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Nunca por Na Na

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Notas del fanfic:

Creo que es lo primero que subo de ellos xd

Notas del capitulo:

Un fic Zhoury! Ellos me han gustado desde que entré al fadom xd pero nunca les hice un fic, hasta hace algunos meses que terminé de editar esto.

Que lo disfruten! :D

 

Cuando recuerda la época en que casi lo pierde, aún tiene deseos de golpearse contra la pared. 



«Era sábado por la tarde. Henry quería salir a dar un paseo por la ciudad pues el clima estaba lindo, sin sol ni lluvia. Le había dicho a ZhouMi para salir, pero el mayor le dio una negativa diciendo que tenía mucho trabajo pendiente y que debía terminarlo. 



—Para ti todo es el trabajo —le dijo Henry con los dientes apretados. 



—Pues disculpa por querer una mejor vida para los dos —replicó, con calma, acomodándose los lentes. 



ZhouMi estaba trabajando en la mesa del comedor, con una computadora portátil y un montón de papeles regados por la mesa. 



El menor, que miraba hacia la puerta, se dio la vuelta y lo encaró. 



—Tú ni siquiera tienes vida.  



— ¿Disculpa? —ZhouMi se puso de pie y se sacó los lentes dejándolos en la mesa—. ¿Cómo que ni siquiera tengo una vida? ¿Entonces qué es lo que tengo contigo? 



— ¡Ni siquiera yo sé lo que tengo contigo! 



ZhouMi cerró los ojos, despacio, y se apretó el puente de la nariz con dos dedos. 



—Henry, no levantes la voz que te puedo escuchar.  



—La quiero levantar, ¿cuál es el problema? —ZhouMi lo miró con algo de enojo y le pidió que se calmara—. ¡No pidas que me calme cuando eres tú quién me saca de quicio! 



— ¡Yo no hago nada para sacarte de quicio!  



Dio dos pasos hacia el menor, quien no se movió, y arrugó el entrecejo mientras negaba con la cabeza. 



—Por lo mismo, no haces nada. Desde hace seis meses que no salimos juntos. Todas las veces que nuestros amigos nos invitan a salir tengo que excusarte con cosas que ya ni yo me las creo. Sólo te la pasas frente a ese computador trabajando. 



—Sabes que lo hago por nosotros. 



—No, lo haces por ti —dijo, apuntándolo con un dedo mientras la voz se le llenaba de frustración—. Con lo que ganamos los dos es más que suficiente, pero no entiendo tu insistencia en estar trabajando todo el día. ¡Me cansé! 



—Pues no eres el único que está cansado en esta relación.  



Los ojos de Henry se abrieron de golpe. No esperaba escuchar una confesión como ella. Él solo estaba cansado de que el mayor no saliera con él, pero no de que estuviera cansado de él. Un dolor le atravesó el pecho, y extraña sensación le recorrió el cuerpo. 



—Me cansé de tus berrinches, Henry —continuó el alto—. No hay un solo día en que no me reclames algo. 



—Pues tengo razones para hacerlo. ¡Ya ni siquiera parecemos algo! Sólo somos dos personas que viven en el mismo lugar porque… ¡Ya no sé ni porqué! 



— ¡Ya basta! Fue suficiente de estupideces. —Henry arrugó el ceño y ZhouMi pudo ver indignación en la cara del chico—. Me voy. 



—No —habló deteniendo al mayor—, soy yo quien se va.  



Henry tomó las llaves de la mesada, tomó su abrigo del perchero y salió azotando la puerta. 



ZhouMi se quedó de pie, frotándose los ojos de cansancio y regresó a la mesa del comedor, se colocó los lentes y siguió con su trabajo. Ya había perdido mucho tiempo en la patética discusión con Henry. 



 



 



 



Era la décima pelea en esa semana, de la cual tan sólo habían transcurrido tres días. Apretó el volante hasta que sus nudillos se tornaron blancos. Mordió su labio inferior reprimiendo las ganas de llorar. No iba a hacerlo, ya había derramado demasiadas lágrimas durante la noches en que ZhouMi se quedaba en la sala trabajando. Desde hace seis meses que no salían juntos, desde hace seis meses que no se dirigían más que saludos, desde hace seis meses que las caricias habían desaparecido, y Henry estaba cansado de esperarlo. Porque lo hacía. Había esperado pacientemente porque ZhouMi se diera cuenta que lo necesitaba, que debía estar junto a él como antes. Pero eso no sucedía.  



Cerró los ojos, suspiró y siguió conduciendo. Conduciría sin rumbo fijo tratando de calmarse. 



********** 



La lluvia chocaba contra el vidrio de la ventana y los relámpagos iluminaban la ciudad. Ya era media noche y la tormenta había empezado tres horas atrás. 



