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Noah por Chorlite

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Notas del capitulo:

Como saben no tengo una beta, de modo que si ven errores por favor disculpen.

17

Noah y Jeremy se tomaron todavía algún tiempo más en su casa sin ninguna prisa.

Jeremy se entretuvo casi todo ese tiempo cambiando la decoración de su nueva casa, muy temprano esa mañana unos treinta minutos después de llegados ellos llegaron las marionetas de Noah y comenzaron a desmantelar la casa, quitaron el techo y comenzaron a agregar un esqueleto para un piso más y un ático, al menos así se veía por fuera, por dentro cambió todo en unas horas, reemplazaron la escalera de madera con una en forma de caracol hecha de metal oscuro adornada con formas silvestres como vides, frutos y anfibios, el horrendo papel color mostaza fue arrancado de las paredes y en su lugar se puso un nuevo papel con ornamentos de acuerdo al espacio de la casa donde se encontraban (en la cocina tenían motivos de comestibles, en la sala aves, en los pasillos diferentes flores y en las habitaciones colores solidos), el soso y común piso de ocre rojo fue removido y cambiado por mármol blanco, las encimeras de la cocina y la isla fueron reemplazados con congéneres de granito, el cielorraso fue sustituido por madera de laurel blanco, las simples bombillas amarillas se quitaron y se pusieron grandes candelabros de cristal o lámparas colgantes con multitud  bombillos de diferentes formas y tamaños, también se colgaron campanas de viento en las ventanas.

Noah dio la orden a sus marionetas que trabajaran a ritmo muggle, que lo terminaran por completo (el exterior) en una semana y que cambiaran los muebles y todo lo que dijera Jeremy.

Al final del día tenían una gran pila de cosas para donar a los muggles pobres, todo hecho de forma muggle (por fuera) para no levantar sospechas de nada que no fuera “normal” aunque Jeremy no estaba tan seguro porque la vecina del frente (Petunia) los había estado espiando todo el tiempo.

-No te preocupes- le había dicho Noah cansado de verlo preocuparse por tan insignificante asunto- ella es hermana de la fanática Potter si ve algo mágico no hay de qué preocuparnos total ya está al tanto de nuestro mundo-

-Ella me recuerda porque tome el nombre de Voldemort una vez y me fije como meta exterminarlos por completo sin dejar ni uno solo de ellos con vida, ¡qué mujer tan desagradable! ¿Por qué tiene que tratarnos así? no le hemos hecho nada malo-exclamo molesto en respuesta.

-Está llena de envidia- dijo Noah sentado en el nuevo sofá del recibidor sin ninguna preocupación en el mundo más que el de adornar su nuevo jarrón recién cocinado.

-¿Envidia? ¿Por qué? Porque somos más ricos que ella o porque cambiamos la aburrida forma de la casa…-

-Todas las anteriores y además siente envidia de nosotros por ser magos- contesto Noah mientras tocaba cuidadosamente el exterior de su nueva pieza con forma de cabeza decapitada para asegurarse de que la pintura mágica hubiese secado bien.

-¿Y cómo puede saber que somos magos? Dijiste que no había visto nada- inquirió Jeremy al tiempo que se encargaba de pasarle la pintura roja a su esposo, faltaba un poco más de detalles sangrientos en la horrorosa herida del “cuello” decapitado del jarrón.

-No hace falta que vea nada, ella vio el búho cuando llego mi carta y ya sabe que los usamos para correo por lo que dedujo sin equivocarse lo que somos, de ahí la razón por la que nos vigila, claro también está el hecho de que es una chismosa- levanto el jarrón para mirarlo en todos los ángulos asegurándose de que todo está en perfecto estado- ¿crees que le falta más expresión?- extendió el brazo hacia su marido para que le viera mejor.

La susodicha expresión en el jarrón cabeza estaba muy bien marcada, además de estar decapitada estaba horrorosamente mutilada y la cara tenía una espantosa mueca de puro sufrimiento, como si el hombre hubiera muerto en la más dolorosa y terrible agonía.

-¿Por qué se parece a Albus Dumbledore? Cuidado, podría tomarlo como una declaración- dijo Jeremy mirando a su joven esposo con una mirada sospechosa.

-Casualidad mera casualidad te lo digo, he vivido casi toda mi vida en el mundo muggle ¿Cómo podría conocer a Albus Dumbledore? Por lo tanto el parecido si es que lo hay, no es nada más que simple casualidad- él agito los brazos en el aire en un gesto meramente infantil.

