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Luna Azul por Rei Moon

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Notas del fanfic:

Aclaro que los personajes de One Piece son propiedad de Eiichiro Oda sensei, yo sólo los he tomado prestados para esta historia ;)

 

*Esta historia se ubica en el mismo universo que Luna de Sangre y es posible leerlo sin tener que leer el anterior, aunque menciono la pareja anterior KidxLaw y sus hijos*

Notas del capitulo:

****IMPORTANTE****

1. Son 6 capítulos los que están contemplados, a menos que me de la loquera y edite alguno terminarán siendo 7

2. Como aclare antes no es necesario leer Luna de Sangre para comprenderlo, sin embargo si así lo desean pueden hacerlo aquí
https://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=196535

3. Estaré haciendo algunas notas al final de los capítulos cuando considere que haga falta, como por ejemplo el nombre de los hijos de Kid y Law

4. Esta historia es más larga que Luna de Sangre ya que he incluido una historia mucho más profunda a Ace y posiblemente considere una continuación a ésta, me gustaría leer sus reviews opinando al respecto ;)

 

¡Gracias!

Ace es un hombre lobo, cuando era pequeño fue alejado de sus padres por un hechicero, su padre al igual que él es mitad lobo, su madre es una demonio, tenía 6 años cuando se encontraba jugando con uno de sus hermanos pequeños, estaban fuera de su casa en el campo, Ace había visto una ardilla y al perseguirla se había alejado mucho de su casa, su hermano había ido tras él, cuando su hermano gritó pidiendo ayuda no dudó en ir corriendo, un hombre obeso de cabello negro, vestido con una gran gabardina del mismo color y con muchos anillos y collares que parecían ser de oro, tenía a su pequeño hermano sujetado por el lomo, el hombre intentaba colocarle un collar al pequeño, Ace se transformó en lobo y fue a auxiliar a su hermanito, el hombre al verlo soltó al pequeño, éste había salido disparado hacia su casa pero Ace no se había detenido en su ataque, el hombre lo había esquivado con sorprendente facilidad y el pequeño Ace había acabado en el suelo con el collar apretándole el cuello, apenas y podía respirar, el hombre se reía con ganas

− Venía por un cachorro pero tú serás mucho más útil, ¡camina!

A la orden de aquel hombre Ace se incorporó y comenzó a caminar detrás de él, intentaba resistirse pero el collar alrededor de su cuello no se lo permitía, sentía mucho dolor en su cuerpo y éste no le respondía, el hombre abrió la puerta trasera de un auto viejo, Ace subió en él, le colocó un bozal y luego sacó un frasco, vació su contenido en él para después cerrar la puerta y encender su auto, a Ace le ardía aquella poción en su pelaje, podía ver su hogar a lo lejos, pudo escuchar el aullido desesperado de su padre, él no podía contestarle debido al bozal, lloraba mientras veía cómo el lugar en el que había crecido se alejaba cada vez más.

Habían pasado 14 años desde aquel entonces, Ace era todo un adulto, el hombre que le había separado de su familia era un hechicero, aquel hombre conocido como Kurohige era la peor clase de hechicero que se podía uno encontrar, prometía ayudar a todo aquel que se le acercaba pero acaba engañándolos y robándoles e incluso  llegaba a quitarles la vida y encima era uno de los más grandes traficantes de dones mágicos entre especies, Ace era el sirviente de éste hombre, él y una hada eran sus esclavos, les había robado cuando aún eran niños y les había educado para obedecerle, o más bien, había hechizado unos objetos que al colocárselos los obligaba a hacer lo que les pidiera, sin embargo tanto el hada como él nunca hacían las cosas que les pedía de buena gana, en muchas ocasiones terminaban castigados debido a su desobediencia pero igual seguían negándose a cooperar, Ace poseía un collar el cual le nublaba los sentidos si desobedecía una orden, él ni siquiera se enteraba de qué acción estaba realizando cuando aquello sucedía, lo mismo pasaba con el hada, pero ésta tenía una corona en la cabeza, a pesar de la mala vida que llevaban tanto Ace como el hada de nombre Nami permanecían unidos, de vez en cuando podían permitirse sentirse felices por alguna buena acción que hubiesen hecho.

Ace era un muchacho muy bien parecido, tenía un cuerpo con una musculatura decente, su piel casi morena quemada por el sol, su cabello negro azabache, sus ojos igualmente negros, su rostro estaba adornado por unas pecas que le daban cierto aire de inocencia, poseía una sonrisa encantadora, aunque ésta sólo la habían podido ver su familia y el hada hacía muchos años antes, ahora su rostro permanecía sin expresión, incluso sus ojos se mostraban apagados, en su forma de lobo el pelo que tenía en el pecho, el hocico y parte de los ojos era de color blanco mientras que el resto era negro, más que un lobo podía ser confundido con algún perro, como lobo tampoco era muy grande, Ace recordaba a su padre y pensaba que quizás los poderes del hechicero de alguna manera también controlaban su forma.

