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Escorpión por chibibeast

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Notas del fanfic:

Well, no publico nada desde febrero... se siente raro jajaja

Esta historia fue escrita para la actividad de un grupo de facebook en 2017, la cual consistía en que las participantes serían integrantes de un team al alzar y se publicarían 7 Drabbles, uno por día. Yo quedé en el #TeamRuki, quería a Kai pero no me dejaron ;n;

El primer tema fue PESADILLAS.

Notas del capitulo:

Un drabble cortito, cuyo título hace referencia al tema del día: Pesadillas.


Pues, fue horrible soñar con esto, no sucedió exactamente igual... obviamente, lo adapté de esta manera. Lo explico en la nota final.

“Corre” se decía a sí mismo... “Corre, más rápido o te alcanzarán.”

Lo intentaba, corría a todo lo que sus piernas daban, pero al parecer no era lo suficiente como para perder de vista a aquellos seres desagradables y atemorizantes; lo perseguían desde hace días. Estaba cansado, sentía que dentro de poco sus piernas cederían y aquellos entes terminarían con su vida.

“Vamos, Takanori, acelera.”

Era casi media noche, las calles estaban desiertas, había corrido demasiado, sabía que nadie le ayudaría, que nadie podría salvarlo de lo que le esperaba… ni siquiera él. Se mezcló con la oscuridad de la noche y aprovechando su baja estatura se escondió entre los escombros de un deplorable edificio, con temor avanzó por los pasillos corroídos, llenos de cierta sustancia carmesí que reconoció al instante y trató de ignorar conforme se adentraba más.

Agotado de huir, apoyó la espalda contra una pared y se dejó caer al piso sin cuidado. Estaba cansado, hambriento, sediento y angustiado. No sabía qué hacer, no tenía a nadie a su lado, ya no. Su agitada respiración llegó al punto de un ataque de pánico, todo su cuerpo temblaba, sus párpados abiertos desorbitadamente, halaba sus negros cabellos con desesperación. Se arrinconó en una esquina, enrollando sus rodillas, posando la frente sobre estás, soltaba lamentos que le desgarraban el alma; ahogaba en su garganta un llamado a gritos, sin emitir sonido alguno aclamaba el nombre de sus compañeros caídos.  

Sus labios resecos y partidos ardían, su organismo pedía alimento y descanso. No había manera de cumplir el pedido, no existía.

No entendía cómo había sucedido, cómo de un momento a otro todo se volvió un caos.

Aun no asimilaba lo ocurrido, esta situación era tan apocalíptica, que parecía más una pesadilla que la realidad.

Recodaba con pavorosa nitidez la muerte de sus amigos. El primero en morir fue Reita, tan repentino e inesperado fue que ni tiempo tuvieron para advertir que uno de los escorpiones gigantes se había acercado y de un sólo movimiento atravesó el pecho del rubio con su afilado aguijón. Luego de correr sin detenerse a través de la ciudad devastada, un grupo de escorpiones, de aproximadamente metro y medio de altura, les cortó el camino; sin algún objeto con el cual defenderse, los siguientes en morir fueron Aoi y Uruha, los cuerpos sangrantes siendo traspasados y agitados por las largas colas, mientras reiniciaban la persecución. La última muerte que presenció fue la de Kai, quien lo cubrió con su cuerpo evitando que la ponzoña de un bicho de tamaño extraordinario, en comparación a los demás, lo atacara; luchó por recuperar al semi inconsciente castaño, pero el miedo y los otros bichos acercándose le hicieron retroceder, soltando a Kai y haciendo caso a la gastada voz:

Huye.

Así lo hizo, perdiéndose de vista logró esconderse. Pero sus sollozos y gimoteos alertaron a aquellas alimañas misteriosamente desarrolladas, encontraron su ubicación.

No reconocía lo que veía, estaba desubicado. Dobló en una esquina… craso error, entró a un callejón oscuro, mugriento, que cortó su línea de escape; se detuvo antes de llegar al final, la pared era demasiado alta como para intentar saltarla y su débil estado físico le impedía forzarse a subir. Volteó hacia la salida deseando que aún no lo alcanzaran, pero antes de que pudiera volver a correr los vio aparecer frente a él con las colas elevadas, sus ponzoñas preparadas para atravesarlo y sus pinzas listas para atraparlo.

Retrocedió hasta chocar con la dura pared, sudor frío lo bañaba, temblaba cual cachorro indefenso, así se sentía y así se veía ante aquellos seres que parecían brillar en la oscuridad bajo la opaca luz de luna.

La luna menguante que se cernía sobre la ciudad sin vida.

Notas finales:

Eh, en 2015, un bicho de esos se escondió entre las sábanas de mi cama, era medianoche, así que no lo noté. Apoyé una pierna en el colchón y ¡zas! me picó el muy maldito desgraciado ese... dos veces. Me alejé de la cama, aparte del susto, lo primero que hice fue llamar a mi mamá, quien agarró una chinela/sandalía y golpeó el colchón cuántas veces pudo. El coso ese medía unos diez centímetros, quedó muerto en el piso y aplastado por el pie de mi madre (mi heroína ;;). Meses después, soñé que un alacrán gigante me perseguía en una ciudad desolada y antes de que me matara... desperté.


Well, antes no tenía miedo y ahora me paralizo cuando veo uno. Tuve la suerte de que no fuese venenoso.


¡Muchas gracias por leer! Ya sea que se hayan saltado mi fea experiencia o hayan leído todito todo <3


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