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Azul para los niños y rosa para Naruto por The_King_Under_The_Mountain

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Notas del capitulo:

Oigan, ¿les gusta el color rosa?

Etiquetas de color ha habido siempre en el mundo, el negro para asistir a un funeral, el blanco para demostrar pureza, el verde para la vida. Y, claro, el azul para los niños y el rosa para las niñas.



Kushina, empero, no entiende porqué su hijo de cinco años está afanado con el color rosa últimamente, quiere tener todo lo de su habitación rosa, desde su ropa interior hasta su lámpara de mesa. Y el anaranjado, quedó en el olvido. Naruto ahora proclama por la vida su favoritismo hacia el color rosa, pero no cualquier tono: tiene que ser uno suave, brilloso, que dé la sensación de ser cálido y parezca que al probarlo sepa a cereza. Ni Minato ni Kushina le hallan pies o cabeza a esa idea de su primogénito, solo entienden que él quiere todo de color rosa. Rosa para Naruto.




"Entonces, el color rosa es tu favorito...", el terapeuta pregunta a un niño más concentrado en lamer su paleta (evidentemente rosa), que en estar atento a la consulta. Orochimaru anota en el expediente del niño su aparente ansiedad, no ha dejado de jugar con las hojas y los colores que le prestó y también cada tanto va a mover las bolitas del péndulo de movimiento eterno que tiene sobre el escritorio, lejos de esa mesita para infantes.



"Sip."



"¿Me podrías decir porqué?"



"El rosa es bonito.", Naruto, con la chamarrita rosa que su mami le puso, repta por el regazo del terapeuta infantil, su cabello largo le llama la atención. "Mi mami dice que el rosa es para las niñas, pero no es cierto."



"¿Porqué no lo es, Naruto?"



"Porque si fuera para las niñas, ellas serían color rosa, y los niños seríamos azules. Y tú... tú serías morado.", Orochimaru no se ofende por haber sido catalogado como doncel en el color 'morado', sisea una risita.



"Entonces, ¿los colores no tienen nada que ver con ser niño o niña?"



"¡No! Solo me gusta y ya. No soy niña porque me gusta el rosa, como me dicen en la escuela...", hace un puchero. "Soy niño porque tengo un nepe."



"Pene, Naruto."



"¡Ese también, ttebayo!"



Así pues, en cuatro sesiones de hora y media, Orochimaru ha averiguado un montón de cosas más sobre la personalidad del niño, como que no es prejuicioso, es inteligente de formas no convencionales, y le gusta el ramen. Pero... no porqué le gusta el rosa. Rosa, rosa, rosa, Minato ya hasta lo sueña.



"¡Naruto! ¡Si no bajas te quedas!", Kushina está un poco exasperada por la tardanza de su retoño, los sábados en la tarde generalmente es el primero que está listo para ir a visitar a los Uchiha pero ahora tarda demasiado, comprende porqué cuando ve a su hijo bajando por las escaleras una bolsa a rastras, demasiado pesada y grande para su tamaño. "¿Qué llevas ahí, ttebane?"



"¡Le prometí a Itachi que llevaría mis juguetes y mis libros para colorear para que juguemos juntos ttebayo!", exclama con una sonrisa de oreja a oreja, dejando que sea su padre quien levante el bolso del piso.



"Solo no desordenes demasiado la casa de Itachi... y no persigas a su ave otra vez..."





[~]




Itachi no dice nada viendo por la ventana el auto de los Namikaze aparcar frente a su casa, come sus dulces bastante tranquilo, como si ralentizara sus movimientos a propósito a fin de no ser hallado con las manos vacías. De antemano sabe que Naruto le va a pedir los dulces que le quedan y por eso apartó los de cereza para comerlos él mismo, en su bolsita morada solo quedan los pequeños caramelos amarillos, rojos y azules. Su madre le acaricia los cabellos mientras se dirige a abrir y después su padre lo toma de los costados para cargarlo, es una costumbre diplomática el siempre saludar a sus amigos cuando llegan a cenar, incluido el escandaloso Naruto.



"¡Buenas noches ttebayo! Mamá de Itachi, papá de Itachi, trajimos pastel de chocolate."



Aparentando una seriedad infantil que obviamente no tiene, Naruto hace una reverencia, es el primero en entrar a la casa con su cabello rubio peinado hacia atrás, bien vestido con su playera rosa, su short de mezclilla y sus botas para la lluvia. Mikoto sonríe enternecida, apretando las mejillas del niño.



"Hola, Naruto. ¿Has sido un buen niño? Itachi tiene un regalo muy especial para ti..."



Los ojos azules herencia de Minato se encienden con luz propia, el pequeño Uchiha que come dulces de cereza pide ser bajado de brazos de su padre. "Buenas noches, señores Namikaze."



