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Crónicas de un héroe por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

Un poco más sobre Kiran. Ya casí estamos por la mitad de esta historia, que como dije, no sera larga. Espero que sigan disfrutandola.

Ese día, durante la cena, estaba distraído. Había esperado que al regresar y encontrarme con que todos sabían ya de lo que hacía. La verdad, no entendía porque me preocupa tanto. Nadie me impedía hacerlo, aunque quizá no les agradara mucho lo que hacía.  Anker no estaba en el comedor.


— ¿estás bien?


— Si… tengo que hablar con Anker— le explique a Jency. No sé cómo me vio,  porque parecía preocupado— es sobre la salida que tendré, al parecer iré con Anker.


— ah, entiendo. No le he visto desde la mañana, pero sé donde está su dormitorio.


— voy a esperarle. Quizá quieres ir a visitar a tus amigas— Jency se puso colorado. Me divertía molestándole un poco con esa aventura en la taberna, y hasta donde yo sabía, Jency había vuelto más veces después de esa. Yo no había podido acompañarle. 


— eso no… ¡No digas esas cosas aquí!


—  solo bromeo.


— pero sabes, preguntan mucho por ti.


— ¿Si? no recuerdo haber hablado mucho con ellas para que pregunten por mí. Algunas son muy bonitas. ¿No tienes problemas para explicar tus ojos?


— no.  Ellas piensan que estoy haciendo investigaciones con sustancias. Creo que suena bien y además, me hace más interesante.


— si tú lo dices.


— tengo que irme ya, últimamente se han dado cuenta de que salgo por las noches, me quedare en mi habitación para no meterme en problemas. Ah, mira, allá viene Anker—  Anker acababa de entrar al comedor, cada vez mas vacio. Jency se levanto y salió.


—  ¿vamos fuera? Tienen que limpiar este lugar.


—  Claro…— le seguí hasta los jardines donde solía meditar. Últimamente tenía poco tiempo para hacerlo, con las lecciones de shui, ayudar a los demás a aprender y salir a curar a los pobres. Extrañaba un poco hacerlo. Era una de las pocas costumbres que no había perdido con el tiempo, algo que todavía me conectaba con aquellas primeras personas que me conocieron.


— te gusta este lugar ¿no es así?


— sí.


— bueno,  ahora que vas a comenzar a salir,  tienes que darte cuenta que no todo es acción. Por ejemplo, lo que tenemos que hacer ahora es solo cerciorarnos de que no estén usando magia negra en una ciudad, un poco lejos de aquí. Ha habido comentarios de viajeros que dicen que no vive nadie en esa ciudad durante el día, pero de noche se ve a los habitantes como si no pasara nada. Muchos pensaron que era un pueblo abandonado.


— Ah…— recordé las viejas historias de seres demoniacos— ¿Y qué hacemos si resulta ser cierto?


— pues…— sonrió, y prendió una llama entre sus manos— ah, lo siento, no es lo que… bueno, sí, pero… que idiota soy. Lamento haber dicho eso, pero eso es lo que se hace— hablaba rápido, nervioso. La idea de quemar todo un pueblo me causaba tal horror que solo el pensarlo me provocaba ganas de vomitar.


— Entiendo…— mí voz no parecía mi voz.


— ¿es la primera vez…? Es… ¿nunca has escuchado sobre eso?— no había pensado mucho en lo que se hacía con las personas que hacían magia negra. Sabía que se perseguían, y que en algún lugar había una especie de prisión. No tenía mucho sentido para mí.


— si… no… supongo que debí imaginarlo. Pero hacer eso no me parece correcto. La primera vez que hice algo así fue antes de venir, pero eso era… necesario. Creo— Anker asintió. La verdad, desde que había matado a esa persona, evitaba pensar en eso.  No sentía culpa, ni me lamentaba por su muerte, porque ese era malo, dañaba a los demás y no le importaban los daños que causaba. Una persona así solo traería más dolor, y terminaría por dañar a alguien importante para mí.


