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Pendragón por SortKean

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PENDRAGÓN

Harry Potter murió protegiendo a su padrino a los 15 años. Pero la muerte le dió otra oportunidad para vivir en un mundo diferente al suyo. Al sentir que falló protegiendo al mundo mágico, Harry tomará la decisión de defender a su nuevo mundo bajo el nombre de Pendragón.


0. PRÓLOGO

"De como la muerte llega siempre no importando raza, sexo ni edad. Es juez imparcial y adopta miles de formas."

 

"¡Avada Kedavra!"

Harry recordaba haber visto en cámara lenta como Bellatrix agitaba su varita y un chorro de luz verde salía de ella directamente hacia su padrino. Harry recordaba el miedo, el miedo a perder a la única familia que le quedaba. Recordaba haber corrido hacia Sirius, interponiéndose entre él y la maldición asesina. Y después… después ya no había nada, y lo había todo.

Estaba muerto. Eso le quedó claro desde el primer momento en que pudo cobrar conciencia de su situación. Si es que se le podía llamar conciencia a eso.

Era extraño.

Se sentía ligero, como si su mente flotara, y a la vez completo. Se sentía en paz.

Le agradaba esa nueva sensación. En vida nunca tuvo mucha paz, ya fuera por sus insoportables tíos o porque estaba ocupado salvando al mundo mágico. La paz era maravillosa.

Pero terminó de manera tan abrupta que incluso llegó a dudar que hubiera sido real.

Antes de darse cuenta estaba cayendo rápidamente en un infinito abismo de oscuridad. Mientras lo hacía, su mente recobró poco a poco la lucidez que había perdido, a la vez que la sensación de tener un cuerpo volvía a él. Terminó sobre un frío piso de mármol negro, con la espalda y la cabeza adoloridas por el golpe.

"Auch" gimió.

"Levántate, Harry Potter" le ordenó una voz.

Harry obedeció a regañadientes. «No es como si pensara quedarme en el suelo por toda la eternidad» pensó enfurruñado. Cuando se hubo parado, miró a su alrededor. Se encontraba a la mitad de una habitación completamente blanca, a excepción del suelo, bellamente decorada pero vacía de toda cosa o ser.

"Siéntate"

Ahí estaba otra vez esa voz que parecía salida de todos lados. Fría, seca y lejana. No era una voz que el muchacho hubiera escuchado antes. De hecho, Harry dudaba que alguien la hubiera escuchado jamás.

"¿Quién eres?" preguntó.

"Siéntate" volvió a repetir.

Harry había comenzado a enojarse.

"¡Y cómo diantres quieres que me siente si no hay…?" exclamó Harry, furioso, echando una violenta ojeada al salón. "...nada"

Un hermoso escritorio de lo que parecía ser caoba se encontraba al otro extremo del lugar. Dos sillas se encontraban situadas una a cada lado del escritorio, esperando a ser ocupadas.

Harry frunció el ceño. Después de unos segundos suspiró profundamente, rendido. Caminó directamente hacia allí y se sentó con desconfianza en una de la sillas. Observó con curiosidad cuán habilidosamente tallado estaba el escritorio. Muchas escenas épicas lo adornaban: la mayoría eran batallas entre hombres, y había de todas las épocas. El chico pasó sus dedos ligeramente sobre las figuras, fascinado, los rostros humanos ahí plasmados eran increíblemente realistas

"Yo que tú no haría eso" escuchó. Esta vez la voz había sido diferente, más cálida, juvenil.

El adolescente subió la mirada rápidamente al oír el llamado. Soltó un grito al reconocer la figura y casi se cae de la silla por el susto.

"¿Cedric?" preguntó, estupefacto.

El muchacho, que estaba sentado al otro lado del escritorio, sonrió para después reír ligeramente.

"Oh, no. Adopté esta forma porque pensé que te haría sentir más cómodo, supongo que no fue una buena idea" dijo, pensativo "Suelo adoptar la forma de aquellos cuya muerte dejó una gran impresión"

"… ¿quién eres?"

"¿No lo adivinas aún, Harry? Vamos, sé que eres un chico muy listo"

Harry lo miró con duda, como si se debatiera entre hablar o no de lo que pensaba.

"Yo, um… ¿eres la muerte?" aventuró.

El falso Cedric ensanchó su sonrisa aún más, algo que a Harry no le sentó bien, después de todo, pensar que era la muerte quien verdaderamente sonreía le daba escalofríos.

"¡Bingo! Sabía que podías hacerlo" lo felicitó.

