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Between Us and Them. por NirahGasai

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Notas del fanfic:

Advertencia:


 


Esto es un fic sin ánimos de lucro.


Dragon Ball, Dragon Ball Z, Dragon Ball GT y Dragon Ball Súper


Son propiedad de ToeiAnimation, FunAnimation, Shueshia y Akira Toriyama.


Por favor apoya el producto original.


 


 

Notas del capitulo:

Halo!!

 

Aquí hay un nuevo fic sacado de mi cabecita atrofiada. :3

Tal vez no lo vuelva a actualizar, esto es solo un "proyecto" que se me ocurrió hace un largo tiempo. Desde hace dos o tres meses que lo comencé y hoy lo terminé. 

Si quieren que lo continúe solo tienen que spamear en la caja de comentarios que lo siga. 

 

SPAM EN LA CAJA DE COMENTARIOS. 

 

Sin más dilataciones...

A LEER!!

Chapter I. Warriors.

Capítulo I. Guerreros.

 

Hace muchos años, unos seres humanoides llamados Saiyajins llegaron a la Tierra, en busca de refugio. Con gusto nosotros los humanos se lo ofrecimos, a cambio de que nos protegieran. Ahora ellos viven en diversas regiones del planeta, viviendo normalmente…

Estos seres, como ya dije, son muy similares a nosotros con ciertas particularidades. Como su altura por ejemplo. Ellos son muy altos y grandes, su estatura mínima es, creo, un metro setenta. O su extensión vertebral, o como es conocida, la cola que poseen. También su mandíbula, esta parte es más ancha y grande que la nuestra, diseñada para poder morder con un peso de diez kilos, sus dentadura está hecha para romper huesos y apostaría que hasta una barra de hierro de unos cinco centímetros de diámetro. ¡Oh! Por supuesto que su contextura física también es muy notable, están hechos para pelear, su piel es tan resistente que ni siquiera un cuchillo afilado la atraviesa…

 Esto es un hecho curioso sobre ellos. Como dije los Saiyajines son físicamente muy parecidos a nosotros, bueno. Hay posibilidades que un Saiyajin macho nazca hermafrodita. ¿Qué significa esto? Que poseen los dos sistemas reproductores, femenino y masculino. A esta clase de Saiyajin se le denomina Bietā… Si, un nombre raro, bueno. Estos Saiyajines son más delgados y atléticos. Son muy rápidos y ágiles por su físico. Tal y como los guepardos, son rápidos y ágiles por ser delgados…

En cambio, los Saiyajines de gran contextura física se les denomina Shihai. Saiyajines machos fuertes y dominantes, perfectos para intimidar a cualquiera. Estos usan su fuerza y su gran habilidad de poder emitir rugidos como los grandes felinos. Exacto, como los leones. Todos los Saiyajines pueden, pero el de ellos es mucho más fuerte, especializados en la caza. Luego están los Krieger, son Saiyajines más normales pero sin quitar que intimidan con su cuerpo, se parecen a los Shihai pero son un poco más menudos y se especializan en luchar y proteger. Son guerreros prácticamente.

Se estarán preguntando porque hay Saiyajines machos que nacen hermafroditas, ¿Acaso no hay mujeres?... Si, si las hay, pero son solo un tercio del total de Saiyajines. Para ser concretos, tres de cada diez Saiyajines nacidos son mujeres. Así que su raza evolucionó para prevalecer. ¿Qué tienen de especial las mujeres? Además de que si las haces enojar son capaces de matarte, pues que a ellas también se les clasifica biológicamente. Están las Voin, mujeres guerreras atléticas, ellas pueden tener más de un hijo, son de gran carácter y muy protectoras. Luego están las Mat', son más “delicadas” según ellos y normalmente fallecen a la hora del parto por su débil cuerpo. No tienen más que un hijo.

 Otro dato curioso, tanto los Bietā como las mujeres no tienen periodo. Asombroso, ¿No?. Ellos para poder aparearse entran en “celo”, normalmente en primavera y otoño.. ¡Eso es tener suerte! Nosotras, las mujeres tenemos que soportar una semana al mes de terribles dolores y ustedes los hombres nos tienen que soportar de mal humor. ¡Jaja!