— Kiran, a veces no hay más opciones. La magia negra hace cosas irreversibles en los humanos, dejarles con ese intento de vida es peor que la muerte. Procura verlo de ese modo, cuando llegue la hora de hacerlo— era la primera vez que le oía tan serio.  Sonreí, porque a pesar de hablar poco con Anker Ibsen, me conocía lo bastante para saber que no quería matar, que la idea no me gustaba, ¿Cómo podría no saberlo si me había visto ayudar a todas esas personas?  A pesar de eso, lo entendía—  tranquillo, solo es algo hipotético, no estamos seguros de que ese pueblo sea el hogar de un nigromante.


— ah, nigromante— no solíamos hablar mucho de los nigromantes. Desde esa primera encuentro, no había visto a ningún otro. De vez en cuando escuchaba algún comentario, pero en el interior de ese hogar, no se hablaba mucho de ellos. 


— partiremos mañana temprano, nos han conseguido un modo de ir hasta allá. Eso es todo, Kiran, deberías ir a dormir nos vemos mañana en la entrada, a primera hora— se despidió.  Me quede allí, mirando al cielo. Debería sentirme feliz e ilusionado por la misión de mañana. No me sentía así. Suspire, sentándome en posición para meditar. Regrese a mi habitación mucho rato después.


 


Me levante cuando aún no salía el sol. Había una ligera niebla fuera, y no había nadie en la cocina, así que solo tome algunas frutas y me dirigí a la entrada.  Anker estaba ahí, sentado en el piso, con la espalda pegada a la pared. Tenía los ojos cerrados.


— Anker…— le toque el hombro. El abrió los ojos con un respingo.


— ah, Kiran… solo falta que llegue la persona que nos va a llevar, creo que no debe tardar.


— No importa…— me sorprendía que no fuéramos a usar la magia para viajar, que era lo que quería probar— ¿has salido mucho en estas misiones?— pregunte, sentándome a su lado. Él se encogió de hombros.


— un poco. Solo es porque puedo controlar el fuego un poco mejor que los demás, la verdad, no hay muchos magos por estos lugares que puedan controlarlo perfectamente. Es peligroso, aunque sé que en oriente se usa mucho. Algún día iré allá.


— ¿Por qué no has ido? Desde que estoy aquí vienen a ubicar a los niños en lugares mejores para su magia. Debieron decirte antes, o al menos, intentar llevarte a oriente.


— cuando tuve la oportunidad de ir no quise, tenía miedo. Ahora… bueno, no es tan fácil si eres un miembro útil del parlamento. De seguro, si quieres ir a algún lado, vas a tener muchos problemas.


— ¿eso crees? no creo que sea muy útil aun para el parlamento— Anker rio. Tenía una forma curiosa de entrecerrar los ojos cuando lo hacía.


— eres un buen sanador, ¿Por qué crees que aceptaron tu solicitud tan rápido? No todos se interesan por las artes de la sanación, y como eres único en eso, no van a dejarte ir tan fácil— en ese momento, se acercó un carruaje y se detuvo frente a las puertas. Anker se levantó y fue a hablar con el conductor.  A comparación de los que había por allí, era más suntuoso, había tanta diferencia, que me incomodaba.


— ¿Todo listo?— pregunte. Anker asintió mientras abría la puerta.


— Nos llevara hasta allá— dentro era tal y como parecía por fuera— no será tan largo el viaje, pero será aburrido.


— ¿Por qué vamos en esto? ¿No intentaremos aparecer?— Anker me miro, y luego comenzó a reír. El carruaje avanzo. La risa de Anker duro un buen rato.


— lo siento… es que… ¿no te dijeron que tienes que conocer a dónde vas para poder llegar? difícilmente llegaras a algún lado si no lo tienes en mente, además, hay cientos de lugares que comparten nombre, si piensas solo el nombre, puedes acabar en otro lado, o en el mejor de los casos, te quedaras en el mismo lugar.


— nadie me dijo eso.


— creo que pensaron que lo sabías. Parece que todo lo sabes. ¿No vinieron a despedirte tus chicas?


— ¿ah? ¿Cuáles chicas?


— pues todas las que andas detrás de ti todo el tiempo. Es difícil no saber dónde estás o que haces. Enid es muy linda, ¿estás con ella?