-Si tú lo dices- comentó Jeremy sin dejar de entrecerrar los ojos- te diría que no lo lleves contigo pero sé que solo perdería mi tiempo, cuando quieres hacer alguna cosa no hay quien te pare-

-Sabía que me entenderías cariño- dijo Noah batiendo las pestañas con coquetería- entonces ¿Qué opinas?- pregunto agitando el jarrón frente a su cara.

-Me parece bien- dijo al fin resignándose.

Podía decir que a veces Noah lo exasperaba pero no podía imaginar la vida sin él o sin su suegro. 

 

******

El sol se había levantado del horizonte hacía varias horas y faltando solamente 25 minutos para la salida del tren una familia de pelirrojos  se movía corriendo por la casa, como era costumbre se habían acostado muy tarde sin poder dormir por la emoción del día siguiente por que irían a su colegio y cuando al fin se durmieron era bien entrada la madrugada por lo que naturalmente se levantaron tarde y se vieron forzados a correr si querían terminar todo a tiempo.

-Mamá no encuentro mis medias favoritas- grito uno.

-Mamá el color de esta cola no va con mi vestido- exclamo la otra.

-Vamos a llegar tarde- declararon un par de gemelos al unísono.

La mujer pelirroja no sabía a quién atender primero, todos le gritaban al mismo tiempo.

-Ron mira debajo de tu cama siempre tiras las cosas ahí, Ginny querida ven aquí para ponerte algo de color en la cara y veras que la cola te va muy bien- dio las ordenes esperando ser obedecida.

-¿No está muy pequeña para eso?- le preguntó George a su hermano Frederick

Pero antes del que el chico pudiera dar su opinión sobre el asunto ella lo zanjó gritándoles que no era asunto suyo y que nunca comprenderían las necesidades de una mujer.

-¿Necesidades? Como puede ser una necesidad ponerse polvo en la cara, eso le tapa los poros de la piel, no creo que sea sano para su rostro ni para sus pulmones dado que es un polvo muy fino- Frederick quería mucho a su hermanita pero no podía entender su comportamiento la mayoría del tiempo.

-No te metas en lo que no te importa Fred, he dicho que es suficiente, si no te callas te castigare todo el verano cuando regreses a casa después del colegio- chillo la mujer con brusquedad- eso también va para ti George- se apresuró a gritarle a su otro hijo cuando vio que este abría la boca seguramente para replicar a su madre en favor de su hermano.

George cerró los labios y tomo el brazo de su hermano para salir terminando así el griterío almenos de parte de ellos dos, antes de darse la vuelta y salir afuera vieron claramente la sonrisa de satisfacción y petulancia que les dirigió la niña.

-Sabes George no se cuanto más puedo soportar esta situación, me he estado preguntando por un tiempo ya quien es peor que la otra y creo que están empatadas, ¿Qué piensas tú?- inquirió un pelirrojo al otro.

-Completamente de acuerdo, hay días en que me pregunto cuando cambiaron ellas y otros me doy cuenta que siempre han sido así, es una pena- respondió él.

-¿Tú crees? Lo que sea que les depare el futuro se lo merecen, no sé tú pero yo he terminado con ella y con mamá, algo me dice y lo llamare intuición que lo que se traen entre manos les va a explotar en la cara y que cuando se percaten de ello se van a valer de nosotros como parásitos, por si fuera poco Ron va por esas mismas calles de la vida-

-Tienes toda la razón hermano, creo que a la primera oportunidad que tengamos debemos ir a gringotts y acogernos al consejo de nuestros hermanos mayores-

-Si esto sigue así tendremos que salir corriendo como ellos-

-No es necesario que siga yo ya tuve suficiente De esta p*** situación con ellos que se vallan a la m***** todos ellos-

-Tienes razón, pero no sé cómo podremos salir adelante, solo tenemos trece años-

-Hablemos con los mayores ellos sabrán que hacer-

-Está bien-

Llegaron al final del patio y se disponían a sentarse en el pasto cuando el grito de su desagradable hermano menor los sobresalto.

-Mamá, la he encontrado, ¿ya está la comida?-

Los pelirrojos gemelos se miraron entre sí con una mueca de desagrado.

-Comimos hace media hora-dijo uno de ellos.

