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Purification por Ogawasan

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Notas del capitulo:

Ustedes disculparan la tardanza, han sido días extraños... pero bueno uwu

¿Han notado lo tremendamente parecidas que se escuchan "It's a fine day" de Acid Android y "Revelation" de L'Arc?

¡Son canciones hermanas! XD

Bueno, he aquí el segundo capítulo, en donde Haido hace su primera aparición.

¡A leer! XD

 

"It's a Fine day" de Acid Android (2006) 

 

    – Yoko, no puedes hacerme esto, no por teléfono…

    – Lo siento Yukihiro, pero no tengo la necesidad de volver a verte...

    Solo minutos después de haber llegado a la terminal de autobuses de Kawasaki, me di cuenta de que en realidad no tenía a donde ir, ni mucho menos a quien recurrir después de lo que había pasado.

No tenía departamento, mis padres habían decidido echarme de casa después de darles la terrible noticia de que abandonaría la escuela para convertirme en músico. Pensé entonces en una chica llamada Yoko, con quien salí por un tiempo. Aun sin ser algo completamente formal, había vivido con ella en su departamento durante un par de meses, así que supuse que no tendría problema en darme asilo por unos cuantos días.

 Sin embargo, al llamarla y comentarle sobre mi despido y situación, se negó rotundamente a recibirme. Intenté explicarle lo sucedido, pero fue en vano. Al igual que mis padres, al igual que Zi:Kill, ella también decidió darme la espalda.

    – Voy a colgar Yukihiro... adiós...

    Después de esa amarga despedida, la línea se cortó.

Permanecí pensativo por unos momentos, con el auricular del teléfono en mi oído, escuchando el pitido infinito de la línea.

    Pruebas ácidas Yuki-chan…  Las palabras de mi padre volvían a invadir mi mente… Te queman y aprendes a no cometer el mismo error dos veces. Es una lección para seguir adelante, nunca olvides eso…

Cuando un alimento tiene un sabor ácido, el comerlo se convierte en algo desagradable. Sí un ácido químico toca tu piel, la quemadura es tremendamente dolorosa. Una persona ácida es siempre cruel, burlona y mal intencionada. Una prueba ácida era eso, algo desagradable y doloroso que tendríamos que enfrentar y de esa manera, hacernos más fuertes.

Mi padre no pudo usar una mejor palabra para darme una enseñanza de vida.

   Colgué el teléfono de mala gana, pensando en lo que haría después de esto. Me quedé de pie junto al aparato, observando a la gente que se encontraba en la terminal de autobuses; muchas personas llegaban de sus viajes, otras salían a diferentes destinos por el año nuevo, muchas otras esperaban con impaciencia la hora de salida de su autobús. Sin embargo, los rostros de las personas compartían la misma expresión: preocupación.

Eran tiempos difíciles para Japón, la depresión económica estaba a la orden día, provocando que muchas empresas se fueran a la quiebra, el aumento de la delincuencia, desempleo, incertidumbre… razones por las cuales también yo estaba preocupado. El dinero que había recibido no iba a durarme para siempre, así que si no encontraba una solución pronto a mi problema, terminaría por encontrar un trabajo mediocre o tal vez terminaría convertido en indigente.

Suspiré.

Sin duda alguna, éste había sido un mal día.

    – Con permiso joven… – una voz detrás de mí hizo que me hiciera a un lado, para luego observar a un hombre atrajeado usar el teléfono público.

Mientras aquél hombre hacía su llamada, me quede ahí parado, escuchando sin querer su conversación. El hombre, al haber perdido su empleo, suplicaba por una ayuda económica; pasaron unos silenciosos segundos mientras esperaba una respuesta de la persona del otro lado de la línea. De pronto, el hombre soltó una fuerte carcajada, agradeciendo infinitamente una respuesta positiva, al parecer la persona del otro lado de la línea era un buen amigo con el que podía contar.

¡Vaya que alegría! … pensé… Ojala yo también tuviera un amigo que me ayudará en un momento como éste…

De pronto, una luz divina iluminó mi cerebro, y fue entonces que, gracias a esa escena, recordé a una persona que tal vez podría ayudarme.

