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Noah por Chorlite

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Noah camino más cerca de su elegido en cuanto los atacantes se hubieron ido, estaba bastante en mal estado y si no recibía tratamiento médico  rápidamente es muy probable que muera en menos de quince minutos, no le había respondido cuando le hablo pero era algo que había esperado porque sus balbuceos de bebé aún no se podían entender.

Puso sus pequeñas manos en el pecho del joven buscando evaluar la cantidad de daño que tendría en sus órganos internos para reparar primero lo más urgente y dejar lo demás para más tarde, de inmediato sintió que algo estaba mal, el núcleo mágico del joven estaba partido en dos y completamente quieto no se movía para nada aunque tenía temblores ocasionales como si quisiera arrancar, un squip, tendría que arreglarse, su cuidador no podría cuidarlo si tenía un daño tan catastrófico en su magia como para hacerlo incapaz de usarla, llevó sus manos a la sienes del joven para ver sus recuerdos, para reparar su núcleo primero tendría que crear un pasaje mental para él y resguardar esos recuerdos tras sus recién creados escudos de oclumencia de lo contrario la onda mágica que se produciría  después de reparar las dos pedazos del núcleo, cerrar la fisura y ponerlo a girar destruirían su mente de forma tan eficaz como si lo hubiera mantenido bajo un crucio durante cuarenta minutos sin parar, no es como si no pudiera repararlo después pero estaba desnudo y tenía hambre, el joven suspiro a él le gustaba el frio por lo que  su magia tenía esa sensación en los demás, no se movió mucho, apenas le tomo menos de un minuto crear el pasaje mental para el joven que consistía en una esfera de acero con finos y punzantes picos totalmente recubierta de grueso diamante, no solo porque es bonita si no porque es muy dura, después paso al núcleo era de color blanco puro, reunir las dos mitades más grandes y luego las más pequeñas fue muy sencillo y rápido en su vida anterior había hecho arreglos como aquel en muchas ocasiones e inclusive había roto intencionalmente el núcleo mágico de dos personas la primera fue durante una pelea y la segunda una niña pequeña de unos seis años que había sido quemada en la hoguera pero que su magia tubo suficiente fuerza como para que sobreviviera él trato de sanarla pero ella no quería vivir y por muy poderoso que fuera la magia y la intención van de la mano por lo que se fue con el plan B acabo con su miseria le rompió el núcleo para que pudiera morir en paz, después se fue por el camino silbando las siguientes dos semanas se las paso rastreando a las personas que formaban la turba torturándolos hasta morir o quemándolos vivos como a la pobre niña, por lo que tenía experiencia en ambas cosas le fue bien y muy rápido.

Tal como predijo en cuanto el núcleo estuvo reparado inmediatamente comenzó a girar por su cuenta ni siquiera tuvo que darle el empujón inicial que generalmente se necesitan para que lo hagan después de ser reparados, lo que hablaba muy bien del poder mágico de muchacho.

La barrera que puso a sus alrededores impidió que la onda de magia producida por el muchacho fuera detectada aunque no salvo los cristales de los edificios cercanos, no que le importara en realidad.

Satisfecho con su trabajo dejo la cabeza del chico sin sorprenderse cuando el pelo comenzó a cambiar texturas y colores rápidamente después de todo en cuanto dejo el núcleo noto que cambio su color de blanco a arcoíris, un morfo mago seguramente, solo duro unos momentos antes de asentarse en cabello ondulado negro tinta y profundos ojos grises su apariencia real Noah pensó que seguramente al momento en que ocurrió la fractura en su magia ya había estado cambiando su apariencia y que por ello se quedó pelirrojo y de ojos verdes atorado.

Camino alrededor del cuerpo y luego trepo por el pecho el joven era atractivo y ahora saludable aunque aún estaba cubierto de sangre y tenía heridas abiertas, sabía que en poco tiempo cuando notara que las salas no se habían establecido como él quería el viejo lo buscaría bajo cielo, mar, tierra e incluso bajo rocas y que una vez lo encontrara lo devolvería con esa gente repugnante después de todo a pesar de lo que dice el anciano es un hipócrita que no dudaría usar incluso los medios más ilegales para encontrarlo, a quien engañaba simplemente ya no quería tener la sangre de esa perra en sus venas el joven muchacho haría mucha mejor madre que aquella puta, levanto la vista para mirar al joven parecía somnoliento, disculpándose con la mirada abrió su boca se inclinó e hinco el diente en la vena yugular  que si bien había sanado estaba expuesta, dejo la sangre de su estúpido padre sin tocar destruyo la de su madre e inmediatamente la cambio por la rica y poderosa de Jerome, Noah no tenía ningún problema con los nacidos de mugles pero a esa mujer la odiaba si él hubiera sido ese hombre la habría dejado morir poco a poco y hubiera observado mientras pasaba.