-Solo sirve para eso comer y quidich, no tiene futuro, nuestros padres no estarán para siempre- opinó el otro.

-Hey, la señora Loovegod dijo que saldría hoy ¿cierto?-

-Sí, lo dijo-

-Hay humo en la chimenea, ella todavía debe estar presente, vamos a pedirle que nos lleve a la estación, a este paso corremos el riesgo de perder el tren o llegar muy tarde y no conseguir un buen lugar para sentarnos-

-¿Y si nos buscan después?-

-Solo esta mamá, ella nunca nos presta atención, probablemente nos encontremos con Percy tengo ganas de hablar con él no lo hemos hecho desde que se mudó la semana pasada-

Al mencionar a su hermano los pelirrojos se sonrieron entre sí y corrieron a casa del vecino.

 

******

Los muchachos llegaron con tiempo de sobra gracias a su amable vecina la señora Loovegod, durante el camino incluso tuvieron tiempo de relajarse jugando con luna de la edad de su hermana y el pequeño Lucas de dos años.

Taffy Loovegod siempre había sido parte de la vida de la familia pelirroja, todos la conocían, ella vivía ahí desde antes de que los Weasley se casaran y formaran su numerosa familia, se había casado con apenas quince años obligada por sus padres sobre todo por su padre cuando descubrió que a ella le gustaban las mujeres, pensó en la sexualidad de su hija como en una enfermedad que podía ser “curada” con la adición de una presencia masculina que sumara su autoridad a la suya y así la forzó a casarse con el hijo de su hermano.

Al principio ella había aceptado su destino con un aire miserable, hasta que conoció a su nuevo marido aterrada en el lecho matrimonial por tener que consumar su matrimonio.

El hombre Myron  Loovegod era atractivo, rubio, alto, musculoso, con ojos color café claro, un verdadero encanto.

Cuando él entro, un hombre 6 años mayor que ella, se sentó en la cama, le había contado que su madre le obligaba a casarse porque él no quería hacerlo, era un hombre sencillo que veía a las demás personas fueran hombres o mujeres como gentes para hacerse compañía, jamás en su vida ni antes ni después de casarse había sentido atracción sexual por ninguna persona a tal punto de que a sus 31 años de vida conservaba su virginidad, algo increíblemente raro para alguien con sus años especialmente un hombre.

Esa misma noche le entrego una poción de fertilidad justo después de terminar de contarle su historia y también le dijo que su madre la probaría con un hechizo para asegurarse de que de verdad habían dormido juntos, ella debía perder su virginidad pero él no quería hacerlo, entro al baño y espero un rato hasta que ella le dijo que podía regresar, nunca supo que hizo ella pero a la mañana siguiente pasaron la prueba y eso es todo lo que le importaba.

Tenían una vida tranquila, ella trabajaba fuera de la casa y él se encargaba del hogar y de los niños, además él nunca la había frenado en su vida amorosa, ella podía hacer lo que quisiera siempre que fuera discreta en lo que a él respecta ella era su amiga en la vida real y su esposa en un papel.

Después de que la señora Loovegod los dejara en la estación los niños encontraron un compartimento para ellos mismos y se apresuraron a trabar la puerta para que su molesto hermano no los molestara.

El tren ya había dado dos silbidos de advertencia cuando su familia por fin entro corriendo por la barrera, el menor apenas pudo entrar al tren antes de que este comenzara a moverse.

-Cielos, sé que siempre nos atrasamos pero esto ya es un nuevo record- exclamo un gemelo.

-Sí, me pregunto qué es lo que estaban haciendo para llegar tan tarde, además ¿porque entro por la barrera? siempre usamos la red floo- dijo el otro.

-¿Crees que tiene algo que ver con lo que sea que han estado planeando durante meses con el director Dumbledore?-

-Probable mente, no hay ninguna razón para llegar del otro lado-

-Pues, por la cara que tienen no creo que les funcionara, se ven muy molestos y no dejan de mirar a su alrededor como si buscaran a alguien-

Se encogieron de hombros decidiendo que no era asunto suyo y se pusieron a jugar casino robado con sus cartas explosivas.

No mucho tiempo después, su hermano paso revisando los compartimento mirando a través del cristal en la parte superior de las puertas, se sorprendieron un poco cuando él no exigió que lo dejaran entrar si no que paso de largo mirando más compartimentos y parando a las demás personas con las que se encontraba en el pasillo al parecer preguntando por alguien.

