Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crónicas de un héroe por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Vivir bajo el mismo techo que Hadrien era toda una aventura, fuera el día que fuera. Yo seguía saliendo a viajes largos y luchas ocasiones y Hadrien seguía metiéndose a mi habitación.  No me molestaba; se había hecho bueno para saber cuándo regresaba, siempre era, si no la primera, si una de las primeras personas que me encontraba apenas llegaba. Claro, mucho después me di una idea de porque siempre lo sabía.


— eh, pareces molesto, Eudor ¿paso algo?— él me miro, suspiró. Su cabello era claro, decolorándose en tonos rosas y verdes, su marca.    


— Hadrien, eso pasa.


— ¿Qué hizo ahora?— Hadrien había aprendido a leer y a escribir tan rápido, que al inicio no lo había creído. Cuando me lo mostro, quede sorprendido, y en cierto modo me recordó a mí. No conocía a nadie que hubiera hecho tal proeza en pocos meses. Después de aprender a leer y que todos le dieran el consentimiento para poder aprender magia, había mostrado la misma dedicación a aprender eso.


— incendio una de las aulas del complejo sur. Apenas pudimos sacar a todos y evitar que se expandiera a otros lados, y era muy tarde cuando pudimos apagarlo por completo.


— ¿incendio? Pero ¿Qué hizo? De seguro no fue intencional— solían pasar muchos accidentes cuando un montón de chicos usaban magia en el mismo lugar, y si Hadrien había querido impresionar a los otros, entendía el incidente.


—  no fue intencional, fue un accidente. Y tampoco quería mostrar nada.


— ¿entonces?


— Cuando le preguntamos qué había pasado, él solo respondió que quería saber que pasaba si usabas magia con el fuego y el viento al mismo tiempo— le mire, sorprendido. Para alguien tan joven como los niños que estaba por aquí, usar un solo elemento debía ser complicado. Usar dos, casi imposible sin crear un caos.


— ¿Fuego y viento?


— Creó un tornado de fuego dentro del aula, que al final, se salió de control— no debía reír, lo sabía, y sé que no lo hice. Encontraba divertido que Hadrien pudiera hacer algo como eso, aun si era peligroso, y eso mismo me horrorizaba. Conocía de primera mano lo que el fuego podía hacer, conocía lo peligroso que era y en todos los años que viví con Anker, nunca le vi crear un tornado de fuego.


— ¿En serio lo hizo?


— Si— era sorprendente… y aterrador. No estaba seguro de que quisiera que Hadrien tuviera más afinidad con el fuego que con otro elemento— No lo pudo controlar y causo ese incendio que casi se nos sale de control— no lo había controlado pero estaba convencido de que lo haría algún día. Hadrien no tenía mucho tiempo usando magia, realizar ese tornado era en si un logro que los demás no estaban viendo de manera correcta.


— Hablare con él— fue todo lo que dije, porque no estaba seguro de que lo fuera a hacer. Como si mi presencia le invocara, le encontré apenas camine un poco.


¿Kiran? ¡Kiran! ¿Cuándo llegaste?— Hadrien seguía siendo un poco bajito, y eso le permitía colgarse de mí como un niño. 


Exactamente hace como diez minutos— él me miro, la forma en que lo hizo me recordó las veces que solía mirar a los demás cuando regresábamos de una salida, buscando heridas, comprobando que estuvieran bien.


—qué bueno que regresaras. Debo volver allá, me van a regañar por haber dejado el desayuno así— y como llego, se alejó corriendo. Mientras descansaba, seguí mirando como de costumbre. Hadrien seguía siendo un chico solitario.  No jugaba con los demás niños, y si lo hacía, solo era unos momentos. Los demás le ignoraban, fuera a propósito o no nunca lo supe. Pregunte a los demás que pesaban sobre Hadrien y los comentarios eran casi siempre sobre su curiosidad, sobre lo inquieto que era. Comencé a dudar de lo que yo pensaba. Yo estaba seguro de que Hadrien era listo, demasiado inteligente. Me recordaba a mí, por eso estaba convencido de que llegaría lejos, Hadrien era como yo cuando inicie con la magia, incluso mucho más curioso. Y por esas mismas razones, dudaba de ser objetivo con ese asunto. 


Cuando fue lo bastante tarde para que todos estuvieran en sus habitaciones, sentí primero como alguien se acercaba, luego, la puerta se abrió sin que nadie tocara. Hadrien solía entrar de esa forma, sin llamar antes. Camino directo hasta la cama, con su ropa de dormir ya puesta y descalzo.  Ya no necesitaba ni preguntar dónde dormiría, solo llegaba y se tumbaba en el lado libre que había en la cama. 


