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Crónicas de un héroe por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

Como he estado diciendo, la historia del pasado del kiran esta llegando a su final.

Gracias por leer.

Anker estaba muerto.

Anker ya no estaría conmigo.

Ya no le vería.

 

Esos pensamientos  me acompañaron mientras iba a encerrarme en mi habitación. Una parte de mí se negaba a crear algo como eso. Anker era fuerte, sabia luchar, su magia era poderosa. Anker no podía solo morir, era imposible. La otra parte de mí, me decía que era verdad. Jency no podía mentirme con algo tan delicado como eso. Sabía que Anker estaba… que Anker ya no estaba.  

Me quede en mi habitación cuatro días. A veces, alguien tocaba la puerta, pero se iban cuando no respondía o cuando decía que estaba bien. Nadie entro, nadie me molesto. No supe como enfrentaron los demás la noticia, quizá no tan impactante para ellos, porque Anker no era tan importante para los demás.  ¿Cómo había pasado eso? me pregunte eso infinidad de veces esos días, me dije que si yo hubiera ido, eso no habría pasado, yo hubiera protegido Anker antes que nada. Anker estaba bien, estaba vivo. Habíamos dormido juntos, nos habíamos besado y despedido. Y luego solo me decían que ya no estaba. La puerta se abrió, y mire con pereza hacia el recién llegado.

Era Jency.

— ¿Cómo estás?

— Estoy— respondí. No estaba bien, claramente. Jency no dijo nada más. No traía nada más con él, y era evidente que tampoco la estaba pasando bien. Se quedó sentado un rato en el borde la cama.

— todo iba bien. Nos faltaban solo unos pocos lugares para revisar— comenzó a decir— pero ese lugar… era una trampa. El nigromante que la puso debió haberlo hecho hace mucho tiempo, debió estar esperando a que fuéramos, porque conocía todo perfectamente, había trampas, Kiran. No sabíamos que estaba pasando, llovían maldiciones por todos lados.  Cuando voltee, algunos ya estaban muertos, no podíamos salir, ni avanzar— me imagine claramente la situación. No era algo que me hubiera gustado vivir— luchamos,  intentamos mantenernos a salvo, salir de allí para buscar refuerzos. No podíamos ver nada, luego, el fuego… Anker hizo un muro increíble en ese espacio. Intente, créeme, Kiran, intente ayudarle, pero me dijo que estaba bien, que ayudara a los demás. Teníamos heridos. Alguien hizo una salida, y comencé a sacar a todos de allí…— la voz de Jency tembló. Podía sentir su dolor— regrese por Anker. Lo juro.  Regrese adentro para sacar a Anker de allí.  Luego, todo estallo. El fuego… el fuego fue increíble, Kiran. Tan alto, tan ardiente…

— Ah… entonces lo hizo— dije, sin dejar de mirar al techo. A pesar de todo lo que Anker me había dicho sobre ser idiota, tonto y temerario, él al final lo había hecho también. Había hecho eso para proteger a los demás.

— era demasiado fuego. Ese nigromante era muy fuerte, Kiran, muy fuerte. Y las trampas…

—lo entiendo. No te preocupes.

— Kiran, también era mi amigo.

— lo sé— no dijimos nada más. Jency se levantó— gracias por decírmelo— no le había preguntado nada ese día, y no estaba seguro de querer escucharle. Anker había sido fuego, tanto que al final posiblemente le había dado su vida a ese fuego para poder salvar a los demás.  Me quede a solas de nuevo.

Estaba asustado. Me sentía perdido, aunque… no exactamente por lo que pudieran pensar. Yo quería a Anker, eso lo tenía claro, estaba seguro de ello. Incluso podría decir que le amaba ¿entonces porque no me sentía tan mal por su muerte? ¿Por qué sentía que no estaba bien sentir lo que sentía? 

Estaba triste, si, extrañaba a Anker y lamentaba profundamente su perdida. Me sentía algo desamparado, pero… no tan mal. Si se suponía que yo le quería, entonces ¿Por qué no estaba desecho? Debería estar llorando, sintiéndome el ser más miserable. No estaba desecho. Estaba triste, pero eso era todo. Y eso me asustaba. Me asustaba no estar tan mal. Me asustaba pensar que no le había querido como pensaba.  Su muerte, sin embargo, había traído a mi memoria esos primeros años de mi vida, esos años con mis padres, con mis maestros en el monasterio. Si no resentía la muerte de Anker como era debido, me convencí que era porque entendía la vida. Entendía  que solo era un ciclo, el samsara. Entendía que morir no era tan malo como piensan. Que algún día, posiblemente volvería a encontrarme con Anker, cuando volviera al Samsara, a ese ciclo interminable.

