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Crónicas de un héroe por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola

Espero que esten pasando unas buenas vacaciones (Los que las tienen) Despues de que yo estuve pensando que todos los dias han sido domingo, casí se me pasa la actualización de hoy XD. Ademas, pense que ya la tenia lista pero le hacia falta revision, así que si encuentran algun error mas que de costumbre (Que abrir el archivo en dos pc me cambia algunas palabras)  ya saben porque.

Muchas gracias a los que han leido. Espero que les este gustando.

Esos primeros minutos después de encontrar nuestro hogar en esas condiciones creo han sido los peores que recuerdo, aunque en el futuro me encontraría con situaciones peores, ese fue mi primer acercamiento con lo inevitable, me topaba con algo que no podía solucionar. Siempre había encontrado solución para todo.


— Todo está bien, Kiran.


— ¿Qué fue lo que paso?


— no lo sé, camina. No podemos quedarnos aquí— Anker me guio, tirando de mi brazo y empujándome cuando me detenía o cuando iba por un camino equivocado— es raro, normalmente cuando pasa algo, el parlamento envía mensajes sobre lo que paso. No hemos nos tenido noticias…— y pensar que estábamos tan calmados hace unos días.


— ¿Mensajes?


— usando la magia del viento. No sé cómo explicártelo, no sé hacerlo— Anker también estaba nervioso, ninguno sabía que había pasado, y todo en la ciudad parecía igual, aunque había algo diferente: la atmosfera del lugar se sentía tensa, con miedo. Todos se comportaban igual, pero había cierto nerviosismo en los movimientos de las personas que caminaban con rapidez, como si no quisieran que se las notaran.


— Anker ¿Preguntamos?


— No… creo que no es una buena idea— al menos eso no era mi imaginación, si Anker podía sentirlo, entonces allí pasaba algo que se nos escapaba. Quizá relacionado con lo que había pasado en nuestro hogar.  No sabía a dónde iríamos, no conocía otra casa como en la que vivíamos, aunque sabía que había muchas.  Nos dirigimos a las afueras.  ¿A dónde iríamos?  No tenia cabeza para preguntar nada, para hacer algo por mi cuenta. Quería hacer todo, y no sabía qué hacer.   


— ¡Kiran! ¡Anker!— Reconocí la voz primero. Me gire, tan rápido que casi me hice daño en el cuello.


— Jency…— sentí un alivio tan grande que casi me deje caer de rodillas. Jency corrió hacia notros. Me sorprendió encontrarle con la cabeza cubierta, solo sabía que era él por la voz.


— cielos, Kiran, no tienes idea… vamos, tenemos que caminar— lo hice. Caminábamos más rápido, alejándonos de la población— me alegra que llegaran, las cosas han estado un poco fuera de control y ni siquiera han tenido tiempo de avisarles.


— pero ¿Qué paso?


— ¿y los demás? ¿Están bien?— Anker y yo preguntamos al mismo tiempo. Jency solo siguió caminando.  Realmente no estaba en condiciones de esperar.


— todos están bien, hubo algunos heridos, pero cosas sin importancia, pasaron mientras escapábamos


— ¿Escapar?— Jency volteo, no supe si nos miraba a nosotros, pero cuando giro la cabeza, entendí que solo estaba asegurándose de que no había nadie alrededor. No lo había, estábamos completamente solos a las afueras de la ciudad, dirigiéndonos a los bosques.


— paso algo terrible…


— ¿Quién quemo el lugar? ¿Acaso llego algún enemigo?— pregunte, adelantándome. Era todo lo que podía pensar. Jency se bajó la capucha que le cubría la cabeza, me sonrió, aunque era una sonrisa más bien tristona.


— no exactamente, a menos que consideres que todos son nuestros enemigos ahora— no lo entendí. Anker tampoco, porque le vi fruncir el ceño— hace tres noches, poco después de la cena. Yo… no estaba allí, había salido. Y por eso lo escuche. Escuche que las personas hablaban sobre demonios, sobre personas que habían vendido su alma al diablo y a los demonios para poder usar sus poderes.


— ¿Dónde oíste eso?


— me dirigía a ver a las chicas.  Me pareció ridículo, casi me reí. Luego siguieron hablando, decían que esas personas eran fáciles de reconocer, que tenían extrañas marcas en sus cuerpos que les hacían diferentes, que hacían cosas como volar, invocar a los demonios del fuego, causar enfermedades y hacerles maldiciones a los demás. Y lo entendí.  Estaban hablando de personas como nosotros.