Después de la pelea, ZhouMi reflexionó un poco, y se dio cuenta que en verdad se había excedido un poco con el trabajo, pero quería darle lo mejor al menor, y eso no se daría de la noche a la mañana. Necesitaba de un esfuerzo, algo que él estaba haciendo, pero el menor no comprendía aquello. Así que, a manera de disculpa por la discusión y por su comportamiento, se dijo que lo llevaría a cenar. Se dio una ducha, se arregló y esperó a que Henry llegara, pero el menor no lo hizo. 



Ocho de la noche, el menor no llegaba y seguía sin responder sus llamadas. Por un momento pensó que Henry estaría debajo del agua, así que lo dejó pasar, pero cuando la tormenta empezó a caer por la ciudad temió por él. Los accidentes que ocurrían cuando la lluvia caía eran peligrosos, más de lo que le gustaría admitir. Pero no podía salir a buscarlo por el peligro que acarreaba la situación, así que tan sólo se quedó sentado, pegado al teléfono a la espera de una llamada de Henry. 



Pero ya era la una de la mañana y no había señales de él. Se levantó de la cama por un vaso de agua cuando su teléfono empezó a sonar. Se acercó a él y el nombre de su pareja se leía. 



— ¿Hola? ¿Henry?  



—Buenas noches, soy Park JungSoo, comandante de policía. —El corazón de ZhouMi se hizo chiquito—. Llamo para informar que el dueño del teléfono sufrió un accidente de tránsito, ya está siendo trasladado al hospital central de Seúl. 



— ¿Qué? Pero, ¿cómo...? 



—Iba a salir de la ciudad, al parecer perdió el control del auto y chocó con un camión que venía de frente. —Sus ojos se pusieron vidriosos ante la noticia. No podía ser cierto que Henry, su cobaya, estuviera siendo trasladado al hospital por un accidente de auto. Debía ser una pesadilla. Debió quedarse dormido en medio de la espera, y ya era momento de despertar, pero la voz del comandante de policía lo despertó. 



—Yo… Iré a verlo ahora. Gracias por avisar.  



Colgó caminando apresurado al armario para ponerse un pantalón de mezclilla, tomar sus llaves y correr al estacionamiento. 



La lluvia había amainado hacía media hora y por ser de madrugada las calles de Seúl estarían vacías. Una vez llegó al hospital, lo primero que hizo fue preguntar en recepción por Henry. 



—El señor Lau está en cirugía, por favor espere —dijo la recepcionista tratando de transmitirle algo de calma, aunque no sirvió de mucho.  



ZhouMi pasó las manos por su cabellera y se dio la vuelta.  



Caminó a paso lento hacia los asientos y se sentó colocando sus dos manos en su rostro. Y se dejó llevar por el dolor dejando que las lágrimas cayeran solas por sus mejillas. Le dolía tanto lo que había sucedido a Henry y se sentía tan culpable. Si tan sólo le hubiera dicho que sí, no hubieran discutido y Henry estaría bien, en su apartamento, envuelto en sus brazos durmiendo. Pero no, estaba en la sala de operaciones quien sabe por qué.  



Trató de calmarse. Estar alterado no serviría de nada. Sacó su teléfono y envió mensajes de texto a los amigos que tenían, esperando que alguno llegara, aunque no tenía muchas esperanzas. Era poco más de las dos de la madrugada, todos debían estar dormidos. 



Cuando dieron las seis, un médico con traje azul salió detrás de unas puertas y se dirigió directo a recepción buscando algún familiar del joven del accidente. La mujer le señaló a ZhouMi, quien tenía la cabeza apoyada en la pared, sentado con los brazos cruzados y las mirada perdida. 



—Disculpe… —ZhouMi miró hacia la persona que lo llamaba. Al ver que era un doctor se incorporó—. Viene usted a ver a Henry Lau, ¿no? 



—Sí. —Se puso de pie y sorbió la nariz—. Dígame, ¿cómo está?  



El doctor suspiró. 



—Llegó con una hemorragia interna en su abdomen, y eso fue lo que estábamos operando. Tiene algunos hematomas en las extremidades inferiores y en la cabeza un corte, pero nada serio. Por el momento está en la UCI, debido a la operación. 



— ¿Puedo verlo?  



— ¿Qué es usted para el señor Lau? —ZhouMi le explicó que era su pareja—. De acuerdo, le diré a una enfermera que lo lleve hasta la habitación.  



ZhouMi asintió y le agradeció. 



El doctor asintió también y se retiró. El alto esperaba que lo que fuese que le hubieran hecho a Henry funcionara y se recuperara pronto, pero el hecho de que estuviera en la UCI no era una buena señal.  



Se quedó en la sala de espera, los minutos transcurriendo lento. Estaba empezando a desesperarse cuando escuchó su nombre en la voz de SungMin. El mayor estaba caminando hacia él, con el cabello alborotado. 



— ¿Cómo está Henry? —fue lo primero que preguntó. 



ZhouMi suspiró, antes de decirle todo lo que el comandante de policía y el doctor le habían dicho. SungMin hacía muecas y se cubría la cara o la boca ante la información. 