Más tarde, esa misma noche sabrían como su madre había llegado por el lado muggle y se había puesto a gritar sobre los muggles preguntando por el número de la plataforma y su hermanita le respondía nueve y tres cuartos, en varias ocasiones.

Entre ellos se preguntarían si es que su madre no tenía miedo, podían multar a su padre por eso.

 

 

*****

Cuando llegaron a la estación ya había anochecido, se quedaron entre los últimos al bajar del tren para evitar ser empujados por la multitud de alumnos emocionados.

-¡Primeros años por aquí!- Hagrid el guardabosques gritaba manteniendo la linterna fácilmente por encima de las cabezas de los alumnos aun los de séptimo año debido a su gran altura.

Los hermanos pelirrojos se reunieron con Percy y abordaron juntos un carruaje entre bromas de estos al mayor porque le vieron bajar del tren con una chica muy guapa, aunque no sin notar a su otro hermano quien parecía frenético buscando entre los primeros años.

El gigante llevo a su nueva camada por el viejo camino recordado por todos los estudiantes a partir del año 1630, el paseo por el caminillo de lastre, el viaje por el lago y la llegada al impresionante castillo.

-¿Están todos bien?- pregunto en general- eh tú ¿este es tu conejo?- le pregunto a un niño castaño regordete.

-¡Trevor!- exclamo el chico arrebatando al animal de la enorme mano callosa del hombre.

-Muy bien, esperen un momento-

Diciendo esto el hombre se apartó de los niños y toco la puerta con su enorme puño, después entro.

Un niño rubio le pregunto a otro niño cercano si sabía cómo es que iban a seleccionarlos.

-Tampoco lo sé, se lo pregunte mucho a mi mamá pero ella dijo que mantendría la sorpresa-

-No es justo mis padres tampoco me dijeron nada- protesto inflando los mofletes infantilmente.

-Oh, ¿el mortifago en formación hace un berrinche porque no tiene lo que quiere?- Ron Weasley se metió en la conversación groseramente.

Los niños lo miraron con sobresalto no habiéndose percatado de su presencia antes de que hablara.

-¿Qué te pasa Weasley? No te estamos haciendo nada- dijo disgustado uno de los niños.

-Sí, Weasley lárgate antes de que lo lamentes- exclamo el rubio.

-Cállate Malfoy, ya verás cuando te atrapemos Harry y yo te aremos pedazos- respondió el niño petulante.

-¿Cuál Harry?, quien sea este hombre no lo veo aquí apoyándote, por lo que puedo ver solo tú andas donde no te están llamando buscando problemas- replico el pelinegro.

-A ti también Nott te destruiremos- siguió diciendo.

-¿A sí? ¿Tú y quien más? Como dije no veo a ese amigo tuyo del que tanto hablas-

Ambos niños Nott y Malfoy dieron un paso adelante y el pelirrojo se echó atrás con cobardía.

-¿Quién más va a ser? Harry Potter por su puesto, él es mi amigo- prácticamente grito para atraer atención sobre sí mismo de los demás niños.

Al escuchar el nombre de su héroe los pequeños se apretujaron alrededor de Ron todos preguntando cosas al mismo tiempo, los dos niños se apartaron del ruidoso pelotón y caminaron cerca de la puerta sin comentar la inclusión de Harry Potter en la discusión.

Apenas se acomodaron recto el uno al lado del otro cuando la puerta se abrió y salió una mujer algo mayor con gafas y el pelo recogido en un apretado moño, a ella le tomo un tiempo calmarlos debido a la emoción por su héroe y el ruido pero pronto los tuvo formados en dos líneas equidistantes una para las niñas y otra para los niños.

Abrió la boca para hablar, pero un sonido como el de un latigazo la interrumpió.

Más allá de ellos tras unas pocas escaleras se alzaba una plataforma natural de piedra y sobre ella aparecieron dos personas, un hombre y una niña.

El hombre era alto, delgado con el pelo rizado negro muy largo, muchos de los niños pensaron que sus madres estarían celosas de ese cabello y las niñas mismas no se quedaban atrás llegando a celarlo ellas mismas, no pudieron ver nada más de él porque estaba de espaldas.

La niña, era bastante alta en estatura, con el pelo blanco tan largo como el de su acompañante, tenía los ojos claros, no hubo mucho que les llamara la atención de ella salvo por el color de su cabello uno que solo se tiende a ver en los ancianos y su apariencia excéntrica incluso más que su director lo que en si era mucho decir.