— ¡Pero eso es ridículo!— vi a Anker retorcerse las manos con nerviosismo, incluso su voz sonaba alterada— ¿y qué pasó después?


— corrí. Regrese lo más rápido que pude,  entre gritando. Cuando lo explique, decidieron sacar a todos de allí, mientras lo hacíamos, se congregaron algunas personas fuera, y luego más. Se dicen los enviados para librarse de los seguidores de Satán o alguna tontería de esas.  Como no pudieron entrar, comenzaron a incendiar el lugar.


— eso es horrible. Había niños.


— ¿y crees que les importo?


— muchos controlan el fuego ¿Por qué no lo detuvieron? Es sencillo.


— Hubiera sido útil que estuvieras allí— Jency le sonrió— pero dejamos que pasara, los pequeños se asustaron, necesitábamos alejarlos de allí. Los encargados decidieron que no teníamos por qué luchar, y que lo mejor era irnos. Eso hicimos, sacamos a todos, y todo lo que necesitamos, y dejamos el lugar. Ellos piensan que  estamos muertos y que la falta de cadáveres solo indica que tenían razón— le vi negar con la cabeza, y por primera vez, suspire aliviado.


— menos mal que no pasó nada más. Hicieron lo correcto al dejar las cosas como estaban y no tener una pelea injusta con los humanos.


— eso… eso no es todo. Ayer… ayer quemaron a dos mujeres a las que acusaron de brujería. Eran normales, no usaban magia—  era pésimo, lo peor que pude haber oído nunca.  No dijimos nada mientras seguimos a  Jency al lugar donde se estaban quedando.  Era una casona en medio del bosque, no tan grande como donde vivíamos, pero estaba oculta. El espacio era insuficiente.  Los niños llegaron corriendo, contando todos a la vez lo que había pasado y lo felices que estaban de vernos.


Con nosotros, ya no tenían que temerle al fuego, ni a lastimarse. Eso decían, y me partía el corazón escucharles hablar con sus vocecitas aliviadas.  No había ningún encargado, todos los mayores, como Jency, lucían cansados.


— hemos estado vigilando, atendiendo a todos y esperando.


— ¿Qué es lo que esperan?


—  a los encargados, al menos a Karsten. Están valorando que hacer a partir de ahora— a pesar de estar cansado por el viaje, ese día me la pase ayudando en lo que se presentó. Fue completamente diferente, las chicas apenas me dirigían saludos antes de seguir apresuradas en lo que hacían.


 No me dejaron quedarme a cuidar por la noche. Así que busque un espacio para descansar, casi en un rincón. Dormí un rato, pero en sí, no podía dormir. Cuando salí del cuarto, vi que no era el único que tenía problemas para dormir.  Anker estaba sentado en la puerta trasera, no en donde hacían las guardias,  pero tampoco dentro de la casa.


— ¿No puedes dormir?— le pregunte, sentándome a su lado.


— esto está de locos— se quejó. Note que seguía retorciendo los  guantes,  era un gesto inconsciente, como el niño que ha robado algo y que no puede dejar de comprobar que todavía lo tiene.


— todo está bien.  Las cosas van a mejorar— algo me decía que eso no era verdad. Anker no me miro.


— es fácil decirlo para ti. ¿Lo escuchaste? Es por nuestras marcas. Nos quisieron quemar por nuestras marcas— le quise decir que él no había estado allí, que nadie había intentado quemarle, porque estaba en las termas conmigo, y que en su caso, era el mejor usando el fuego, y no podría quemarse en una hoguera. No se lo dije, porque entendía de que estaba hablando— tengo miedo, Kiran.


— serias un tonto si  no lo tuvieras. ¿Sabes? yo también tenía miedo, pero ahora que sé que los demás están bien, estoy mejor.  Porque no importa que tan mal estemos, mientras estemos bien, lo demás no importa mucho.


—  supongo que tienes razón. No imagino que va a pasar a partir de ahora— el ambiente de miedo era contagioso, siempre lo ha sido. Suspire y tuve que tomarle las manos para que dejara de retorcérselas.


