Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son de propiedad de J.K. Rowling. No percibo ningún beneficio económico.
Pareja: Harry/Draco
Clasificación: R
Advertencia: Esta historia es un AU.
Capítulo 4.
Para Harry fue más que evidente la decepción y el dolor de Ron y no pudo evitar recordar lo que Draco Malfoy le había oído decir a Percy el día del baile. Estaba convencido de que solo el rubio tenía el poder de convencer a su amigo Blaise de abandonar Netherfield tan repentinamente. De seguro que el rubio creía que toda la familia pensaba como Percy. Nada más alejado de la realidad, porque ni siquiera el evidente interés que Blaise había mostrado por Ron, hacía pensar a este último que tenía una posibilidad de llegar a tener con el joven arrendatario de Netherfield algo más que una hermosa amistad.
Harry reconocía la imprudencia de Percy. Su comentario totalmente fuera de lugar no había hecho sino confirmar lo que con toda seguridad pensaba Draco Malfoy de ellos desde el primer día, que estaban desesperados por mejorar su posición social a través de un matrimonio conveniente. Pero el rubio nunca iba a estar de acuerdo sin importar que Ron fuese la mejor pareja que podría haber elegido Blaise. Adrian Pucey lo había dicho claramente, Draco Malfoy estaba acostumbrado a influenciar en la vida de sus amigos al punto de decidir que personas era o no convenientes para ellos. Sintió enojo por la falta de carácter de Blaise. Estaba claro que sus sentimientos por Ron no eran tan fuertes, porque de lo contrario ni la influencia de su mejor amigo le hubiese alejado de Hertford.
Por fortuna ningún Weasley mencionó otra vez al señor Blaise Zabini. Todos acordaron que era mejor volver la página lo antes posible, por el bien de Ron. Aunque para todos era evidente que sufría, pues perdió apetito y todo el tiempo quería estar solo.
La señora Weasley estaba realmente preocupada, temía que Ron enfermara por causa de la tristeza. Había pasado ya un mes desde la marcha de los habitantes de Netherfield y el ánimo del muchacho no mejoraba ni un poco.
-Ron, tu padre debe viajar en los próximos días a Londres, estoy segura que le gustaría que le acompañaras -dijo la señora Weasley sin despegar los ojos de su costura.
Ron levantó los ojos hacia su madre, mientras los demás permanecían en silencio.
-No me atrae Londres mamá, me parece una ciudad muy bulliciosa -dijo Ron fijando sus ojos en el libro que en realidad no leía.
El resto de los hermanos se miraron sin decir nada.
-Bill y yo nos iremos de cacería en dentro de unos días, quizá te gustaría venir con nosotros Ron -dijo Charlie.
-Tal vez -respondió Ron sin apartar la mirada del libro.
La sala volvió a quedar en silencio y al poco rato Ron dio las buenas noches y subió a su habitación.
-Nunca dejaré de lamentar el día en que esos jóvenes llegaron a Netherfield -dijo la señora Weasley.
~**~
La época navideña llegó y para los Weasley resultó tan alegre como siempre. Todo parecía indicar que Ron se había olvidado de Blaise. Pero Harry que conocía al chico mejor que cualquiera sabía que seguía amándolo, pero lo escondía para no preocupar a su familia. Durante esos meses el resentimiento de Harry hacia Draco Malfoy, a quien consideraba responsable del infortunio amoroso de Ron, no había menguando ni un poco.
Adrian Pucey que continuaba en las cercanías de Merryton con su compañía de la milicia, se había hecho un asiduo en casa de los Weasley, durante esos meses. Harry le tenía gran simpatía al igual que el resto de la familia.
Hacía comienzos de enero Harry recibió una carta de su amiga Hermione, donde le invitaba a pasar unos días en su casa, la invitación se extendía a Ginny y a Ron. La primera la declinó enseguida, la chica no quería abandonar Hertford por causa de Adrian Pucey, aunque nadie lo sabía. En cuanto a Ron, deseaba mucho ver a su amiga, pero se había comprometido con su padre a visitar con éste la propiedad que tenían arrendada en Devon, y que era la que procuraba los ingresos económicos de dos mil libras de las que disponía la familia para vivir.
