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Crónicas de un héroe por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Ya llegue con un nuevo capítulo, espero les guste.

Las cosas siguieron como eran comunes en ese lugar.  Nunca estaba lleno de adultos, pero sí de niños. A veces, alguno que otro se le llevaba a otro lugar al descubrir que eran buenos en algún tipo de magia. Lugares donde les enseñarían a usar mejor esa magia que tenían, por lo que nunca se llenaban las habitaciones, además, no llevaban tantos niños como yo pensé que harían.


— Kiran, pon atención.


— lo siento.


— supongo que esto está aburriéndote.


— no… un poco. No entiendo porque debería entablillar un hueso roto si puedo repararlo directamente con magia— ella me golpeó la cabeza con un libro, un libro pesado. Solía hacerlo cuando hacía comentarios como ese. Y con el tiempo que había vivido allí, me había hecho más hablador de cierto modo creo que había perdido un poco ese respeto a los mayores al sentirme mayor también.


— muchacho tonto. ¿Qué vas a hacer el día que no puedas usar magia?— eso me parecía improbable, casi un chiste, y eso se debió reflejar en mi cara, porque me gane otro golpe en la cabeza— nunca te confíes.


— está bien.


— no es lo mismo estar tratando a alguien aquí, en un lugar que conoces, donde tienes todo a tu alcance y tienes todo el tiempo del mundo para poder curarlo. Cuando estas fuera, luchando contra otro mago, o enfrentado algo que no puedes controlar, me vas a agradecer haberte enseñado esto.


— oh, entiendo.


— en especial tú, Kiran. Me han estado haciendo muchas preguntas sobre ti.


— ¿En serio?— sentía que había pasado algo mucho tiempo desde que había pedido salir. Ya me estaba haciendo a la idea de que eso no iba a pasar pronto. 


— ¿Por qué esa cara? Tú fuiste quien pidió salir.


— hace mucho. Creí que habían decidido que no era apto para salir aun y que tendría que volver a plantear la petición— Shui me miro, negando incluso antes de que yo terminara de hablar.


— no es eso. Hace un tiempo que no hay gran cosa en las misiones. Aunque quisieras salir, ellos no querrían que te agobiaras por algo insignificante cuando puede haber algo mejor. Eso o lo que hay es tan importante que no pueden dejarlo en las manos de alguien tan joven.


—  ya veo.


— ¿En serio quieres salir, Kiran?


— sí. Me gustaría mucho— ella no me dijo nada más, y siguió mostrándome como debería entablillar una pierna rota. Era difícil, porque al final me había acostumbrado a hacer todo por medio de la magia. Pasábamos horas vendando y poniendo en posiciones cómodas los miembros de unas muñecas de madera.  Ya no leía sobre medicinas, porque había terminado por leer todo lo referente a ese tema.  


— ah, creo que es hora de que te vayas, te están buscando— me dijo, señalando la puerta. Anker estaba ahí, recién llegado. Sonrió y me saludo con la mano— mañana vamos a hacer ungüentos y pociones.


— Entendido— recogí algunas cosas y después salí. Anker me esperaba en la entrada— lo siento, olvide que tenía que verte hoy.


— bah, no importa. Te estás tomando esto en serio ¿no?— señalo con la cabeza la enfermería. Desde que me había ofrecido a darle clases de botánica, nos veíamos dos veces por semana en la biblioteca o en las salas libres que encontrábamos.


— Es muy interesante— me había dado cuenta de que los demás no entendían del todo mi gusto por la sanación. Mientras la mayoría se concentraba en aprender a controlar el fuego, no entendía del todo ese deseo pirómano, o elementos más complicados como el agua, yo pasaba los días en la enfermería.


— bien…


— ¿en qué nos quedamos la vez pasada?


— En los tallos— Me dijo, y detecte cierto sarcasmo que me hizo reír. Anker era muy torpe al momento de distinguir las cosas, me di cuenta de inmediato, y cualquier cosa rara que hubiera pensado de él quedo en el olvido, porque ahora le creía muy capaz de confundir el hinojo con la cicuta.