 Saqué rápidamente de mi mochila de viaje una vieja libreta que siempre cargaba conmigo. En aquella libreta anotaba ideas, letras de canciones que se me venían a la mente, así como recordatorios o números telefónicos que no debía olvidar.  Sin duda el número de esa persona estaría ahí.

    – No deberías espiar las conversaciones de las personas, muchacho… – me regañó el hombre atrajeado, después de terminar su llamada –. Eso es de muy mala educación.

Enmudecí por el repentino regaño, y lo único que pude hacer fue observar como aquél hombre se alejaba de donde yo estaba. Me ruboricé, en efecto, había escuchado su conversación.

¡Qué grosero de mi parte!

Sin embargo dejo de importarme segundos después al recordar que era lo que estaba haciendo. Después de un par de minutos encontré… no precisamente lo que estaba buscando:

 

Aoi Junichi:

2-11-1 Namba-naka, Naniwa-ku, Osaka  /   ̶̷̶6̶̷̶-̶̷̶0̶̷̶4̶̷̶5̶̷̶0̶̷̶-̶̷̶9̶̷̶8̶̷̶2̶̷̶1̶̷̶

 

    – Solo tengo la dirección… yo y mi manía de no escribir bien los datos importantes…

   Aquella dirección pertenecía a un viejo amigo de la secundaria con quien solía escribirme cartas, y que muchas veces me dio asilo después de irme de casa. Se había mudado a Osaka, y a pesar de que no nos veíamos seguido, nuestra amistad seguía intacta. Era una gran persona, siempre dispuesto brindar ayuda a quien más lo necesitaba, y por esa misma razón sabía que él podía ayudarme.

Pero para mí mala suerte, el teléfono que tenía escrito era un número viejo, y en vez de haber escrito el nuevo solo taché el anterior.

¿Qué voy a hacer?

Era claro que no podía presentarme en casa de amigo sin llamar antes, no solo sería una falta de educación, también existía el riesgo de no encontrarlo en casa o de que tal vez ya no viviera ahí. Poco probable, pero aun así posible.

Después de pensarlo un poco tomé una decisión: correría el riesgo y viajaría a Osaka.

Junichi lo entenderá… pensé.

   Miré la hora en el enorme reloj de la terminal, faltaba poco para las 11 de la noche.

 

*

 

     Pasajeros del autobús nocturno de media noche con destino a Osaka, favor de abordarlo por la puerta número 15…

 

   Después de comprar mi boleto de autobús, apenas y tuve tiempo para comprar un pequeño refrigerio para el camino, así como una enorme barra de chocolate y (por supuesto) cigarrillos. Al abordar, decidí sentarme en un asiento que estuviera junto a la ventana, y me sorprendí al notar que no había quedado ni un solo asiento vacío en el autobús.

Tal vez Osaka es una ciudad increíble… pensé… espero que así sea…

En punto de las 12 de la noche, el autobús partió rumbo a nuestro destino. 

   Sería un camino muy largo, ¡Más de nueve horas de viaje! (1) No podía creerlo, y si mis cálculos no me fallaban, llegaríamos allá casi a las diez de la mañana. Menos mal que dormiría casi todo el camino para no aburrirme hasta la muerte. Después de comer lo que había comprado para el viaje, me distraje un poco mirando por la ventana mientras escuchaba un casette de Ministry en mi Walkman, obsequio de Seichii por mi cumpleaños. Sin embargo, la letra de la canción en turno solo logró pisotear más mis ánimos:

 

¡Respira!

éste es el mundo

no tiene futuro

¿Es esta la tierra?

¡Respira! ¡Respira, desgraciado! (2) 

 

   No debía seguir torturándome. Decidí entonces poner música de otra de mis bandas favoritas…

 

Antes de que sea demasiado tarde
me olvidare de estos sentimientos
Sin olvidar, sin cambiar
No tengo ilusiones...

 

    Con la tenue luz del autobús y un extraordinario paisaje nocturno frente a mi ventana, me deje llevar por mis más profundos pensamientos mientras la música sonaba en mis oídos. Pensaba en todo lo que estaba por venir, en todo lo que había dejado atrás; si acaso tendría éxito o si terminaría solo como un fracasado más.