— Me dijeron que creaste un lio en una de las habitaciones— él rodaba para verme, sonriéndome, no estaba nada arrepentido de haberlo hecho.


— solo quería ver si podía usar dos elementos a la vez.  No quería crear un tornado de fuego.


— no tienes remedio. La próxima vez que quieras hacer experimentos, hazlo afuera— no podía decirle que dejara de hacerlo, no cuando estaba aprendiendo y mejorando. Él se acercó a mí, hasta quedar acurrucado  a mi lado. El contacto físico durante las noches ya no me resultaba incómodo.   


— ¿puedo ver qué pasa si mezclo el agua y el viento?


— crearas nieve y hielo. No creo que quieras hacerlo dentro—   le respondí solo porque su comentario me sorprendió ¿pretendía hacerlo también? Evidentemente estaba viendo las cosas de manera inadecuada, no tenía que preguntarme nada porque Hadrien lo haría en cuanto tuviera oportunidad, se lo prohibiera o no.


— Que interesante— me dijo, luego de un rato se quedó dormido.


Hadrien siguió mejorando, aunque ya no pasaron incidentes como aquel. Seguía esperándome por las noches, queriendo que le contara mis historias, viendo en sus ojos la admiración que sentía, que era en parte la misma que sentían todos los que me conocían y a la vez no, Hadrien me admiraba, y lo sabía, pero también admiraba la magia, las luchas, la idea de pasar semanas viajando, eso era lo que Hadrien anhelaba en mis historias. No le interesaba saber si había vencido o no, si había sufrido o no. yo me sentía agradecido de poder contarle cosas que nadie más sabía y que a él no le interesaban.


Pronto, me di cuenta de que había algo más con Hadrien, algo de lo que no quería darme cuenta y que ignore por más años de los que puedo recordar. 


Con el tiempo, note que Hadrien no tenía ningún sentido del tiempo. Nunca había respondido a cuánto tiempo vivió en la calle, tampoco sabía que mes, día o año era si le preguntabas, no respondía a cuánto tiempo llevaba viviendo en ese lugar. Era gracioso, porque no era importante, al menos no para él. Para Hadrien solo estaba en pasar el rato, aunque fuera solo.  Hablaban mucho de eso, los demás niños habían crecido, y Hadrien seguía siendo el mismo chico solitario que era cuando llego.


— ¿Qué pasa con él?


— no lo sé, al menos si no hablara consigo mismo…


— ¿Hay algún problema?— los dos pegaron un respingo. Eran de los jóvenes mayores, los que se ayudaban a los más chicos. Uno era un chico larguirucho y muy delgado, con el cabello de un escandaloso color amarillo, y la chica, más bajita y algo rechoncha tenía la piel con manchas azules.


— Ah, Kiran, eres tú. No, no hay problema. Estábamos comentando… sobre Hadrien.


— ¿Qué pasa con él?


— eh, pues… estábamos por realizar una actividad en el campo, necesitábamos hacer grupos, pero… nadie llamo a Hadrien, y cuando quisimos que trabajara en alguno, él dijo que no quería, que estaba bien si no iba, que no iba a servirle de nada de cualquier modo.


— ¿Eso dijo?


— sí, me parece que está muy solo, pocas veces habla con los demás. Lo hemos intentado— la chica suspiro.


— ¿Qué están diciendo?— Jency llegó en ese momento. Jency tampoco pasaba mucho tiempo en casa por aquella época, salía a la misma cantidad de misiones que yo, y muchas veces, más de las que puedo contar, trabajamos juntos.


— están diciéndome algo sobre Hadrien.


— oh. Es el chico que casi incendia el lugar ¿no?  Creo que pasa mucho tiempo a solas. Creo que la otra noche iba hablando a solas ¿lo hace?— los otros dos asintieron. Yo nunca le escuche hablar a solas— bueno, no es tan extraño después de todo. Oye, Kiran, tengo una duda sobre la misión de la siguiente semana— dejamos atrás a los demás. Esos comentarios no eran aislados, y cada vez eran más frecuentes.  Yo no me preocupaba por Hadrien, sabía que era un chico normal, quizá un tanto solitario, pero ¿no había cientos de personas que amaban la soledad? Además, hablar solo de vez en cuando ayudaba a algunas personas a ordenar sus ideas.  Por supuesto que esos eran unos pensamientos bastante optimistas. No mucho después terminaría por unir el complejo rompecabezas que era Hadrien, no mucho después me daría cuenta que Hadrien no hablaba solo, que aunque pareciera solitario, Hadrien no estaba solo, de hecho Hadrien nunca había estado solo.