Ace y Nami eran obligados a secuestrar pequeños, que debían ser demonios o elfos, aunque tenían órdenes de que si llegaban a encontrar a algún pequeño vampiro fuera llevado de inmediato a él, tanto Ace como Nami fallaban en aquello a propósito muchas veces, aunque cuando desafortunadamente lo lograban aquellos niños lo pasaban muy mal, el hechicero chantajeaba a los padres para quitarles sus dones o si lo elegía, se los quitaba a los mismos niños, en el caso de los demonios les pedía sus ojos, éstos podían ser usados para ver el futuro, como trofeos, como amuletos o incluso como tributos en alguna invocación, eran muy valiosos en el arte de la magia y Kurohige comerciaba con éstos, en el caso de los elfos su sangre era lo que pedía, la sangre de los elfos puede usarse para hacer pociones o elixires muy raros o prohibidos, debido a aquello Kurohige era conocido como “el obscuro”, todo lo que estaba moralmente prohibido, él podía hacerlo, tanto Ace como Nami no podían hacer nada más que verlo cómo jugaba con las vidas de otros, a pesar de eso el pecoso de vez en cuando podía ayudar a alguna de sus víctimas y no dudaba en hacerlo, aunque aquello le supusiera un terrible castigo después, sabía que los elfos tenían el don de la clarividencia y que en muchas ocasiones si él dejaba alguna prenda del niño que robaba, sus padres le encontrarían, por otro lado los demonios eran sumamente recelosos de sus hijos, mantenían una conexión con sus pequeños hasta que éstos entraban en la pubertad, si los pequeños corrían peligro, lo primero que hacían era pensar en sus padres, éstos acudían de inmediato al llamado, así que Ace siempre les asustaba diciéndoles que aquel hombre los asesinaría, de esa forma Kurohige había tenido que salir corriendo en muchas ocasiones dejando todo atrás, ya que tanto los elfos como los demonios, si bien solos eran una amenaza, en grupo eran sumamente peligrosos y así poco a poco Ace había conseguido que Kurohige tuviera cada vez menos oportunidades de capturar a un pequeño pero de alguna u otra forma se las arreglaba para tener a alguno al menos una vez al mes.

En ésta ocasión se encontraban en las afueras de  una gran ciudad, Kurohige estaba tras el rastro de un vampiro, según su aliado Burgess, un hombre enorme con una máscara, el vampiro tenía crías y era probable que al menos uno fuera vampiro, sin embargo era difícil que pudiera acercarse a alguno ya que el otro padre de los niños era un demonio fuera de lo común, supuestamente una nueva clase, Burgess había estado siguiendo por años a aquel vampiro, en muchas ocasiones había mandado a sus hombres para matarle, la cabeza de un vampiro era uno de los ingredientes para hacer el elixir más poderoso jamás inventado, el elixir de la vida eterna, la cabeza de un vampiro era lo único que le faltaba a Kurohige para completarla, sin embargo esta especie era sumamente difícil de atrapar o de asesinar, sin embargo al igual que todas las especies son indefensos cuando son niños, había ido en cuanto Burgess le informó que podría obtener a un vampiro, ahora planeaban robar a los pequeños, fuesen vampiros o demonios, si el padre demonio era una nueva clase, Kurohige quería los ojos de éstos, Ace había sido enviado para robarlos, pero por fortuna no había tenido ninguna oportunidad, ambos padres se encontraban cuidando siempre de los pequeños y cuando alguno llegaba a faltar una chica lobo los cuidaba, impidiendo que el pecoso pudiera acercarse sin que le detectaran, luego fue el turno de Nami, ella no llamaría la atención del vampiro o de la chica lobo sin embargo en cuanto estuvo cerca del padre demonio que llevaba a los dos niños más grandes éste había usado su poder para alejarla, las hadas no iban nada bien con los demonios, además había comprobado que los dos niños eran demonios cuando éstos habían reaccionado al poder de su padre, sin embargo el bebé permanecía el mayor tiempo en casa, haciéndoles imposible identificar si era un vampiro o un demonio, Burgess se había atrevido a decir que quizás al ser una nueva clase de demonio su sangre sería más poderosa que la de un vampiro, Kurohige quería los ojos de los pequeños, estuvo mucho tiempo intentándolo sin ningún éxito, cansado de no obtener ningún resultado había mandado a Ace y a Nami por otro niño, fuera demonio o elfo, para mala suerte de Ace un pequeño demonio de ojos azules y cabello rubio se encontraba jugando solo en un jardín de una enorme casa, el niño intentaba echar a volar una comenta, hacía mucho viento, las hojas secas revoloteaban en la corriente de aire, el pecoso buscó a algún familiar del niño cerca, en la casa podía oler a al menos 5 demonios, sin embargo no parecían estar lo suficientemente cerca, Ace quiso alejarse pero su collar comenzó a brillar mostrando una luz verde, sabía que si no lo hacía, el hechizo en su collar lo haría perder la consciencia y hacerlo contra su voluntad, era mejor que él lo hiciera y que intentara ayudar al pequeño, se transformó en lobo y entró a través de la reja, se sentó cerca del niño, éste se le acercó para verlo

− ¿Estás perdido?

El pecoso permaneció quieto

− ¿Tienes hambre?

El niño tenía unos ojos azules como el mar, tenía su cabello recogido en una especie de coleta, con las puntas recogidas en la parte de arriba, su peinado le recordó al pecoso una piña, el niño tendría unos 5 o 6 años, como todo niño su curiosidad era mucha, Ace se dejó caer fingiendo que se quejaba, el pequeño se acercó hasta llegar a su lado

− ¿Te duele algo?

Ace levantó una de sus patas y caminó con ésta pata levantada hasta salir de la reja, el pequeño le seguía de cerca

− ¡Espera!, déjame ver tu pata, ¡puedo ayudarte!

Una vez el pecoso lo alejó lo suficiente de su casa se transformó, pero el niño aún parecía preocupado

− ¿Qué tiene tu mano?