— ¿con Enid? No, no estoy con nadie ahora— respondí, confundido por la conversación tan rara. No entendía la relación que había con la magia de la aparición y las chicas a las que ayudaba.


— ah… hay algunos rumores, ya sabes…— dijo, mirando entre las cortinas del carruaje— pero no importa, ¿estás emocionado?


— un poco. Realmente no sé. Supongo que esperare hasta que lleguemos— más bien yo pensaba que eso era algo natural, que era lo que tenía que hacer, como respirar, andar… solo era algo que iba a pasar tarde o temprano.


— Bien— Anker siguió comentando algunas cosas más del viaje, del dinero que nos habían dado, y lo que normalmente se hacía mientras  esperábamos.  Recuerdo mucho más este viaje que el primero que hice para venir a este lugar. Nunca había ido tan al norte.  Los viajes en ese entonces tomaban tanto tiempo, y había muchas cosas que ver… atravesamos lugares tan llenos de naturaleza y tan diferentes a lo que yo conocía. Cada poblado era un nuevo matiz de color… supongo que en ese momento, en ese primer viaje, fue que en realidad note que tan grande era el mundo en realidad.


Casi cinco días después, llegamos al fin. No me había parecido un  viaje largo, a pesar de las múltiples quejas de Anker sobre lo lejos y aburrido que era. El pueblo apareció como de la nada, solo una leve vuelta, y de pronto podíamos ver las casas, un poco más abajo del camino. Anker me miro, más atento y serio que en el viaje. 


— no alcanzo a ver mucho.


— Vamos a tener que bajar— el carruaje siguió su camino. Pronto nos dimos cuenta de que eso que decían, era una mentira. Nos cruzamos con una carreta casi enseguida. Había campos a las afueras, a los lados del camino, y había personas ahí, trabajando. Anker se relajo visiblemente. Nada más entrar al pueblo, vimos que no era para nada un pueblo abandonado o maldito. Había niños corriendo, gente trabajando y caminando por todos lados, mucho movimiento para ser un lugar tan pequeño— ¿Qué hacemos ahora?


— bueno, no podemos irnos solo porque todo parece normal. Pasaremos unos días por aquí, y veremos qué pasa.


— oh, entonces será como un descanso— al fin pudimos bajar. Anker se alejo para  pedir información sobre donde podíamos alojarnos.  Pronto me vi rodeado de niños que no paraban de pedirme monedas, o preguntarme de dónde veníamos. Anker me encontró jugando con ellos.


— Kiran, ¿haces eso apropósito?— tenía una sonrisita en los labios— parece que tienes alguna maldición con las personas ¿no?


— ¿tú crees? Te juro que no lo hago a propósito.


— lo sé. Ven, este lugar tiene demasiadas posadas.


— por supuesto. Las aguas termales atraen a personas de todos lados. Al parecer, algunas personas a las que no les fue muy bien con sus negocios comenzaron a difundir esos rumores sobre que el lugar estaba encantado. Pero aquí solo están pensando en ampliar el lugar para hacerse un centro de paso y volverse más famosos.


—… ¿¡Como supiste todo eso!?


— ¿ah? Ellos me lo dijeron.


—  En serio…— comenzó a reírse— me voy cinco minutos y tu resuelves el problema por el que venimos. Eres increíble.


— Nunca he estado en aguas termales.


— creo que si lo pides, incluso te dejaran entrar gratis.


— eso no sería muy honesto de mi parte. No he hecho nada que merezca que me regalen una entrada a ese lugar. Me conformo con pagar como el resto de las personas— seguí a Anker, que comenzó a caminar por la calle. Los niños de perdieron corriendo en todas direcciones.


— pero, creo, oh gran Kiran, que no tienes dinero ahora mismo.


— Eh… no. se lo di todo a las familias que lo necesitaban antes de venir— Anker sonrió, una sonrisa maliciosa.


— ahora dependes de mi ¿no? El gran héroe me necesita.


— por favor, no me llames así.