Bueno, no nos distraigamos. Su tiempo de gestación ronda por los siete a ochos meses. Dos o un mes antes que el nuestro. Esto es porque los bebes Saiyajines nacen, para nosotros, prematuros. Pero inmediatamente comienzan a alimentarse con líquidos, necesitan muchas proteínas y vitaminas para que crezcan y tengan un tamaño normal y pesen unos tres o cuatro kilos. ¿Cómo hacen los Bietā para alimentarlos? Fácil, le dan de alimentar con biberones, ya que ellos no poseen las glándulas generadoras de lactosa…

¡Oh! Claro… Bueno, como sabrán, las relaciones entre Saiyajines y Humanos está deliberadamente prohibida. Si se incumple será penalizada y por parte nuestra diez años de prisión, y por su parte la muerte… Si, trágico. Pero ellos tienen tradiciones barbáricas como los… Mmm… ¡Como los vikingos! Tienen costumbres tribales y un poco inmorales para nuestra sociedad. Pero saben porqué, como ya dije anteriormente, los Saiyajines son muy instintivos. ¿Qué quiere decir? Que se guían más por el instinto animal que poseen que por su razón…

Ha habido muertes por causas como estás, explico bien. Cuando no estaba prohibido tener relaciones entre Saiyajines y Humanos, pues habían. Las mujeres humanas no podían soportar el salvajismo y brutalidad de los hombres Saiyajines y mayormente morían en el acto sexual. También pasaba con las mujeres Saiyajin y hombres humanos… Ellos tienen mucha energía acumulada, que gastan cuando pelean. Pero también la gastan teniendo relaciones, es un acto muy normal para ellos. Por eso es que nosotros los humanos no podríamos soportarlos...

 A pesar de ser muy inteligentes poseen esas costumbres. ¡Creen en dioses! Por ejemplo, de uno que mucho se escucha es de Miesiac, la diosa de la Vida y Fertilidad, la representan con la Luna, ella da vida y protege a las embarazadas y recién nacidos. Otro también muy nombrado es el Dios Krieg, dios de la guerra… ¡Exacto! De ahí viene el nombre Krieger. Lo representan con una espada o con esferas de energía en sus manos…

Sí, ellos pueden manipular la energía pero son fieles a sus costumbres y hay veces que los puedes ver portando armas…

Y el último Dios más llamado es Smert', Dios de la muerte y del inframundo. Es como Hades, el Dios griego…

Si, los Saiyajines son gobernados por una monarquía. Hace unos cinco o seis años que el Reino del Rey Vegeta terminó y se lo cedió a su hijo mayor, Tharos. Pero este le propuso dividir el reino para que sus hermanos menores pudieran gobernar… Para aclarar, el antiguo Rey Vegeta tiene seis hijos y una hija. Entre los primeros cuatro hermanos se dividieron los territorios en cuatro reinos diferentes. El Reino del Rey Tharos, que se encuentra en todo gran parte de Australia e islas cercanas, el Reino de Chard, se encuentra en los límites de China e India, el Reino de Turnip, que se encuentra en el territorio de Francia y España y el Reino de Cress que se encuentra en todo el Sur de Argentina y Chile…

¿Y los otros? Pues el mayor de los que sobró, el príncipe Vegeta, se negó a gobernar un territorio en concreto y se lo cedió a su hermano menor Cress, y él es ahora si no mal recuerdo el que tramita las negociaciones y alianzas entre los planetas y es el “jefe de las fuerzas armadas” de todos los reinos. Digo fuerzas armadas para que entiendan, porque ni yo sé muy bien que término usar.

El hijo menor Tarble, se encarga más del lado científico de la población, siendo un gran físico y genio en la tecnología. Como ya dije, ellos son muy inteligentes y prodigios.

Y en cuanto a su hija Keel, ella se encarga de las relaciones sociales que tiene su raza con la nuestra, para que no se genere ningún conflicto entre reinos y territorios nuestros. Porque sino, ¡Nosotros terminaríamos todos muertos!

Hay algo que es muy curioso pero no está confirmado, al menos nosotros no sabemos. Es que tanto el príncipe Vegeta como el príncipe Tarble parecen ser Bietā son más delgados y estilizados que los demás… Bueno, el príncipe Tarble es delgado por no entrenar así que, no sabría decirlo bien...

¿Su carácter? Pues solo tuve la suerte de encontrarme con el príncipe Tarble en la convención nacional de investigación. Y la verdad es que era muy amable, opuesto a sus demás hermanos que son serios como todo Saiyajin... ¡Oigan! Yo no digo que todos los Saiyajines sean así. Hay algunos que son muy amigables y sociables. Pero como siempre digo, depende de como han sido criados. Al igual que nosotros.

Sé que el príncipe Tharos es serio y estricto pero comprensible y respetuoso. Y es muy guapo… ¡Bueno! ¡Dejen soñar! Pero los demás no son de salir mucho, no sabría decirles…

El sonido  del  timbre  del receso  sonó.

¿Qué? ¿Ya es recreo?... Bueno creo que es todo por hoy chicos. Espero que les haya gustado mi charla sobre Saiyajines ¡Jaja! Pero ya mañana empezaremos con el tema nuevo de verdad.

¡Hasta mañana!