Anker solo había vuelto a ese ciclo.

 No lo hacía más fácil, pero si más llevadero.  Me encerré porque no quería que nadie viera que no estaba tan mal. Quería que me pensaran desecho porque no todas las personas iban a entenderme y no quería estar dando explicaciones. 

 

Cuando volví al mundo, por decirlo de alguna manera, las cosas seguían igual.  Lo primero que hice, después de estar tantos días en mi habitación, fue salir a meditar. Volver a esa actividad que llevaba años sin hacer, me hizo sentir como cuando recién había llegado de la  india a mi primer hogar. No teníamos un jardín, pero si un patio que más o menos me servía. Me quede allí hasta que atardeció.  El mundo no había cambiado, no iba a detenerse solo porque yo me sentía mal, porque estábamos un poco tristes.  Mientras me dirigía de nuevo dentro, note por primera vez la presencia de Karsten en la casa. Isabel me dio un leve asentimiento al verme fuera de mi habitación.  En la sala Karsten y Jency hablaban en voz baja, no me notaron entrar.

— pero si estamos un poco en aprietos. Las cosas parecen haberse salido de control estos días.

—  ¿no pueden esperar unos días más? no sé si este sea un momento adecuado.

— ¿Qué está pasando?— pregunte. Jency pego un saltito en el sofá. Karsten se limito a mirarme sobre su hombro en lo que caminaba y me sentaba delante de él, a un lado de Jency. Jency solo me miro con pesar y me dirigió una leve sonrisa.

—  estos días parece haber más problemas que nunca. Hemos perdido a más personas de las que me gustaría… lamento lo ocurrido, se que Anker y tu era cercanos— eso era poco. Hice un gesto con la mano.

— ¿Qué topo de problemas?

— se corrió la noticia de lo sucedido, eso pareció animar a varios más a intentar ese tipo de actos.  No se ha salido de control, tenemos buenos magos trabajando en ello…— pero no era suficiente, pensé. Bien podría haberlo dicho, pero no lo hizo. Me limite a asentir. Mas personas estaban muriendo.  Entendía que nos habían dado un tiempo para poder asimilar la noticia de Anker, pero si Karsten había venido hasta aquí solo para decir eso, entonces estaba siendo demasiado ingenuo.

— ¿Qué tengo que hacer?— Jency jadeo, incluso creí escuchar que algo se caía en la cocina.  

— Kiran…

— ¿eso es lo que deseas?

— Quiero ayudar—  necesitaba comenzar a moverme de nuevo. Karsten asintió, me miro. Sabía que entendía mi pesar, y que no estaría aquí si no me necesitaran en serio. Ya había sido tiempo suficiente a mi parecer.

— Mañana te diré los detalles— fue lo último que dijo, y luego se fue. Isabel y Netikerty entraron corriendo en la sala.  Casi sentí que se me tiraban encima.  Isabel me sujeto de los hombros, y si no me sacudió fue solo porque yo era más grande que ella.

— ¿es verdad eso? ¿Iras de nuevo a las misiones?

— sí.

— no.  No puedes— su negativa me sorprendió tanto que no dije nada. Mire a Jency, pero él parecía tener la misma idea.

— ¿Por qué?— Ninguno dijo nada. Al final, Isabel me soltó. Netikerty se aclaró la garganta. La mire. Ver sus ojos era como ver el cielo, en un sentido literal. 

— Kiran, dime que no quieres… hacer cosas estúpidas, ponerte en peligro en estas misiones y luego…—  no ocupo terminar la frase. Mis amigos estaban preocupados por mí. ¿Pensaban que quería morirme? 

— Claro que no—  a mí no se me había ocurrido esa idea— solo necesito hacer algo, en serio, quiero hacer algo. No puedo quedarme más aquí— Jency asintió.

— te acompañare.

— entonces, ¿podríamos retomar las clases?

— Claro— y así, de algún modo continúe con mi vida.