− Nada niño, sólo estoy haciendo mi trabajo, lo siento

El pequeño parecía confundido, Ace sacó de una bolsa de tela un poco de polvo, lo arrojó al niño y éste se quedó quieto, el pecoso levantó al pequeño como si éste se hubiera quedado dormido sobre su hombro, mientras caminaba le hablaba al niño

− Será mejor que llames a tus padres, mi maestro es un hombre terrible, te hará daño, así que si no quieres sufrir será mejor que les llames ahora

El pecoso podía sentir las lágrimas del pequeño caer en su hombro, por lo general eso era suficiente para que los niños les llamaran a sus padres, cuando llegó a la guarida de Kurohige, éste se encontraba de pésimo humor, castigaba a Nami por no haber llevado ningún niño, al ver a Ace llegar pareció tranquilizarse

− ¡Vaya!, al menos alguien aquí hace su trabajo, ¿qué me trae mi mascota preferida?

El pecoso odiaba que ese hombre lo llamara su mascota pero él jamás le había dicho su nombre, así que Kurohige le llamaba mascota o simplemente lobo

− Es un demonio de clase alta

El hechicero se echaba a reír

− ¡Pero si justo necesitaba uno!, buen trabajo mascota

Kurohige salió de la habitación en la que estaban, metió al pequeño en una jaula especial que usaban para demonios

− Ace…

Nami le llamaba muy bajo, la voz le temblaba

− Descuida, ya le dije que llame a sus padres

El niño podía ver las alas rotas del hada, ésta se encontraba débil y había un líquido azul regado a su alrededor, el pequeño seguía llorando, el hombre que se lo había llevado era alguien con buen corazón, él podía sentirlo, lloraba al sentir el dolor que provenía tanto del hada como del lobo, cuando le había dicho que llamara a sus padres había escuchado el aura del lobo llorar de tristeza, sabía que su padre iría al darse cuenta que él había llorado, siempre que pasaba su padre salía corriendo de su trabajo para ir a verle, había heredado aquella extraña habilidad de su abuelo y su padre siempre estaba preocupado por él, cualquier sentimiento de tristeza le afectaba pero sólo cuando alguien que tenía mucho dolor en su corazón se le acercaba él lloraba desconsoladamente y tanto su abuelo como su padre solían acudir inmediatamente para consolarle, ahora se encontraba llorando, su pecho le dolía al ver a aquel lobo y a esa pobre hada, siendo víctimas de ese cruel hechicero, unos minutos pasaron cuando el hombre malo regresó, pudo sentir el miedo de los que tenía enfrente suyo y él también sintió miedo.

− Muy bien niño, ahora vas a decirme quiénes son tus padres y si son poderosos, ¿entendiste?

El niño sólo atinaba a temblar, Kurohige se acercó hasta la jaula para quedar frente al pequeño

− ¿Y bien?, ¿quiénes son tus padres?

− Sólo tengo un papá, el otro murió

Kurohige chasqueó la lengua, eso reducía la posibilidad de que el padre que estaba vivo fuera alguien fuerte, señaló hacia donde se encontraban Ace y Nami

− ¿Puedes ver a esos dos de allí verdad?, ¿sabes qué son?

El pequeño asintió

− Un lobo y un hada

El hechicero sonrió satisfecho, los ojos del niño estaban completamente desarrollados, se levantó y  tronó sus dedos haciendo que la corona y el collar brillaran

− Preparen al niño, voy a quedarme con su ojos y más les vale que lo hagan adecuadamente esta vez, si vuelven a dejar que escape como el anterior los dejaré un mes sin comer

Ace y Nami se levantaron de su lugar como si les hubieran jalado, el hechicero salió nuevamente del lugar, Ace juntaba varios instrumentos en una charola

− ¿Qué esperas niño?, ¡llama a tu padre ahora o te va a matar!

Nami dejaba escapar gruesas lágrimas mientras vaciaba el líquido de varios frascos en un bote de cristal, el pequeño estaba aterrorizado, dentro de su mente pedía ayuda a gritos a su padre.

Mientras tanto un hombre rubio se encontraba histérico buscando a su pequeño, lo había dejado en casa pensando que estaría a salvo y en cuanto había escuchado llorar al pequeño había salido corriendo del hospital en el que trabajaba para ir a verlo, cuando llegó a su casa su padre estaba furioso regañando a dos de sus hermanos porque no encontraban al pequeño, éste seguía llorando, podía escucharle, subió a su auto, sus hermanos y su padre salieron tras de él, conducía siguiendo el llanto de su pequeño, se encontraba a unos pocos kilómetros de su casa, cuando lo sintió, su hijo sentía miedo, le pedía ayuda, estaba aterrorizado, pisó el acelerador a fondo, podía sentir a su hijo cerca.

El hechicero usó sus poderes para someter al pequeño demonio sin tocarlo, éste luchaba por soltarse, se encontraba encadenado a una mesa, Ace y Nami parecían desesperados, el hada miraba insistentemente la puerta, cuando Kurohige se acercó al pequeño dispuesto a inmovilizarlo como Ace había hecho antes, éste comenzó a luchar por quitarse su collar, el hechicero puso mala cara y le acomodó un buen golpe en la cara

− ¿Cuántas veces te he dicho que te comportes como buena mascota?

El pecoso estaba en el suelo pero seguía luchando por arrancarse el collar, Kurohige fue hasta él y lo pateó en el suelo hasta que se cansó, a Ace había comenzado a salirle sangre por la boca pero llevó nuevamente sus manos al collar y tiró de él, el hechicero tomó un bastón que usaba de vez en cuando y golpeó al pecoso en la cabeza hasta asegurarse de dejarlo inconsciente, luego de aquello Nami entendió que era su turno, tenía una mano cerca de su cabeza, el hechicero había volteado a verla con una mirada asesina

− Ni se te ocurra insecto

Un estruendo se escuchó fuera, la puerta de la habitación se había hecho añicos, un hombre rubio con peinado mohicano y unos ojos azules que podían helarte la sangre, se encontraba al pie de dicha puerta, el pequeño lloraba de alegría

− ¡Papá!