 

#*#*#

 

Pasadas las sies horas cátedras, los alumnos y la mayoría de los profesores salían de la institución. Los jóvenes salían en grupos charlando entre ellos alegremente, otros se despedían de sus compañeros para irse por caminos contrarios, otros subían a los coches que esperaban en la acera. Y otros simplemente se iban o caminando o tomando algún transporte público. Algunos profesores se quedaban en la puerta del colegio charlando con sus colegas que trabajaban hasta la noche y salían a tomar un poco de aire. Y ahí estaba Bulma, una de las profesoras de química del colegio, charlando de la vida con sus colegas profesores. La mujer era la hija del mayor inventor de todo Japón, y ella no estaba atrás, había inventado junto con su padre los autos híbridos, capaces de funcionar sólo con energía eléctrica o solar. Pero ella decidió dejar la carrera de inventos de su padre y fue a dar clases a los más prestigiosos colegios del país y del mundo. Por lo tanto ella era muy famosa.  

Mientras que los alumnos y profesores salian, un hombre alto de contextura física envidiable para todo hombre que pase por su lado, con los cabellos alborotados color azabache vestido casual, unos jean's sueltos azules, con una camisa blanca junto a una chaqueta naranja. Caminaba con una sonrisa en su rostro. Como no había de faltar, los murmullos por parte del alumnado no se hizo esperar y gracias al agudo sentido de la audición, el hombre podía escucharlos.

— ¿Quién es? ¡Que guapo que es! ¿No es un Saiyajin? ¡Es enorme! — y muchas otras cosas más salían de las jóvenes bocas adolescentes.

Pero él no se inmutaba, estaba acostumbrado a que lo mirasen por su diferencia física. Caminó hasta llegar a donde se encontraba la mujer de celestes cabellos.

— ¡Hola Bulma! — saludó posando sus manos en la cintura.

— ¡Hola Goku! ¿Cómo estás? — saludó también la fémina, las mujeres junto a ella también saludaron cordialmente. — ¡Chau chicas, nos vemos mañana! — se despidió caminando por donde vino el hombre quien tomo su bolso y exclamó.

— ¡Oye! ¿Qué traes aquí? Pesa mucho — se quejó poniendo una mueca.

Bulma lo ignoró, caminando hacia la avenida. El hombre le siguió el paso llegando a su lado izquierdo.

— ¿Hiciste algo interesante? — preguntó el hombre para iniciar un charla.

— Pues no mucho. Estuve entregando los exámenes, di tema nuevo y ¡Ah! Estuve hablando sobre los Saiyajines. Prácticamente, perdiendo el tiempo. — comentó con una sonrisa.

— Pues yo no creo que hayas perdido el tiempo, los Saiyajines son una raza muy interesante — dijo sin mirarla.

— ¡Ay! ¡Goku! ¡No hay nada de interesante cuando lo que dices es lo que todos ya saben!... Y nosotros no podemos sabes más de ellos porque ellos no quieren — dijo molesta cruzándose de brazos.

— Ellos solo están protegiendo sus costumbres y creencias. Además los humanos tampoco le cuentan todo a los Saiyajines. No le veo lo justo a que ellos tengan que contarles su vida y uste-- digo que nosotros no le contemos nada a ellos. — dijo lo último un poco nerviosos, las miradas le cayeron como plomo en la cabeza.

— Si lo entiendo Goku. Pero me gustaría saber más… Como piensan, o porqué hacen ciertas cosas y porqué no hacen otras cosas… No sé, quiero saber algo sobre una raza que prácticamente invadió nuestro planeta y nosotros los recibimos con los brazos abiertos — terminó la frase abriendo los brazos de par en par, parada frente a un automóvil.

La mujer negó con su cabeza para sacar de su cartera -que llevaba a cuestas- las llaves del auto. Lo desbloqueó y entró.

— Sube anda. — pidió amable la mujer abriendo la puerta del copiloto.

El hombre de nombre Goku dudó un poco en entrar. No le gustaban esos aparatos, no por el hecho de que le molestara sino porque él era “muy grande” o el auto era “muy pequeño” para él, y eso le incomodaba.

— ¡Vamos Goku! O llegaremos tarde a mi casa — insistió la peliceleste con una sonrisa compasiva.

Con una risa entre dientes dejó el maletín en la parte trasera del coche y se subió, acomodándose en el asiento del copiloto.

— No me gustan estas cosas — se quejó poniéndose el cinturón de seguridad.

— Bueno, estos coches no están hechos para Saiyajines. — dijo burlesca prendiendo el motor y comenzando a conducir.

— Porque nosotros no necesitamos de estas cosas, podemos volar. — dijo el hombre de cabellos alborotados con aires de grandeza.

— Si, por supuesto… Oye, escuché que hoy será el festival de Miesiac. ¿Irás? — preguntó curiosa fijando su vista a la calle.

— Debería, hace años que no voy… — dijo en un suspiro. — Hace tiempo que no veo a mi familia. — añadió melancólico.

— Haber, cuanto tiempo… ¿Unos cinco años? —

— Siete. — corrigió mirándola.