Harry partió hacia principios de febrero a casa de su amiga en Wiltshire.
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Habían pasado diez meses desde el casamiento de Hermione con Zacharias Smith, y Harry concluyó que a su amiga le había hecho muy bien el matrimonio, le parecía más bella que antes y muy feliz, como él siempre deseó verla. El esposo de su amiga le recibió con sincero afecto y el moreno se sintió muy cómodo.
La casa era sencilla, pero encantadora y confortable, y aunque no recibían visitas muy a menudo, los esposos Smith eran muy felices.
-La verdad es que nos hubiese gustado visitarlos para Navidad, pero mis obligaciones con lord Snape me han impedido dejar Wiltshire -dijo Zacharias mientras observaba con una sonrisa como su esposa les servía el té.
-Sí, lord Snape dejó Zach a cargo de la remodelación que se está efectuando en Lacey Park, es un hombre muy exigente -explicó la muchacha.
Zacharias sonrió.
-Hermione aún se siente intimidada por lord Snape.
-Es imposible no estarlo, tiene un carácter bastante singular. Pero debo reconocer que ha sido muy considerado con nosotros.
-Lord Snape es exigente, pero valora mucho la lealtad de sus empleados y de las personas que le rodean -señaló Zacharias.
Se hizo un silencio en el que los tres jóvenes solo bebieron té. Pero fue Hermione quien reanudó la conversación.
-Y dime Harry ¿cómo están todos en Hertford? ¿Cómo está la querida Ginny? Le extraño mucho, me hubiese encantado que viniera contigo, y Ron, cómo está él.
Harry sonrió, su amiga nunca se enteraría de la desventura amorosa vivida por Ron y que aún no sanaba su corazón roto.
-Todo sigue igual -dijo Harry.
Hermione intercambió una mirada con su esposo.
-Por estos lados nos llegaron noticias de que Netherfield fue arrendada a comienzos del otoño -dijo la chica.
Harry se sorprendió un poco.
-Pues sí, es cierto, pero su arrendatario partió de Hertford tan inesperadamente como había llegado -explicó el de ojos esmeraldas.
-¿Y tuvieron ustedes oportunidad de conocerlo? -quiso saber Zacharias.
-No mucho, eran gente muy refinada que no gustaba de alternar con los menos favorecidos de la fortuna.
-No eso lo que se supo por aquí -dijo Zacharias.
-No te comprendo -respondió Harry mirándolo extrañado.
-No tiene mucha importancia Harry -agregó el esposo de la chica y cambió de tema con rapidez.
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Harry se sintió bastante cómodo con Hermione y Zacharias, eran sencillos y alegres, en realidad formaban una gran pareja.
Esa noche al acostarse Harry recordó las palabras de Smith. Le daba vueltas a las preguntas del esposo de su amiga con respecto a si habían conocido al arrendatario de Netherfield, pero al responder él que no mucho, la respuesta fue que a ese lugar habían llegado noticias de lo contrario. Se preguntó que podría saber Zacharias con respecto a ese tema. Era muy raro y cuando estuviese a solas con Hermione se lo preguntaría.
~**~
La oportunidad para Harry llegó en la tarde del siguiente día. Hermione le invitó a pasear para que conociese los alrededores.
-Hermione, puedo preguntarte algo.
-Claro Harry.
-¿Conoces tú al joven que arrendó Netherfield el otoño pasado?
-Fui presenta a él en una ocasión, me pareció muy agradable.
-¿Y sabes tú que noticias llegaron por aquí con respecto a él?
-Que estaba relacionándose con personas muy inferiores a él y mostrando interés por alguien totalmente inapropiado. Esas fueron las palabras exactas de lord Snape.
-Claro.
-Conoces tú a las personas a las que se refirió lord Snape.
-No, para nada, apenas tuve ocasión de tratar a esos caballeros de Netherfield Park.