No fue fácil. Había vivido toda una vida con Anker, había tenido esa conexión que no sentía con nadie más. Karsten no mentía al decir que las cosas estaban un poco mal, y más que un poco, era más bien un caos. No solo entre las personas que usaban magia. Los humanos comenzaron a tener cambios también, lo cual no hacía más que complicar mucho las cosas para todos.

Pase mucho tiempo fuera esos meses, y cada que regresaba, sentía ese pequeño vacío que me ocasionaba pensar en Anker. Lo único que me daba un poco de consuelo era dormir. Tampoco era tan doloroso como puede parecer, solo era algo que pasaba. No puedes olvidar a alguien tan importante en poco tiempo, y generalmente me pasaba cada que pensaba en  lo que podría estar haciendo con Anker, por lo que no pensaba mucho en eso. A veces era inevitable.  Seguí con mi vida lo mejor que pude.

 

Habían pasado ya algunos años, creo. Realmente para mí no fue tanto, los recuerdos de ese tiempo son confusos, estaba tan ocupado todo el tiempo, yendo a lugares nuevos, viajando por los rincones más lejanos que había, siempre ayudando. Luche incontables veces con nigromantes y magos que usaban magia oscura. Les vencí. No sé cómo  pasaba, pero yo me sentía más fuerte, no necesitaba pensar mucho para hacer magia, cualquier cosa nueva que intentara me salía bien rápidamente.

— Eso es porque siempre has sido inteligente— Netikerty me miraba usando la magia brillante que había aprendido, control sobre la luz. Era hermoso debía admitir, lo había visto en mi último viaje, en las tierras del norte, donde a veces no había luz en meses. La luz moviéndose entre mis dedos, lanzando destellos, también era un arma peligrosa.

— ¿tú crees?

— yo apenas puedo hacer creer las plantas.

— Pero si has aprendido bastante bien a sanar— llevábamos años con  eso. Casi siempre era porque yo no estaba y no porque ella no aprendiera.  Ahora ella sabía lo suficiente para tener el puesto de sanadora mientras yo no estaba.

— Claro— aun con todo, las cosas iban bien.  Había largas temporadas en las que todo estaba en calma,  y era cuando yo me sentía un poco más solo. Seguía usando la misma habitación, haciendo lo mismo.  Si te preguntas si para entonces seguía pensado en Anker, si, seguía pensando en él, pero no era tonto. No deje que su recuerdo me impidiera seguir. Intente salir con otras personas. Recuerdo  que cuando  llego la primera confesión después de lo de Anker, me puse a reír delante de la pobre chica.  No había sido consiente, y mucho menos me burlaba de ella. El recuerdo de la expresión de Anker ante esas palabras me había hecho reír. Le imagine poniendo los ojos en blanco, resoplando fastidiado y fingiendo que nos ignoraba. Después de eso, me disculpe un centenar de veces con ella. El caso es que comencé a salir con otras personas.

Lo intente, y no solo las chicas me hicieron llegar sus confesiones.  Cuando algunos chicos se enteraron de que no era indiferente a mí mismo sexo, también se atrevieron. No sé si lo que paso después fue culpa mía, porque volví a lo mismo de antes de conocer a Anker. Mis relaciones no duraban mucho, y después de esa pobre chica, a todos les dije que sí.  No sé si era lo mismo o yo estaba buscando sentir lo mismo que sentía por Anker en alguien más. Quería creer que no era así, pero no puedo estar seguro.

Desde hacía unos meses que no había mucho que hacer fuera. La monotonía se me hacía insoportable. Estaba en la cama, leyendo, cuando escuche que llamaron a la puerta.  No era Jency, porque él siempre llegaba hablando.

— Adelante— la puerta se abrió— ¿Necesitas algo, Netikerty?

— no… solo… me preguntaba si estabas bien.

— Estoy bien— hacia algunos días habría sido el cumpleaños de Anker. Para él era algo tonto celebrarlos, más porque ni siquiera sabríamos decir cuántos años estábamos celebrando, pero a Isabel le gustaba, a los niños también— gracias por preocuparte.

— sé que le querías mucho.

—  bueno…

— Kiran…— la mire. Ella no parecía querer irse, aunque tampoco decía nada. Me vio mirándole y soltó un suspiro.  Movía sus manos de forma nerviosa sobre sus faldas.

— ¿Pasa algo? ¿Necesitas que te ayude?