La misión a la que salí fue una de las más largas que recuerdo, aunque también la recuerdo por el hecho de que no hubo ninguna pérdida entre nuestros amigos.  Habíamos partido casi tres semanas atrás, y aunque estábamos cansados, estábamos felices. Hacía ya muchos años que no había incidentes graves con magos oscuros. No sabía si el poder de ellos estaba menguando, o yo... yo me hacía más fuerte.


— oye, Kiran ¿no crees que estas exagerando?


— ¿Cómo?— Jency, en la cama del otro extremo a la mía, miraba al techo.


— eso fue casi fácil. Al menos para ti. Eres… imparable— dijo, aunque pareció querer decir otra cosa— no es malo, de hecho, es bueno que tengamos a alguien como tú con nosotros, es decir… cielos, Kiran ¿imaginas si fueras uno de los que usa la magia negra? No podríamos vencerte.


— oh ¿lo crees?


— sí. Si tú quisieras, podrías vencernos a todos y hacerte con el poder…— luego, soltó una carcajada— ¡Imposible! Eres Kiran, el héroe. Demasiado bueno para ser verdad, y demasiado bueno para pensar siquiera en hacer tal cosa.


— eso es atroz, ¿Por qué querría hacer eso? no tiene sentido— Jency siguió riendo.  Nunca me vi tentado por el poder. La magia que tenía era solo eso, magia. Yo no lo había pedido, no la había buscado, y no la usaba para otro fin más que ayudar y quizá era por eso que tenía tanta magia conmigo, porque de algún modo sabía que no la usaría para hacer el mal, para mis propios beneficios. 


— lo sé, lo sé. Pero admite que eres ridículamente fuerte. No conozco a nadie que sepa usar la magia como tú— no respondí a eso. Ser fuerte no me enorgullecía, porque no servía de nada, ser fuerte no me garantizaba la felicidad, no me garantizaba que seguiría vivo al día siguiente.  Yo no me basaba solo en mi magia— ¿No has pensado en volver a tener un compañero?— lo dijo casi con timidez, como si se avergonzara de comentarlo.


—…— no lo había pensado antes. No lo necesitaba, y ciertamente me daba un poco de miedo volver a estar  tan ligado con alguien que temiera por su vida. En esos segundos, sin embargo, pensé en Hadrien— no, no lo he pensado. Además, tú vienes conmigo ¿no?  Eres algo así como un compañero de batalla.


— Claro— sonrió, y bien pudo añadir “No como Anker”.  Jency era fuerte solo cuando trabajaba en equipo. Perdía fácilmente la calma cuando las cosas se salían de control y estaba solo, o se las empezaba a ver más difíciles. Quizá por eso las misiones que tenía eran sencillas.  Yo seguí pensando en Hadrien. ¿Por qué pensaba que podría venir conmigo? apenas estaba aprendiendo a usar la magia, pero… estaba seguro de que cuando lo supiera, cuando aprendiera las bases, él sería tan fuerte como yo. No sé cómo lo sabía, pero estaba completamente seguro. Hadrien sería mi igual.


Cuando regresamos de esa misión, el cielo estaba nublado. Era temporal, y casi siempre el suelo estaba lleno de charcos. Apenas llegamos, comenzó a llover. Agradecí estar dentro, porque no quería usar más magia después del viaje. Me encontré con la novedad de que no vi a Hadrien por ningún lado. No había clases porque era un poco tarde, todavía no era hora de la cena. Admito que espere a que llegara, a que la puerta de mi habitación se abriera y él saltara a la cama a preguntarme que había hecho. Salí un rato después.


— ¿Sabes dónde está Hadrien?— pregunte a una de las chicas que pasaba por ahí. Ella se puso roja, tartamudeo un par de veces. Me olvidaba de que aun causaba eso en los demás, al menos, seguía diciendo que no.


— Debería estar en su habitación— no estaba allí, lo sabía porque acaba de ir allá. Hadrien era el único que tenía una habitación para él solo, porque nadie quería compartir habitación con él. Ese detalle era lo único que había impedido que alguien descubriera que de hecho, él no usaba esa habitación para dormir.