— Bueno, siete años. Debería ser hora de que los visites. Además, ya tienes la edad necesaria para entrar a ese lugar. ¿Cómo se llama? —

— Ser un soldado Real. — respondió mirándola con una ceja levantada.

— Eso… —

— Si pero no sé si me aceptaran… — en un momento toda esa felicidad que irradiaba se esfumó, contaminándose de un aire de decepción. — Estuve mucho tiempo fuera, entablando relaciones con los humanos. Dejando de lado mi sangre Saiyajin… No creo que me acepten. — dijo con tristeza bajando la cabeza.

La mujer hubiera jurado que si los Saiyajines tuvieran orejas como los animales, juraría que estás estarían caídas en señal de tristeza. Para reconfortarlo, le golpeo el hombro.

— Tranquilo, ya veras que todo va a salir bien — sonrió mostrándole confianza.

Goku le devolvió la sonrisa para luego enfocar su mirada al parabrisas, observando las calles y personas que pasaban velozmente. La peliceleste, para no aburrirse, puso la radio donde justo estaban pasando una agradable música. Luego de unas cuantas cuadras el semáforo los atrapó, obligando a la profesora a detenerse. Mientras esperaban el hombre vio un pleito que se estaba generando entre un Humano y un Saiyajin. 

— ¡Dame mi maldito collar pedazo de mierda! — exclamó furioso el enorme Saiyajin, tomando de la campera al flacucho humano.

Un policía se acercó para poder detener la disputa, pero cuando llegó y se dio cuenta de que quien estaba dentro de ese problema era un enorme e intimidante Saiyajin. Titubeante, trató de calmar al hombre.

— Se--Señor... Por favor, tranquilícese. — dijo nervioso mirando al Saiyajin.

— ¡Esta mierda de humano me robó! ¡¿Con qué derecho?! — preguntó clavando sus furiosos ojos a los nerviosos del policía.

— Con el derecho de que seas un animal. — dijo el ladrón escupiéndole en la cara al hombre.

Todos inmediatamente se quedaron helados, nadie ni siquiera un ebrio o loco desquiciado haría algo tan atroz como eso. Los Saiyajines eran conocidos por su temperamento, eran fáciles de alterar y difíciles de tranquilizar.

El Saiyajin giró su cabeza lentamente dirigiendo sus ojos negros cual abismo a los desafiantes ojos del ladrón. Su respiración se podía escuchar claramente, señal de que trataba de no cometer un delito. Con lentitud el Saiyajin acerco su rostro al del humano, levantándolo del piso le susurró.

— Si sigues por este camino, solo llegarás a la oscuridad — dicho esto lo soltó, limpiándose con la mano la saliva de la escupida y retomando su caminar.

El policía de inmediato levantó al hombre y lo esposó. Durante el discurso que el policía le daba el ladrón pudo ver como el material que él mismo le había robado estaba siendo sostenido por la cola de mono y ocultándola en uno de los bolsillos de la camera que el Saiyajin llevaba.

— Esa gente no aprende, ¿Verdad? — dijo Bulma largando un suspiro acelerando cuando el semáforo se puso en verde.

No recibió respuesta por su amigo que se quedó mirando por la ventanilla. Ella no insistió y siguió su trayecto hasta su hogar.

Luego de varios minutos manejando y viajando llegaron a destino. Ambos salieron del automóvil y con la ayuda de su amigo, Bulma llevó su bolso y maletín dentro de la casa. Con cansancio la mujer se tiró al sofá del living, quitándose los molestos borcegos. El hombre de cabellos azabaches solo se sentó en el sillón frente al de ella quitándose la campera naranja dejando ver un tumulto cilíndrico donde debería estar su cinturón.

— Sácala, que no te de pena. No es como si no fuera la primera vez — dijo la fémina sin mirar a su amigo sabiendo de ante mano que ocultaba su cola entre sus ropas.

El hombre solo sonrió desenrollando su cola, dejándola libre moverse detrás de él con eufuismo. Y así se quedaron unos momentos, descansando del pesado día.

— Goku… ¿Vas a ir al festival? — preguntó retomando la anterior conversación.

— Si, ¿Por qué? — preguntó sin entender.

— Es hoy. ¿Lo sabes? —

— ¡Oh!… Entonces debería irme ahora. — comentó para si mismo mirando al techo.

— Me encantaría ir... — dijo a nadie en particular la peliceleste.

Miró cómplice al hombre sentado frente a ella con una sonrisa picarona.

— ¡Ah no! Ni creas, no puedes ir Bulma. ¡Está prohibido! — Exclamó negando con la cabeza. — No es como si te tiñeras el pelo de negro y te pongas algo en los ojos para pasar desapercibida… —

Dos horas más tarde ambos salían de la peluquería con una Bulma de negros cabellos con unos hermosos ojos negros que se había colocado anteriormente.

— Para qué hablo… — dijo molesto el Saiyajin de brazos cruzados.