 

Tal vez estoy asustado,
Pero estoy buscando un nivel fácil
Siempre lo haré así,
tal como lo siento...

 

  De una manera suave y esperanzada, la inconfundible voz de Atsushi Sakurai describía tan acertadamente mi sentir en ese preciso momento.

 

EN EL FUTURO CERCANO
¡TENGO UN FUTURO BRILLANTE
PARA EL FUTURO! (3)

 

De verdad lo espero, chicos... pensé... así lo espero...

Cerré mis ojos, y me deje llevar por el sonido de aquella canción.

 

**

 

    –  Disculpe señor...señor, despierte…

   Abrí los ojos de un sobresalto y observé a mí alrededor, intentando recordar en qué lugar me encontraba. Un hombre uniformado se encontraba frente a mí con expresión amable y una mano en mi hombro.

    – Siento despertarlo de esta manera, pero hemos llegado a nuestro destino. Me temo que debe bajar del vehículo.

Al despabilarme, recordé que me encontraba dentro del autobús que me llevaría a Osaka, y supuse que el hombre frente a mí era el chofer. Aún tenía puestos los auriculares y mi Walkman estaba apagado. No supe en que momento me había quedado dormido, era como si hubiera recibido un gran un golpe en la cabeza.

     – ¿Señor?

     – Si, si, lo siento, enseguida bajo…

Cansado y adolorido, tomé mis cosas y me apresure a bajar del autobús. Eran las 10 de la mañana del sábado 29 de diciembre.

   Después de una rápida visita al sanitario, salí de la terminal WBT Umeda y tomé el primer taxi que encontré. Al principio el taxista se negó a llevarme de pasajero, dudaba de que una persona como yo fuera capaz de pagar el recorrido, sabiendo que viajar en taxi era (y es todavía) todo un lujo. Probablemente se había dejado llevar por mi facha de músico desempleado. En fin… luego de un par de minutos de explicaciones innecesarias, logré convencer al taxista de llevarme a la dirección indicada.

    – Un corte de cabello mejoraría tu aspecto, muchacho… – sugirió el taxista mirándome por el espejo retrovisor. Pude ver la burla en sus ojos.

    – Dedíquese a conducir ¿quiere?

    No era la primera vez que visitaba Osaka, Zi:Kill me había dado esa oportunidad meses atrás con algunas presentaciones en la ciudad; sin embargo, los trayectos entre el club musical, el hotel y la estación de tren no me permitieron conocer nada más; lo único que sabía de Osaka es que era famosa por su actividad comercial, por su rica comida, por su gente y acento amigable (4). Si todo marchaba bien, tendría la oportunidad de conocer la ciudad a fondo, y de paso, encontrar una nueva vida.

   Después de quince minutos de recorrido, el taxista (no sin antes sugerirme nuevamente en mejorar mi espantoso aspecto) me dejó en una zona repleta de locales de comida y tiendas comerciales en el distrito llamado Namba. Había escuchado que era extraño que nevara en Osaka y ese día no era la excepción, sin embargo eso no quitaba que hiciera mucho frío. Después de pedir y seguir algunas indicaciones, llegue al edificio de departamentos en donde vivía mi amigo. Al estar frente a su puerta, bajé mi maleta al suelo y toqué el timbre.

Esperé.

Pasaron largos segundos, sin respuesta alguna. Los nervios y preocupaciones me invadieron nuevamente.

Toqué una vez más.

¿Y si nadie respondía? ¿Y si Junichi ya no vivía ahí? ¡¿Qué iba a hacer?!

¡Basta Yukihiro! ¡Deja de ser tan pesimista!

De pronto, la puerta se abrió y de ella salió un muchacho alto de cabello largo y espalda robusta, quien abrió grandes los ojos al verme.

¡Éxito! 

    – ¿... Yukihiro? – su voz reflejaba una profunda sorpresa.

    – Hola Junichi – saludé apenado –. ¿Cómo estás?