El cambio fue doloroso pero también exitoso se tomó un momento para descansar su pequeño cuerpo sus rasgos habían cambiado pero no había tomado ningún color pues seguía siendo un maggle aun así tomo el color de pelo de su nueva madre y la forma ondulada antes de levantarse en posición sentada, decidió cambiar el exterior por si las moscas  (Dumbledore) se hizo un poco más pequeño e hizo aparecer heridas y moretones además de huellas mágicas en su cuerpo pequeño después se vistió transfigurando permanentemente algunos copos de nieve que tenía encima a algo más apropiado, para alejarse del lugar él lanzo su propia onda de magia haciendo aún más destrozos y eliminando las barreras al mismo tiempo, parpadeó y luego comenzó a llorar después de todo eso es algo que los niños pequeños hacen cuando se asustan, ni un minuto después los aurores aparecieron en escena su pobre madre se desmayó, y ella se aferró a él mientras lloraba escucho un grito femenino momentos antes de que alguien la levantara del pecho de Jerome o al menos lo intentara, Noah sonrió entre lágrimas y la serpiente en su dedo siseó complacida de la astucia del esposo de su señor, él estaría muy complacido.

******

*****

El día 2 de noviembre de 1981 estaba resultando ser todo un caos para los representantes de la ley mágica es decir los aurores, esa mañana Albus Dumbledore había declarado la derrota de tú-sabes-quien a manos de un niño no menos Harry Potter, la gente no tardo en volverse loca y celebrar la victoria de la luz, los tontos incluso habían roto sus propias reglas de discreción haciendo cosas que los muggles obviamente notaron.

Amelia Bones la jefa de la guardia auror estaba sentada en su silla frente a su escritorio, unas horribles ojeras bordeaban sus ojos lo que evidenciaba sus noches recientes sin dormir primero preocupada por lord Voldemort y como detenerlo y ahora por los estúpidos magos que no podían ser un poco más discretos según parecía.

-Jefa- llamo un joven auror recién graduado, se veía igual de cansado que ella- ¿un café?- pregunto ofreciéndole una gran jarra blanca llena del amargo liquido humeante.

La mujer se pasó las manos por la cara mientras daba un largo y cansado suspiro.

-Si por favor- respondió ella estirando los brazos para recibir el caliente líquido que la ayudaría a permanecer despierta unas horas más para así poder terminar con su abundante trabajo.

De pronto un enorme cristal que estaba en medio de la habitación con oficinas cobro vida, temblando y chirriando espantosamente, el joven se tropezó asustado por el repentino actuar de la maquina la jarra se le soltó de las manos y termino en el piso hecha pedazos  con el líquido negro y caliente salpicado por el piso en un gran charco caliente.

-Oh, no lo siento mucho jefa traeré más café- dijo el joven apresuradamente pero la mujer ni le prestó atención, levantose de la silla de un salto.

-¡Aurores!- grito haciéndose oír por sobre el escándalo de la máquina.

El joven dejo la jarra en el suelo con el ardiente café y se apresuró a seguir a la mujer para reunirse con sus compañeros, pronto se escuchó por el lugar el sonido de los pies al correr para acudir al llamado, entraron por las puertas de todos lados apretujándose en la habitación entre las oficinas  llenas de papeles, la mujer se dio la vuelta y lanzando un hechizo a la maquina con el gran cristal la hizo callar.

-Edna- llamo con fuerza- ¿Dónde fue?- inquirió.

Una muchacha de pelo muy corto castaño se apresuró a leer un pergamino que se encontraba en la base del cristal donde la pluma acababa de acostarse a su lado tras acabar de escribir la información del gran estallido de magia más reciente.

-En Londres al lado del Hotel La Casona- respondió rápidamente.

-Vamos ahora- ordeno Amelia.