— Anker, solo son personas. No tienen magia, tú puedes hacer mucho más que ellas, escapar fácilmente de su fuego, de sus persecuciones. No tienes que tener miedo de eso,  porque la magia esta en creer en ti mismo— deje  mis manos sobre las suyas, intentando darle algo de calma. Él me miro.


— Eso espero— No pude prever su movimiento, de nuevo Anker me tomo por sorpresa al inclinarse y besarme. Con todo lo que había pasado, me había olvidado por completo de lo que había pasado en el carruaje, antes de llegar. Anker me había hecho una pregunta, y yo  no había respondido. Parpadee, alejándome un poco, pero de manera sutil, no quería herir sus sentimientos al hacerlo— ¿Y bien? ¿No tienes nada que decir sobre esto?— sonrió un poco.


— no estoy seguro… estoy confundido. ¿Desde cuándo…?— me quedaba claro que si a Anker  no le gustaban las mujeres o los hombres, al menos le gustaba yo. 


— desde hace tiempo… pero es imposible acercarse a ti con tantas chicas a tu alrededor— su tono tenía un matiz de reproche que al final de todo me hizo soltar una carcajada.  Esa risa… reír en ese momento me hizo darme cuenta que no me molestaba que Anker me besara, o que me dijera esas cosas.


— no es mi culpa.


— yo diría que sí.  Eres bastante interesante, Kiran. Y me gustas.


— Lo supuse cuando me besaste— de nuevo me sonrió— pero… siempre he salido con chicas, no tengo la menor idea de esto.


— ¿esto?... ¿¡Estas aceptando salir conmigo?!— si no se levantó de un brinco, al menos si lo intento. Salir con Anker… 


— ¿no me lo habías propuesto? Si me equivoque… discúlpame.


— ¡no! Es solo... yo no lo propuse en sí... olvida eso— nunca había escuchado a Anker titubear. Debía admitir que era mejor que verle como antes— entonces... había escuchado que siempre aceptas salir con quien te lo pide.


— bueno… es algo así— si le decía que solo lo hacía porque no sabía cómo decirles que no, no lo iba a tomar bien— pero no he terminado a nadie por salir con alguien más.


— Ah— no era lo que yo quería decir, y la respuesta de Anker también fue algo torpe. Me reí de nuevo, Anker también empezó a reír, y  tuvimos que hacer un esfuerzo para no reír tan fuerte, estábamos en mitad de la noche. Al final, mientras intentábamos recuperar el aliento, con el estómago adolorido por la risa, Anker me beso de nuevo. No estábamos en la misma habitación, así que después de eso, nos levantamos y nos fuimos por nuestra cuenta. A pesar de que no dijimos nada, los dos entendíamos que no era el momento para hablar.  


 


No me causaba conflicto alguno el hecho de que Anker fuera un chico, aunque si me sorprendió al ser el primero que me dijera que le gustaba. Creo que hubiera sido más fácil rechazarle con la excusa de que era un hombre, pero yo no quería hacerlo. Realmente, era la primera vez que no le decía que si solo porque no sabía cómo decir no. pasaba algo diferente con Anker que no pasaba con las chicas que me habían pedido salir, quizá el hecho de que conocía a Anker un poco mejor que a ellas, a que le había visto en muchas situaciones, o a que conocía parte de sus secretos y él conocía los míos, no lo sabía, pero allí estaba.


 


Karsten llego al otro día cerca del mediodía. Como Jency y los demás, se veía cansado y parecía que había envejecido otro poco. Nosotros nos habíamos enterado por la mañana que habían muerto otras dos mujeres por la noche.     


—me alegra que estén aquí, lamento no haberles informado antes de lo que pasa... ¿Encontraron algo?— dijo, cuando nos vio.


— Nada— me sentía culpable por el hecho de haber estado divirtiéndome mientras pasaba todo esto. Anker respondió a las preguntas de Karsten como si no hubiéramos pasado por eso.  Me sorprendía la facilidad con que cambiaba su actuar hacia los demás— ¿Qué vamos a hacer en adelante?


—  esto no parece vaya a detenerse pronto. Lo más seguro ahora es ocultarnos. Enviaremos a todos a diferentes lugares.


— Pero si todo estará igual en cualquier lado…— Note que eso mismo estaba pensando Karsten. Nosotros no teníamos problemas, yo no los tenía, sabía que podía defenderme, escapar. Los niños no.