Entre ellos se instaló un incómodo silencio. La muerte seguía observando, aun con esa sonrisa en su rostro, lo que hizo sentir a Harry más nervioso y extraño. Finalmente, el menor decidió romper el hielo.

"¿Por qué decías que no debería tocar el escritorio?" preguntó.

"¡Ah, eso!" exclamó, observando el mueble "Simplemente no es muy conveniente, lo uso de prisión".

"¿Prisión?"

"Si, mira" contestó "¿Ves todos esos rostros tallados? Son las almas de aquellos que intentaron escapar de mí a través de métodos abominables"

Harry, al oirlo, abrió grande los ojos. ¡¿Había dicho almas?!

"No te preocupes, Harry" lo tranquilizó "No estás aquí por eso"

"¿Entonces, por qué?"

La muerte suspiró, como augurando lo que parecía una explicación larga y complicada.

"No debiste morir, Harry" dijo "No viviste la historia que había sido escrita para ti" el ser de inmenso poder hizo una pausa, esperando a que el chico hiciera o dijera algo, al ver que no lo hacía, decidió continuar "Se supone que Sirius debió haber muerto en tu lugar, tu destino era vencer a Voldemort, tener una familia y una larga vida feliz".

"Eso claramente no sucedió"

"No sé lo que pasó" confesó, confundido "Pero eso no importa ahora, lo hecho, hecho está"

La Muerte se dió cuenta que Harry no se atrevía a preguntar qué sucedería con él, lo que le sacó una leve sonrisa.

"Si fuera de otro modo, te hubiera mandado de regreso"

Un brillo en los ojos de Harry delató sus esperanzas de volver. La Muerte no pudo hacer nada más que volver a suspirar con cansancio.

"Sin embargo…" continuó, el brillo se apagó y Harry esbozó una triste mueca "... eso será imposible. Tu cuerpo se perdió tras el Velo, no hay forma de recuperarlo y no puedo simplemente mandarte con un cuerpo nuevo. Si tu cuerpo se hubiese conservado, solamente hubiera tomado el fragmento de alma y te hubiera dejado vivir"

"¿Qué fragmento de alma? ¡¿De qué hablas?!"

La Muerte lo volteo a ver seriamente.

"¿Sabes lo que es un horrocrux, Harry?" preguntó.

El muchacho lo pensó por un momento y luego negó con la cabeza.

"No me sorprende" dijo "Al menos, es uno de los pocos secretos que los magos pudieron guardar y respetar. Un horrocrux es un objeto o ser que almacena un fragmento de alma, funciona como ancla, de manera que si el cuerpo del creador muere, su alma permanezca en el plano terrenal hasta que pueda encontrar un cuerpo nuevo."

"Eso lo haría como… inmortal" reflexionó Harry.

"Mas o menos. No es una inmortalidad verdadera pero les permite escapar de mi por un tiempo indefinido. Dime Harry, ¿qué piensas sobre eso?"

"No lo sé. Quiero decir, todo este asunto de ser inmortal podría no sonar tan mal. Pero si algo he aprendido es que todo tiene un precio, y si hablamos de no morir… el precio debe ser altísimo."

"Tienes razón, por supuesto. La única manera de desgarrar el alma es matando. Las razones también son importantes. Muchos matan por placer, pero otros lo hacen para proteger a quienes aman. Entre más odio e ira haya, más profundo es el desgarre. Por otro lado, si el horrocrux en cuestión es destruido, te estás condenando a una existencia miserable o incluso a la nada, todo depende del daño causado." la Muerte agitó su mano y algo extraño apareció al pie del escritorio. Harry se acercó para ver con más detalle pero en el momento en que pudo averiguar de qué se trataba, retrocedió bruscamente, asqueado. Algo parecido a un feto mutilado, con la carne desgarrada, se removía en el suelo, gimiendo lastimosamente.

"¿Que demonios es eso?"

"El destino de Tom Riddle, fruto de su idiotez" contestó "Como muchos, el miedo más grande de Voldemort es la muerte. Los seres humanos temen a lo desconocido, y no hay nada más ajeno a los vivos que la muerte. El miedo los hace cometer estupideces. Ésta es una de ellas."

"¿Voldemort?" repitió, sorprendido.

"Fue un ingenuo al pensar que realmente podía escapar de la muerte, más aún al creer que haciendo siete, el número mágico por excelencia, podría obtener algún tipo de invulnerabilidad. Tarde o temprano él morirá y tendrá que enfrentar las consecuencias de sus acciones. Un destino peor que la muerte. Esto es lo que pasa cuando la soberbia ofuzca tu mente y te crees con el poder necesario para desafiarme" dijo mirando con desprecio al ser.

"¿Dijiste que había hecho siete?"