El demonio rubio pudo ver al hechicero, éste parecía confiado, planeaba escapar igual que siempre, sólo debía chasquear los dedos, la corona del hada comenzó a brillar, una luz verde salía de ésta

− Insecto, ocúpate del demonio

El hada fue impulsada por la corona hasta colocarse frente al hechicero, ella lloraba de angustia pero igualmente estaba como escudo frente al demonio, éste utilizó una voz gruesa que prometía muerte

− ¡Quítate de en medio hada!

Nami seguía llorando

− ¡No puedo!

El demonio sacó sus garras, el hada estaba en medio y él iba a quitarla, un rugido detuvo al rubio, el hechicero aprovechó para tomar una esfera de cristal y la arrojó a sus pies un humo se dejó ver y enseguida el hechicero desapareció, la corona del hada dejó de brillar y al fin pudo quitarse del camino del demonio¸ fue hasta donde se encontraba  un inconsciente Ace, el abuelo del pequeño entraba por la derrumbada puerta

− ¿Qué planeabas mostrarle a tu hijo Marco?, ¿Acaso no venías aquí para salvarlo?

El enorme hombre, rompió las cadenas que ataban al niño con sus manos, el pequeño saltó a los brazos de ese hombre con un gran bigote color blanco

− ¡Abuelo!

− ¿Estás bien Loki?

El niño asintió, el padre del pequeño seguía mirando al hada que se encontraba en un rincón llorando, sólo cuando su hijo le hablo se alejó de ella

− ¿Papá?

El demonio rubio se acercó a su padre y a su hijo

− Lo siento Loki, no debí dejarte solo

El pequeño se arrojó a los brazos de su padre

− El lobo me ayudó, él me salvó y el hada también, si no fuera por ellos, no habría podido llamarte

El demonio miró al hada detrás de él llorando sobre el cuerpo de un muchacho que no había visto antes, su padre le dio un golpecito en su hombro y se acercó hasta donde aquellos se encontraban

− ¿Ayudaste a mi nieto pequeña?

La chica negó aun llorando

− No, fue nuestra culpa, es nuestro trabajo, deben matarnos antes que regrese

La chica se arrodilló frente al anciano suplicándole, el rubio que tenía al pequeño en brazos salió del lugar, el niño hizo ademán de querer bajarse pero su padre no le dejó, el abuelo del niño se quedó dentro de aquella habitación con el hada y el lobo.

− ¿Cuál es tu nombre pequeña?

− Nami

El anciano sonrió, el hada parecía consternada, nunca había conocido a un demonio que le sonriera

− Muy bien Nami, ¿por qué no me explicas qué les ha hecho ese hechicero?

− No puedo

El hada señaló la corona en su cabeza, el hombre asintió y le tendió la mano a la chica

− Sé de alguien que puede ayudarlos

El hada dudó mucho en tomar la mano de aquel hombre pero al final lo hizo, éste le ayudó a ponerse de pie, cargó al lobo en su hombro y salieron de ese lugar, ese hombre se llama Edward Newgate, es dueño de un reconocido hospital que atiende a todas las especies por igual, es el primer demonio que ha enseñado a sus hijos a convivir con cualquier especie, sea cual sea, sin inculcarles aquello de las diferencias, el mayor de sus hijos, Marco, es el que cumple más fielmente aquella enseñanza, conviviendo con todas las especies como médico en el hospital de su padre, hace muchos años estuvo casado con un demonio de clase baja, su pareja se había embarazado mucho antes de llegar a ser adulto, Marco era muchos años más grande que él, sin embargo siempre le había cuidado pero en una ocasión que Marco había llegado a casa contándoles sobre un par de semi demonios que habían nacido gracias a él, su pareja parecía obsesionado con tener hijos, aseguraba que ellos también podían tener semi demonios, sin embargo el rubio se había cansado de explicarle que aquello se debía a la condición de uno de su padres que era precisamente un semi demonio y que no era posible para ellos como mestizos tener descendencia que fuera de sangre más pura, sin embargo su pareja estaba empeñada en demostrar lo contrario, Marco había sido engañado por su pareja y una noche había caído borracho por su culpa, solo esa noche había bastado para que el otro quedara preñado, el rubio buscó por todos los medios ayudar a su pareja para que no muriera, incluso se había acercado con un par de hechiceros y una bruja, pero ninguno había podido ayudarle, su pareja había muerto cuando su hijo nació, no sin antes pedirle que lo perdonara por ser tan obstinado, Marco se había prometido cuidar a su hijo con su vida y no dejar que le pasara nada malo, Loki con sus 6 años recién cumplidos era mucho más maduro que cualquier niño de su edad, le encantaba hacer amigos a donde quiera que fuera, aunque su padre era muy sobreprotector con él, le encantaba divertirse con sus amigos, algunas veces terminaba recibiendo un regaño por desobedecer pero siempre valía la pena.

El señor Newgate llevó a Nami y a Ace con un conocido suyo, el hombre era un brujo y era especialista en deshacer magia negra y embrujos, el hada pudo ver las buenas intenciones de aquel hombre, dejó que el brujo le revisara la corona que tenía en la cabeza

− ¡Vaya!, tiene un hechizo muy poderoso, esto seguramente será obra del obscuro

La chica asintió, el hombre de cabello canoso se puso pensativo un momento

− ¿Por qué están rotas tus alas?

