Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Casi perfecto - Wigetta por ElizabethSherlock

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aqui el segundo capitulo de esta historia, esperoque les guste :D 

Narra Samuel:

En estos momentos no entendía que estaba haciendo, ni por qué lo hacía, lo único que me pasaba por la mente era estar con esta... hermosa criatura que me tenía cautivado. Me encantaba la forma en que nuestros cuerpos se moldeaban perfectamente, queriendo estar más juntos a medida que nos seguíamos besando.

Ya en el suelo encima de él, encaminé mis manos a su ropa para quitársela, que seguramente sin ellas podría olerlo más claramente, era una idea que me excitaba aún más.

Sus ropas eran elegantes, como de una familia bastante adinerada, pero estas estaban algo sucias y rasgadas posiblemente por la batalla que había tenido anteriormente con los chicos de mi clan. Dejé su torso desnudo, tirando a lo lejos lo que parecía una camisa de manga larga de una suave tela, pero su piel se sentía todavía más suave en comparación. Bajé por su torso con mis labios, besando cada parte de él, lamiendo su perfume que ahora podía oler con tanta claridad que sentía que no había nada más en el mundo que él y yo.

Ahora el no luchaba contra mí, luchaba con no soltar gemidos por mis acciones, sin embargo no siempre lo lograba ya que en ocasiones soltaba alguno que otro pequeño gemido que se escapaban de sus labios al hacerle chupetes en su torso. Me tomo por detrás de mi cabeza halándome hacia arriba, dirigiendo mis labios a los suyos, no dude en besarle también.

De pronto la creatura hermosa que estaba debajo de mi empezó a besarme con mucha más pasión, a su vez me despojaba de mi camisa rompiéndola en varios pedazos. Mordió mi labio lo suficiente fuerte como para sacar un poco de mi sangre haciendo que me besara con desespero y pasión. Para mí era un poco doloroso pero me gustaba la sensación.

Mis manos se dirigieron a su pantalón, empezando a des-abotonarlo, las manos de él me detuvieron por unos segundos, pero termino soltándome y colgándolas alrededor de mi cuello. Sin más preámbulo baje lentamente sus pantalones hasta retirarlos por completo. Podía sentir claramente su miembro excitado debajo de mí, sin poder esperar más, empecé a restregar mis caderas en él sacando gemidos a mí... amante. Por otro lado yo tampoco podía reprimir los gemidos que me provocaban estar de esta forma con él, pero aun no era suficiente. Me detuve un momento para quitarme mi propio pantalón, liberando mi miembro para sentirlo menos apretado en mi entrepierna que estaba bastante crecida por lo que hacíamos.

Estando los dos en ropa interior me sentía más embriagado que nunca, besaba y lamía toda su piel que tenía al alcance de mi lengua, él por su parte se aferraba fuerte a mi espalda clavando sus uñas. Yo continuaba con mis movimientos de caderas sobre el haciéndonos estremecer a medida que subía el ritmo de estas. Con el propósito de hacer más rápido mis movimientos, me aferré a sus hombros con mis dos manos tomándolo con un poco de fuerza. Debido a que no se esperaba esto, gruñó fuertemente deteniendo sus manos que hasta en ese momento me habían estado tocando por todas partes. Pero al sentir el nuevo ritmo de mis caderas tiro su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados embriagado de pasión al igual que yo.

Mi cabeza terminó al lado de la suya ya que luchaba con mantener tal intensidad que al parecer nos estaba haciendo sentir miles de emociones que nos recorrían todo el cuerpo. Los dos gemíamos fuertemente tomándonos con fuerza para hacer más firmes los movimientos. No tardo mucho para sentir que esa extraña sensación en mi entrepierna se esparciera por todo mi cuerpo, envolviéndome por completo, nublando todos mis sentidos, solo sentía esa excitante sensación recorriendo todo mi cuerpo. Abracé fuerte a mi amante, lo que me permitió sentir sus espasmos que eran iguales a los míos, algo increíble nos estaba pasando. De pronto sentí como esa sensación se liberaba dulcemente por mi entrepierna haciéndome gemir más fuerte que nunca, pero no fui el único, mi amante que estaba mucho más cerca de mi cuello lo mordió reprimiendo su gemido mientras que mi sangre se deslizaba dentro de su boca, haciéndolo terminar al igual que a mí.