    –  ¿Qué cómo estoy? ¡Estoy sorprendido de verte! – una sonrisa se dibujó en su rostro y sin previo aviso, me envolvió en un fuerte abrazo.

Estas personas de Osaka no conocen el respeto al espacio personal… pensé divertido.

    – ¡Me da mucho gusto vete Yuki! – exclamó tan pronto nos separamos  –. ¿Qué te trae a Osaka?

Estoy seguro de que en ese momento mi rostro se ensombreció y Junichi se dio cuenta de ello.

     –  ¿Pasó algo malo?

     –  Junichi, necesito tu ayuda…

 

***

 

     – ¡Ehhh! ¿¡Golpeaste a Tusk!? ¿Tú, el chico más pacífico que pudo existir en el planeta tierra? ¡Ariehen! 

   La sorpresa y el escándalo (otra característica común de las personas de Osaka al parecer) no se hicieron esperar en mi amigo Junichi; una vez dentro de su pequeño departamento, nos sentamos en una mesita que se encontraba frente a la cocina. Le conté a detalle todo lo que había sucedido la noche anterior.

    – Después de todo lo que me habías contado sobre ese sujeto, no cabe duda de que se merecía que le rompieran la cara… – dijo mientras me acercaba una taza de té y pan de Melón –. Me habría encantado presenciar ese momento insólito ¡Demonios!

    – ¡Junichi, estas exagerando!

    – ¡Claro que no! Fue tan insólito, que seguro hasta Kami-sama lo grabó en vídeo para su divina diversión.

Este último comentario se hizo acreedor de una carcajada mía. ¿De dónde sacaba Junichi frases cómo esa?

    – En resumidas cuentas, estoy desempleado y no tengo a donde ir… – declaré antes de dar un sorbo a mi té – ¿Será…posible quedarme contigo un tiempo, mientras encuentro una solución?

Junichi me miró con seriedad mientras se echaba a la boca un pedazo de pan.

    – Me da mucha pena tener que pedirte esto, y entenderé si no puedes ayudarme...

    – ¿Pero qué dices? ¡Claro que puedes quedarte aquí!

    – ¡¿De verdad?!

    – ¿Cuándo te he dicho que no? ¡Eres todo un dramático, Yukihiro!

     – ¡Junichi, no sabes cuánto te lo agradezco!

    – Para eso son los amigos ¿nee? – respondió alegremente  –.Puedes quedarte el tiempo que necesites, solo no dejes de buscar esa solución; ahora come otro meronpan y deja de preocuparte.

Por primera vez en varias horas me sentí aliviado, una cosa menos de que preocuparme. Gracias a todos los cielos por amigos como Junichi.

   En eso, se escuchó un fuerte estornudo, que provenía de un pequeño bulto que se encontraba en el sofá de la estancia. Mentiría si dijera que no me asuste por tan repentino sonido. Junichi y yo nos volvimos a observar aquel curioso bulto que, envuelto en una gruesa manta, se levantaba para dirigirse a lo que parecía ser el baño.

    – Cuando vi ese bulto al entrar a tu casa, pensé que solo era un montón de ropa, y resulta que es una persona – afirmé con genuina sorpresa –. ¿Amigo tuyo?

    – Si, así es. Pasará el año nuevo conmigo – respondió Junichi –. Además es mi compañero en la banda de rock a la que pertenezco. ¿Recuerdas? te conté en mi última carta.

    – ¡Cierto! ¿Y qué tal te va? Mucho mejor que a mí, espero…

    – Pues al parecer bien, ayer fue nuestro debut en el YANTA Royokan.

    – Es fantástico, Junichi. ¿Y cómo se llama tu banda?

    – Jelsarem’s Rod… – respondió una tercera voz detrás de mí –. Ese es nuestro nombre…

Volteé la mirada hacia atrás, y me encontré con el chico más bonito que había visto en toda mi vida.

    – Yuki, él es Hide-kun, nuestro vocalista – Junichi, con su inigualable amabilidad, nos presentó a ambos –. Hi-chan, te presento a Yuki.