— Gracias— seguí caminando. Algo me llamo la atención en el patio. Una figura solitaria en medio de la lluvia. Me detuve. Era Hadrien. El rostro alzado al cielo, los ojos cerrados. Y completamente empapado. Debo añadir que Hadrien jamás se enfermó, en todo el tiempo que vivimos juntos, nunca le vi en cama por una fiebre, nunca fue a la enfermería por alguna dolencia o enfermedad típica de las estaciones. Ni un dolor de estómago. Ese era otro rasgo que compartía conmigo y que estoy seguro nunca supo, porque ya nadie recordaba que yo no enfermaba.


Hice que el viento hiciera un domo sobre él, un paraguas de viento. Sus ojos se abrieron cuando dejo de sentir el agua. Miro unos segundos como el agua seguía cayendo pero ya no le mojaba. Luego sus ojos siguieron el camino hasta donde estaba.


—  Kiran— vi sus labios moverse.


— ¿Qué haces? Vas a enfermarte si sigues mojándote— use el viento  para que mi voz se escuchara hasta donde estaba.


— no me enfermo.


— regresa, Hadrien.


— pero es agradable, la lluvia. Me gusta sentir como cae— le seguí mirando, sin evitar reír.


— Regresa— repetí— ve a tu habitación y ponte ropa seca, no tardan en poner la cena— Hadrien se quedó de pie en donde estaba.


— No me voy a enfermar—  suspire. Hadrien no iba a volver por las buenas.  Hice que el mismo viento le secara la ropa. Vi su movimiento de sorpresa— ¡Kiran!— ese grito me llego claro sin necesidad de magia. Aparte el agua de los charcos mientras corría hacia mí, completamente seco, con el viento impidiendo que se mojara y sin charcos en el camino. Me reí al verle molesto.


— La cena estará pronto— sus cejas juntas, la nariz arrugada. No podía no reírme.


— ¿Por qué hiciste eso?


— Bueno… no suelo aplicar castigos, pero… deberías pensar mejor las cosas antes de desobedecerme— le dije. Me miro, sus labios ligeramente abiertos. Parpadeo solo una vez, luego paso por mi lado.


— lo recordare la próxima vez.


Pensaba mucho en Hadrien, y lo peor es que no me daba cuenta. Cuando menos espere, pasaba un rato por la mañana, cuando despertaba, mirándole dormir. No en un modo enfermo u obsesivo. Solo despertaba y le encontraba allí, su cabello revuelto sobre la cara. Me gustaba apartarle el cabello de la cara, casi nunca se lo cortaba. Si, pensaba que Hadrien podría ser alguien que pudiera acompañarme después.


Con eso, pasaron algunos meses,  y ese día finalmente llego. El invierno llego más pronto ese año,  y Hadrien solía dormir más tiempo debido al frio, casi dormía encima de mí.


— Hadrien, despierta— Hadrien tenía que ir a clases y después habría una sencilla demostración de lo que habían aprendido, para saber a qué magia eran más afines. Hadrien despertó, abriendo los ojos con pereza, demasiada. Le seguí moviendo hasta que su ceño se frunció. Había crecido,  los pocos rasgos infantiles que tenía se habían ido ese invierno. Lo había notado hacia algunas noches, también era más alto.


— ¿Por qué? eres cruel, Kiran— me dijo, su voz más adulta también.


— tienes que levantarte.


—  te hare un hechizo, por haberme despertado— recuerdo que eso casi me hizo reír ¿un hechizo? Era ridículo, enemigos más fuertes habían intentado hacerlo, y ahora, un chiquillo como Hadrien me decía eso. No me reí porque le estimaba, estaba encariñado con Hadrien.


— ¿ah, sí? ¿Qué clase de hechizo? — aun con eso, mi voz fue una burla, algo que Hadrien no tomaba muy bien. Él se enderezo, usando sus rodillas para ponerse a mi altura. Le vi acercarse, pero… jamás pensé que pasaría eso, no me moví porque quería ver que intentaba hacer. Le vi tan cerca de mí, sentí su mano en mi mejilla y entonces note a donde iba a parar, demasiado tarde, sus labios se encontraron con los míos. Me quede aturdido, sintiendo como me besaba. ¿Hadrien tenía esos sentimientos por mí? No lo creía. Debía estar confundido. Intente apartarle, pero él solo se aferró a mi cabello, para variar, seguía haciendo lo que quería cuando quería— Hadrien— me beso de nuevo. Eso ya no era algo que estuviera en mí, porque su acción solo había hecho que yo me diera cuenta que quería quizá de una forma más profunda de lo que pensaba, que mi mente se negaba a escuchar lo que mi corazón ya sabía. Le bese, le bese de vuelta, aun si sabia era una locura.