— Y además modesto— solo me estaba tomando el pelo, claro, pero no me parecía tan gracioso. No era como él decía. La posada donde nos quedamos era una casona de dos pisos y habitaciones amplias. Todo estaba limpio y olía a jabones y perfumes delicados.  Encontramos una habitación con dos camas, Anker dijo que no era conveniente separarnos por el peligro de alguna emboscada o un mal encuentro.


— ¿Qué haremos entonces?


— hacer más preguntas, recorrer el lugar en busca de señales de magia negra. Lo típico. Ah, pero tú no lo sabes. No te preocupes, esto es normal a veces.  Tampoco he sentido nada de magia negra por aquí.


— ¿sentir?


— la magia negra se siente, no se… es algo extraño. No es por presumir, pero muchos dicen que soy muy bueno sintiendo esas cosas, mucho antes que los demás.


— oh, debes estar muy orgulloso de eso— Anker se sonrojo.


El lugar no tenía muchas atracciones fuera de las aguas termales. Recorrimos varias veces todo el lugar en los siguientes días, incluso las afueras, y en especial el cementerio. No sé que tienen los nigromantes que se ven atraídos a esos lugares, eso dijo Anker. No encontramos ni el menor indicio de que allí hubiera un nigromante o un mago usando magia negra. Al tercer día, yo decidí relajarme.


Había una construcción alrededor de las aguas, como si intentaran hacer un balneario. Cuando tenía algo de tiempo, casi siempre por las tarde antes de que oscureciera, iba a las termas.  Casi siempre había personas allí, así que era de lo más interesante escucharles contar sus vidas. Además, me sentía bien estando en las termas, el agua caliente era muy relajante y reconfortante. Decidí que volvería cada que tuviera oportunidad.


Termine arrastrando a Anker hasta allá, me siguió de malas, refunfuñando. Había muchas personas ese día. Yo no dude en quitarme la mayor parte de mi ropa y meterme al agua. Anker se quedó en las bancas, mirando hasta que volvimos a la posada.


— ¿no tienes calor? estar en las termas sin entrar…


— Estoy bien— íbamos a volver al otro día, así que ya teníamos casi todo listo para partir de regreso. Los dos estábamos acostados en nuestras camas— Kiran…—me llamo después de un rato de silencio— ¿Cómo lo haces? Estar… como si nada con tus marcas.


— ¿Cómo?


— estuve mirando… tus marcas. A los demás no parecía impórtales— había contado una historia de un viaje a tierras lejanas donde hacían eso en la piel. La creyeron sin dudar— yo no podría…  no podría mostrarlas. Es raro, porque tú tampoco las muestras.


— pero no porque me avergüence. Es más bien… algo que hago desde pequeño.


— Yo no sé qué hacer con esto— movió sus manos— a veces me gustaría tener otra marca, algo diferente. Las tuyas lucen bien.


— ¿Es por eso que no entraste a las termas?— no me respondió. Ya estaba oscuro, y de seguro estaban cerradas. Me levante, sonriendo— me hubieras dicho antes. Vamos— le obligue a levantarse. Le hice la seña de que guardara silencio y salimos del cuarto y luego a la calle. Entrar a las termas fue fácil, porque no había nadie cuidando la entrada, y solo basto un poco de magia para abrir.


— esto está prohibido. Estas rompiendo las reglas.


—  Técnicamente en ningún lugar dice que no podemos entrar aquí por la noche— además, no le estaba haciendo ningún mal a nadie. El ambiente era diferente, pero basto que encendiera algunas llamas y quedaran suspendidas en el aire para dar algo de luz. Anker las miro mientras me quitaba la ropa y entraba al agua. Nunca me cansaría de eso.


— tienes buen control sobre eso ¿No?


— No es momento para eso, Anker, entra— lo hizo, pero con mucha lentitud. Apenas podía verle bien desde donde yo estaba. Finalmente entro al agua, igual de lento. Le arroje un chorro de agua que le dio en la cara.


— Que infantil— refunfuño.