  Aquel muchacho vestía unos gastados jeans que hacían juego con una holgada camisa blanca; una larga cabellera color castaño oscuro caía elegantemente sobre sus hombros, mientras que su delgado cuerpo dejaba ver que era un portador de cierta delicadeza oculta. Aun no podía creer que el bulto que vi entrar al baño momentos atrás, fuera en realidad este chico.

 Con una linda sonrisa en el rostro, hizo una pequeña reverencia.

    – ¡Maido! Takarai Hideto, un gusto… – su voz, indudablemente masculina, acaricio mis oídos como el más fino terciopelo –. Y en realidad soy el guitarrista.

No pude siquiera responder a su saludo, solo podía observar la belleza que emanaba de su fino y femenino rostro, sus ojos cafés eran tan cristalinos, que estaba seguro de poder mirar en el interior de su alma a través de ellos.

     – Parece que Yuki ha quedado cautivado contigo, Hi-chan… – escuché decir a Junichi entre risas.

Fue entonces que mi burbuja de fantasía explotó cruelmente para traerme de vuelta a la realidad.

    – ¡Lo siento mucho! – me levanté enseguida de mi silla – soy Awaji Yukihiro ¡Gusto en conocerte! – a continuación realicé una exagerada reverencia digna de un animé, la cual solo provocó risas.

¡Vaya primera impresión! … pensé avergonzado.

    – Caray Yuki… te presento a mi amigo y actúas como si hubieras conocido a la mismísima Akina Nakamori – bromeó Junichi indicándome que volviera a sentarme –. Aunque tú no tienes la culpa, Hi-chan es tan bonito que hechiza a cualquiera ¿nee?

     – No puedo creer que estés diciendo tonterías tan temprano, Jun-chan… – se quejó aquél muchacho mientras tomaba asiento con nosotros –. Deja de burlarte, ¿Qué clase de amigo eres? ¡Akan de!

La respuesta de Junichi fue solo otra risa burlona, mientras se levantaba para dirigirse a la estancia.

    – Tu rostro me es familiar – dijo Hideto-kun mientras me observaba detenidamente –. Sé que te he visto en algún lado.

    – Lo has visto… – afirmó Junichi mientras sacaba un largo rollo de papel de armario – Es el baterista de Zi:Kill…

La expresión de Hideto-kun cambió drásticamente a una de sorpresa.

    – ¡Eeehhh! ¿¡Baterista!? ¡Por dios! No puedo creer que éste conociendo en persona a alguien que solo había visto en la televisión y en revistas, ¡bari ee yan!

    No debo mencionar que me sentía completamente apenado, pocas veces había sido elogiado por otras personas.

    – ¿Qué te hizo venir a Osaka? Eres una estrella de rock, deberías estar viajando por el mundo con todo el dinero tienes…

    – Pues…. Yo… yo… – mis balbuceos no eran una buena respuesta, como tampoco lo era su afirmación; no era estrella de rock, ni era rico y no estaba viajando por el mundo, solo era un desempleado más que intentaba no parecer un fraude.

    – Lo invité a que pasar el año nuevo con nosotros – Junichi salía a mi rescate –. Somos amigos desde los trece años, así que deja de hacer preguntas incomodas, Hi-chan.

    – Me apetece un poco de privacidad, eso es todo – afirmé tímidamente. Hideto-kun enarcó las cejas incrédulo.

    – Bueno, el hecho de querer pasar el año nuevo en este humilde cuchitril deja ver lo desesperado que estas por tener esa privacidad.

    – Un comentario más como ese y te iras a dormir a las bancas del parque, Hideto – le regaño Junichi con expresión seria, mientras Hideto-kun se cruzaba de brazos y hacía un puchero –. Yuki, quiero que veas nuestro poster promocional…  

    Mi amigo desenrolló el papel que había sacado momentos atrás y lo extendió sobre la mesita. Aquel poster mostraba una foto en blanco y negro de la banda. Del lado derecho se encontraba Junichi vestido de negro y con un peinado del tipo de Robert Smith. Frente a él estaba Hideto, con el cabello suelto y también vestido de negro; con el rostro ligeramente de lado miraba a la cámara con una expresión melancólica. ¡Qué tierno se veía!