− Mi maestro las rompió para evitar que volara

El señor Newgate arrugó la frente, aquello era muy cruel

− ¿Así que no tiene nada que ver con la corona?

− ¡No!

− ¿Qué hay del lobo?, ¿también le hizo algo además de ponerle el collar?

− No estoy segura, cuando yo llegué él ya vivía con el maestro

El brujo meditó un poco, luego le habló al demonio

− Parece que será un poco difícil quitarles esas cosas viejo amigo

− Haz lo que tengas que hacer, salvaron la vida de mi nieto, lo menos que puedo hacer es devolverles su libertad

El brujo asintió, comenzó colocando en un caldero dos piedras corrientes, luego fue vaciando algunas pociones mientras leía algunos conjuros, cuando estaba en aquello Ace despertaba, le dolía la cabeza, recordaba que el hechicero lo había golpeado, al ser mitad lobo podía sanar sus heridas aunque no muy rápido, se dio cuenta que se encontraba en un lugar totalmente desconocido, pensó que habrían vuelto a escapar, eso significaba que había podido salvar al niño, Nami se le acercó, le explico a grandes rasgos lo que había sucedido, éste al enterarse que Kurohige había escapado solo, se había exaltado

− Hará que volvamos igual que siempre, ¿por qué no nos mataron?

La chica le explico que ella había pedido que los asesinaran pero que el anciano detrás de ellos le había dicho que los ayudaría, el pecoso lucía exhausto se echó en el suelo en su forma de lobo, Nami fue a recargarse sobre él, durmieron por algunas horas, Ace despertó al escuchar el sonido de algo metálico caer, abrió los ojos para darse cuenta que la corona del hada se encontraba en el suelo, ésta se incorporaba totalmente sorprendida, tocaba su cabeza para asegurarse de que realmente ya no llevaba aquel artefacto, el pecoso volvió a su forma humana, él mismo toco la cabeza de la chica para comprobar que no era un sueño, luego la chica le señaló su cuello, éste buscó el collar pero al igual que la corona, no se encontraba en su lugar, miró hacia abajo, el collar descansaba en el suelo junto con la corona de su compañera, se dejó caer al suelo, no podía creer lo que había sucedido, el demonio realmente les había liberado, el pecoso se sentía aliviado, el hombre les veía con unas lágrimas en el rostro, su habilidad mucho más desarrollada que la de su nieto le permitía sentir empatía con cualquier emoción, podía compartir la alegría del hada y del lobo que pese a que no mostraba más que sorpresa, era el más feliz en esos momentos

− No fue fácil pero lo he logrado

− Gracias Rayleigh, esta vez te debo un gran favor

− No ha sido nada, me alegra haber superado a ese estúpido hechicero al fin

El demonio le sonreía al brujo, éste se sobaba la espalda habían sido varias horas de intenso trabajo, el hada recogió una de sus lágrimas y se la obsequió al brujo, éste tomó aquella gota cristalizada, la cual se volvió agua en su mano y desapareció, luego de aquello el brujo se dio cuenta que no sentía ni dolor ni fatiga, su malestar se había desvanecido

− Muy efectivo niña, sin duda una gran habilidad, ¿cuál es tu nombre?

− Nami, señor

La chica finalmente sonreía, el brujo le devolvió la sonrisa

− ¿Sabes Nami?, cuando gustes serás bienvenida en mi casa, puedo mostrarte muchas cosas, tienes talento como sanadora

El hada parecía que rompería a llorar nuevamente

− Es la oferta más amable que me han hecho en mi vida

El brujo asintió

− Realmente no tienes dónde quedarte ¿verdad?, ¿por qué no te quedas aquí?, a mi esposa no le molestará que tengamos una invitada

El hada asintió entusiasmada, Ace se permitió una ligera curva en los labios, su amiga estaría bien, éste se puso de pie e hizo una reverencia ante el brujo

− Muchísimas gracias, no tengo forma de pagar lo que ha hecho por mí

El brujo hizo un ademán restándole importancia

− ¡Qué va!, no hay nadie que merezca ese trato, además no es a mí a quién tienes que agradecer, si no al viejo Newgate

Ace se enderezó y asintió, luego de eso repitió lo mismo para el demonio

− Estoy pagando una deuda, salvaron la vida de mi nieto y por eso les estaré eternamente agradecido

El pecoso miró hacia abajo, sentía un pinchazo de culpa en su corazón

− En realidad…

El hombre puso su mano en la cabeza de Ace

− Tu amiga me lo dijo, pero aquello no fue su culpa, estaban siendo obligados a hacerlo, lo que has hecho por voluntad propia es lo que cuenta

Ace sentía ganas de llorar, sin embargo tantos años aguantando sus emociones le impedían mostrar lo agradecido que se encontraba con aquel demonio

− Realmente no tengo cómo pagarle, pero haré lo que usted me pida a cambio

El anciano lo miró divertido, soltó una estruendosa risa y volvió a alborotarle los cabellos

− ¡Sé libre muchacho!

Luego de aquello el demonio se marchó despidiéndose de su amigo, Ace también se despidió del brujo y del hada, prometiéndole volver a verla, el pecoso era libre, por primera vez podía hacer lo que quería, pensó en volver con su familia pero se dio cuenta que en realidad no sabía dónde encontrarlos, no conocía el nombre del lugar en el que vivía, habían pasado tantos años, que lo había olvidado, ni siquiera podía recordar los rostros de sus padres, aquello le cayó como un balde de agua fría, nunca había pensado que podía escapar y debido a eso jamás había tenido un plan en caso de que aquello llegase a ocurrir, había recorrido tantos lugares con el hechicero que no estaba seguro de por donde debía empezar, eso le destruyó el ánimo, fue a buscar un lugar en el cual dormir esa noche, la forma de lobo sería lo mejor para no pasar frío, entró en un parque y se metió entre unos arbustos, Ace soñaba con su familia, les extrañaba pero su recuerdo se había ido desvaneciendo poco a poco.