— Ahora me perteneces, ese es mi hechizo— me dijo. Nunca había escuchado palabras más dulces, más tiernas… más verdaderas.


— Hadrien— le llame, pero él ya se estaba vistiendo, sus mejillas algo sonrojadas, intentando aparentar que no había pasado nada.


— no seas tonto.  Solo es un beso. Vendré a dormir esta noche, por si quieres reclamarme algo—  casi me dan ganas de soltarme a reír como idiota ¡Era Hadrien de quien hablamos! Era lógico que dijera algo como eso.  Pensé en todo lo que podría decirle esa noche,  en como intentaría decirle que estaba bien. Porque yo nunca había dado el primer paso, porque de nuevo sentía que podía darlo todo, la conexión que tenía con Hadrien era intensa, lo había notado en ese momento. Hadrien era eso que buscaba sin saber que lo hacía.


Al final,  no pude decir nada.


 


La sala estaba llena, los chicos intentando demostrar que podían hacerlo. Yo no quitaba los ojos de Hadrien, parecía aburrido de estar allí.   El fuego que hizo algún otro chico se salio de control. No estaba preocupado, de hecho, estaba por contener el fuego, algo fácil de hacer, cuando Hadrien alzo sus propias manos. Ah… me cuesta mucho recordar este día. ¿Cómo explicar lo que sentí cuando vi la magia negra alrededor de Hadrien? Las llamas nunca le tocaron, la magia oscura de Hadrien parecía vaporosa, girando a su alrededor, como si estuviera contenta de que la invocaran, dispuesta a obedecer. No pude moverme.  


— Nigromante— esa palabra rompe la quietud.  La palabra que no podía salir de mi boca en ese momento. Hadrien no podía serlo, no podía. Mi Hadrien no era un nigromante.


Pero la verdad era que sí lo era…


— Hadrien— mi voz no se escuchó, veo que le comienzan a sacar, él dejo que le llevaran sin resistirse, sin decir nada.  Quisiera decir que fui un héroe allí también, que me levante y corrí, que le alcance, que alguien me impidió moverme, que me encerraron hasta que fue muy tarde. Pero esta parte de la historia ya la conocen.


— Kiran.


— No, esto está mal, él no ha hecho nada, no pueden llevárselo— basto la mano de Jency sobre mi hombro para que  no me moviera.


— Kiran, sé que te agrada, pero es lo mejor— Jency no sabía nada.


— ¿Cómo puede ser lo mejor?


— Nadie puede hacer nada por él, Kiran, su magia es muy diferente, nadie aquí puede enseñarle nada— ya no había nadie más. Se sentía el  pánico, un pánico infundado, causado por un chico que no había hecho absolutamente nada. 


— Esto no tiene que ser así.


—Kiran, mírame.


— ¿Qué?                                      


— Deja las cosas así, no puedes ayudar a todos— recordé a  los que se formaban fuera de mi casa para que los sanara, a Enid y esos primeros chicos de mi primer hogar, recordé a esa chica que había perdido la cordura, recordé  a Anker, a Netikerty. Yo no podía salvarlos a todos, era verdad. Yo no podía salvar a Hadrien.


— puedo, yo… debería intentarlo ¿no? Hadrien no tiene culpa en esto y…


— no, Kiran…


Era doloroso. Sé que hablan seguido sobre romper el corazón, pero ese día lo que sentí fue peor.  Muy tarde me di cuenta de que yo no estaba mal.  Me di cuenta de que echar a Hadrien no era solución, porque Hadrien no era malo, Hadrien nunca había hecho nada propio de los nigromantes.  Aprendí  que no existe la felicidad, solo existen momentos felices. Los “si hubiera” me siguieron varios días.  Muy tarde pensé que  en pude haber convencido a los otros de que era inofensivo, que nunca le dejaría hacer el mal, que yo me haría responsable por él.    Hadrien era solo un chico que no conocía la maldad.


Y nosotros creamos al monstruo en que Hadrien se convirtió.

Notas finales:

El señor del mal haciendo su aparición, espero que les gustara el capítulo, ahora si que estamos llegando al final de esta historia, nos leemos la proxima semana con el final de esta historia.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).