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Incluso si el mundo se acaba, seguiré contigo por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Es un gusto volver a verlos. Estoy aquí de regreso con el segundo cap, con el que me disculpo de antemano si es algo corto igual que el anterior. Esto se debe a que son más bien introducciones, pero desde el siguiente, prometo que mínimo tendrá cada uno un mínimo de tres mil palabras, excepto dos casos más adelante.

Quiero agradecer a: León y AlessaM , muchas gracias de verdad por darse el tiempo de dejar un rew a esta pequeña historia.

Los Vengadores, Los Guardianes de la Galaxia y el resto de los personajes pertenece a Marvel. Disculpen las faltas ortográficas.

Pero momentos antes que ellos se retiraran a sus habitaciones, Rocket entró al cuarto, sosteniendo entre sus manos un comunicador. Su rostro estaba cubierto de lágrimas y dolor, pero parecía decidido, tendiéndoles el artefacto. Thor a su lado se tensó, entendiendo lo que había ocurrido sin necesidad de palabras. El propio Steve intuía levemente que el destino de los amigos de Rocket era el mismo que Bucky, pero antes que pudiera decir algo o intentar intervenir, los pasos resonando en el pasillo le indicaron que Bruce venía tras él. Apareció por la puerta, con el cabello apuntando en todas direcciones y un brillo singular en la mirada “Lo hemos contactado”

Era increíble, pensó Steve, sintiendo que al fin podía respirar correctamente y un peso se aliviaba de sus hombros. Que incluso en esa situación, de las cenizas de los muertos, existía un rayo de esperanza.

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Tony miró sus manos, temblando, incapaz de pronunciar palabra alguna. El chico se había ido, los Guardianes habían tenido el mismo y cruel destino. Incluso Strange, tan seguro de sí mismo y poderoso, había sucumbido ante Thanos.

Solo la chica androide, Nébula, había sobrevivido junto a él.

Su piel quemaba, una marca invisible para el mundo, pero no para sus recuerdos. Aún sentía el doloroso agarre de Peter en su espalda, las lágrimas en sus ojos, su quedo y desgarrador “No quiero irme. Lo siento, señor Stark”. Malditos sean sus poderes arácnidos, que le habían advertido de una muerte que se suponía sería indolora para todos, pero que para el chico había significado la desesperación absoluta en sus últimos momentos.

Golpeó con sus puños la tierra infértil de Titán, el horrible planeta en que habían acabado varados. Era solo polvo y ruinas, donde los restos de quienes habían sido sus compañeros de batalla, se desvanecían en el aire y se confundían con el paisaje devastado. Ni siquiera un cuerpo para enterrar, una despedida para quienes le esperaban de vuelta en la Tierra.

La tía de Peter le mataría, siempre que hubiese sobrevivido. No había sido capaz de evitar que Spidey le siguiera, le había nombrado Vengador, y en su primera pelea oficial había perecido. No se lo merecía, debió ser él quién perdiera la vida…

Las palabras del doctor resonaban en su mente una y otra vez, una espiral de confusión que lo consumía. Le había aclarado desde el primer momento que no se preocuparía por su seguridad, pero luego que perdiera contra Thanos, había entregado la Gema del Tiempo para salvarle ¿por qué hacerlo? ¿Qué era tan importante que había sacrificado la vida de millones por la suya?

Tenía que descubrirlo, era la única cosa que le mantenía alejado de la locura absoluta.

Volvió a golpear el suelo, gritando, intentando sofocar parte de la frustración y el miedo. Se sentía como un imbécil, nuevamente había caído ante su vanidad y arrogancia. Había sido su idea llevar la pelea a Thanos, alejarlo de la Tierra, mantener a todos a salvo. Pero no había pensado que pasaría si el Titán decidía dirigirse primero a su hogar, y aunque ese no había sido el caso, había privado a sus compañeros de su apoyo y su tecnología.

Sabía que Vision había muerto, pero ¿Cuántos más? ¿Cuántos más habían perecido por sus errores?