-Lord Snape comentó que su ahijado había salvado a su amigo de una situación comprometedora.
-¿Su ahijado?
-Sí, el señor Draco Malfoy es ahijado de lord Snape.
Harry guardó silencio. Esa información de Hermione solo venía a confirmar lo que él ya sabía. Draco había influenciado a su amigo Blaise para que éste abandonara Netherfield Park. No se equivocó, el rubio no consideraba a Ron apropiado para Blaise.
~**~
En los siguientes días Hermione notó que Harry no estaba tan animado, pensó que su amigo tal vez se aburría teniéndola como única compañía a ella. Así que habló con Zacharias para que éste invitara a Harry a recorrer las instalaciones de la mansión de lord Snape que estaban en proceso de remodelación.
Harry ya no se sentía tan cómodo al saber que esa propiedad pertenecía al padrino de Draco Malfoy. Deseaba regresar a Hertford, pero sería muy descortés de su parte dar por terminada esa visita cuando apenas había transcurrido una semana desde su llegada. No quería por nada del mundo ofender a sus amigos.
Esa mañana cuando llegó a desayunar en compañía de la pareja, Zacharias le pidió que le acompañase en una pequeña excursión que debía hacer a las instalaciones de Lacey Park, para supervisar algunos trabajos, solo les tomaría media mañana. Harry aceptó sin imaginar que tal visita le deparaba una gran sorpresa.
~**~
Harry había olvidado por completo su aprensión de estar en lugar cuyo propietario tenía relación con Draco Malfoy. Observar las obras de remodelación le distrajo en grande y por un momento olvidó todo lo que le preocupaba desde hacía unos días.
-En esa ala su señoría ha encargado la construcción de un jardín de invierno -explicó Zacharias señalando con la mano el sitio -, y aquí un pequeño teatro. Si bien la idea podría parecer un tanto excéntrica la verdad es que su señoría es muy asiduo a las artes.
Harry asintió con la cabeza mientras oía la explicación de su amigo. Sin duda que le parecía bastante raro el que alguien quisiera instalar un teatro en su propia casa.
-Ven Harry -invitó Zacharias -, te mostraré el edificio por dentro, estoy seguro que al verlo te parecerá razonable que se convierta en un pequeño teatro. En el techo tiene unas pinturas que recuerdan a la Capilla Sixtina.
El joven Smith se acercó a la puerta y le llamó la atención que ya estuviese entreabierta.
-Vaya, parece que alguien estuvo por aquí ayer y olvidó dejarla cerrada -señaló Zacharias y empujó la puerta para entrar al recinto.
La luz entraba a raudales a través de las altas ventanas de la cúpula central.
Zacharias se sorprendió de encontrar ahí a esa hora tan temprana a lord Snape. No estaba solo. Le acompañaban su pupila, la señorita Parkinson y su ahijado el señor Malfoy. Los tres se voltearon con rapidez a mirar a quienes habían entrado.
-Señoría -dijo con sorpresa Zacharias -, no imaginaba que usted estaría aquí, siento interrumpirle.
-Buenos días Smith -saludó lord Snape -, no interrumpes nada… solo le contaba a mi ahijado de los planes que tengo para este lugar.
Harry por supuesto que reconoció a Draco Malfoy al instante y maldijo internamente su suerte. Lo que más había temido finalmente sucedía. Permaneció unos pasos por detrás de su amigo, rogando porque su presencia no fuera relevante para lord Snape. Pero no tuvo tanta suerte.
-¿Quién es el joven que te acompaña, Smith? -preguntó el caballero fijando sus ojos en Harry.
-Señoría, permítame presentarle a mi amigo Harry Potter, de Hertforshire. Está de visita en nuestra casa -explicó Smith.
Lord Snape le dio una mira inquisitiva a Harry. El moreno se adelantó e inclinó la cabeza a modo de saludo.
-Un placer -dijo el joven -. Harry Potter para servirle.
Snape le observó de pies a cabeza.