Como uno solo todos ellos desaparecieron del ligar excepto por Edna su trabajo estaba con ese cristal.

De lo primero que fueron consientes al aparecerse fue de la carnicería que había ocurrido en el lugar había sangre por todas partes y todo el sitio estaba destruido.

Lo segundo los gritos de un bebé.

-Un cuerpo- exclamo un auror femenino.

Todos voltearon a ver a un joven hombre tendido en el suelo bocarriba claramente muerto en cuyo pecho estaba acostada una bebé que lloraba.

-Ustedes cuatro registren un perímetro alrededor quizá los culpables no estén muy lejos- aunque lo dudaba mucho.

Ellos se apresuraron a obedecer.

Amelia miro a la niña y sintió su corazón encogerse al escuchar sus gritos llenos de angustia, su sobrina Susan acababa de quedar huérfana hacía pocos meses y esta niña apenas era un poco más joven que ella.

-Tú- le llamo al auror femenino- avisa a san mungo que preparen sanadores porque tenemos una bebé herida y un cadáver.

La mujer asintió inclinándose después desapareció a cumplir con la orden.

Ella se acercó a tomar a la niña para evaluar sus heridas pensando que tal vez aparecerse con ella podía ser contraproducente.

El muerto tenía sus brazos sobre ella, pobre seguramente la había protegido con su vida, aquello solo podía haber sido causado por mortifagos, atacar a los nacidos de muggle se había convertido en un deporte para ellos, la niña era demasiado joven como para que pudiera defenderse excepto con magia accidental y el hombre muggle no había tenido oportunidad.

La tomo por los costados tratando de sacarla de los brazos del hombre dando un tirón suave.

Los brazos del fallecido la mantuvieron en su lugar, intento con un tirón más fuerte, Amelia grito y calló sentada en la nieve cuando sintió como si alguien le diera un choque eléctrico en las manos.

-Jefa ¿está bien?- el muchacho pregunto apresurándose para ayudar a levantar a la mujer del suelo.

-Sí, si, la niña no quiere soltar al muggle- respondió ella ya levantada y preparada para volverlo a intentar.

Noah casi chasqueó la lengua al percatarse de algo que había olvidado, parpadeó sus ojos invertidos aparecieron bajo la cabeza y lloro lágrimas especiales bajaron por sus mejillas congelándose al instante de salir de sus ojos parecían gemas de diamante excepto que tenían un pequeño punto azul en el centro  que brillaba y latía como un corazón, posteriormente metió una de sus manitos regordetas bajo su cuerpo y convoco uno de sus cubos de madera de los que tenía en su casa para hacer muñecas o estatuas, estaba mojado como debería porque el lugar estaba inundado pero la magia lo preservaba intacto, rápidamente antes de que la mujer volviera a intentar agarrarlo empujo su magia en el cubo para hacerlo cambiar su forma una vez que la varilla hueca estuvo lista tomo las dos lágrimas y poniéndolas en la superficie se hundieron en la madera como su fuera arena movediza, clavo sus pequeñas uñas en la superficie suave e hizo aparecer un gravado especial con sus runas en ella y la varita estuvo lista, sintió las manos de la mujer en sus costados otra vez y a toda prisa se apresuró a vincular la varita con Jerome como si siempre hubiera estado ahí.

Amelia dio un tirón más fuerte pero cuidadoso esta vez, el cadáver apretó su agarre en ella y protesto débilmente.

-Está vivo- grito el joven como si no se lo pudiera creer, la verdad es que Amelia también estaba muy sorprendida, un jalón más y ella pudo conseguir a la niña finalmente.

El hombre en el suelo comenzó a removerse moviendo los brazos débilmente buscando a tientas a su alrededor.

-No puedo creerlo- exclamo el joven acercándose a Amelia para revisar al hombre en el suelo y a la niña, la pequeña levanto uno de sus brazos regordetes rápidamente y abofeteo al muchacho en la cara con algo que no había visto que tenía mientras seguía llorando.

-Ah- él se llevó la mano a la mejilla para palpar la parte afectada y entonces al levantar la vista para mirar ceñudo a la niña infractora noto lo que tenía en las manos y se olvidó de su dolor.

-Jefa, ella tiene una varita- señalo el ayudante.

Amelia quien había estado ocupada en evaluar con la mirada al hombre que ahora sabía que estaba vivo volteo la mirada en cuanto escucho a su subordinado decir aquello obviamente refiriéndose a la niña en sus brazos.

