CAPITULO I: DOS
Uno toma procaz como tictac, los pasa con coñac y con Balzac. Al otro le gusta rod stwart y choelo, juega con su sus dedos, aspira a salir de su mediocre puesto de asistente.
Si uno es soledad y dos son compañía, tres es como jugar a los espías, contra la KBG y la Cía.
Uno lleva el edén en su verde mirar, se mueve bien, con seguridad, mientras que el otro suele tropezar al caminar y desvía sus ojos al hablar.
Uno cree en demonios y alienígenas, el otro en fantasmas, le teme a la nada. No sé a quién quiero más, ni cual soporto menos, no soy más que un mentiroso, un infiel, no he jugado bien, pero vaya que el juego ha sido bueno.
Y he aprendido que amar a dos, es igual que no amar a ninguno.
Rubio sol, albino luna.
Abandono el restaurante donde compartí la comida con ese inútil herbívoro japonés de ojos miel, que me mira marcharme con la misma dulzura de ese líquido amarillo al cual se asemejan sus orbes, no es más maduro ni inteligente que una quinceañera enamorada, no es más que un pequeño animal…
Subo a mi auto, el sol comienza a ocultarse, dejando dominar a la plateada y pasional luna, con una elegancia y autoridad digna de reyes.
Meto el cambio de marcha y me pongo en camino, ya debes de estar por salir de tu junta, como cada día, pasare por ti a tu oficina, ambos abordaremos el auto, tocaremos temas relacionados con política y economía nacional e internacional, nos miraremos con deseo y posiblemente algún tipo de retorcido y enfermo amor, pero las cursilerías no están dentro de nuestro amplio vocabulario, que consta de tres idiomas:
Italiano, japonés e inglés.
Llegamos al departamento que compartimos a escondidas, cenamos, te das una ducha y sola en ese momento, en que pones un pie fuera del cuarto de baño, uno nuestros labios en un beso necesario.
Nuestro amor lo demostramos con actos, no con tontas y románticas palabras, ambos sabemos… que no valen nada… estamos conscientes de nuestra vocación como mentirosos expertos así como unos desgraciados natos.
Esto no es solo sexo como el resto cree, pero tampoco creo que se le pueda llamar hacer el amor.
Te engaño y tú lo sabes, pero sin embargo te amo, y también lo sabes.
Termínanos, en esa sincronía que tanto amo, gritas mi nombre con deseo, gimes para mí, y solamente para mí, pues no soportaría que alguien más escuchara esa nota tan alta y perfecta que alcanzas al llegar al clímax.
Tu cabellera plateada acaricia mi pecho mientras te derrumbas en mis brazos.
Nos acomodamos en el colchón y nos disponemos a dormir, con nuestros deseos carnales satisfechos, más no nuestras necesidades internas, porque este maravilloso acto nos deja un sabor agridulce.
-… él no te recuerda-
Me atrevo a encararte, a decir lo que tantas veces he pensado y me he callado, acaricio tus cabellos plateados, expectante a lo que escapara de tus labios.
-pero yo lo recuerdo a él, y todo lo que su familia me dio…-
-era él deber de su padre, era el tu guardaespaldas, no tienes la culpa de que ese pequeño herbívoro haya quedado huérfano-
-le arrebate el amor de un padre Kyoya… no quiero arrebatarle el tuyo también-
Lo dices con una seguridad increíble, pero con un dolor desgarrador también, yo no amo a ese herbívoro, no como a ti... pero, ambos nos sentimos culpables por lo que paso en el pasado, ninguno de los dos nos atrevemos a abrirle los ojos a ese castaño de ojos miel.
Claramente esto no funciona, pues somos tres mitades, cuando hay más de dos personas, siempre habrá más de dos verdades…
Tsunayoshi y yo,
Actuación
Tu y yo, hayato
¿Verdad?...Una verdad que se desata dentro de cuatro paredes que se convierte en indiferencia fuera de estas.
Y hasta que todo caiga bajo su propio peso, seguiremos cargando con nuestro karma, seguiré mintiéndole con besos y tú con tu silencio.