— ¿lo recuerdas?


— sí. Evitar los bulbos en las plantas. Y los tallos venenosos tienen manchas marrones o rojizas, puedo hacer pruebas también con tiempo— era un burdo resumen de todo lo que le había dicho antes.


—  bien. Podremos trabajar en la identificación de plantas… creo que tendremos que ir fuera. ¿Te molesta?


— no, está bien— En lugar de seguir hasta la biblioteca, nos dirigimos a la puerta. Solo conocía un lugar donde había muchas plantas, así que solo me dirigí hasta allá. En la ciudad había un centro botánico, que más que comunitario, era más bien como un campo privado para algunas familias adineradas. Nunca habíamos tenido problemas para entrar. Después de explicar nuestra visita al lugar a los dos guardias encargados, entramos al lugar.


— bien, aquí estamos ¿reconoces alguna?


— eh... Creo que solo los rosales. Pero esas también son bonitas.


— es Aldefa, y es muy venenosa.


— ah... Bien. Creo que al final nunca regalare flores ¿no crees? Terminare dando hiedra venenosa, sin duda. ¡¿Y porque tienen estas cosas aquí!? Si son venenosas, no deberían tenerlas en un lugar como este.


— las traen porque son bonitas. Las hortensias, por ejemplo, también son venenosas en cierto grado.


— ¿de verdad? Y son tan bonitas.


— Pero no hay que centrarse en eso— Le dije, al ver como miraba las plantas con desconfianza. De seguro si seguía así solo conseguirá asustarle tanto con las plantas, que no se les acercaría más— por acá tienen árnica. También hay manzanilla, y menta. Esas te puedo enseñar a identificarlas— Pasamos la tarde inclinados sobre las plantas que yo conocía. No creía que con una sola vez haciendo esto lograra mucho, pero me gustaba sentirme útil.


— vaya, ya ha anochecido.


— oh, es cierto— ya no había personas fuera, lo cual solo quería decir que era más tarde de lo que habíamos pensado.


— ¿Y qué es lo que haces con todas esas plantas al final?— Me pregunto, mientras caminábamos de regreso. Posiblemente íbamos a tener problemas al momento de entrar.


— medicamentos, ungüentos. Pociones. A veces solo para curar las maldiciones, son muy efectivas. O también los envenenamientos.


— no creo volver a hacer una poción en mi vida— Yo me reí, porque pensaba lo mismo viendo el poco talento que tenía para eso— todo es venenoso.


— por supuesto, es lo mismo que decía Paracelso,  Alle Dinge sind ein Gift und nichts ist ohne Gift. Allein die Dosis macht, dass ein Ding kein Gift ist—  Supe que no me entendió, Anker no hablaba alemán. —Todo es veneno, nada es sin veneno. Solo la dosis hace el veneno.


— ah... me sorprendes. Cuando te conocí no sabias ni como saludar, y ahora hablas hasta alemán.


— algunas personas se ofrecieron a enseñarme. Incluso ahora estoy aprendiendo chino en las clases de Shui.


— increíble. Yo soy más perezoso de lo que todos piensan. Todo porque dicen que soy increíble en las batallas. Yo no creo que sea así, ¿Sabes?  Estando afuera, intentando no morir, las cosas se ven diferentes— yo no lo imaginaba. Se quedo callado mientras dábamos vuelta. Me detuve unos momentos, viendo en un espacio hueco entre los edificios a un cachorro. Estaba flaco, y se ocultó apenas me detuve— ¿Qué pasa?


— Creí ver…— me agache, intentando mirar de nuevo. Unas manos pequeñas salieron del callejón a sujetar al perro, que volvía a salir— ah…— me acerque. No eran más que dos niñas,  y era más que obvio que no tenían hogar— ah, hola… eso parece doloroso ¿me permites verlo?