El hombre metió la mano en su bolsillo y extrajo un baúl en miniatura que le entrego a la niña, se inclinó para besarla en la frente y desapareció antes de que la mujer mayor pudiera interrogarlo.

Ella metió el baúl en su bolsillo, bajo por la escalera dando saltitos y entonces notaron que llevaba puestos unos zapatos con tacones aguja muy altos, no podían explicarse cómo es que ella podía caminar y mucho menos saltar con esas cosas tan altas.

-Señorita, ¿quién es usted? ¿Por qué llego de esa manera?- pregunto la severa mujer una vez que domino su sorpresa.

La niña se acercó a la mujer, con una pequeña sonrisa, llevaba una muñeca la cual apretujaba entre sus delgados brazos.

Inclino la cabeza un poco ante la mujer reconociendo su autoridad y pidiendo permiso para hablar a pesar de que se le había hecho una pregunta.

Macgonagall pensó que ella era una sangre pura por sus modales tan cuidados a pesar de su apariencia excéntrica, asintió dando su permiso.

-Me imagino que es usted la profesora Macgonagall- comenzó ella con una voz tan musical y encantadora que relajo a la mujer sin que ella lo notara.

-Sí, yo soy- respondió.

-Yo soy estudiante de primer año, mi amigo me trajo por medio de aparición ya que francamente no quería perder medio día en un tren lleno de niños que no conozco, estaré varios meses aquí antes de volver a casa con mi familia prefiero pasar todo lo que pueda con ellos- ella se mantuvo con su cuerpo recto, las manos perfectamente quietas, levantando la cabeza pero sin mirar a la mujer mayor a la cara, muchas madres sangre puras se sentirían envidiosas de no tener hijas tan bien educadas, su amiga prostituta había educado muy bien a Noah en los modales adecuados de una dama, a pesar de que había pasado mucho tiempo e incluso el mundo mágico había cambiado (un poco) él conservaba sus modales intactos- No hay nada de malo que yo sepa-

-No, no lo hay pero ya nadie llega de esa forma, todos usan el tren, las protecciones debieron evitar que pudieran entrar-

-Desde su fundación hasta el año 1630 el método de llegada era por translator, luego por grupos de carretas, hasta que los muggles crearon el tren se cambiaron a él, es cierto las protecciones no permiten la aparición dentro de los terrenos a menos que el director de un permiso sin embargo la carta de aceptación constituye uno también incluye a un acompañante porque los niños no podemos aparecernos no obstante en el caso de ellos este permiso solo dura diez minutos si pasado ese tiempo no se han marchado serán expulsados por la fuerza, es por eso que mi amigo no se quedó a conversar un rato-

-oh- Macgonagall no sabía que decir, ella no estaba segura si lo que la chica decía era cierto o no- bueno no perdamos más tiempo fórmate- le dijo a la niña abriendo un espacio en la fila femenina y acomodándola allí.

Noah pensó por un momento en aclarar que no era una niña pero decidió guardar silencio total no faltaba mucho para que ese hecho quedara al descubierto.

****

En la mesa de los profesores Albus Dumbledore se frotaba las manos con anticipación y cuando escucho abrirse la puerta no pudo evitar echarse hacia adelante con impaciencia.

-¡Los primeros años!-exclamo la mujer, tras ella en dos filas ordenadas avanzaban los niños en silencio, bueno casi todos, Ron Weasley no dejaba de contar sus aventuras con su amigo el Gran Harry Potter, a Noah se le hizo difícil mantener la cara seria cuando lo que quería era estallar en carcajadas, y una niña de pelo espeso que no dejaba de murmurar todos los hechizos que había leído y como el techo estaba encantado para mostrar el cielo que lo había leído en Hogwarts una historia.

Después de entrar el director mando a callar a todos, pidió que los alumnos en las mesas se pusieran de pie y posteriormente les hizo cantar la canción más ridícula, sesgada y prejuiciosa que Noah había escuchado en su vida, él por supuesto no canto ni una silaba.