— ¡Ves! ¡Ahora podemos ir! — gritó emocionada la morocha.

Con un bufido por parte del hombre, caminaron hasta un callejón y salieron volando para ir directo al hogar del Saiyajin.

Pasaron unas pocas horas y las aldeas Saiyajines se podían ver desde el cielo. La familia de Goku vive en la zona precaria del territorio del Rey Turnip. Al aterrizar en uno de las calles principales, donde se podían ver tanto mujeres como hombres trabajando, llevando mercadería a sus tiendas u hogares, Saiyajines con caballos usándolos para llevar la carretilla con suministros, todo el ambiente se asemejaba al antiguo estilo de vida colonial. Muchos de los Saiyajines que se cruzaban saludaban en su idioma a Goku, alegrándose por volver y por no verlo hace tiempo. A lo que él respondía de igual manera, feliz de volver a ver a los de su raza. Ella no se despegaba ni un momento de él, se mantenía firmemente agarrada al brazo derecho del hombre, tratando de hablar lo mínimo y levantar la cabeza lo suficiente. Su rostro era conocido por muchos y temía que la vieran.

Luego de unos minutos más de caminata, saludando a los Saiyajines, llegaron a una humilde vivienda que poseía una huerta y un establo donde habitaban vacas, cerdos, ovejas, cabras y gallinas. La cola de Goku comenzó a moverse más rápida, en señal demostrativo de que su dueño estaba entusiasmado.

— ¡Hey, Black! ¿Qué haces aquí? Creí que estabas entrenando. — escuchó la mujer, era un voz gruesa y grave.

Giró un poco la cabeza para darle un cuerpo a esa voz, era un Saiyajin mucho más grande que su amigo, con el cabello largo hasta las rodillas y una mirada aterradora.

— ¡Raditz! ¡Hermano! — gritó feliz el hombre soltando a Bulma y corriendo hasta topar con su hermano, chocando sus frentes como los gatos cuando se saludan (si nunca lo vieron. Como en el Planeta de los Simios).

— Kakarotto, enano. ¿Qué demonios haces aquí? — “saludó” Raditz repitiendo el gesto de su hermano.

Ambos hermanos se alejaron, uno sonriendo radiante y el otro con una pequeña sonrisa en su serio rostro.

— Te quiero presentar a alguien — dijo señalando a la mujer de cabello teñido.

La mujer se acercó extendiendo una mano en señal de saludo.

— Hola, soy Buruma — saludó amable.

El intimidante Saiyajin la miró con una ceja levantada cruzándose de brazos.

— Buruma… — Goku le hizo una seña de que guardara la mano, definitivamente no era esa la forma en que los Saiyajines acostumbraban a saludar.

— Bien… Vamos idiota, seguro que madre estará feliz de verte luego de siete años. — dijo golpeándole el hombro a su hermano.

La palabra vergüenza era corta para la que pasó la mujer cuando quedó con la mano extendida en el aire. Siguió al dúo de hermanos que comenzaron a charlar de cosas que ella no comprendía, no porque estuvieran hablando en otro idioma, porque no lo hacían, sino porque simplemente sus conversaciones eran extrañas para cualquier humano.

Entraron a la humilde casa, por dentro era como una cabaña medieval con toques rústicos.

— ¡Madre! ¡Adivina lo que encontré en la basura! —gritó hacia las escaleras el hermano de su amigo, pasando su brazo izquierdo por el hombro de Goku.

— ¿Tu poder? ¿ O tu dignidad? — preguntó con ironía su mejor amigo.

Goku podía ser amable e inocente pero cuando su lado Saiyajin salía al aire, era otra persona.

— Al menos eso lo puedo recuperar. No como tu y tu instinto Saiyajin, o tú honor como guerrero. — dijo su hermano mayor sonriendo con arrogancia.

El guerrero Saiyajin de cabellos alborotados bufó cruzándose los brazos bajando su cabeza.

— (Que cariño que se tienen…) — pensó la fémina teñida riendo para sus adentros por la manera despreciable en como se trataban.

Cuando viró su rostro a las escaleras una hermosa mujer de cabellos negros hasta un poco más debajo de los hombros, con grandes ojos negros iguales a los de su amigo bajaba con una sonrisa. La mujer Saiyajin llegó al final del escalón y miró para arriba, cabe destacar que la mujer era un poco más alta que ella, media un metro sesenta y cinco.

— ¡Kakarotto! ¡Mi pequeño! — gritó emocionada echando a correr para caer y abrazar a su hijo a lo que él le respondió.

Sus colas se entrelazaron, apretándose fuertemente. La madre de Goku se bajó de su hijo y miró contenta a la amiga de este.

— ¡Buenos días preciosa! Es extraño ver a otra mujer en esta casa — dijo riendo con simpatía.

— Ella es-- — Goku fue interrumpido por su hermano.