Había convivido poco tiempo con los guardianes, y Quill y Drax sin duda le habían sacado de sus casillas. Pero eran buenas personas…Uh, ¿Alienígenas? ¿Seres espaciales? Apenas se había confirmado la existencia de vida fuera de la Tierra con la invasión Chitauri. Su conocimiento en el campo era limitado, por mucho que eso le fastidiara.

Pero tampoco ellos se merecían caer a causa del guantelete, y aunque el arrebato de Star Lord los había llevado a la ruina, tampoco podía culparlo. Eran demasiado parecidos, de haber estado en su lugar, de haber sido…

Sacudió la cabeza con brusquedad, causando que perdiera el equilibrio por un repentino mareo. La pérdida de sangre, claro. Por eso tampoco podía extrañarse de sabor cobrizo en su paladar, empeorando las ganas de vomitar sus tripas. Pero su mente en shock había imaginado a Steve Rogers desapareciendo frente a sus ojos del mismo modo de Peter, el hombre que le había traicionado de tal manera a causa del asesino de sus padres…no Pepper, la mujer con quién planeaba casarse y tener hijos…no el Capitán América, el hombre con quién no había tenido relación alguna por poco más de dos años, y por cuya persona su corazón palpitaba con furia y miedo ante la perspectiva de su posible muerte…

Había perdido mucha sangre, por eso estaba imaginando tonterías. Seguro era la culpa de no poder llamarle antes de abandonar la Tierra, de alertarle del peligro inminente. Esa era la respuesta.

“Basta, deja de hacerte daño. No conseguirás traerlo de vuelta por más veces que golpees el suelo” La voz grave de Nébula frenó en seco sus movimientos, por un momento había olvidado que ella se encontraba a su lado, permitiendo que desgastara un poco de su furia antes de detenerle “Esto es lo que haremos: iremos a la nave del Quill, recogeremos lo que podamos, y luego iremos a mi nave. Vas a descansar, recuperarte de esa herida, y decidiremos que hacer por la mañana”

“No puedo confiar en ti” Tony sabía que estaba siendo arrogante, pues la chica tenía los conocimientos y los recursos que él no, de poder mantenerse con vida en ese planeta hostil alejado de la mano de Dios. Pero no era capaz de entregarse totalmente, aunque su plan fuera lógico y tuviera sentido.

“Tendrás que hacerlo” replicó ella, agachándose a su altura “Gamora era…ella era mi hermana” escupió la última palabra no con rencor, sino más bien a causa del desuso, como si no estuviera acostumbrada a ocuparla “Le dio a nuestro padre la clave para llegar a la Gema del Alma porque me estaba torturando. Tengo tantos deseos como tú de vengarme. Pero ninguno de los dos se encuentra en buenas condiciones en este momento”

“¿Entonces qué propones? ¿Una alianza hasta que los dos podamos seguir por nuestros caminos?”

“Más o menos. Eres un ingeniero, dijiste que ese traje lo hiciste tú. Así que yo cuidaré de ti y tu luego repararás mi cuerpo” le miró fijamente, retándolo a desafiarla “una alianza temporal” confirmó, usando sus palabras para intentar convencerlo.

Tony asintió, ya sin argumentos para debatir. Un pacto en que ambos saldrían beneficiados era soportable, podía cumplir con ello. Además, Nébula tenía razón, necesitaba recuperarse de la puñalada en el abdomen. Hecha por su propia tecnología, cabe destacar. De otra forma, una herida limpia podría transformarse en una severa infección. Y la chica tampoco se encontraba en las condiciones más optimas, con un brazo lanzando chispas por la fricción y una leve cojera. Pero sin duda ella sería capaz de enfrentarse en una pelea y salir viva, si la situación lo requería. Él en cambio…su historia fácilmente podría tener otro final…

Dado que su armadura se encontraba demasiado destrozada, no tuvo problema con desactivarla, permitiendo que Nébula le ayudara a caminar con algo más de facilidad. Se dirigieron renqueando a la destrozada nave que había pertenecido a los Guardianes, el Milano de Quill, que por milagro no había explotado en medio de la pelea. Se encontraba al menos a tres kilómetros de su posición, por lo que fue una caminata bastante deprimente. Tropezaban a casi cada paso con trozos mecánicos al azar enterrados en la tierra, parte de las ruinas del planeta o de su propia armadura. También había una zona un poco más alejada sembrada con piedras que sostenían extraños grabados, asemejados tanto a tumbas, que le hicieron tragar con dificultad, imaginando el destino de sus ya desaparecidos habitantes.