—Ahora mismo espero por poder verlo, pero nadie viene a llevarme a su habitación. 



SungMin se sentó a su lado. 



— ¿Les dijiste a los demás? 



—También les envié mensajes. 



SungMin suspiró. 



—Debiste haber llamado. Has estado solo toda la noche. Entra a ver a Henry y luego ve a descansar, ¿está bien? 



ZhouMi estuvo por negarse, pero una enfermera los interrumpió y lo llevó hacia Henry. 



Lo hizo ir hacia una pequeña habitación, en donde le entregó una bata azul, una mascarilla, gorros y guantes. Entonces lo dirigió hacia la habitación en la que se encontraba el menor y se retiró. 



ZhouMi se quedó de pie, en el umbral de la puerta. No era capaz de acercarse hasta su novio. 



Henry tenía enyesada su pierna derecha, y estaba elevada gracias a una especie de arnés; la sábana que tenía no lo cubría del todo, y ZhouMi podía ver el vendaje en su abdomen; su rostro estaba magullado, con un moretón en uno de sus pómulos, como si hubiese sido causado por un puño. Y, como si todo eso no fuese ya un dolor para el mayor, Henry tenía varios tubos conectados a él. 



ZhouMi no se movió, no hasta que sintió que los hipidos habían desaparecido, que las lágrimas se habían secado en su rostro, no hasta que aceptó que todo eso era real. 



—Bebé… —murmuró acercándose. 



Acercó sus trémulas manos al rostro del menor, no llegando a tocarlo. Temía poder lastimarlo más. 



—Es mi culpa —susurró acariciando el cabello del chico—. Yo te hice esto. 



Sintió las lágrimas regresar a él, pero se controló. No era un buen momento para llorar. Debía ser fuerte, por él, por Henry. 



—Yo te hice esto —murmuró acercándose a él—, y yo te ayudaré a mejorar.  



Le dio un beso en la frente y continuó acariciándole el cabello. 



Después de unos minutos, regresó a la sala de espera, y vio a DongHae junto con HyukJae y SungMin. El menor de los tres se acercó a él y lo abrazó. ZhouMi se desmoronó. 



 



 



Al tercer día de estar inconsciente, Henry despertó. ZhouMi estaba sentado, leyendo, cuando lo vio moverse. Dejó el libro de lado y se acercó a la cama. El menor abrió los ojos, siendo ZhouMi lo primero que vio. 



—Hola… 



Su voz salió amortiguada. ZhouMi no pudo evitar abrazarlo, y se alejó pronto cuando escuchó al menor quejarse. 



—Aún duele —murmuró al verlo. ZhouMi tenía una enorme sonrisa, se veía cansado y con ojeras—. Te ves mal. 



ZhouMi rio entre dientes. 



—Mira quién lo dice —respondió el alto. 



Henry levantó los labios ligeramente. 



En ese momento ZhouMi se prometió que no lo lastimaría más, que cuidaría de él. No hubo un solo día, en la estadía de Henry en el hospital, en que ZhouMi faltó. 



Cuando Henry fue dado de alta y pudo ir al departamento, el mayor se encargó de mimarlo. No lo dejó solo y una vez que se hubo recuperado le mostró cuánto lo amaba y cuánto lo había extrañado». 



Henry corrió la puerta del balcón, mirando a su novio. 



—Hace frío —dijo, mientras la cerraba con el pie. 



ZhouMi se dio la vuelta, viendo al menor en pijama, con uno de sus suéteres y dos tazas. Se aproximó a él tomando una con las dos manos y le dio a Henry un beso corto en los labios. 



—Buenos días. 



—Buenos días —susurró el menor. 



El alto se alejó regresando a la barandilla. La ciudad estaba cubierta de neblina acompañada de un frío viento que corría a través de los edificios. 



— ¿Por qué estás aquí tan temprano? 



Henry se puso a su lado, sus dos manos en la taza. 



—Hoy son dos años —respondió el alto. 



El bajo sopló su taza y luego le dio un sorbo. 



—No deberías pensar en eso. Yo ya no lo hago. 



—Fue mi culpa. 



—No discutiré eso. —El alto suspiró. Henry rio entre dientes y chocó su hombro con el suyo—. Bromeo, MiMi. No fue culpa de nadie. Solo olvida lo que pasó. Yo sigo aquí. 



ZhouMi lo miró. Henry también lo miraba, pero, a diferencia de él, tenía una ligera sonrisa en los labios, pero una inmensa en sus ojos. El alto levantó las comisuras de sus labios y levantó su mano derecha, con la palma expuesta.  



El menor la vio. Las líneas de la mano eran oscuras, sus dedos eran largos, pero se veía cálida. Henry acentuó su sonrisa y tomó la mano de su novio, entrelazando los dedos. 



El alto levantó la unión de sus manos y besó el dorso de la ajena.  



No permitiría que Henry se fuera de su lado. Nunca. 

 

Notas finales:

Pueden seguirme en Tumblr~ (momento de propaganda xd)


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