— Es Bulma Brief, la mujer inventora esa — dijo con simpleza.

Como por arte de magia, se le heló la sangre. Había sido descubierta tan pronto, y ni si quiera dijo algo. Ahora su vida dependía de sí la familia de su amigo diría algo.

Observó con terror al joven de los Saiyajin.

— Te creías que no me iba a dar cuenta. — dijo con seriedad el Saiyajin de largos cabellos. — Tu olor es humano. — comentó moviendo su cola azotando el aire.

— Tranquila. No le diremos nada a los soldados. ¿Verdad hijo? — preguntó la mujer Saiyajin mirando a su hijo mayor.

— Claro… No me digan nada. — dijo irónico el hombre mayor cruzando sus brazos.

— ¿Eres un soldado? — preguntó atónita la humana.

— ¡Por supuesto! Puedo ser un soldado tranquilamente. — dijo con arrogancia levantado su mentón.

— Goku también quiere serlo… — comentó en voz baja la mujer de negros cabellos teñidos agachando su cabeza, ocultándola de los Saiyajines.

El joven guerrero rió nervioso pasando una mano por su nuca. Su madre y hermano lo miraron con extrañeza y curiosidad.

— ¿Qué tanto le has dicho a estos humanos? Inútil. — una voz parecida a la de Goku se escuchó atrás de ellos.

Un hombre idéntico a su mejor amigo apareció con mirada altanera con sus ojos serios.

— Hola… Black. — saludó seco el Saiyajin convirtiendo su nerviosismo en seriedad.

— Black, Kakarotto. Basta. — retó la madre colocando sus manos en la cintura.

— Mocosos, Tienen veintitrés años. No cinco — se burló el hombre de mayor altura interponiéndose entre los dos. — Es Black. Su hermano gemelo… ¿Ustedes tienen eso, no? — preguntó a la terrícola.

— Si. — respondió intimidante, la voz potente del Saiyajin la ponía nerviosa, no estaba acostumbrada a ese tono de voz tan grave y serio.

— Ella es mi amiga. — dijo Goku avanzando pasos lentos hacia su hermano.

— Es una humana… — respondió con la misma seriedad su hermano también avanzando.

Raditz, sabiendo a donde llegaría esto se interpuso entre los dos gemelos estirando sus brazos tocando los pechos de cada uno, frenándolos.

— ¡Oigan! — gritó la fémina Saiyajin, su semblante tierno y amable cambió por uno serio y determinante. — ¡Tienen prohibido pelear dentro de la casa! — ordenó la madre de los Saiyajin.

— Pues dile a ese idiota que no insulte a mis amigos. — dijo enojado el joven guerrero avanzando siendo detenido por la mano de su hermano mayor.

Black estaba a punto de reclamar pero un golpe en la puerta lo detuvo, los rastreadores de los Saiyajin que posaban en la mesa sonaron, dando un pitido de advertencia. La mujer tomó uno de ellos y leyó el mensaje. Un nivel de pelea de cincuenta mil junto a otro de treinta y uno más débil de apenas veinte.

— Chicos… Su padre y otros dos están en la puerta. — aviso la madre caminando hacia los hermanos.

— Voy… — dijo el menor de los hermanos caminando disgustado a la entrada.

Abrió la puerta con mal gusto, su padre y otros dos Saiyajines más poderosos estaban esperando.

— ¿Kakarotto? — preguntó su padre no creyendo lo que estaba viendo.

_ Hola padre. — saludó cordial. — Hola.. Ehm… —

— Soldado Broly. — se señaló el más grande de los hombres. — Príncipe Vegeta… — identificó al hombre de menor estatura.

— Príncipe Vegeta.. — repitió asombrado.

¿Por qué el mismísimo príncipe Vegeta vendría a su casa? O mejor dicho. ¿A qué?

Bulma, aterrada al ver a los hombres se ocultó disimuladamente detrás de la mujer Saiyajin, quien sonrió compasiva tomando su mano haciendo que se quedara a su lado. Su amigo de años dejó pasar a los recién llegados haciéndose a un lado con el debido respeto.

— ¿A que se debe su visita? Majestad — preguntó el mayor de los hermanos respetuosamente haciendo una pequeña reverencia.

— Se ha informado que el guerrero Kakarotto ha vuelto después de siete años en donde sólo se sabía que fue a convivir con los humanos. — informó el soldado mirando con cortesía al susodicho.

El Saiyajin llamado Broly le daba un terror abrumador a la mujer, su inmenso cuerpo y estatura intimidaba. Podía jurar que media, al menos, un metro noventa. Sus cabellos negros caían en sus hombros, su mirada seria, sin una pizca de sentimientos. Vestía una armadura con hombreras, roja y negra con un símbolo en su pecho, llevaba una cadena dorada rodeando su cuello con una piedra celeste incrustada en ella.