Mi cuerpo tembloroso ya sin fuerzas se dejó caer sobre él, nunca me había sentido de esa manera, pero sobre todo me sentía cansado, mi cuerpo no dejaba de temblar y mi respiración era agitada. A medida que mi frecuencia cardíaca se normalizaba mis ojos se cerraban cada vez más. Estaba agotado y mi cuerpo me exigía dormir un tiempo, pero mi mente no lo quería, porque cabía la posibilidad que al despertar me diera cuenta que solo fue un sueño, o peor aún, que fuera realidad pero que en la mañana cuando despertase esta criatura que se había alimentado de mi habría cobrado suficiente fuerza como para irse muy lejos. Pero era inevitable mi cuerpo ya no me respondía, estaba por apagarse llevándome consigo.

Mi mente cobraba conciencia de nuevo, mis sentidos regresaban a mi lentamente. Primero el olfato, el olor familiar de aquella criatura me invadió de nuevo provocando estremecerme, no podía creer que aun tuviera ese efecto en mí. Después regreso el tacto, dentro de mis brazos sentí una piel suave y tersa la cual estaba pegada a mi cuerpo. Sin pensarlo lo abrace más fuerte para pegarlo hacia mí, lo que provoco que mi amante se revolviera incómodo. Fue entonces cuando mi mente proceso todo lo sucedido, mi "amante" no se trataba de cualquiera, era un vampiro que apenas había "conocido" el día de ayer, como si fuera poco no era cualquier vampiro, era un pura sangre aquellos que controlaban a lo demás vampiros y reconocidos por su belleza y fuerza. Sin mencionar que ni siquiera se trataba de una hembra ¡sino de un macho!

Abrí los ojos a la par y ahí estaba en mis brazos con la mirada perdida a alguna parte de la celda. Todos mis pensamientos de culpabilidad se desvanecieron al volver a verlo, era tan hermoso que no podía pensar en nada más que en él. Mi corazón volvió a palpitar rápidamente. En realidad ya no me importaba todo lo demás, todos esos problemas parecían desaparecer al estar a su lado. Ahora solo había una duda en mi cabeza.

—¿Cuál es tu nombre?... —Pregunté en un susurro.

—Deberías irte... están buscándote —Tardé en procesar lo que me había dicho, ya que su tono de voz era grave y a la vez muy sensual.

Fue entonces cuando mi sentido del oído se hizo presente, era verdad, podía escuchar el montón de voces de mi clan preguntándose en donde estaba, al parecer me habían estado buscando en todos aquellos lugares en lo que solía estar. No tardarían mucho en encontrar mi olor más fresco que fue al llegar aquí, era una suerte que el olor de... él, fuera lo suficiente fuerte como para hacer que la manada no me hubiera buscado directamente aquí.

Me levanté rápido buscando mi ropa, él también se levantó de manera muy elegante recogiendo la suya que se encontraba esparcida por todo el lugar. Me cambie lo más rápido que pude. Al terminar volteé a verlo, él ya se había terminado de vestir y estaba recargado en la pared del fondo mirándome fijamente. No pude evitar ponerme nervioso, no sabía que era lo que pensaba aquella hermosa criatura.

—No me has dicho tu nombre —Le dije, no podía irme de ese lugar sin antes por lo menos saber cómo se llamaba.

—Deberías apresurarte... —Fue lo único que contestó, pero claro como todo hombre lobo era obstinado y no me iría sin una respuesta.

-No pienso irme hasta que me lo digas -Lo miré fijamente, para que se diera cuenta de que hablaba muy enserio y vaya que no estaba jugando.

Suspiró para luego cerrar sus ojos, guardó silencio unos segundos para luego abrir de nuevo sus ojos los cuales se encontraban serios e inexpresivos.

            —Díaz... mi nombre es Guillermo Díaz. —No pude evitar sonreír al escuchar su nombre, el volteó su cara a un rincón, con cara de pocos amigos, pero podía jurar que estaba algo sonrojado.