Casi al anochecer, o lo que parecía el anochecer, llegaron al Milano. Los temblores en su cuerpo volvieron, esta vez no por la ira contenida, sino por el frío que calaba sus huesos.

Nébula le obligó a sentarse, prácticamente indemne al aire que le congelaba cada vez más conforme pasaban los minutos. Revolvió algunos cajones y estantes; rescatando un bolso, un vasto arsenal de armas y herramientas, y algo parecido a un alijo de ropa. Le cubrió con algo de brusquedad con una manta mientras murmuraba algo parecido a “débiles humanos”, palabras que hicieron bufar a Tony, pero que igualmente agradeció mentalmente.

Mover los brazos le resultaba en extremo doloroso, y aquel gesto había sido sorpresivamente dulce de su parte. No creía que a ella fuera capaz de importarle sus dolencias, tuviera los motivos que tuviera para hacerlo. Pero de todos modos estaba cumpliendo su palabra, cuidando de él del modo más indiferente que podía, igual que había hecho Natasha cuando fingía ser su asesora…Negó con la cabeza, intentando olvidarse de ellos. Ahora debía centrarse, si caía en la tristeza, dudaba ser lo suficientemente fuerte para salir de ella por su cuenta.

Entendió sin necesidad lo que Nébula quería, sin palabras, volcándose en la tarea de seleccionar las mejores herramientas. Dado que no sería capaz de cargar con más que lo necesario hasta la nave de la chica, solo podía obtener lo esencial. Dejó que ella se encargara mientras de buscar comida, explicando a la par el funcionamiento de algunas piezas que nunca había visto en su vida.

Tan inmerso se encontraba en su tarea, por un momento olvidado del dolor sordo en su pecho, fascinado ante tal tecnología; que casi pasó por alto el familiar ruido de estática que provenía de un panel a su costado “Nébula, ¿Qué es eso?” preguntó con un deje de vergüenza, no era común para él tener que pedir explicaciones, sino todo lo contrario “¡Oye! ¡Ten más cuidado!” exclamó con molestia cuando la chica le hizo a un lado, revolviendo en el panel hasta dar con una especie de transmisor, poco más grande que la palma de su mano. Se parecía demasiado a los viejos teléfonos celulares, con una pequeña antena saliendo de un costado. Era un modelo arcaico, si tenía que adivinar, la última línea segura que alguien podía tener en medio del espacio. Se encontraba pintado de un amarillo vistoso, que resaltaba tanto a la vista que dolía, seguro para no perderlo en medio de las herramientas. Solo tenía un par de botones y una manivela desgastada, que la androide manipulo con algo de dificultad, intentando dar con la onda precisa “Será mejor que guardes silencio, Stark. Este puede ser el boleto hacia nuestra salida”

Tony cerró su boca tan rápido que dolió, pero la posibilidad de comunicarse con alguien era demasiado preciosa como para desperdiciarla. Se golpeó internamente, irritado al darse cuenta que no había pensado en ello antes. Pero cuando una voz finalmente fue sintonizada, sintió un alivio tan fuerte que casi gritó por la pura felicidad.

“¿Chica azul, eres tú?” gruñó una voz distante, algo distorsionada por el ruido de un martillo golpeando fuerte contra el metal. Cuando terminó, el sonido se escuchaba mucho más nítido y claro “¿Qué haces en mi nave?”