— ¿Y porqué viene usted? — preguntó la mujer Saiyajin al príncipe acercándose a los hombres sin dejar de sostener la muñeca de la humana.

— Quería ver como iba todo por aquí… — dijo con elegancia el príncipe cambiando lentamente al centro del comedor. — Además de venir y llevarme a Kakarotto… — comunicó sin modificar su faz. La familia se sorprendió, todos quedaron en silencio observando al príncipe y al menor de los hermanos. — Broly, explícales. — dijo aburrido dándole una seña con su mano.

— Si, su majestad. Nos llevaremos al guerrero Kakarotto, gracias a su relación que tiene con los humanos. Nos será de gran ayuda para llevar a cabo unos asuntos que tenemos con ellos. — informó amablemente sin cambiar su timbre de voz.

— Pero… Recién llego… Estuve siete años fuera… No pue-- — fue interrumpido por la potente voz del guerrero de cabellos en forma de flama.

— No nos importa… Vendrás con nosotros… — la voz del príncipe resonó con poder. Frunció el ceño y miró con ojos muertos al joven quien protestaba. Apuntó con dos dedos al guerrero. — A no ser que quieras desafiar la palabra de su majestad. — con ironía formó una esfera de energía azul claro.

— Iré… — respondió asustado.

— Muy bien… — dijo el hombre de menor estatura saliendo de las casa siendo acompañado de su soldado. Frenó en la salida de la casa mirando hacia atrás con los ojos entre cerrados. — Espero verte pronto… Kakarotto… — habló con voz grave.

Los Saiyajines más poderosos salieron volando. La familia se quedó atónita viendo como el príncipe y su soldado salían volando.

— ¿Alguien más se dio cuenta del tono de voz que usó el príncipe? — preguntó destrozando el momento de tensión que se había generado.

— ¿De que hablas? — cuestionó el menor de los Saiyajines mirando confuso a su amiga.

— Su voz. Parecía… No se. Diferente. Como con… Sensualidad. — trató de hilar las palabras la humana confundiéndose a si misma.

— ¿Sensual? ¡Ja! El príncipe Vegeta coqueteando con nuestro hermanito. ¡Jaja! Los humanos sí que son graciosos. — se burló el guerrero de cabellos alborotados.

— Bueno… El príncipe Vegeta es un Bietā… Y Kakarotto es un Krieger… — sugirió el patriarca con malicia.

— ¡Bardock! — gritó la fémina frunciendo su ceño.

— No sería mala idea… — dijo con falsa emoción el hermano mayor de Goku.

— Como digas. Será una tortura convivir con los príncipes… — dijo decepcionado el joven.

— Si claro… — contestó irónico Raditz.

La mujer Saiyajin sonrió.

— Kakarotto, ya que estas aquí… Nos acompañarás al festival de Miesiac. Sería bueno que fuéramos en familia. — comentó melancólica acercándose tiernamente a su hijo menor.

— Si aún quieres, claro. A no ser que ya no te guste nuestras festividades primitivas… — dijo sarcástico Black cruzándose de brazos.

— Por eso vine… Para pasar el día con mis padres y hermanos — enfatizó la última palabra mirando seriamente a su hermano gemelo.

— ¿Y esta humana? — preguntó serio el guerrero mayor.

— Yo vine para ver también el festival… — respondió tímida bajando la cabeza.

— la trajiste aquí aun sabiendo que no es posible. — retó enojado el hombre mayor moviendo su cola efusivamente.

— ¡Juro que no va a decir nada! —

— ¡Podrían habernos matado! ¡El mismísimo príncipe Vegeta estaba aquí y pudo saber que ella era una humana! — gritó furioso su padre avanzando hasta su hijo menor.

— Solo a ti se te ocurre traer una terrícola a casa. — comentó el mayor de los hermanos.

— No hará nada. Se los prometo. — dijo juntando sus manos en suplica.

Los hermanos se miraron cómplice, cada uno se fue a su habitación ignorando la situación.

— ¡De seguro que ese Broly lo sabe y le dirá al orgulloso príncipito presuntuoso! — gruñó Bardock.

— Bulma… — llamó su mejor amigo. La faz del menor era de temor absoluto, hace tiempo que no veía esa cara en el rostro alegre del hombre de alborotados cabellos. — Estamos en serios problemas si te descubren. — dijo en voz baja pero lo suficientemente fuerte para que ella lo escuchara.

— Si ese gigante sabía que soy una humana… ¿No lo hubiera dicho y ya? — cuestionó tratando de tranquilizar a su compañero.

— Broly está tan loco como el príncipe Vegeta. Sería capaz de ocultarlo y decirle luego. — comentó la Saiyajin acercándose a la mujer teñida.

— ¿Tanto miedo le tienen a ese enano? — preguntó confusa, el príncipe intimidaba con su voz pero nada más.