— Kiran ¿Qué estás haciendo? Vámonos.


— espera un momento. ¿Me dejas ver?— una de las niñas tenía una herida, o lo que yo creía era una herida, porque estaba envuelta en un trozo sucio de tela. Ninguna de las dos se acerco. Apenas podía ver en la oscuridad de la calle. Di un paso, y otro. Al final, ellas no se movieron, aunque me recordaban bastante al cachorro asustado— esto debe doler ¿no? mira…—la cure. Nunca soporte ese tipo de situaciones— ¿ya no duele?


— Kiran…


— si quieres puedes ir adelantándote. ¿Estás mejor ahora?— la niña me miraba asombrada, me costaba no sonreír. Me sentía bien ayudando, pero… no era suficiente. Yo iba a irme, y ¿luego qué? No podía llevar a esas niñas conmigo ni sabía a dónde podía llevarlas— ¿es todo lo que te duele? ¿Y tú? ¿Te duele algo?— no se si no me entendían, no hablaban o eran tímidas. No quería dejarlas solo así— ah, mira… no traigo mucho conmigo, pero estuvimos ocupados y no pudimos comer. Es para ustedes— les extendí el almuerzo que había llevado. También me quite el suéter que usaba y les pase todo el dinero que llevaba. No les serviría de mucho si las veían con esas ropas, pero esperaba que el suéter arreglara algo.


— Kiran— Anker apareció a mi lado, extendiéndoles su propio saco, un poco más pequeño que el mío, un montón de dinero, y sus guantes— ¿podemos irnos? Nos vamos a meter en un problema si no llegamos pronto.


— Bien— me enderece y solo les dije adiós con la mano a esas niñas. Le sonreí a Anker, que parecía un poco de mal humor.


— ¿Siempre haces cosas como esa?— no recordaba haber hecho algo así antes delante de él, porque era la primera vez que salíamos juntos. 


—  a veces. No tenías por qué hacer eso ¿sabes?— llevaba los brazos cruzados, caminaba más rápido— darles tus cosas. No te lo pedí.


— lo sé. Pero… de algún modo, verte hacerlo me hizo querer hacerlo también. No sé porque lo hice, eran mis guantes favoritos.


— Gracias— le sonreí. Él suspiro, y murmuro algo que no entendí. No había nadie en la entrada cuando llegamos. Normalmente, no había un toque de queda para nosotros que éramos mayores, los niños solo podían salir con alguien mayor, pero nosotros habíamos estado fuera más tiempo del que se suponía debíamos para lo que íbamos a hacer.


— Qué suerte— Anker sonrió.


— creo que el próximo jueves podremos reunirnos otra vez. ¿Te parece?


 


 


— sí.


—Anker— le llame, cuando ya se alejaba— no tienes por qué avergonzarte de eso— señale sus manos. Su piel no era completamente negra, las puntas de los dedos eran de color azul zafiro, y se iba oscureciendo hasta llegar a la muñeca, donde se volvía totalmente negro, lo que yo había visto ese día. Él me miro, me pareció ver que hacia una mueca, pero no estuve seguro.


— y tu…  nunca te canses de hacer esas cosas pequeñas por los demás, porque eso es lo que…


— ¡Kiran!— alguien corrió hacia mí— te estuvimos buscando— eran dos chicas, de las primeras que habían hablado conmigo.


— ¿ah, sí? ¿Qué necesitas, Enid?


— Queríamos que nos ayudaras con algunas cosas, ¿sabes? intento hacer crecer algunas raíces, pero por alguna razón, no crecen. Estoy confundida, porque estoy haciendo lo mismo que hacen los demás— hablaba  mientras me tomaba del brazo.  


— oh, bueno, podemos verlo mañana.


— Eh… no solo eso… también queríamos invitarte a salir, mañana— la otra se llamaba Netikerty,  tenía los ojos más bonitos que hubiera visto. Sus irises tenían forma de estrella, y brillaban como si en efecto, tuviera en ellos polvo de estrellas. 