— llegamos a la conclusión de que no serán lugares grandes, y habrá relativamente menos personas en un solo lugar. Se dice que hay lugares donde no está pasando esto, al norte, en las tierras de oriente. Esperamos tener todo listo para mañana.


— ¿Mañana?


— estamos valorando a donde sería mejor enviar a cada quien. Solo vine a cerciorarme de que las cosas estuvieran bien por acá— después de eso, Anker me había evitado. Habíamos pasado toda la mañana hablando sobre lo que estaba pasando y sobre si llevarían a cabo los planes de Karsten.


 Eso fue exactamente lo que paso por la mañana siguiente.  Fue una mañana un tanto triste, porque conocía a todos, y despedirse fue más difícil de lo que jamás había imaginado. Se decidió que las personas que tuvieran las marcas más notorias, irían a los lugares más seguros.  Curiosamente, termine entrando en ese grupo, y así fue como me dirigí hasta las tierras españolas, donde toda esta persecución sin sentido no llegaba aun, ni llegaría con él tiempo, no con la misma intensidad que otros lugares. Hasta que el nombre de Anker no estuvo en el mismo grupo que yo, me di cuenta de que había pasado por alto el hecho de que podían enviarnos a lugares diferentes. Había asumido como tonto que seguiríamos juntos, cosa que de seguro, él no había ignorado.  Le sonreí, un tanto avergonzado.


— Parece que iremos a otro viaje— me dijo, las primeras palabras que me dirigía desde el día anterior.


  —  podría ser interesante. La vida siempre está en cambio— era una de las primeras cosas que aprendí en el templo en india.  Anker no me respondió.


Al final, termine viajando con Anker, Jency, Netikerty y un par de niños mas, y más que ocultarnos, nos enviaban para mantener a salvo un nuevo hogar.  Jency hizo todo un alboroto cuando le dijeron que iría al norte, a las tierras heladas. Aun tenia las orejas rojas mientras avanzábamos en el carruaje.


— ¿Puedes creerlo?


— pero sería más fácil pasar desapercibido para ti allá— comento Anker. Los niños, uno de los cuales tenía el cabello color violeta, y el otro tenía la mitad de la piel marcada con lo que parecían llamas azules y los ojos de un verde llamativo.


— por supuesto, pero no volvería a ver a mi mejor amigo. Alguien tiene que cuidarle, porque a pesar de que llego hace mucho, parece que no conoce tanto— le entrecerré los ojos. Anker y Netikerty rieron. Ella estaba triste, Enid había sido enviada a oriente. Jency se había vuelto en el salvador del momento, había tomado un papel de líder que no esperaba y que al parecer, no le había caído mal. Por eso al final le permitieron venir también con nosotros.


— no necesito que me cuide nadie.


El viaje fue agradable y no, era agradable por llevar más compañía, por irnos acercando a lugares que no conocíamos, a excepción de Anker que había estado una vez por estas tierras. Yo había tenido la oportunidad de aprender el idioma gracias a una de las tantas chicas que me ayudo.  Me causaba gracia que ahora yo fuera el único que conocía el idioma y los demás dependieran de eso.


— Pero ¿A nadie se le ocurrió que lo necesitaría?— pregunte al cuarto día de viaje. Llevaba preguntándome eso desde que supe que nadie lo sabía.


— No— respondieron a la vez. Lo podía pasar en el caso de los niños, pero ¿Los mayores? Yo había aprendido de primera mano lo importante que era saber idiomas.


— No puedes culparnos, la magia es más importante— respondió Jency. Anker se encogió de hombros, y Netikerty admito que solo sabía algunos cuantos, la mayoría lenguas árabes.


Nuestro nuevo hogar estaba en una ciudad. No era un pueblo, era una ciudad, grande y con todo lo que esperarías en una ciudad de esa época. No diré el nombre de ese lugar, solo diré que cuando llegamos, supe que estar allí seria grandioso. Me gustaba, no tenía ese ambiente decadente del lugar donde vivíamos antes, y aunque no había bosques rodeando el lugar, todo tenía un encanto pintoresco.


— ah, son ustedes— una mujer nos esperaba. Llevaba el cabello recogido y oculto bajo una cofia. Nos sonrió, como si supiera que no le entendíamos— les esperábamos desde hace unos días. ¿No dijo Karsten que eran solo cinco?


— hubo un cambio de planes— respondí.