— no, no es eso. Solo… te…— le seguí mirando mientras tomaba aire— me gustas. De hecho… me gustas desde hace mucho, Enid me ayudaba a hablar contigo— tuve un vago recuerdo de ellas dos hablándome para alguna cosa sin sentido— no quiero que pienses que estoy aprovechándome de lo que paso, en serio yo solo… quería que saliéramos. Al menos una vez.

— Oh… bueno… supongo que está bien— no podía decirle que no.

— ¿en serio? Gracias— ella estaba feliz.  Al otro día salimos a caminar y a comer en un local. También la invite al teatro.  Salimos muchas veces por esos días, aunque para ser sinceros, nunca los sentí como una salida con intenciones románticas.

Netikerty nunca me pareció una chica atrevida, aunque si le era fácil hacer amigos y hablar con los demás.  Quizá por eso me sorprendió un poco cuando al salir de un concierto, me beso.  Fue un beso rápido, apenas un roce, pero suficiente para saber que los dos teníamos que hacer algo al respecto. Ella me miro después de caminar un poco, alejándonos del teatro.

— Netikerty…— justo cuando intentaba acotar su nombre, ahora jamás me atrevería a llamarle Net o Netty.

— dime, Kiran ¿Qué has pensado sobre nosotros?

— Intentémoslo— y de nuevo, ahí estaba yo, quien no podía rechazar una confesión. Ella no grito, no me miro emocionada. Asintió, con una sonrisa y me tomo de la mano.  No tuvimos problemas en no ocultarnos, tampoco en de vez en cuando, darnos un beso. Tampoco hubo miradas de reprobación, como llegue a pensar.  Nos conocíamos bien, desde hacía años que nos conocíamos, y congeniábamos bien.  Me costó habituarme a ella en la cama, pero no porque no tuviéramos alguna concesión, más bien era el hecho de que era la primera vez que alguien más estaba en mi habitación de ese modo. Comencé a despertar en las mañanas con ella a mi lado. Ella abría sus ojos, me gustaba que fueran lo primero que veía por las mañanas, y luego se estiraba  para besarme. Su cabello me hacía cosquillas, y siempre tenía un olor florar, algo ligero que me hacía recordar a la naturaleza.

Me gustaba salir con ella, me sentía bien con ella…

Las cosas no funcionaron. Yo seguí saliendo a cada misión que había. Estando fuera de casa, me sentía bien, me gustaba trabajar, hacer algo. Eso al final no le gusto a Netikerty.   Comencé a pasar más tiempo fuera, cada vez a lugares más lejanos, misiones más largas.

— Creo que deberías hablar con Net— Jency me miro apenas llegue. Acaba de hacer un largo recorrido por las tierras chinas.

— ¿sí?

— Habla con ella— fue lo primero que hice después de dejar mis cosas y asearme. Estaba en su habitación, un cuarto pequeño pero muy iluminado. Me miro cuando entre. Era la primera vez que no iba a recibirme.

— Llegaste— me dijo— ¿Cuándo te vas?

— creo que en unos días— sus ojos se afilaron— Jency dijo que debería hablar contigo— ella suspiro, miro al suelo— ¿quieres hablar?

— si… de hecho, sí. Kiran, esto…  nosotros, fue una maña idea. Quizá no debimos… será mejor que cada quien siga por su cuenta, terminemos esta relación.

— Está bien—  ella se levantó cuando yo estaba en la puerta, listo para salir.

— ¿eso es todo lo que vas a decir?  ¿Está bien? ah… Kiran, nunca antes te dije sobre lo que sentía porque sabía lo que decían sobre ti, sobre esa distancia, ese trato amable pero frio que dabas. Tenía miedo de que pasara también, luego… te vi diferente. Pensé que eso se había terminado con Anker, pero… veo que no fue así. Al menos no conmigo.

— Lo siento— ella volvió a sentarse mientras yo salía.  Ella se fue al día siguiente, no volví a verla.

No era consciente de eso. No sabía porque había sido diferente con Anker. Al menos, me sentía bien al saber que no era el recuerdo de él lo que hacía que mis relaciones no funcionaban. Decidí que lo mejor para mí era comenzar a rechazar algunas confesiones, era demasiado cansado para mí, para los demás… no quería tener que soportar eso. En el parlamento era fácil  olvidarse de todo. Después de unas misiones más, me sentí cansado. No quería tener que seguir con eso, pero… me ocupaban, y no sabía cómo librarme con eso. Tuve otra racha de victorias por ese tiempo, y cada que volvía, recodaba claramente las palabras de Anker, sobre no querer ser el centro de atención de todo. Eso era en lo que yo me había convertido.