—El mío es Samuel... Samuel de Luque —Dije para luego partir rápido de ese lugar con una sonrisa en mis labios, tenía que apresurarme si no quería meterme en problemas.

Estaba loco si me dirigía a la manada directamente, primero tenía que ir a retirar todo el olor que se había impregnado en mí de Guillermo. No era algo que realmente quería, ya que lo sentía cerca de mí, pero no podía dejar que alguien de la manada se enterase de lo que había ocurrido. Me fui por un lugar que nadie utilizaba ya que era muy pequeño el pasadizo, pero me llevaría a la cascada para limpiar el aroma de mi cuerpo. Una vez habiendo llegado me metí al agua con todo y ropa, ya que esta también olía a él.

Un poco más tranquilo pude pensar con más claridad, no entendía que me había ocurrido. Yo hasta el día de ayer pensaba que los vampiros eran criaturas repugnantes que solo existían para matar personas y beber su sangre. Pero aun así había sido cautivado por uno de ellos, pero no por cualquiera, sino por un pura-sangre más hermoso que cualquier otra cosa que hubiera visto antes. Tampoco entendía cómo causaba esas sensaciones en mí, ni de que mañanera me había cautivado y de forma tan rápida. Pero lo más increíble era como todo eso me importaba en lo más mínimo, me sentía feliz, como nunca me había sentido antes. Me sentía vivo, vivaz, de alguna forma me sentía rejuvenecido.

A medida que el olor de Guillermo era retirado por el agua y por todas esas flores que restregaba por mi cuerpo, me sentía cada vez más inquieto, era como si me hiciera falta aquello ya que me tenía de los más feliz. Ya no sentía que lo tenía cerca mío, por lo que las ganas de estar con el regresaron de nuevo, la melancolía entraba en mi más fuerte que nunca, era como si Guillermo fuera una droga la cual me hacía falta para poder estar bien.

Estaba perdido en mis pensamientos cuando un olor familiar y ruidos de pisadas se hicieron presentes, por el olor sabía de quien se trataba. Mi buen amigo... más bien primo hermano Frank aparecía a mi vista con una expresión de preocupación que se dispersó al verme, pero su cara se tornó de enojo.

—¿Qué tanto hacías gilipollas? —Me preguntó Frank casi en un grito al verme muy "tranquilo" bañándome en la cascada. —¿No te das cuenta que te estamos buscando por todas partes?

—Bueno... ya me encontraste —Le dije con una pequeña sonrisa, burlándome un poco de él. Lo que menos necesitaba en ese momento es que se diera cuenta que estaba algo melancólico.

—Ahora verás! haré que te arrepientas —Se lanzó dentro del lago con todo y ropa, dirigiéndose rápido hacia mí.

No me lo esperaba por lo que antes de que pudiera reaccionar ya lo tenía encima de mí aplicándome una llave al cuello. La verdad es que también me estaba divirtiendo ya que necesitaba distraerme para no pensar en Guillermo. Estaba por quitármelo de encima para aplicarle una contra-llave pero de pronto se detuvo en seco. Me pareció extraño y me detuve también esperando que dijera por qué se había detenido.

—¿Qué te paso en el cuello? —Me preguntó muy seriamente Frank mirando la cicatriz que tenía en el cuello provocado por los colmillos de Guillermo, ya no estaban abiertas debido a que nuestra raza se cura muy rápido pero si había dejado unas marcas.

No pude evitar sentirme nervioso, no encontraba que contestarle, solo tartamudeaba y soltaba balbuceos sin sentido. Algo que no se me daba era el mentir.

—Tu... hueles un poco a.... ¡al sangre pura ese! —Gritó bastante fuerte, me soltó rápidamente, bajándose de mí, mirándome con ojos escrutadores.

—¿Pe-pero de que hablas gilipollas? —Fue lo único que salió de mis labios, el nerviosismo no me dejaba pensar en algo que decir o como salir de esta.

—No me digas que... —Frank guardó silencio por unos momentos mirando e inspeccionándome con la mirada desde su lugar. —Ese vampiro te ha mordido...