“La nave del idiota de Quill, mapache. Y es una larga historia ¿Dónde están el árbol bebé y tú?” ¿Árbol? ¿Mapache? ¿Qué clase de compañeros tenían los Guardianes en su banda? ¿O quizá solo eran apodos? Dudoso. Dado que tenía a un dios de la mitología nórdica y un gigante verde como buenos amigos, no era el mejor para hablar del caso.

“Groot ya no es un bebé, está en plena adolescencia. Él… “Su voz calló abruptamente, y tras una breve pausa, habló con un tono tan desgarrado, que entendió sin dificultad lo que había sucedido “¿Qué pasó con el resto? ¿Gamora? ¿El señor invisible? ¿El gordo adicto a los sándwich?” una nueva pausa, esta vez de parte de Nébula, le dijo todo lo que necesitaba “No puede ser…todos, todos ellos…”

“¿Dónde te encuentras? Estoy en Titán, a diez saltos de Knowhere. Un grupo se encontró con tu banda, y un débil humano es el único sobreviviente”

“Agradecería que no te refirieras de mi de ese modo, cariño” respondió Tony con sorna, escupiendo algo de sangre en el proceso “Millonario, genio, guapo. Elige alguno de ellos. Débil humano no se ajusta a mis geniales características”

“Te dije que no hablaras, Stark. No sabemos cuánto tiempo durará esta transmisión. Y de todos en este maldito espacio, Rocket es una de las mejores opciones para sacarnos de este planeta”

“Espera, ¿Stark? ¿Has dicho Stark?” un ruido de alguien corriendo cortó por un momento las transmisiones, pero lo siguiente que ocurrió, trajo una sonrisa estúpida a su rostro “Tú, el tipo enojado. No, tu no. Te hablo a ti, Banner. Tengo a tu amigo de la ciencia en las transmisiones”

“¿Qué? ¿Cómo lo construiste tan rápido?” la voz de Bruce se oía lejana pero sorprendentemente cálida, y tras otra breve pausa, rugió tan fuerte en las comunicaciones que, por un segundo, Tony temió que se hubiera transformado en su verde contraparte “Tony ¿Eres tú? Por favor, di algo, me estoy poniendo nervioso aquí. El otro tipo no ha querido salir, pero tampoco espero tentarlo”

“Bruce, Brucie oso, mi hermano de la ciencia, mi otra mitad. No sabes lo feliz que estoy de escuchar tu dulce voz ¡Te creímos muerto por años!” sacando fuerzas de lo más hondo, Tony se había puesto de pie, arrebatándole el transmisor a Nébula, quién le lanzó una mirada asesina tan horrenda que le hizo temblar un instante “Estoy atrapado en un planeta solo, frío, con una chica muy guapa pero muy diabólica que podría ser buena amiga de Natasha. La vida da vueltas” se apoyó con algo de dificultad contra la destruida pared del Milano, respirando con dificultad por el bruco movimiento que había realizado.

“Debes venir a la Tierra, Tony, cuanto antes” la voz del doctor sonaba sorpresivamente seria, pero antes que pudiera hacer alguna pregunta, interrogarle por el resto, volvió a hablar “Espera, iré donde se encuentran los chicos. La princesa Shuri y Rocket deben ser capaces de ayudarles con las coordenadas” casi podía sentir la sonrisa en la voz de Bruce, una leve mueca teñida por un brillo maniaco “el mayor genio y millonario de la Tierra viene de regreso. Una buena noticia en medio de esta tempestad”

Bruce tiene razón, pensó Tony, con una sonrisa igualmente salvaje decorando su maltrecho rostro. Se había encontrado perdido en el espacio, pero ahora, finalmente había tenía un camino hacia su hogar. Hacia los Vengadores.

Notas finales:

Espero sinceramente les haya gustado, y cualquier queja o consulta, pueden dejarla en los comentarios. En el próximo cap, que no sé si lograré traer a fines de esta semana o inicios de la siguiente, se verá el encuentro de estos dos. No podía iniciar el fic sin poner al menos sus perspectivas tras el desastre, espero lo entiendan.

Nos leemos en la próxima ¡Hasta entonces!

 

 


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