Del lado derecho de la fotografía se encontraba un chico cuya expresión se me antojaba carismática, vestía una chaqueta negra de cuero y su larga cabellera estaba peinada completamente de lado. El último integrante de la banda se encontraba detrás de él, peinado con una diadema oscura y vestido con ropas algo femeninas para mi gusto.

    – Él es Tsuki… –indicó Junichi, refriéndose al chico de la chaqueta de cuero –. Oficialmente es nuestro vocalista, pero enfermó de la garganta y ayer, ¡justamente ayer! , amaneció afónico, nos llevamos un susto de muerte...

Eso sí que era mala suerte. 

    – ¿Y qué hicieron? – pregunté, y fue Hideto quien respondió con cierto desánimo:

    – Ya que ninguno de mis soperutanos compañeros tuvo las suficientes agallas, tuve que reemplazarlo yo. No fue divertido.

Solté una risita. ¿Soperutanos?

    – No entiendo porque te desagrada tanto, Hi-chan – dijo Junichi –.Tienes una voz increíble…

    – ¡Chau chau chau! No me gusta porque es aburrido, prefiero tocar la guitarra.

    – Pues vale que te acostumbres, cantarás hasta que Tsuki se recupere, pequeño Hi-chan…

   Me dediqué a escuchar su conversación mientras terminaba mi té. Miré de nuevo su cartel promocional, esta vez poniendo especial atención en los diseños que acompañaban la fotografía.

    – ¿Qué significa Jelsarem's Rod? (5) – pregunté curioso. Aquel era un nombre interesante que me hacía pensar en medio oriente.

    – Significa: "La Vara de Jelsarem"– respondió Hideto mientras cepillaba su larga cabellera. Igual que una delicada chica.

¡Es tan lindo! …  mis pensamientos me traicionaban.

    – Hi-chan fue quien propuso ese nombre – agregó Junichi –. Es un nombre místico, ¿nee?

      –  Ya lo creo… ¿y qué es “Jelsarem”?

      – Es el nombre de la capital de Israel…

Nunca me consideré una persona culta, pero supe de inmediato de había un error garrafal en ese nombre.

    – ¿Te refieres a Jerusalén?

Tanto Junichi como Hideto me miraron extrañados.

    – ¿...Qué?

    – La capital de Israel es Jerusalén, no Jelsarem – corregí con cierta timidez. Puede sonar tonto, pero nunca me gusto corregir a las personas por temor a las malas impresiones.

    – Espera, espera… quieres decir que en todos los panfletos que hemos repartido, en las marquesinas y carteles de los clubs, nuestro nombre... ¿ha estado mal escrito? – la sorpresa se asomó en la voz de Hideto, quien se ruborizo a causa de una razonable vergüenza.

    – Temo que si...

    – A todas las personas que me preguntan sobre nuestro nombre siempre les digo lo mismo... ¡Rayos! ¡Debí haber perecido un idiota!

  Junichi soltó una ruidosa carcajada.

    – ¡Solo espera a que Pero y Tsuki se enteren de esto! – dijo él entre risas –. ¡Como siempre tus descuidos nos harán pasar un buen rato, Hi-chan!

  El rostro de Hideto no podía enrojecer más de vergüenza.

    – ¡Cállate Junichi! ¡Ustedes tampoco se dieron cuenta! – exclamó con molestia – ¡Debimos de haber consultado una enciclopedia!

  Las risas no cesaron, y poco a poco el semblante de Hideto fue suavizándose, hasta terminar por reír junto con Junichi.

Contagiado por ese divertido momento, yo también me reí.

Hideto, además de bonito, era muy agradable.

 

****

 

No… Hideto no era agradable ¡Era un encanto! y pude comprobarlo mientras comíamos unos deliciosos okonomiyaki en la famosa zona comercial de Dōtonbori. Junichi nos había llevado a un pequeño restaurante que pertenecía a sus tíos, y en donde también trabajaba.