—Bue-bueno... quizás... si quizás un poquito —Me di un golpe psicológico internamente por decir eso, estaba perdido, nunca antes había pasado entre nuestras razas, las cuales eran enemigas, lo que había hecho con Guillermo, era como un tabú, algo inconciliable y mucho menos posible.

—¿Estas bien? —Preguntó preocupado Frank —¿Te hizo daño? Deberías de tener más cuidado.

Al escuchar eso me tranquilicé un poco, claro, no es como si lo primero que se te viniera a la mente con eso es que tu primo hermano se haya enrollado con un vampiro pura sangre macho.

—Ehh... si... sí, estoy bien... apenas si me mordió un poco —Dije no muy convencido, Frank me miraba aun con sospecha, seria obvio para cualquiera que algo no estaba bien, las cosas no cuadraban para él.

—Bueno... supongo que tienes razón, si no fuera así ese vampiro ya se hubiera escapado de la mazmorra. —Olfateó profundamente el aire con los ojos cerrados, con una cara de tremenda concentración. —Y puedo darme cuenta que su olor aun proviene de lo más profundo de La Hoguera.

Yo solo pude asentir a sus afirmaciones, me miró por unos segundos para luego dirigirse fuera del agua, yo solo lo seguía con la mirada.

—Iré a decirle a la manada que te eh encontrado, no tardes mucho que la reina quiere hablar contigo, le avisaré que pronto irás con ella. —Dijo Frank secamente sin dejar de verme de una manera poca amistosa... era claro que aun sospechaba de mí.

—Vale... dile que en un momento iré con ella. —Le dije ya un poco más tranquilo, porque nadie le creería que yo tuve un encuentro cercano con nuestro prisionero, aunque esto fuera verdad. Era algo simplemente ridículo de pensar para los de nuestra raza.

Ya habiéndose alejado Frank, sentí como un sentimiento de culpa me invadía, haciéndome sentir mal por lo que había pasado hace unas horas. Cómo ese vampiro había provocado tantos sentimientos en mí en tan poco tiempo, había llegado a mi vida y la había volteado de cabeza en tan solo una noche. Lo peor de todo es que sabía que esto no sería todo, no era algo que podía olvidar fácilmente de la noche a la mañana, él había llegado y se había metido muy dentro mío tanto física como emocionalmente. Pero todo se resumía en algo... el me hacía sentir vivo otra vez.

Una vez sintiéndome lo suficiente limpio me cambie de ropa para dirigirme a los aposentos de mi madre, la cual me esperaba en su trono que era una silla muy grande de piedra esculpida por uno de nuestro clan que tenía un don para esas cosas. Como cualquier miembro de nuestro clan me dirigí al frente suyo para poder tenerla de frente a pocos metros saludándola cordialmente.

—Eres mi hijo... sabes que no tienes que hacer eso —Me dijo en respuesta a mi acciones que por lo general eran muy cordiales aun que se tratase de mi madre.

—Me han dicho que querías hablar conmigo madre —Le dije queriendo ir al grano, me sentía un poco extraño al estar tan lejos de Guillermo, me sentía un poco desesperado por verlo de nuevo.

—¿Dónde has estado toda esta mañana? —Me preguntó sin más mi madre, mirando seriamente esperando mi respuesta.

—Yo... me eh despertado muy tarde, porque me encontraba muy cansado —Nunca había mentido mejor en mi vida, aunque en realidad era cierto, solo que omití muchas otras cosas.

—Qué extraño... ayer no te veías tan cansado —Mi madre me miraba fijamente, esperando que en cualquier momento cometiera un fallo y dijera lo que en verdad sucedió.

Mi mente dio vueltas por unos segundos, tenía que decir algo y rápido.

—Yo... salí de La Hoguera... para ejercitarme —Sabía que si decía esto mi madre se enojaría, ya que no tenía permitido salir de La Hoguera, pero por lo menos la distraería de todo lo demás.

Me miro enojada, se levantó de su silla dirigiéndose a mí, se paró muy cerca y me dio una bofetada fuerte en mi mejilla.