-¿Qué? Oh, entonces no es un muggle- dijo ella- eso lo explica todo si fuera un muggle estaría muerto, los magos somos más resistentes-

-Pero jefa, ¿de dónde salió la varita? Hace un momento no la tenía- pregunto él confundido.

-Seguramente la tenía oculta bajo su cuerpo- respondió ella tomando la varita de la mano de la niña.

En ese momento regresaron los aurores de revisar el perímetro.

-Solo muggles asustados jefa- respondió el primero en llegar a la pregunta no planteada.

Justo en ese momento apareció la auror enviada al hospital para informar que estaban listos para recibir a la niña y al cuerpo.

-Muy bien yo me quedare a la niña, Mina y julio tomen al hombre con cuidado aún vive tal vez lo puedan salvar los demás regresen al ministerio- termino ella.

Rápidamente se pusieron manos a la obra para seguir sus instrucciones.

-¿Listos?- pregunto ella a sus aurores quienes se habían apoderado de los brazos y las piernas del hombre, ellos asintieron a la espera pues tenían que aparecerse al mismo tiempo- uno, dos… tres- todos desaparecieron del lugar para aparecer en el hospital, una mujer que aparentaba unos treinta años se adelantó para recibir a la niña de los brazos de la auror y apresurarse a atenderla.

-Sanadora Emma- saludo la mujer haciendo un gesto con la cabeza.

-Amelia- le respondió ella con un gesto igual lanzando hechizos en la niña para revisarla y así saber que tan grave estaba y a cual sala necesitaría ser trasladada.

Un sanador se acercó con una bolsa para cadáveres flotando detrás de él al hombre que los aurores habían depositado con suavidad en el suelo nada más llegar.

-No señor- lo detuvo Mina la auror femenino- él está vivo-

El hombre viejo perdió su lentitud y se apresuró hacia el hombre casi tirándose en el piso en el proceso, procedió a revisarlo con hechizos luego suspiro aliviado.

-Él fue torturado y golpeado físicamente pero su vida no corre peligro- declaro satisfecho de que fuera poco probable que perdieran a ese paciente, con la guerra habían perdido muchos.

Llamo refuerzos y pronto corrieron con el hombre en una camilla flotante para recibir tratamiento, la bolsa para muertos olvidada en el suelo.

Emma camino a paso rápido con Amelia a su lado dirigiéndose al área infantil, el lugar estaba lleno de niños huérfanos en su mayoría, pronto llegaron a los cuneros donde la niña fue depositada en el más alejado de la puerta.

-¿Y? ¿Cómo está?- pregunto Amelia, la niña había empeorado sus gritos en cuanto perdió de vista al hombre, por lo que se vieron forzados a darle con un hechizo suave para dormir.

Un joven sanador entro por la puerta interrumpiendo a las mujeres.

-Jefa tenemos una coincidencia- exclamo entrando rápidamente- No lo va a creer-

-Daniel ¿Qué es esa forma de entrar primero se toca?- lo reprendió ella.

-Pero jefa no lo va a creer- repitió él pareciendo impactado e incrédulo al mismo tiempo.

-Muy bien dime ¿qué averiguaste con la prueba?- pregunto ella.

El joven sanador se tomó un respiro antes de responder.

-El hombre herido que llego con el bebé, su nombre es Jerome, Jerome Winter Black- declaro.

Emma se llevó las manos a la boca impactada, no podía ser el Black que ella pensaba ¿o sí?

-Pero no es pelirrojo- dijo ella.

El chico la miro con extrañeza.

-Bueno no, pero es un morfo mago- aclaro él- ¿Usted lo conoce jefa?- pregunto.

Emma se tomó un momento para sí antes de responder.

-Sí, yo atendí el parto en que nació, siempre había creído que su padre se había deshecho de él porque al cumplir los cinco años desapareció del mapa y nadie lo volvió a ver más-

-Pues yo sé porque- respondió el joven sanador- la coincidencia la obtuvimos del ministerio de magia polaco así fue como averiguamos quien es a vivido allá desde los cinco años, cursó sus estudios por medio de tutorías, tiene maestrías en aritmacia, runas antiguas, artes mágicas y pociones, del lado mágico, del lado muggle termino sus estudios a nivel universitario, sus conocimientos están a la par de un juez muggle pero trabaja como actor y productor de pociones aunque esto último lo hace muy de vez en cuando, más que todo vive como un muggle-

Las mujeres estaban impresionadas el joven claramente era muy inteligente.

