a tener una familia, una q empiece por él y por su bebe q crece un poquito más ya entre sus brazos.
Promete sostenerlo, promete cuidarlo. Y es q Bruce sigue siendo humano, no es un dios, solo es, especial. Y dentro del corazón de cada hombre, radica el intimo deseo de ser, padre…

Fin.

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