En la mansión Newgate, el pequeño Loki lloraba desconsoladamente en los brazos de su abuelo que acababa de llegar solo, el niño había estado todo el tiempo preguntándole a su padre por el lobo que le había ayudado, había escuchado al hada llamarle por su nombre, así que cuando su abuelo había llegado, el pequeño había corrido a encontrarle preguntándole por el lobo de nombre Ace, cuando éste le había dicho que se había ido, Loki había echado a llorar, ni su padre ni su abuelo podían calmarle, su padre podía sentir la tristeza del pequeño

− Loki… se supone que deberías estar feliz, padre ayudó al lobo, él volverá con su familia

− ¡No!, yo quiero ver a Ace, no puede irse sin despedirse, abuelo ¡dile que venga!

− Pero Loki, no puedo hacer eso, no sé dónde está

El niño volvía a romper en llanto, al final su padre le había prometido ir a buscarlo y sólo de esa manera el pequeño había parado de llorar, Marco no entendía por qué su hijo quería ver al lobo, Loki no era un niño caprichoso ni mucho menos, sabía que no era un berrinche de su pequeño, seguramente el pequeño se habría encariñado con el lobo cuando le ayudó y no quería que éste se marchara sin agradecerle, Loki podía ser un niño pero a veces actuaba como un adulto, Marco había ido hasta la casa del brujo para ver al hada

− Lamento molestarte pero necesito encontrar a tu amigo, es algo urgente, ¿sabrás dónde puedo encontrarlo?

La chica parecía confundida, pensó unos minutos antes de responderle

− Si se trata de Ace estará buscando un lugar donde pueda dormir tranquilo, no creo que haya ido muy lejos, siempre que se regenera termina agotado, le gustan los lugares amplios y con plantas, si hay algún parque cerca, seguramente podrás encontrarle ahí, sólo llámale por su nombre, él te escuchará

El rubio le agradeció y se despidió de ella, tal y como el hada le había dicho muy cerca de ahí había un pequeño parque, no habían muchos lugares donde un lobo se pudiera ocultar, se acercó a un montón de arbustos y pudo ver al lobo echado entre ellos, así que le llamo

− Ace

El lobo se incorporó

− ¿Quién eres?, ¿cómo sabes mi nombre?

El rubio iba a responderle, pero el lobo lo olfateó y tomó su forma humana

− Eres su padre…

Marco no había podido ver bien al lobo hasta ahora, antes porque éste se encontraba tirado inconsciente y con algunas cosas tiradas sobre él, ahora podía contemplarle claramente, la primera impresión del rubio fue la de pensar que era una lástima que teniendo un rostro tan hermoso tuviera una mirada tan fría y carente de emoción, por un momento se permitió sonreírle, el lobo permaneció serio

− ¿Qué buscas de mí?

El rubio no quitó la sonrisa de su rostro

− Por alguna razón mi hijo está empeñado en querer verte, me pidió que te buscará, dijo que no podías irte sin despedirte

Ace ni siquiera parpadeó, su expresión seguía siendo la misma

− Iré mañana a verlo, si es todo, volveré a dormir

El lobo le daba la espalda al rubio, se disponía a cambiar su forma nuevamente, Marco lo tomó por el brazo antes, Ace se giró a verlo con el ceño fruncido

− Creo que no me explique, verás… mi hijo está hecho un mar de llanto pensando que te has ido, la única manera de que deje de llorar es que vayas a verlo, así que no puedo dejarte dormir, al menos no hasta que me acompañes a verlo

El pecoso se soltó de su agarre, dejó escapar un suspiro y salió de los arbustos

− Te sigo

Para sorpresa del rubio el pecoso parecía estar dispuesto a acompañarlo sin tener que pelear, Marco caminó rumbo a su casa y Ace le seguía de cerca, antes de entrar el lobo pudo oler a más demonios de los que había olido antes, eran al menos 10, dentro de la casa las luces seguían encendidas, al pecoso le sorprendió entrar en la sala y ver a mucha gente sentada ahí, era evidente que les esperaban, el pequeño que había robado se encontraba en los brazos del anciano, cuando le vio entrar había saltado de su lugar, se había ido corriendo hasta donde ellos llegaban, ni siquiera se había detenido a saludar a su padre, había saltado encima suyo haciéndole perder el equilibrio, le recordaba a uno de sus hermanos pequeños cuando eran cachorros

− ¡Estás bien!, ¡Estás bien!, estaba muy preocupado, pensé que te había matado

El pequeño se restregaba en el pecho del pecoso, éste como pudo se puso de pie con el niño en sus brazos, su padre lo miraba confundido, el anciano estaba riendo, todos en la sala tenían la vista en el pequeño, Ace se alegraba de que el niño estuviera a salvo, había temido que el hechicero hubiese podido dañarlo antes de que su padre llegara, luego de unos minutos Loki al fin se calmó, el pecoso lo bajó hasta el suelo

− No seas tan confiado la próxima vez, hay mucha gente mala que parece buena

El niño hizo un puchero

− Pero tú no eres malo

− ¡Lo soy!

− ¡Que no!