— oh, en ese caso…— escuche un resoplido,  pero cuando mire, Anker Ibsen ya se iba— podemos ir después de ayudar a Enid.


— claro. Te iré a buscar a la enfermería antes de la comida— las dos se despidieron.


Este tipo cosas pasaban muy seguido, en especial con las chicas. No había ninguna semana,  por no decir días, que alguna no se me acercara con una invitación o me pidiera que la ayudara.  A Jency le daba mucha risa, porque cuando comenzó, no tenía idea de que es lo que  pasaba con todo eso. Cuando la primera de ellas me beso de improvisto en una salida que se suponía era solo para recolectar  hierbas, entendí de que iba eso.


 


— ¿Dónde estuviste ayer?— Jency siempre se sentaba conmigo. Y yo le buscaba a él,  había sido mi primer amigo en ese lugar, y a pesar de que ahora muchos se me acercaban y me hablaban, no me sentía igual de cómodo con ellos que con Jency.


— en la enfermería, y luego salí al jardín botánico con Anker Ibsen.


— ah, eso lo explica todo. No me pararon de preguntar por ti. Deberías decirme a dónde vas, quizá pueda comenzar a programar tus citas ¿no crees?  


— Bueno, hoy tengo una salida con Enid y Netikerty— él soltó una carcajada. Al inicio, me había preocupado que esto me trajera problemas con Jency, ya era algo malo que pensara que era mejor que él, pero ¿las chicas?


 Ese nuevo aspecto del amor me era desconocido. No lo entendía del todo, al menos no lo entendía en mí. Me alagaba que las chicas me consideraran atractivo, pero nunca me plantee salir con alguna en serio. Me sentía fatal por rechazarlas, así que en realidad nunca les decía que no. 


— anotado ¿Y para mañana?


— Creo que tengo el día libre— bromee.


— entonces podemos pasar un rato sin hacer nada, hace tiempo que quiero ir a algunos lugares. ¿Te parece si vamos?


— entonces deberías anotarte tú en la agenda— Jency también tenía cosas que hacer por esos días, así que la mayor parte de las veces que coincidíamos era en el desayuno, y a veces por las noches en la cena, y a veces echaba de menos a mi amigo.  Así que procure no encontrarme con nadie más que las chicas ese día, e ir rápido con Jency al otro día.


— pareces paranoico.


— es solo que…


— ya lo sé, no puedes decirles que no. pero si tanto te molesta, solo deberías encontrar una forma de poder decirles que no quieres salir con ellas. ¿No estuviste saliendo con Lucia?


— sí, pero… creo que no estábamos bien.


— ah… ¿Y cómo te fue ayer?


— bien, al menos ninguna se declaró— Había salido ya con varias chicas, las más valientes que se atrevían a pedírmelo.  Eso era lo que más me inquietaba de toda la situación. Yo nunca le pedía nada a nadie, ni siquiera que salieran conmigo. No me sentía atraído hacia nadie, y quizá, hasta que no me lo pedían, comenzaba a ser muy consciente de esa persona.  Yo no le había pedido a nadie salir a alguna cita, o tener una relación más profunda. Jency no paraba de decirme que lo mejor era rechazar las invitaciones que yo no quisiera, pero tenía un serio problema con eso: no sabía si lo quería o no.


— ¿Y porque no aceptas a alguien?


— ¿aceptar?


— si tienes una relación con alguien, entonces puedes decirles a todas que ya estas con alguien y que no puedes salir con ellas. Eso lo entenderían, y conociéndote, no podrás decirles que si porque no quieres que piensen mal sobre esa salida.


— Me conoces bien— le dije.  Me conocía, porque no dijo, “Diles que sales con alguien”  yo no podría mentirles de esa manera... Jency me sugería establecerme, o al menos durar un tiempo con alguien— ¿Qué es eso?