-¿Por qué vive en el mundo muggle?- pregunto Amelia curiosa un joven tan talentoso como él parecía que tenía mucho que dar a la magia.

El joven se encogió de hombros.

-Eso no lo sé, tendrá que preguntárselo a él cuando despierte- respondió quedamente.

-¿Y la bebé?- pregunto Amelia.

-A sí- respondió el joven pasando al otro pergamino que tenía en las manos- es un niño, su nombre es Noah Harry Riddle  tiene un año con unos meses más nacido el 31 de julio de mil novecientos ochenta su madre es Jerome Winter Black…- en ese momento Emma lo interrumpió.

-¿Es hijo de Jerome?- pregunto alzando la voz, luego bajo la cabeza avergonzada- lo siento puedes continuar-

-Sí, es hijo del muchacho de hecho él solo tiene dieciocho años-

Amelia se quedó un poco pensativa “la juventud que tenemos hoy en día está cada vez más precoz”

-¿Quién es el padre?- pregunto Amelia, ella no conocía a nadie que llevara Riddle por apellido aunque quizá fuera polaco también.

-El padre…el padre es James Potter- respondió con voz misteriosa.

-¿Qué?- preguntaron las  dos mujeres al unísono.

-¿El James Potter que creo que es?- pregunto Amelia.

-Ese mismo- dijo él- le dije que no  lo iba a creer-

-¿Pero cómo es posible?-

-Ni idea- respondió él.

-Pero entonces es medio hermano de Harry Potter hasta tiene su nombre de segundo-

El joven se puso algo pálido al escuchar hablar del niño que vivió.

-Sobre eso señora Amelia de hecho no existe- dijo él, ella le dio una mirada de “que rayos”- no hay registro alguno de ese Harry Potter del que habla todo el mundo y Albus Dumbledore-

-¿Qué quieres decir con eso?- pregunto Amelia con voz un poco fuerte.

-Pues eso mismo, señora ese niño no existe a menos que se refieran a este bebé pero eso tampoco es posible, este bebé es diferente a como lo pintan y claro su madre es Jerome Black no Lily Potter, además Jerome Black y su bebé solo han estado en el país por unos pocos días y según los registros este niño nació en Riga la capital de Letonia durante uno de los abundantes viajes de trabajo de su madre-

-Pero como es eso posible, acaso Albus Dumbledore se está inventando a un salvador que no existe o solo estará sentando las bases para tomar al bebé de su madre, después de todo es el gran Albus Dumbledore- dijo Emma una de las pocas que no se comía el cuento de ese viejo metiche y manipulador.

-Tal vez aunque eso le resultara muy difícil, a pesar de que la madre nació en gran Bretaña es ciudadano polaco y el bebé es letón, como todos sabemos no son muchos los países mágicos que se llevan bien con Inglaterra y Polonia y Letonia no se cuentan entre ellos es más creo que nos odian aunque no sin buenas razones debo decir si el viejo fulano ese cree que va a obtener al bebé con sus chanchullos habituales entonces está clara mente senil- Amelia compartió su opinión tampoco le caía bien ese viejo.

-Lo único que va a conseguir es meter al país en problemas Polonia y Letonia son dos países muy poderosos- dijo el chico aunque si creía un poco en el hombre incluso él veía el peligro en ir en contra de esas grandes naciones.

-Además ¿para qué podría querer al bebé? Y ¿Por qué si su madre es un Black y su padre un Potter se apellida Riddle?- pregunto Emma.

-No tengo idea de porque podría querer al niño, pero lo del apellido si lo sé y… tampoco lo van a creer- dijo el joven.

-No me digas que todavía hay más- exclamo impactada la sanadora- pero cuantas sorpresas nos van a traer este par de personas-

El joven se tomó un tiempo para sí sin decir nada.

-Pero dinos ya, no nos hagas esperar- le regaño Amelia.

El muchacho brinco asustado.

-Sí, lo siento… el niño se apellida Riddle porque está casado- dijo de sopetón.

-¡Qué!- Amelia.

-¡Cómo!- Emma.

 


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