—¡Sabes que no tienes permitido salir de La Hoguera! —Gritó bastante fuerte, la cara se le torno un tanto roja de lo molesta que estaba. —Y más ahora que podríamos tener vampiros merodeando la zona.

Por un lado estaba feliz de que me haya creído la mentira, pero por el otro no solo me dolía mucho su bofetada, sino que también estaba molesto por sus estúpidas reglas de tenerme encerrado como si fuera otro prisionero.

—¡Deberías dejar de tratarme como si fuera un niño! ¡¿Cuándo entenderás que ya no soy ese pequeño niño que tenías que proteger a cada momento?! ¡Estoy cansado de estar encerrado aquí por tus estúpidas paranoias! —Grité sin pensarlo, en el momento en que lo dije me sentí mal por decirlo, no me arrepentía porque era lo que pensaba y se lo había querido decir desde hace mucho tiempo, pero no de esta manera.

Mi madre me miraba impactada, nunca antes le había hablado de esta forma. Siempre había sido respetuoso y había aceptado cada cosa o mandato de su parte. No era una mala madre, pero sus paranoias habían provocado una inconformidad en mi vida, yo no era feliz.

No quería seguir teniendo esta incomoda conversación con ella, quería irme lo más rápido de ahí. Di media vuelta en dirección a la salida y di unos pasos, pero la voz de mi madre detuvo mis andanzas.

—Espera... ¿Cuándo planeabas decirme que el vampiro te mordió?... —Preguntó mi madre cambiando de tema tomando un tono acusador. —Te dije claramente que no estuvieras más tiempo de lo necesario con él.

Gruñí para mis adentros, seguramente Frank le había contado lo sucedido, lo maldije en mi mente por no guardar silencio. Volteé mi cuello para mirarla fijamente.

—Si... pero aun así no podría estar mejor -Sabía que mi madre lo tomaría como un ataque a que estaba siendo exagerada, pero para mí eso tenía otro significado, el cual quería mantener en secreto.

Salí rápidamente del lugar, dejando a mi madre con cualquier otro reclamo que tuviera que hacerme. Sabía que las cosas se habían salido de control, nunca antes había reaccionado de esa manera, sobre todo el desobedecer a las órdenes de Rebecca, la que sobre todo era nuestra líder. Algo definitivamente extraño estaba pasándome desde ayer que conocí a Guillermo, era una tormenta de emociones imparable.

Me fui a mi lugar "especial" para tranquilizarme, en realidad no era donde quería estar, pero con todos los de mi manada despiertos y atentos a que no haya intrusos en las cercanías era imposible acercarme a él sin ser descubierto por alguien o levantar sospechas. Suspiré para mí mismo por la imposibilidad de tenerlo cerca como me gustaría.

Al cabo de unas horas otra presencia se acercó al lugar, no era necesario que volteara a verlo, sabía que era uno de los nuestros y muy posiblemente un amigo que me podría ayudar en este momento.

—Haz estado perdido todo el día eh —Dijo mi buen amigo Mangel, sentándose a un lado.

—Bueno... la verdad es que ha sido un largo día —Le contesté con una pequeña sonrisa.

Mangel era uno de mis mejores amigos desde que era un niño, siempre me apoyaba y sabía cuándo me encontraba bien y cuando mal.

—Creo que ha estado mucho tiempo aquí últimamente —Era cierto, gran parte de mi semana me la había pasado en este lugar, más ahora que me estaba muy confundido. —¿Haz comido algo?

Es verdad... no había comida nada desde hace mucho tiempo, justo ayer habían traído la comida de La Cacería pero no había tomado ni un solo bocado.

—No, la verdad es que no —Le contesté a Mangel, no quería hacer que se preocupara pero tampoco quería mentir.

—Mira... te he traído un poco de carne —Me paso un gran trozo de carne, el cual acepté enseguida. La llevé a mi boca pero al comerla no me supo tan buena como otras veces, el sabor que tenía mi boca, era el de Guillermo, se había quedado en mí, pero ahora que comía la carne ya no sentía ese sabor bueno que la caracterizaba, provocando no poder degustar tanto la carne, extrañando la de Guillermo. Deje de comerlo, regresándole el resto de carne a Mangel sin voltearlo a ver. El me miró preocupado.