Mientras preparaban nuestras ordenes, mantenía una interesante conversación con Hideto-kun. Bueno… el llamarlo “conversación” era solo un eufemismo, puesto que apenas había dicho una o dos palabras.

Supe que Hideto-kun era un par de meses menor que yo y que venía de Wakayama, que era hijo único y que trabajaba como diseñador de medio tiempo en una empresa que hacia guantes y cinturones.

    – Sin mencionar que dibuja como todo un artista – agregó Junichi mientras se servía sake (¿de verdad iba a beber alcohol tan temprano?) –. Hi-chan fue quien dibujo el nombre de la banda.

    – Se llama “logotipo”, Jun-chan… – respondió Hideto-kun rodando los ojos.

    – ¡Ha hablado el diseñador!

Me limité a sonreír. Además es talentoso, fantástico en verdad…

    Otra cosa que también era cierta es que no podía quitarle los ojos de encima.

 Cada movimiento de sus manos, cada gesto en su rostro, esos encantadores parpadeos mientras hablaba, todo eso quería disfrutarlo lo más que pudiera.

Jamás tuve problemas en notar y en admirar la belleza de una mujer o de un hombre, sin embargo, para que una persona llamara realmente mi atención, debía ser poseedora de "algo" más que solo belleza. Yoko y Seichii compartían ese "algo" que captó mi completa atención al momento de conocerlos la primera vez.

Hideto-kun también tenía ese "algo" y quería descubrir porque me había cautivado tan profundamente.

Déjate de tonterías Yukihiro, apenas y lo conoces... pensé para mis adentros. Por ahora solo me conformaría con hacer lo que siempre hacia: admirar aquella belleza en silencio.

    – No hablas mucho ¿cierto?

Su pregunta me hizo salir de mis pensamientos.

     –  ¡Eres muy serio! No puedo saber si te estoy aburriendo con mi plática o si ya te cansaste de escucharme...

Nunca olvidaré el puchero que hizo para reprochar mi falta de atención.

     –  Yuki es el típico chico de Tokio: tímido, callado y reservado  –  apunto Junichi  –. Dale unos días para que entre en confianza y veras que pronto bromea contigo, Hi-chan.

    – Gomen, Hideto-kun… – me sentí apenado –. Prometo no ser tan callado de ahora en adelante.

Su rostro se ilumino con una sonrisa.

    – Y por favor Yuki, deja el “kun”, solo llámame Hideto ¿nee?

    – Oye, oye ¿qué es eso de “Yuki”? – interrumpió mi otro amigo con la boca llena (ya que al parecer era el único que estaba disfrutando su comida) –. Muestra un poco de respeto ¡es tu senpai!

    –  ¡No me importa! Me gusta cómo suena “Yuki” y así le llamaré de ahora en adelante…

Una vez más, me limité solo a reír. A mí me gustaba la manera en que decía mi nombre.

*****

      Pasaban de las dos de la tarde, y lo que siguió después de salir de ese restaurante me hizo sentir como si estuviera en otra vida. Tal vez la reciente calma que sentía, o ese aire bonachón de Osaka o quizás el despreocupado humor de Junichi y Hideto, eran los causantes de ese sentimiento. No podía creer que aquel momento amargo con ZI:Kill había pasado la noche anterior, tenía la sensación de que solo era un recuerdo lejano.

Esto me hizo sentir feliz.

  Mientras Junichi cumplía con una breve jornada de trabajo, Hideto se dedicó a mostrarme tiendas y algunos sitios de interés de Dōtonbori (el corazón de Namba, según sus propias palabras) contándome alguna que otra anécdota personal o perteneciente al barrio. Mientras conversábamos tranquilamente, recorrimos gran parte de la avenida principal de ida y de vuelta con el ancho río a nuestros costados.

Al principio me preocupé de que alguien en la calle pudiera reconocerme, pero seamos honestos, yo no era tan llamativo ni tan popular como lo era Tusk ¿Quién rayos iba a fijarse en mí?

  Ya que Hideto había compartido algunas cosas sobre si mismo, decidí a contarle sobre mí, lo usual cuando comienzas a conocer a alguien. Le conté de donde venía, sobre mis padres y mi hermana, sobre mi trunca carrera en la universidad de comercio la música que me gustaba y sobre mi vida nómada después de salir de casa de mis padres.