— oh, lo siento, que descortés, deben estar cansados. Vamos dentro—  les traduje a los otros y entramos. Dentro era muy parecido a nuestro antiguo hogar, con la excepción del patio, aquí no había patio y todo era más pequeño— Soy Isabel, no es un lugar muy grande, pero espero que se sientan cómodos pronto. Mañana les mostrare la casa y la ciudad.


No había mucho espacio tampoco para las habitaciones, así que termine compartiendo habitación con Anker y Jency. Durante esos primeros días, me costó dormir, no por el hecho de que tenía compañeros, si no por todo lo que pasaba. Había una ventana en el pasillo y un banco junto a la pared y solía sentarme horas mirando la calle vacía en medio de la noche.


— si no duermes no estarás en condiciones de ayudar a nadie.


— Anker— él se sentó a mi lado.


— sabes, yo creo que debería estar tan preocupado como tú, sintiéndome mal por lo que paso. Pero pensándolo mejor, no lo lamento.  Me siento bien sabiendo que  ya no están todas esas chicas, aunque suene egoísta.


— pero yo no estoy con ellas.


— Lo sé, pero aun así… no sé cómo competir con eso— no entendí a qué se refería, quise preguntarle, pero no creí que fuera prudente hacerlo. Solo pude extender mi mano y tomar la suya— aun no creo que sea real, el que estemos saliendo, que te besara. Temo que vaya a despertar.


— No es un sueño—yo nunca le había pedido salir a nadie, y por lo tanto, tampoco había besado por mi cuenta a  alguien. Mientras lo pensaba, decidí que con Anker tenía que cambiar eso. Me incline y le bese.  Anker era inseguro, y con razón de sobra. No era fácil asumir que preferías a los hombres siendo hombre, y creo que Anker lamentaba el hecho de que le eligiera pudiendo elegir a una mujer. Aun hoy en día, no es fácil asumirlo— ¿Qué puedo hacer para que lo creas?


— no lo sé…


— podría decirle a todos que estamos juntos.


— no, preferiría que no— me encogí de hombros. No me molestaba ocultarlo. Le bese otra vez. Y  otra, estuvimos un buen rato besándonos ahí, besos largos y con cierta urgencia— podrías enseñarme el idioma.


— claro. ¿Quieres venir conmigo a conocer la nueva ciudad?


— sí. Juntos.


— Juntos— repetí. Anker sonrió y me beso otra vez.


— es tarde, deberíamos entrar. Alguien podría vernos.


— Solo estamos hablando— respondí, pero me levante. Me sentía un poco mejor.  Sabía que las cosas no iban a ser como antes, nuestra vida pasada había sido destruida y ahora teníamos que volver a empezar, teníamos ante nosotros un nuevo comienzo. Me parecía a apropiado con todos los cambios que teníamos.


 


Isabel era una mujer amable, y muy joven a comparación de los otros encargados que conocía. Tenía su cabello blanco y las pestañas plateadas, no era una marca tan llamativa, aunque muchos la consideraban una mujer enferma, y para no dañar esa imagen, no salía mucho durante el día.  Éramos solo diez personas viviendo en ese lugar.


— ¿Qué paso con los demás?


— nunca tenemos muchos inquilinos. No puedo enseñarles tan bien como los demás— la ciudad me gustaba, solía salir casi todas las tardes con Anker. Pronto me vi de nuevo ayudando a los  pobres, aunque no sanándoles de la misma manera, eso me pondría en evidencia. Les llevaba comida, dinero, ropas. Anker me acompañaba también, aunque sabía que no le gustaba mucho.  Fueron meses largos, algo oscuros, porque teníamos noticias casi a diario de lo que pasaba en otras regiones, afortunadamente, en esas tierras la magia y la brujería eran consideraras un mito, y no eran tan perseguidas.


Termine tomando el puesto de encargado casi sin querer. Isabel no sabía mucho y los humanos no la tomaban muy enserio, pensando que moriría pronto. A ella no le importaba.  Yo salía a conseguir los alimentos, hablaba con las personas que llegaban, y enseñaba a los niños. Entre Anker, Netikerty y yo formamos una escuela más o menos  funcional.


Y justo cuando creí que las cosas por fin se ponían en orden,  llego esa primera visita de Karsten. Teníamos una misión de nuevo.

Notas finales:

 

Hasta la proxima!!


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