— oh, un circo callejero, ¡Vamos!—Jency termino por arrastrarme hasta la calle donde estaba el dichoso circo— hey, Kiran. ¿Sabes? También solicite salir.


— ¿en serio? Qué gran noticia, creí que eso no te interesaba.


— pues... Estuve pensando un poco, y creo que es una buena idea. Además, me vas a dejar solo mucho tiempo y las cosas se pondrás aburridas si no hago nada.


— bueno, esperemos que nos acepten.


— ¿no tienes noticias todavía?


— no.


— ah, bueno, supongo que tendremos que esperar un tiempo… ¿Ese no es Anker?—  mire en la dirección que señalo Jency, delante de nosotros. No podía confundirme con Anker, era él, y discutía con otro chico. No había forma de evitar llegar hasta donde ellos. Apenas nos miro, se quedo callado.


— Hola, Anker— Jency, siempre tan nervioso, note que evito mirar al otro chico.  Yo no era muy curioso, me parecía una descortesía intervenir en los asuntos de los demás, pero Anker era mi amigo, y su acompañante parecía furioso.


— ¿Todo bien, Anker?


— si…


—  vale, te vemos  luego— le di un empujoncito a Jency, y seguimos caminando. No creía que Anker tuviera problemas, porque el otro chico era un humano normal. Jency no hablo mucho en los siguientes minutos— ¿Te pasa algo? Te has quedado mudo.


— ¿ah? No, no es nada.


— ¿Seguro?


—…— me detuvo. Miro alrededor— había escuchado antes algunos rumores sobre Anker. No creía que fueran verdad.


— ¡Rumores!


— si…  había escuchado que Anker sale con hombres… es decir, que le gusta…


— oh…


— pero solo son rumores. Yo no he visto nada, y dudo que sean ciertos, solo me acorde de eso hoy, por favor, no se lo menciones a nadie.


— si no querías que se lo mencionara a nadie, no debiste decírmelo. Pero no te preocupes, no voy a decirlo— Aun si era verdad, no me afectaba en nada, después de todo, solo estábamos hablando de un gusto, no de algo verdaderamente grave, como si lo hubiéramos encontrado haciendo magia negra.


— gracias.


Esa noche quizá mire un poco de mas a Anker, no solía ser curioso, pero era joven, y ciertas cosas aun no las entendía del todo,  me gustaba aprender y saber, así que tenía el deseo de levantarme y preguntarle directamente si era verdad o no. quizá lo hiciera la siguiente vez que nos encontráramos a solas. Jency estaba hablando con algunas chicas, había escuchado que mencionaban lo de su deseo de integrarse a las salidas. Sonreí mientras salía solo del comedor. 


— Kiran.


— ah, Anker… ¿Puedo ayudarte?


—… estabas mirándome.


— ¿Cómo?


— allá dentro. ¿Quieres decirme algo?— le sentí algo brusco, como si quisiera discutir.


— bueno, si lo pones de ese modo, sí, yo…


— ¡Kiran!— Enid salía corriendo del comedor— aquí estas, ¿Por qué no me dijiste que te ibas? ¿Puedo acompañarte?


— eh…— ahora si escuche claramente el resoplido de fastidio de Anker, le vi darse la vuelta e irse con pasos largos y rápidos. Le seguí con la mirada.


— ¿Kiran?


— ah, lo siento, Enid, pero ahora me siento un poco cansado— No seguí a Anker, porque realmente lo que quería saber no importaba. Era ridículo si lo pensaba en la tranquilidad de mi habitación.


Ya le pediría disculpas en lugar de hacer preguntas indiscretas.

Notas finales:

Si, Kiran es/era popular entre los suyos, aunque a ustedes no les agradara mucho (Culpa de Hadrien, pero eso es otro tema)

Y no, el secreto de Anker no era precisamente que jugaba con cosas prohibidas XD, Ahora Kiran dejo de ser un niño ingenuo a ser un muchacho ingenuo

Hasta la proxima semana


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