Solo pasan segundos para que Naruto esté jalando a Itachi pujando por saber que le dará él, se pasea por la casa como si fuera suya ignorando a su madre que le pide no hacer ruido pues el bebé está durmiendo en la sala y si es despertado Sasuke hace berrinche. Uno muy adorable, pero berrinche. "Hola Sasuke...", susurra bajito el rubio mirando al bebé de cuatro meses en su moisés, durmiendo apaciblemente. Itachi está detrás de él, ya ha avisado que estará en su cuarto con Naruto y lo jala del brazo para que deje a su hermanito en paz, lo ama, pero detesta oírlo llorar.



"¿¡Qué tienes para mí, Itachi!?", pregunta ansioso saltando en la perfecta cama del otro niño. "¡Dámelo ya!"



El pequeño Uchiha se dirige a su buró para abrir un cajón tranquilamente, de ahí saca una bolsa de tela color rosa, com corazones plateados. "Horneé galletas en la escuela, te guardé unas. Ten.", de nuevo los ojos azules se tornan resplandecientes, Itachi se ha hallado a si mismo comparándolos con cuarzos blancos por su pureza y su brillo.



"¡Gracias, Itachi! ¡Y es rosa!", el Uchiha sonríe y se acomoda sus negros cabellos tras la oreja, le molesta ese corte que su madre mandó hacerle, pues algunos mechones no puede acomodar más que con broches, y por eso ahora tiene una caja de ellos, rosas, sobre su tocador. "Itachi...", el niño mayor voltea sabiendo que es lo que quiere el rubio, vuelve a sonreír acercándose a él.



"Está bien, Naruto..."




[~]




Minato no tiene problema alguno con que su hijo parezca disfrutar tanto del rosado, hasta le ha comprado la muñeca de porcelana que él quería, con cabellos negros, carita fina y un hermoso vestido (rosa), lo que a él le preocupa es el trasfondo que los gustos de su pequeño Naruto puedan tener, las consecuencias futuras no van a ser nada buenas para su hijo si estas toman el rumbo que Kushina lleva sospechando unos meses. Pero igual que el terapeuta, igual que su esposa, igual que los maestros de Naruto, es incapaz de adivinar porqué le gusta tanto el rosa, se siente frustrado de no saber que es lo que pasa por esa pequeña cabecita y al mismo tiempo complacido de que el pequeño defienda lo que quiere con tanta pasión, acaba de recogerlo de la escuela, suspendido y con el labio roto, por una pelea que tuvo con ese tal mocoso Kiba a causa de que este se burló de Naruto y de Itachi, poco importa que Itachi vaya en la primaria ya. Mira a su hijo en el asiento del copiloto comiendo esos dulces que lleva a todas partes, sabor cereza, su labio tiene una cinta blanca que le puso Iruka cuando los separó de esa pelea con el corazón en la mano, tan alterado que está envejeciendo antes de tiempo. Instinto maternal, se dice. "Naruto, entiendo que te gusta el color rosa, a mí también me gusta, pero no entiendo... ¿porqué? ¿Porqué te gusta tanto?"



"¡Ya me cansé de esas preguntas ttebayo! No me hables."



Estupefacto, así queda. "Tú no me hables así señorito, estás castigado por pelearte, y tu pastel ya no será rosa. Será marrón."



"¡Nooo! ¡Todos menos marrón! ¿¡No ves que Kiba tiene el cabello de ese color!? ¡Me enfermaré, de seguro!", Minato rueda los ojos. Dramático.



"Y lo vas a invitar a tu fiesta para que sea tu amigo, y le vas a pedir perdón por pelear con él."



"¡No me voy a disculpar con ese patán! ¡Si lo voy a tener que invitar, no quiero nada!"



Estupefacto por segunda vez, el rubio padre ve a su hijo cruzar los brazos con las mejillas infladas y rojas, mete todos los dulces en su boca masticando ruidosamente, molesto. Una cosa más a su lista de incógnitas parentales, porqué Naruto odia tanto a Kiba. Aparte de que el chiquillo es una molestia, claro.




[~]




Orochimaru ha estado observando al nieto de su esposo por bastante tiempo en el kínder, Naruto pulula de un lado a otro, hace barullo, organiza torneos, pelea con otros niños de su edad y últimamente lidera su propio círculo social, pero lo que llama la atención de Orochimaru es el trato adicional que le brinda el pequeño rubio a una niña, misma que siempre está con toda esa bolita liderada por Naruto. Y lo interesante del caso es su cabello rosa, bastante lindo, que al parecer su joven paciente toca muy seguido.



"¡Jode a tu madre, ttebayo!"



"¡Naruto!"



Orochimaru ignora eso escribiendo su reporte en las mesitas del patio, están en receso todos desperdigados cual hormigas, peleando, armando escándalo, siendo niños. Iruka lleva al niño a sentarse también en la mesita donde comía acompañando al terapeuta de la escuela, castigado.



"Anda, dile al maestro lo que le estabas diciendo a Kiba. Dile."



Enfurruñado, sucio y despeinado, Naruto cruza los brazos.



"Le dije que jodiera a su madre."



"¿Donde escuchaste eso?", pregunta sin mirarlo.