"En efecto, tú eras uno de ellos, pero el fragmento de alma ya fue destruido"

"¿Alguien lo sabe?"

"Si, Albus Dumbledore lo sabe. El diario que destruiste en la Cámara de los Secretos era uno de ellos y sin ti, quedan cinco pendientes"

Eso no sirvió para calmar la inquietud de Harry. El muchacho claramente no podía dejar de preocuparse por sus amigos, aún incluso estando muerto. Había algo que no lo dejaba en paz. Poco antes de la intromisión de los mortífagos había escuchado la profecía, sabía del peso que estaba sobre sus hombros.

"No te preocupes, Harry. Ellos estarán bien"

"Pero ¿y que tal si no pueden vencer a Voldemort?, ¿y si algo muy malo les pasa? Yo tenía que vencer a Voldemort, la profecía..." dijo, expresando su mayor temor.

"Eso no importa ahora" lo cortó "Ya no es tu responsabilidad, Harry. El hecho de que hayas muerto no significa que no haya quien pueda vencerle. Además, esa profecía hablaba de un niño nacido a finales de julio de padres que enfrentaron a Tom tres veces y salieron con vida. Hay otro que cumple con las mismas características, él se encargará de completar el trabajo"

Eso lo agarró con la guardia baja. Y aunque por un momento se alegro por ello, también sintió cierto pesar por la carga que eso representaba. No se lo deseaba a nadie, él sabía más que nadie lo horrible que podía ser.

"¿Quién es?

"Neville Longbottom"

"Oh, no, pobre Neville"

"El chico es fuerte, aunque no lo creas. No digo que no habrá bajas, pero podrán acabar con Voldemort"

Harry no dijo nada. La charla había causado en él una extraña impresión.

"Tú eres diferente a la mayoría, Harry. Como tu antepasado, Ignotus, aceptas la muerte como a una vieja amiga. Por eso quiero darte otra oportunidad."

El muchacho alzó las cejas, realmente sorprendido.

"Pero… habías dicho que no podría regresar"

"Y no lo harás. Te daré una nueva oportunidad para vivir, un nuevo propósito, en otro mundo. Es hora de que realmente vivas tu vida."

"¿Cómo es ese otro mundo?"

"Oh, si. Es un lugar bastante interesante" aseguró "Estoy bastante confiado en que lograrás hacer algo grande. Entonces, ¿qué dices? ¿aceptas?"

Harry lo pensó bien.

"¿Tengo opción?" preguntó con una sonrisa.

"No realmente, el cielo aún no es para ti" contestó, riendo.

"Entonces, ¿qué estamos esperando?"

"Antes que nada, déjame darte algo. Lo necesitarás." La muerte abrió el cajón de su escritorio y sacó algo grande, un maletín de cuero café bastante elegante, y se lo extendió. "Tiene un hechizo de expansión indetectable. De hecho, dentro de él encontrarás toda una casa, muy bonita. Hay una habitación que conduce a una gran bóveda. Allí yacen todas la propiedades de tu familia. Verás que es bastante.. considerable."

"¿Todas las propiedades de mi familia? ¿Cómo es posible? Se supone que estoy muerto"

"Las saqué yo" confesó. "Tengo mis métodos"

Harry rió internamente tratando, en vano, de imaginar a la Muerte en Gringotts siendo atendida por un duende gruñon.

"Hay muchas cosas allí que son peligrosas en manos de la persona equivocada. Sin los Potter ahí para protegerlas, tenía que asegurarme de que eso no pasara. Por cierto, cuando lo necesites, busca bajo la sombra del dragón."

"¿A qué te refieres?" preguntó. El falso Cedric no contestó, solamente rió como había estado haciendo desde que se conocieron.

"Oh, mira" dijo señalando algo detrás de él "Ya llegó tu transporte"

El muchacho volteó. A mitad de habitación el suelo había comenzado a agrietarse y, antes de que se diera cuenta, se formó un agujero del tamaño de un carro que daba a un oscuro abismo. Harry se preguntó, algo hastiado, si la muerte tenía cierto gusto por los abismos. ¿Por qué no, mejor, ponía una escalera? Incluso un ascensor, ¿tan difícil era?

"No sería tan divertido, Harry" le dijo, como si hubiera leído su mente. "Ven, sígueme"

El azabache hizo lo que le dijo. Mirando con cierto recelo aquel lugar. Una vez llegaron a la orilla del agujero, la Muerte lo miró con una sonrisa.

"Espero que te gusten las mayas" dijo.

"¿De qué hablas?"

"Ya lo averiguarás" y sin más lo empujó a la oscuridad infinita.


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