¿Por qué estas cosas les pasaban a ellos? Bueno, más bien ¿Por qué estas cosas le pasaban a él?
Él es un buen chico, ayuda a sus amigos, cuida de sus hermanos, le hace caso a sus padres (esto último se podría debatir, dependiendo a quien se le preguntara) trataba de no meterse en problemas (de nuevo, se podría debatir, pero ¡eh! No era culpa suya, había heredado la maldición de su padre en cuanto a meterse en aprietos).
Vale, si uno escarba bien la parte de “buen chico” se pondría en duda, ¡pero tampoco era Hitler como para que esto le pasara!
Suspiró y negó con la cabeza, las quejas y griteríos de los otros estaban acabando con su paciencia.
—Si sigues suspirando, se te va a ir el aire—su hermano menor se le acerco.
—O suspiro o mato a alguien, tú eliges Noah.
—Si eliges matar a alguien, empieza por Henry por favor.
—Créeme, encabeza mi lista—cerro los ojos un momento, pero un pequeño tirón en su camiseta le hizo abrirlos— ¿Qué deseas, Lya?
—Creo que quiere que tú la cargues, tómala.
Sin más opción tomó a su hermana en brazos. Ahora que la tenía, podía usarla como escudo para detener la discusión entre los tontos de sus amigos, al fin de cuentas eran muy controlados cuando estaba la pequeña.
Se acerco a ellos y tomó a uno con su brazo libre, sosteniéndolo cerca de él.
— ¡Paren de una vez! —gritó, sus ojos tomaron un color rojo. Todos se callaron, gracias a dios, ya no aguantaba tanto grito—Ya sé que es culpa de este imbécil que nos encontremos en esta situación, pero si seguimos gritando solo llamaremos la atención y si eso sucede ciertas personas vendrán y entonces tendremos verdaderos problemas.
— ¡¿Por qué hiciste enfadar a esa bruja, idiota?! —Su sobrina gritó, saltando – de nuevo – arriba del muchacho que se encontraba aún en su brazo. Y así todo el grupo volvió a la pelea.
—Tommy, ven a cargar ha Lya— su gemelo hizo lo que le pidió y se alejó, riendo nerviosamente al verlo entrar en la lucha.
¿Por qué sentía que esta situación iba terminar mal? Dejó escapar un grito cuando su sobrino le mordió el pie.
Sip, esto iba a terminar muy mal.
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—Bien. Hace unas horas, mientras hacía mis rondas, el olor de varios hombres lobos llego a mí—habló el más pequeño de la manada, nervioso al ver los ojos de todos en él.
—Típico de nosotros, salimos de un problema y nos metemos en otro—quizás había sonado algo cansado, pero, ¡Estaba cansado! Hace una semana había vuelto de la universidad y se reunió con el grupo como se habían prometido y luego…tuvieron que acabar con una sirena – Disney le mintió toda su vida en cuanto a las sirenas ¡no eran como Ariel! – Y cuando por fin creía que tenía cierta paz y podría relajarse con sus amigos y pareja ¡Paff! lobos salvajes aparecen— ¿ha habido matanzas?
—No, todo estuvo muy tranquilo hasta esta mañana—Mason le respondió.
—Eso es extraño, si una manada de lobos esta por aquí es lógico que comenzara a crear problemas—comentó Lydia—salvo que…ese no sea su objetivo.
—Según Deaton, también hubo una explosión de magia en el centro de la reserva—el verdadero alfa agregó.
—Hombres lobos y magia, que mezcla interesante.
—Cállate Peter—Derek le frunció el ceño, algo que ya era bastante común.
—Tal vez sea mejor ir y recolectar algunas pistas.
— ¡Scotty! Primero debemos investigar, preparar una estrategia, un plan…— ni siquiera terminó de hablar cuando la mitad del grupo había salido, dejando a Lydia, Parrish y a él atrás— ¿Es enserio?
—Por algo somos nosotros dos el cerebro de esta manada, Stiles—Lydia habló posando sus brazos en su cadera.
— ¿Eso me incluye, verdad?
—Jordan, ambos sabemos que te quedaste porque yo me quede.
—Mejor vamos antes de que se metan en un problema del cual no puedan salir. Los tres se miraron antes de tomar las armas que Chris les había dado y salir en busca de los tontos que tenían como amigos.
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Noah observó con un ligero tic en su ojo derecho la lucha que sus compañeros – y recientemente a la que se había unido su hermano – habían formado.
¿Cómo fue que se metieron en este problema? Había sido un día muy normal hasta que no lo fue (como siempre en Beacon Hills) una bruja llego y la boca de Henry – que parecía carecer de filtro – se abrió. ¿Qué clase de maldad hizo en su vida pasada para merecer esto?
Bueno, mejor era tomar al toro por las astas antes de llamar la atención y agregar más problemas a la situación, si es que se podía agregar más.
— ¡YA! — gritó, pero de nada sirvió. Sus puños comenzaron a temblar y el tic en su ojo se acrecentó ¡Oh, como desearía golpear a todos! En vez de pelear, podrían calmarse, buscar a Deaton y pedir ayuda para poder irse ¡pero no! Mejor gruñirse y golpearse que…
El minúsculo ruido de una ramita al romperse hizo que sus pensamientos se detuvieran en seco, se giró lentamente y si…lo que temía pasó ¡genial!
Varios pares de ojos los observaban. Algunos amenazantes, otros con confusión y unos pocos con curiosidad.
Sintió como su hermano se tensaba. Sus amigos pararon de luchar, la mitad se encontraba en la tierra – entre ellos, su hermano mayor y sobrinos –, la otra mitad se encontraba erguida. Todos estaban congelados, casi entrando en pánico. La situación ya no podía empeorar.
— ¡Papi!— la infantil voz de su hermanita lo sacó del trance. Mierda.
Al parecer Lya recordó que quería sus padres y que mejor que señalar al que se parecía más a su progenitor (no que estuviera herrada, pero no era el mejor momento).
Se había olvidado una de las reglas más importantes de la vida: jamás decir que algo no puede empeorar más, porque va a empeorar.