Deje la casa de Isabel algunos años después. Me traía demasiados recuerdos que si bien, no me molestaban, no creía que fuera bueno para mí.  Me costó un poco, pero al final, estaba seguro de que sería lo mejor si quería cambiar aunque fuera un poco las cosas.

— ¿estás seguro?

— claro.

— Kiran, estas siendo un poco drástico, cielos— Jency me siguió, se mudó al mismo hogar que yo, una casona en las afueras de un pueblo. Me aleje de las ciudades, sin duda, prefería algo tranquilo.

— Voy a pedirle al parlamento una nueva misión— Jency suspiro.

— todavía no desempacas lo de la última, y ya quieres irte de nuevo— me reí. Era algo así como él decía— pero te acompañare a hablarles. Yo me tomare un descanso. Este lugar es muy tranquilo.

—  Lo es— en parte, lo había escogido por eso.  Después de ordenar todas las cosas, me decidí a solicitar una audiencia.  Ya no me causaba nada hablar delante de todos, incluso había sido yo quien sugirió el usar juicios, para determinar la culpabilidad o inocencia de los magos que capturábamos.   

— bien, Kiran, ¿Qué necesitas ahora?

— Quiero dejar las misiones…— no pude continuar, los susurros no se hicieron esperar— escuchen, solo… las que no sean importantes. Sé que hay muchos magos competentes para hacerlas, si en serio se me requiere, entonces ayudare— aunque desde un poco antes de lo de Netikerty las cosas se habían calmado. 

— ¿Por qué? ¿Qué es lo que vas a hacer?— Karsten fue el primero que hablo. Sonreí un poco.

— Quiero viajar, recorrer todo lo que pueda para encontrar poder poner a salvo a los niños con marcas— eso causo el efecto contrario, silencio— la semana pasada encontré a una niña con la piel verde. ¿Tienen idea de en qué condiciones vivía esa niña? No puedo permitir eso… yo… pienso que cambiaría mucho la vida de esos niños— hubo una breve charla. Jency no sabía que eso era lo que yo quería, desde hacía un tiempo se había metido en mi cabeza. Esa niña de piel verde no era el único caso que había visto.

— bien, Kiran, hemos decidido aceptar tu solicitud. Ahora, a menos que requiera, no te llamaremos. Eres libre de hacer eso que deseas— y justamente así me sentí, libre.  Claro que seguí siendo el héroe del parlamento, a todos lados donde me conocían, me lo decían.  Viaje mucho, y aunque un tiempo creí que mis viajes eran solo para ver si encontraba a Anker de nuevo, me convencí de que no lo creía en realidad. Por más que creyera en la reencarnación, dudaba mucho que fuera tan fácil, la reencarnación nunca ha sido tema sencillo.

Me llamaron más veces de las que esperaba,  pero al menos ya no eran tantas. Mi nueva misión me gustaba, dudaba que alguien la entendiera, pero siempre había sido así conmigo, nadie entendía lo que quería hacer hasta que se convertía en algo bueno. Casi llene los hogares con los menores que encontraba, lo cual me hacía feliz. Tenía influencias en el parlamento, un buen hogar, y podía recordar a Anker sin sentirme mal.

 

Ahora, después de tantos años, me doy cuenta de que lo que a veces parece un final, es realmente un comienzo. No se dé qué otra manera explicar todo eso que paso, todos esos deseos míos.

Porque la vida es tan así, que la muerte de Anker solo fue el comienzo de una serie de sucesos que me llevaron a conocerle, justamente a él.  En esa ciudad holandesa, a toparme al chiquillo descalzo y vestido con harapos, con el cabello desgreñado y brillante a pesar de todo. Aun creo ver las letras irregulares trazadas con un  dedo  delgado sobre la mesa:

H a d r i e n

Notas finales:

 

Sobre la muerte de Anker... en realidad pense en como debio pasar, y que no quedara como una noticia solamente,  si quedo así fue porque para mi Kiran no hubiera dejado que pasara de estar presente, y como no hay ningun otro narrador en esta crónica, quedo de esta manera.

Ahora si, llegamos a la parte importante de la historia.

Gracias por leer.


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