— vamos, ¿no te parece genial? Me encanta esto.  Esto es justo felicidad,  y la felicidad es darse cuenta que nada es tan importante


— no está nada mal. Estaría mejor con algo para beber— nos la pasamos hablando sobre lo que nos gustaría tener en ese momento. Se me paso el tiempo tan rápido, que cuando menos lo espere, estaba adormilándome en el agua. No me pasaba por alto que Anker tenía las manos dentro del agua. No estuve muy seguro, pero me pareció notar que había algo diferente en la forma en que Anker me miraba.


El viaje de regreso fue igual de lento que el primero, aunque íbamos tan cansados, por el agua, la desvelada, que dormimos la mayor parte del camino.  Hacía calor, cada paso que dábamos hacia nuestro hogar, parecía que hacía más calor.


— Anker, quítate eso, por favor, estarás más cómodo— él me miro,  y se quitó los guantes. Mire por la ventana.


— Eres increíble…— de reojo vi que negaba con la cabeza.


— oye, Anker, quiero… preguntarte algo, espero no sea una indiscreción, pero escuche que tu prefieres salir con hombres…


—… ¿eso…? ¿Cómo te enteraste?


— solo lo escuche. No  tienes que ponerte así— le comente, al verle pálido, y muy derecho de pronto, su voz algo a la defensiva— solo tenía curiosidad, realmente no importa mucho si me respondes o no, o si la respuesta es sí o no. si no quieres responder, está bien. Además, si quieres hablar sobre eso, puedes confiar en mí, no le diré a nadie.


— no lo creería de nadie… a nadie le creería eso, más que a ti— no estaba seguro de que clase de respuesta era esa. En ese momento, estábamos por llegar a nuestro hogar. Estaba mirando las casas familiares, y no note cuando se sentó a mi lado.


— ah, bueno, no  fue una misión muy importante, pero fue entretenido después de todo. ¿No lo crees?— comete, intentando hablar de otra cosa. Anker no me respondió. Me miraba fijamente— ¿Anker?


— ¿y que si así fuera? ¿Y que si no me gustan las chicas? 


— nada.  No pasa nada, Anker— le vi mirarse las manos. Yo también las mire. Eran interesantes en cierto modo.


— ¿no te importa?


— no. no me importa. No cambiaría nada— justo porque miraba sus manos, fui capaz de ver como una de sus  manos se levantó, se movió hasta mi rostro. La sentí en mi mejilla. Le mire justo cuando se inclinó hacia mí y me beso.  No sé qué paso en esos momentos, sentía sus labios sobre los míos, su mano en mi mejilla era suave,  no como la mano de un chico.


— ¿esto cambiaria algo?— oh… yo le gustaba a Anker. Parpadee, asimilando todo. Nunca me había besado un chico, había recibido muchos besos como ese de parte de las chicas, incluso había llegado mucho más lejos, con las chicas. Entendía la actitud de Anker conmigo, las veces que se reía, sus balbuceos nerviosos, la forma en que me miraba y sobre todo, su actitud hacia las chicas que me seguían.


—… ¡Ah!— exclame, poniéndome de pie. Anker abrió la boca, pero pase sobre él y abrí la puerta, aun con el carruaje moviéndose y salte a la calle.


— ¡Kiran!...  ¡No!— se  equivocan si piensan que hui de Anker. Acabábamos de entrar a la calle donde vivíamos, deberíamos ver nuestro hogar, pero en lugar de nuestro hogar, en donde debería de estar el edificio, solo quedaban un montón de muros derrumbados, ennegrecidos. El aire olía a quemado, todavía salía humo entre los escombros— esto… esto es… Kiran, vamos…


— pero…


— Tenemos que movernos— sentí su mano jalándome de regreso al carruaje. Seguimos de largo.


Yo no sabía que acabábamos de entrar en una de las épocas más oscuras para las personas como nosotros. Una época en donde nos vimos perseguidos, y fuimos más estigmatizados que en otras épocas. Anker tuvo más entereza para notar la forma en que los demás miraban el  lugar, en notar que eso no lo había hecho la magia.


Yo solo me deje llevar por él.

Notas finales:

 

 Ya era hora de comenzar con las sopresas :D, que me encanta darles sopresas. 

Hasta la proxima!!


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