− Por mi culpa casi mueres

− No fue tu culpa

El pecoso suspiró cansado

− Sé un chico bueno y obedece a tu papá, no te alejes de tu familia

El rostro de Ace parecía haberse relajado, incluso miraba enternecido al pequeño que discutía con él, Marco veía aquello sin poder creer que su hijo le hubiera hecho ir a buscar a ese chico sólo porque estaba preocupado por él, sus hermanos y su padre también veían un tanto incrédulos al pequeño, aunque su padre parecía más bien, divertido con ese asunto, Loki tomó al pecoso de su mano

− ¿Cómo te llamas?

− Ace

− Tu nombre completo

El  pecoso se quedó en blanco

− No lo recuerdo

− ¿No quieres decírmelo?

− Tenía tu edad cuando me separaron de mi familia, ya no puedo recordar ni el rostro, ni el nombre de mis padres, es una suerte que no haya olvidado mi nombre

El pequeño dejó escapar un sollozo, Ace no mostraba expresión alguna, su rostro se mantenía ajeno de emociones pero el niño podía sentir el dolor y la soledad que emanaban del pecoso, Marco se acercó hasta Loki

− ¿Qué pasa hijo?

− Duele…

El niño se enjugaba sus lágrimas, abrazó al pecoso, el anciano tenía una mano sobre su rostro, también podía sentir aquel dolor, Ace parecía ajeno a lo que sucedía a su alrededor, cargó al pequeño y lo dejó en brazos de su padre

− No confíes en extraños, no querrás olvidar el nombre de tu padre, ¿verdad?

Loki lloraba en el pecho de su padre, el pecoso le dio la espalda, levantó una mano a modo de disculpa

− Me retiro

El anciano que hasta entonces se había encontrado sentado en su sillón, se levantó y fue tras el pecoso

− Ace

El nombrado se giró a ver al anciano

− ¿Necesita algo más?

− Sí…

Ace regresó un par de pasos para acercarse, el anciano sonrió al ver al muchacho acercarse

− Necesito que te quedes un poco más

El pecoso parecía dudar

− ¿Qué tanto?

− El tiempo que te tome recordar dónde vives

Ace miró confundido al anciano

− No comprendo señor

− No irás a dejar a mi nieto llorando ¿verdad?, estará preocupado todo el tiempo por ti, si no recuerdas dónde vives, lo más lógico es que te quedes con nosotros, tarde o temprano lo recordarás y serás libre de irte, tampoco te estoy obligando a quedarte, eso es sólo si tú quieres

El pecoso miro hacia dónde el pequeño se encontraba en los brazos de su padre llorando, aquello le removió algo dentro, volvió a mirar al anciano

− Realmente no tengo a donde ir, espero no ser una molestia

Ace hizo una pequeña reverencia, el anciano no se cortó y le abrazó

− Bienvenido a la familia Ace

El pecoso sintió una sensación de calidez, hacía mucho tiempo que no sentía un abrazo de afecto.

Aquello fue el principio, Ace se quedó a vivir en la mansión Newgate, había hecho una fuerte amistad con el pequeño Loki, desde la perspectiva del niño el pecoso era como un hermano mayor, en cambio Marco comenzaba a creer que Ace parecía más una niñera que un hermano mayor, el señor Newgate por otro lado le parecía que el pecoso hacía mejor papel de padre que el mismo Marco, Ace veía a Loki como un cachorro, para él era alguien a quien debía proteger, se dejaba guiar por su instinto y siempre estaba al pendiente del pequeño, incluso los hermanos de Marco comenzaban a ver como algo normal que Ace supiera más cosas del niño que su padre, al rubio aquello no le molestaba, Loki era mucho más alegre que antes, ya no había vuelto a salir corriendo porque el pequeño se pusiera a llorar, el pecoso le había dicho de alguna forma de controlar aquel poder, ahora podía trabajar sin esa preocupación, Ace se encargaba de levantar a Loki por las mañanas, desayunaba con él antes de ir al colegio y él personalmente lo llevaba, también iba a recogerlo cuando salía y cuando volvían a casa le ayudaba con su tarea, jugaba con él y algunas veces salían a dar un paseo, por las noches cuando Marco llegaba, su pequeño ya se encontraba en la cama esperándolo para que le leyera un cuento, aquello mantenía tranquilo al rubio, confiaba en Ace ya que su hijo y su padre también lo hacían y además el pecoso se había esforzado en demostrar que era alguien de fiar; así, poco a poco, Ace se había hecho parte de su familia, el cumpleaños número 7 de Loki llegó y varios niños de su colegio fueron invitados, el pecoso se sorprendió al ver entre los invitados a aquel vampiro que un año atrás habían estado siguiendo, sus hijos a pesar de ser muy parecidos a él eran demonios, Nami no se había equivocado, sin embargo, su pareja y el otro pequeño no se encontraban, pudo hablar un poco con él, a pesar de sentirse incómodo por lo que había intentado hacer, pudo controlarse y ser amable con él, el pelirrojo le había preguntado muchas cosas sobre los de su especie, parecía muy interesado, al final el pecoso tuvo que preguntar por su interés

− ¿Por qué te interesa saber tanto sobre lobos?, tu pareja es un demonio ¿no?

El pelirrojo se echó a reír

− Hay un dolor de cabeza que es la mejor amiga de mi esposo, hay veces que queremos arrancarnos la cabeza, no tengo idea de cómo arreglar eso, no sé nada de lobos, pensé que todos eran como ella, asegura que no somos compatibles por nuestras especies, pero tú me agradas

El pecoso arrugó la nariz

− Las diferencias entre especies son una estupidez, aunque en el caso de las hadas y los demonios, eso sí que es verídico, te lo puedo asegurar, ambos se sienten amenazados cuando hay uno de la especie contraria, pueden sobrellevarlo pero se necesita mucho autocontrol, son como el agua y el aceite, en su caso es debido a la magia que manejan, los demonios poseen magia gris y las hadas magia blanca, hay una explicación para eso pero lo pondré de esta forma, la magia de las hadas proviene de ellas, de su ser o su alma, la magia de los demonios es digamos “prestada”, puede ser modificada, un demonio puede aprender muchas habilidades mientras que las hadas nacen sólo con una, así que como vez, además de éstas dos especies lo demás son sólo creencias populares

El pelirrojo se veía sorprendido

− Sabes mucho sobre especies

− Leí un montón de libros sobre las diferentes especies y he conocido a todas las que existen

− ¿Todas?