Cuando me preguntó acerca de Zi:Kill, solo conté lo necesario, evitando a toda costa hablar sobre la noche anterior, no quería responder preguntas incomodas que me hicieran recordar el asunto, ni mucho menos ponerme en vergüenza ante él.

    – Como podrás ver, soy una persona algo aburrida… – aseguré mientras abría la cajetilla de cigarros que había comprado en la terminal la noche anterior. Nos habíamos sentado en una banca cerca del puente Ebisu, mientras la llegada del atardecer pintaba el cielo de tonos naranja. El tiempo había pasado más rápido de lo que a mí me hubiera gustado.

    – Espero que eso sea un sarcasmo, Yuki – Hideto me miro con seriedad –. Porque si el conocer a dos integrantes de X, grabar un disco exitoso y el viajar a Londres, lo consideras algo aburrido, creo que tienes un problema en la cabeza.

    – Me alegra que hayas entendido mi humor – mentí con un sonrisa, en realidad estaba hablando en serio. Al abrir la cajetilla me coloqué un cigarrillo en la boca y lo encendí.

    – ¿Me compartirás uno? –  preguntó mientras calentaba sus manos con su aliento –. Así nos quitaremos el frío…

Le acerqué la cajetilla y después de que tomara un cigarrillo lo encendí por él. Me dediqué a mirar a mi nuevo amigo mientras disfrutábamos nuestros cigarrillos; Hideto lucía hermoso enfundado en una chaqueta aborregada de cuero y con una expresión friolenta en su rostro. Había sido fácil hablar con él, su personalidad era encantadora (era el primer chico que conocía que tenía unos gustos opuestos, mientras disfrutaba la música de Metallica también gustaba de escuchar a Pete Burns) y si bien no compartíamos muchas cosas en común, quería conocerlo aún más. Quería descubrir ese “algo” en su enigmática persona.

   Los anuncios luminosos en la avenida de Dōtonbori comenzaron a iluminarse, alumbrando las calles y a las personas que caminaban en ellas. El rostro de Hideto se iluminó con las coloridas luces de neón y mientras su mirada permanecía fija en algún punto frente a él, el humo de su cigarrillo daba un toque onírico a ese momento. Basto con mirar dicha escena para sentir un vuelco en mi corazón.

De pronto, Hideto volteo a mirarme y sus labios dibujaron una ligera sonrisa. Desvié la mirada de inmediato, sintiéndome nervioso y sonrojado. Frente a mí, el famoso anuncio del Glico Man (6), con su pose triunfadora, parecía animarme a seguir adelante.

Sonreí.

Sin duda alguna, éste había sido un buen día.

Notas finales:

1. Yo tambén me sorprendi cuando supe la duración de ese trayecto, incluso tienen viajaes nocturnos especiales:
https://www.rome2rio.com/es/s/Kawasaki/Osaka

 

2. "Breath" - Ministry (1989)

 

3. "Future for future" - Buck Tick (1987)

 

4. Investigar sobre Osaka fue demasiado interesante, los lugares como Dotonbori y Namba son zonas muy famosas en ese lugar. El acento es conocido como Osaka-ben, escucharlo es bastante curioso. Aquí una página donde tomé algunas palabras del Osaka-ben:
https://www.japanimal.org/learn-kansai-ben-phrases.php

 

5. Es tremendamente difícil encontrar información sobre Jelsarem's Rod y la poca que encontré traté de adaptarla a mi historia. Sobre el error que menciona Yuki, pienso que el nombre 'Jelsarem' es la pronunciación es japones de Jerusalén en inglés: 'Jerusalem', escrita de diferente manera. Este es el poster promocional que se menciona:

https://hideko-ogawasan.tumblr.com/image/171386929016

 

6. Esta es la vista que Yuki tenía frente a sus ojos:
https://goo.gl/images/vgEkZ9

 

No olviden dejar comentarios :P Prometo no tardar mucho en actualizar ¡Hasta el próximo capítulo! XD 


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