-Así que viene de Hetforshire, señor Potter -dijo el caballero -. Últimamente he oído mucho de ese lugar. Draco, ¿no fue ahí donde tu amigo Zabini arrendó una propiedad en el otoño pasado?
-Sí, el mismo lugar -confirmó el rubio.
La mirada de lord Snape pasó de su ahijado a Harry nuevamente.
-Ah entonces es muy posible que el señor Potter y tú se hallan tratado antes, o al menos se conozcan -conjeturó lord Snape -, según me contaste Draco, aquella ciudad no eran tan grande.
Draco Malfoy iba a responder, pero Harry se adelantó.
-Me temo señoría -dijo Harry dándole una mirada a Malfoy -, que hubiese sido imposible que tal suceso hubiese tenido lugar, puesto que mi familia carece de fortuna y su importancia social está muy por debajo de la que podría aspirar a la consideración de la primera de la sociedad.
Estas palabras, que a juicio de lord Snape mostraban suma altivez en quien las pronunciaba, le resultaron un tanto impertinentes, sin embargo, no las refutó.
-Me resulta muy peculiar su apreciación señor Potter -respondió Snape -, puesto que es más común que alguien quiera elevarse a ojos de sus semejantes que aceptar que carece de méritos para ello.
-Creo señoría -dijo Harry -, que los méritos y la importancia social no siempre van a la par. Se puede tener mucho de la segunda y carecer por completo de los primeros.
Esa respuesta le sonó a lord Snape en extremo arrogante y él tenía escasa tolerancia con personas que a su juicio no tenían derecho a serlo.
Se hizo un silencio un poco tenso. Snape observó a Draco por un instante, el rostro del rubio estaba impertérrito.
-¿Cuánto tiempo ha considerado usted permanecer en Lacey señor Potter? -preguntó Snape.
La pregunta descolocó a Zacharias, la interpretó como una clara censura a la impertinencia de su amigo.
Harry abrió la boca para responder que estaba ansioso por abandonar el lugar a la brevedad, pero lord Snape habló primero.
-Me gustaría contar con su presencia en la cena de esta noche -dijo el hombre con un tono que era más una demanda que una solicitud.
Harry se asombró y tuvo dificultad para esconderlo.
-Me temo señoría que soy una compañía muy poco interesante y usted acabaría muy decepcionado…
-Smith, te espero esta noche a cenar en compañía del señor Potter, naturalmente debes traer a tu esposa -dijo Snape zanjando el asunto -, a mi pupila le vendrá bien un poco de compañía femenina.
Harry miró a la joven de cabello rubio y ojos claros que estaba junto a Draco.
-Pansy, Draco -llamó Lord Snape -, me parece que aún no han saludado apropiadamente al señor Potter.
La joven rubia miró apreciativamente a Harry y haciendo una reverencia saludo:
-Pansy Parkinson, un honor señor Potter.
-El honor es por completo mío, señorita -dijo Harry inclinando la cabeza -. Harry Potter, para servirla.
La chica sonrió con agrado.
Por alguna razón que Draco no entendía, hacía un instante Harry negó que hubiese existido cualquier tipo de relación entre el grupo de Netherfield y los Weasley. Su saludo de fue contenido.
-Draco Malfoy, para servirle -dijo el rubio inclinando la cabeza.
La mirada de Harry tenía el peso de todo lo que le inspiraba el rubio, y que unos días atrás no había hecho más que acentuarse, tras la confirmación de que sus sospechas con respecto a la intervención entre Ron y Blaise, eran totalmente acertadas.
-Harry Potter -dijo el muchacho de ojos esmeraldas con una frialdad que fue demasiado evidente para quienes le observaban.
Draco que ya había sido víctima en otras ocasiones de la helada recepción del moreno no se incomodó, pero sí percibió en su mirada una hostilidad que antes no había existido en él. Aquello lo desestabilizó un poco. Al dejar Hertford unos meses atrás llevaba el recuerdo de una mirada esmeralda que nunca para él fue cálida, pero por lo menos estaba desprovista de desprecio, sin embargo ahora esos ojos brillaban con un fuego belicoso y acusador.