-Ah, la música, magia tan hermosa y desentendida- dijo el viejo limpiándose unas lágrimas de cocodrilo y mirando discretamente entre los primeros años sin poder encontrar a su objetivo- adelante profesora-

La mujer mayor se puso de pie detrás de un taburete que tenía un sombrero viejo y un pergamino, tomando el pergamino lo extendió- cuando llame sus nombres pasen adelante y tomen asiento para ser seleccionados-

Un rumor se extendió entre los niños, Ron bajo  la cara sonrosada ahora que varios niños le miraban mal, él había dicho que tendrían que luchar contra un troll, Noah se burlaba para sus adentros solo un idiota creería tal tontería ¿Cómo podrían esperar los profesores que lucharan con algo cuando no sabían nada? Eso le decía mucho de la inteligencia de los niños sin que hubiera tenido que hablar con ninguno de ellos.

-Abbott Hannah- el llamado de la profesora interrumpió los cuchicheos.

Así comenzó la clasificación, al ser llamados los niños se sentaban en el taburete, la profesora les ponía el sombrero y este gritaba la casa a la que pertenecían, Noah noto que algunas veces era muy rápido como con un niño rubio llamado Draconius Malfoy a quien el sombrero apenas le rozo la cabeza antes de gritar Slytherin y otras duraba más como con un tal Theodore Nott con quien el sombrero tardo casi quince minutos antes de enviarlo a la casa de la serpiente.

Cuando llegaron a la p Noah se preparó, no actualizo su información en Gran Bretaña por lo que su nombre seria el mismo que le habían dado los fanáticos.

Notó que cuanto más se acercaba su apellido más atención prestaba el director.

-Potter Harry- llamo la mujer con una enorme sonrisa en su cara, finalmente vería al hijo de sus queridos alumnos y lo tendría en su casa.

Y no fue la única, todos prestaron especial atención y parecieron contener la respiración.

Noah pensó que ella debería ocultar mejor su sesgo y favoritismo, resignándose a lo inevitable cuadro los hombros y rompiendo filas avanzo hacia el taburete.

Macgonagall frunció el ceño al verla acercarse.

-Señorita, ¿Qué hace aquí? Aun no la llamo- exclamo confundida mirando tras Noah esperando ver a un niño de pelo negro desordenado, cicatriz de rayo en la frente y gafas redondas, igual que su padre.

¡Que grosera! Pensó Noah.

-Oh, pero lo hizo, yo soy Harry Potter- dijo con soltura, una sonrisa en sus labios pintados de negro pero aun sin mirarla a la cara.

El silencio casi se hizo total.

-¿Qué?- grito la mujer sin poderse creer lo que oía, pero tampoco pudiendo negarlo, solo ahora que la tenía cerca y con buena iluminación podía ver el parecido a pesar de que no tenía cicatriz ni gafas.

-Pe… pero Harry Potter es un niño- protesto ella.

-Yo nunca dije que fuera una niña, usted lo asumió- respondió con tranquilidad.

Todos estaban con la muy sorprendidos especialmente el director, esto no era lo que esperaba.

Sin querer estar de pie por más tiempo, Noah se acercó a la mujer y toco su nombre en la lista con la punta de su dedo, las letras cambiaron de negro a verde confirmando sus palabras, Minerva estaba impactada.

Noah tomo asiento y no fue rechazado lo que confirmo sus palabras para los demás.

-Por cierto profesora, mi primer nombre es Henley, Harry es un diminutivo familiar le agradecería que arregle sus registros o podría generarme problemas en el futuro-

La mujer solo pudo asentir.

Noah tomo el sombrero por sí mismo cuando vio que ella no se movería pronto pero al igual que con el rubio este apenas le rozo antes de gritar su casa.

-¡Slytherin!-

El grito del sombrero los saco de su ensoñación, los griffindors protestaron abiertamente, Ronald Weasley hablo sobre cómo no era posible que el gran Harry Potter fuera una serpiente viscosa, los Slytherin parecían petrificados, los Hufflepuff parecía que querían echarse a llorar, las águilas estaban indecisas, los profesores impactados, pero la reacción que más le pareció divertida fue la del director, cuando él se acercó y dijo ser Harry Potter el hombre estaba tomando un poco de jugo de calabaza, durante su conversación con Macgonagall bajo la copa pero no tragó el jugo y cuando el sombrero comunico su casa el viejo escupió sonoramente su trago de jugo en la espalda y el apretado moño de la mujer al mismo tiempo que se levantaba de un salto tirando su silla en el proceso y gritando  ¡No es posible!.

Noah tuvo que apretar los labios y forzarse a mantener la cara seria.

Oh como quería carajearse en ese momento, en verdad lo quería.


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