—Tienes que comer Samuel... Si no lo haces yo tampoco comeré hasta que tú lo hagas —Mangel se preocupaba demasiado por mí, era lo que menos quería en ese momento, que alguien estuviera encima de mi preocupado.

Me lleve de nuevo la carne a mi boca, comiéndolo poco a poco sin muchas ganas, los dos permanecimos en silencio, él sabía que algo no andaba bien, pero estaba esperando que yo hablara primero. Decidí romper el silencio con una pregunta.

—¿Alguna vez... has sentido que no puedes vivir sin una persona? —Le pregunté de forma seria a Mangel sin voltearlo a ver.

El me miró desconcertado, porque no entendía a lo que me refería, pensó por unos momentos para luego mirarme.

—No exactamente... pero sé que no podría sobrevivir sin la manada —Me contestó con una sonrisa.

Ahora me sentía la oveja negra más grande que jamás haya existido, suspiré y baje la mirada. Sería tan fácil si también podría decir lo mismo, pero ahora lo único que rondaba por mi cabeza era Guillermo. Mangel se levantó cuando vio que termine mi último pedazo de carne.

—Eh hora de dormir, mañana eh día de cacería... ¡tengo que descansar! —Se fue rápidamente bajando las rocas.

Esa era mi señal, ahora todos estarían descansando en sus respectivos lugares, era mi oportunidad para ir a ver a Guillermo, a pesar de todo lo malo que conllevaba el hecho de querer estar con él, me hacía mucho más feliz el saber que tenía esta oportunidad para visitarlo.

Me escabullí por otra entrada bastante apartada de La Hoguera, una por donde casi no pasaba la manada, hasta llegar a la parte de las mazmorras, donde se encontraba la hermosa criatura que me tenía cautivado.

Aun no llegaba a su celda cuando el hizo saber que se había percatado de mi presencia, se paró y se pegó a la pared del fondo. No quería que me tuviera miedo, al contrario.

—No tengas miedo... no podría hacerte daño —Le dije acercando mi cuerpo a las rejas que nos separaban por unos metros.

—No te tengo miedo... —Me contestó con voz firme.

—Entonces... ¿por qué no te acercas a mi? —Le pregunté provocativo.

Guardo silencio, luego dio unos pasos en frente quedando a un metro de distancia de mi, pero siendo separados aun por la rejas.

—Porque podría lastimarte... —Dijo mirándome con cara seria.

No sabía cómo reaccionar a su respuesta, yo me encontraba en un estado más o menos bueno, había comido, pero no podía ignorar el hecho de que él se había alimentado de mi, lo que significaba que yo podría estar débil por la falta de sangre y el fuerte por haberse alimentado. Aun así no podía dejar de ser cautivado por su belleza, ahora que se encontraba completamente recuperado se veía más hermoso que nunca. Fue entonces que se me vino una pregunta a la mente, si él ya estaba por completo recuperado no se le hubiera hecho un gran problema el salir de su celda y escapar.

—¿Por qué no has escapado? —Le pregunté queriendo cambiar de tema.

—Porque... con tantos de ustedes por todas partes no hubiera podido —Dijo con la mirada hacia abajo, y ahí estaba, no era mi imaginación, estaba sonrojado.

Era claro para mí que eso no era del todo cierto, por muchos que fuéramos él pudo haberse escapado de miles de formas ya estando recuperado. Sabía que me estaba mintiendo. Una amplia sonrisa se coló a mi rostro, seguro que me miraba como un gilipollas. Guillermo bufó por mis acciones, de alguna forma sabía que lo había pillado en la mentira, se dio media vuelta y se volvió a arrinconar para que no lo viera con tanta claridad. No quería que se alejara, quería estar más cerca de él.

—¿Puedo... puedo pasar la noche contigo? —Le pregunté un tanto dudoso a Guillermo, simplemente lo pregunte sin pensarlo, pero de alguna forma ya me había acostumbrado a que su presencia me hiciera hacer cosas que no controlaba.

Notas finales:

Que les parecioooo? 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).