— Ese “enano” como tú le llamas. Hace unos pocos años atrás era uno de los soldados estrella de Freezer, porque era el más frío y cruel de todos. No le importaba nada, era un asesino sin razón. Tanto tiempo con Freezer lo volvió loco y ahora, si lo molestas demasiado se convierte en el antiguo psicópata trastornado que solía ser. Y nadie. Repito, NADIE quiere hacerlo enojar. Además de que es el segundo Saiyajin más poderoso en la historia. Su poder llega a unos treinta mil o treinta y cinco mil. Y es mucho. — dijo el patriarca con seriedad caminado hacía las escaleras donde se habían ido anteriormente sus hijos.

— Se le tiene mucho respeto aquí a la realeza, cariño.— añadió la mujer con una sonrisa cálida yendo a la cocina que estaba atravesando el arco de madera.

— Será mejor que me vista adecuadamente para ir al palacio. — dijo para si mismo el guerrero de cabellos alborotados. — Bulma, si quieres puedes quedarte aquí y ayudar a mi mamá en algo. No le molestará que le ayudes. Pero ni se te ocurra salir. — advirtió su amigo partiendo a su habitación que estaba escaleras arriba.

Sin otra opción que tomar, la profesora fue a ayudar a la madre de su mejor amigo…

 

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— ¿Por qué eligió a Kakarotto para que ayude a su hermana? — preguntó el guerrero más alto a su príncipe quien se están quitando la armadura, acariciando a un animal.

El animal era un Wyvern, tenía alas como la de los murciélagos, pegado la membrana a sus brazos, su cabeza alargada con cuernos delgados y afilados en dirección a su cuerpo, con garras parecidas al de los dinosaurios. Con hermosas escamas blancas y delgadas líneas doradas, daba una impresión peligrosa. Medía casi un metro setenta de largo junto con la cola que terminaba en forma de una hoja de roble. La bestia se alejó del Saiyajin trepando hacia una estructura arcaica que había en una esquina de la habitación.

Los dos guerreros habían llegado hace unos minutos al palacio, como era de costumbre, el príncipe Vegeta llegaba a su habitación y se quitaba la armadura intercambiándola por una capa rojo bermellón que se unía en su pecho con un broche en forma de circulo dorado con el símbolo de la familia Real en ella. En cuanto a su soldado, él anteriormente había dejado su armadura en su cuarto estando con el pecho al aire pero sin olvidar sus collares y muñequeras doradas.

— Porque no tengo ganas de escuchar a Keel gritar una vez más porque no puede solucionar el problema de política que está teniendo con los terrícolas en el Reino de Cress. Más tonta no pudo salir la niña. — se burló el hombre de cabellos en flama observando por el gran ventanal la ciudad.

— Digamos… —

Con tranquilidad, el guerrero se acercó a una biblioteca llena de libros y retiró uno de tapa dura que había en las estanterías más altas. Detrás del príncipe, un escritorio de roble oscuro descansaba observando la hermosa vista que tenía de la ciudad. Dejó el libro en la mesa de escritorio, abierto en donde el anotador decía.

— ¿Qué hará con la terrícola? — preguntó dubitativo mirando al guerrero de menor estatura.

— Por ahora, nada. Mientras que nadie sepa que ella está aquí. No hay problema… — dijo sin preocupación sentándose en el sillón de cuero acolchonado marrón. — Broly… — llamó con elegancia digna de su rango.

— ¿Si, majestad? —

— Cuando terminé este capítulo… Tendrás que ayudarme a des estresarme por todo lo que hice hoy… — ordenó con perspicacia moviendo su cola gatunamente.

— Como ordene. — dijo para posteriormente hacer una reverencia y salir por la puerta de la habitación. Ya afuera su faz se distorsionó a una preocupante. — Si no fuera porque soy el Saiyajin más poderoso de todos. No aguantaría ni diez minutos con el príncipe. — una gota de sudor bajó por su cien. — Espero que mañana no le den más ganas de hacerlo porque me dejará sin energías para el Torneo. — con esto dicho caminó hacia la cocina del palacio. — Malditos bietās — susurró el guerrero con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

 

To be continued…?

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado!

Y espero que se haya entendido toda la explicación. Este cap. es como una introducción.

¿Un poco aburrido?

Los que saben inglés de seguro habrán notado los nombres que tienen los Saiyajines que presenté. Si saben que significa... Ehm... Les doy un premio... Un... Ehm... Una bodypillow de Vegeta! (Existen... Y muchas!)

Por cierto! Los nombres de los caps de este fic son nombres de canciones. Como dato curioso...

El cuarto cap, de Behind the Race tardará en aparecer, pues verán. Estoy ocupada con cosas de la secu, los dibujos de la KakaVegeWeek y la falta de inspiracion se nota. Pero tranquilos que lo tendrán. ;3 

Solo hay que ser pacientes y esperar.

Bye bye!!!


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