− Sí, incluso una vez conocí un ángel, pero no son nada como lo que hay en los libros, el que conocí era un tipo arrogante, aunque admito que las alas son algo digno de alabarse, son preciosas

El pelirrojo sonreía

− Mi pareja es un semi demonio, uno de su padres fue un verdadero demonio

El pecoso lo miró con interés, el pelirrojo veía a uno de sus pequeños saltando en un trampolín

− ¿Entonces tus hijos también son semi demonios?

− Sí, no lucen diferente de los demás ¿verdad?

Ace negó

− Pero el más pequeño es un vampiro, creo que mi pareja así lo decidió

− ¿Puede decidir cómo quiere que nazcan sus crías?

El pelirrojo estalló en risa

− ¡Al menos en eso sí se parecen!

El pecoso lo miró confundido

− Ese dolor de cabeza habla igual cuando se refiere a los niños, parece que entre los de su especie es algo normal referirse a sí mismos como verdaderos lobos

Ace se sonrojo ligeramente, no había notado eso

− Lo siento si te molesté

− No, descuida, respondiendo a tu pregunta… sí, creo que al principio él no sabía que podía hacerlo pero con nuestro tercer hijo me di cuenta de que él lo había planeado

− Vaya… eso es sorprendente

− El pequeño tiene un año pero cuando cumpla los dos, haré que tengamos otro y lo comprobaré

− ¿Tendrás otro hijo?

− Si por mi fuera, tendría 5 más, pero habría que convencerlo

− No sabía que a los vampiros les gustaba tener familias numerosas

− De hecho no, no es lo común, por eso quiero una, de donde vengo, nuestras familias tenían un hijo o dos como mucho, es difícil mantener la especie cuando escasea la comida, odiaba esa manera de vivir, así que decidí que cuando tuviera una familia, sería muy grande, además… amo a esos pequeños, ¿cómo no querer más?

El pelirrojo sonreía al ver a sus pequeños peleando por un juguete, el moreno buscó a Loki, éste saltaba en trampolín, parecía divertirse

− Sí, tienes razón

− ¿El festejado es tu hijo?

− No, es mi protegido

− ¿Tu protegido?

El pelirrojo lo miro confundido

− Todos los lobos tienen uno, es una persona a la que respetamos y que decidimos proteger, alguien a quien debemos lealtad sin que nos la pida, ésta persona puede ser cualquiera, siempre y cuando decidamos seguirla, muchos lobos hacen a su pareja su protegido pero eso no siempre es así, yo decidí proteger a Loki, puede que él no lo sepa pero yo daría mi vida por él

El pelirrojo asintió

− Creo que sé de qué hablas, ¿no hay nada que uno pueda hacer para ganar su simpatía?

Ace lo miró confundido

− ¿A qué te refieres?

− Loki crecerá algún día y encontrará pareja…

El pecoso frunció el ceño, el pelirrojo sonrió

− Y quizás esa pareja parezca no ser lo mejor para él, querrás protegerlo pero acabará tomando sus propias decisiones y tal vez haga algo que tú no quieres que haga y no será culpa de su pareja pero acabaras odiándole

El pecoso chasqueó la lengua, miró hacia otro lado

− Aún falta mucho tiempo para eso

− Cuando llegue ese tiempo ¿qué podrá hacer su pareja para que lo aceptes?

Ace parecía no querer pensar en ello, pero se dio cuenta que el pelirrojo llevaba mucho tiempo insistiendo con el tema, pareció caer en cuenta que tendría problemas con la chica lobo que solía estar cerca de ellos, la recordaba, seguramente su pareja era su protegido, tratándose de un vampiro no le pareció mala la idea, se tranquilizó mentalizando que era el pelirrojo a quien trataba de ayudar y no visualizar el futuro que le esperaba con el pequeño

Notas finales:

¿Qué es un demonio de clase alta? Existen 5 clases de demonios

Los demonios auténticos, es decir, esos que viven en el infierno y poseen un cargo en ese lugar (comandante, duque, rey, etc.), son sumamente poderosos

Los Semi demonios, éstos son los nacidos de un aútentico demonio o de otro semi demonio con cualquier otra especie, en poder se comparan a los verdaderos

Los demonios de clase alta, son los hijos nacidos de aquellos que se emparejan con otros demonios, es decir, que mantienen la sangre demoniaca pero que siguen siendo mestizos

Los demonios de clase media, los que han nacido de la unión de un demonio (usualmente de clase alta) con cualquier otra especie excepto la humana

Los demonios de clase baja, los hijos nacidos de un demonio de clase alta o media con un humano, si un demonio de clase baja se empareja con un humano es posible que en lugar de un demonio nazca un humano

Las últimas tres son clases mestizas, es decir, han pasado milenios desde su creación y aunque son poderosos, sus poderes no pueden compararse con las de un semi demonio o un verdadero demonio, para que un semi demonio se vuelva un demonio de clase alta deberían pasar cerca de 10 generaciones mezclando su sangre con la de otros demonios de diferente clase

Gracias por leer!


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