"¡Se lo oí al abuelo pervertido ayer que perdió en el póker! Él siempre me enseña palabras divertidas."



Orochimaru para en seco. Se hace la nota mental de recomendarle a Minato nunca más dejar que Jiraiya cuide a su vástago, solo está corrompiéndolo y al parecer eso si lo puede hacer bien. Cierra su plumón, Naruto aparentemente está orgulloso de saber maldecir a sus compañeros y lo demuestra con esa gran sonrisa infantil.



"Naruto, no repetimos todo lo que escuchamos, ¿de acuerdo? Eso lo hacen los loros. No querrás que hable con tu madre, ¿cierto?", de solo mencionarla Naruto palidece. "Bien, ahora te quedarás ahí, castigado. Ten, ponte a dibujar..."



"¿¡Me das un crayón rosa, abue!?", pide emocionado apretando la hoja que le dieron contra la mesa, mientras el doncel rebusca en su estuche. Ya le ha dicho a Naruto que no le diga así en la escuela, pero al pequeño le vale, ya que desde siempre ha tenido un apego especial con él, primero le tenía miedo, pero luego quería dormirse la siesta en su regazo. Le tiende el objeto de cera dejándolo hacer lo que quiera, bajo la vigilancia de Iruka.



"¿Como se escribe 'jode a tu madre', ttebayo?"



"¡Naruto!"



"¡Se ve bonito en rosa, maestro Iruka!"



Vuelve a ignorarlos pensando que la mente de su nieto es una absoluta complejidad interiormente, porque a simple vista, descubrir la causa de que a un niño le gusta el rosa no es algo demasiado difícil, a menos que ese niño sea Naruto. El día de su fiesta de cumpleaños, ve con diversión que Minato no pudo ser firme en su decisión de mandarle hacer su pastel marrón, hay una bonita pieza de tres niveles decorada con vainilla y chocolate, obviamente rosa, en la carpa montada en el jardín, solo hay unos pocos padres pero un montón de chiquillos, conoce a la mayoría. En la mesa de golosinas hay bolsitas de celofán con dulces de cereza, ve a Naruto llevarse algunas cuidando que nadie lo vea, obviamente para Itachi, y también hay pastelillos, bombones, bolsas de papas, y bolas de goma de mascar. La comida hace rato que fue servida a los invitados, hamburguesas y hot dogs, para el cumpleañero un gran tazón de ramen que comió lentamente esperando a los Uchihas, le extraña que aun no los honren con su presencia, a propósito. Siente un ligero tirón en su ropa, de bajo la mesa se asoma Naruto, disfrazado de la Pantera Rosa.




"¿Me cuidas mis dulces, abue?"




"Claro, los cuidaré muy bien... ¿son para Itachi?"




"¡Si! A él me encantan y antes de que se acaben le aparté unos..."




"Muy bien, si veo a Itachi antes que tú, se los daré, ve a seguir jugando, te están esperando..."


La pantera se va corriendo tras sus invitados, todos están jugando a corretearse, serpentean entre las mesas tomados de la mano, luego juegan a las escondidas, comen helado. Orochimaru sigue prestando atención al interés del rubio en el pelo rosa de Sakura, pensando que tal vez de ahí venga su obsesión, sin embargo, no le parece lógico.



Los Uchiha llegan con media hora de retraso porque al parecer el pequeño Sasuke no se sentía bien de su pancita (lógico si Fugaku le dio salsa de tomate para que se callara), Mikoto está entre divertida e indignada al contárselo a todos, permitiendo que se rían de su esposo para la bien oculta vergüenza de este. Itachi fue puesto en libertad para contribuir al desorden colectivo, de inmediato se fue a buscar a Naruto siendo vigilado por Orochimaru que parece detectar algo inusual en que ambos niños se vayan a un lugar apartado tomados de la mano, a la casa del árbol fea y poco estable que Jiraiya, Minato y Fugaku construyeron. Deja abandonados a todos para ir a espiar, ni siquiera voltea a ver a su marido borracho coqueteando con su ex esposa, Tsunade, solo espera que ella le rompa los dientes.



Se asoma con sigilo cuidando que nadie más ande por ahí, Naruto está sentado sobre sus tobillos, con la capucha de su disfraz echada hacia atrás, e Itachi está igual, uno frente al otro. Orochimaru abre los ojos, Naruto se ha echado hacia adelante y besado a Itachi en los labios, un besito que derrama ternura e inocencia, las dos características de la niñez, y luego Itachi se lo ha devuelto con la misma complicidad enternecedora.


"¿¡Viste que escogí mi pastel del color de tus labios!? ¡Y compré un montón de dulces de esos que saben a cereza, como tú!"



"Sí, lo vi, Naruto... te traje esto de regalo para que siempre que me quieras recordar, te lo pongas en la boca...", y le da un brillo labial color rosado, con sabor a cereza. Después, lo vuelve a besar.

    "¡Cuando esté grande, me casaré contigo, ttebayo!"



Orochimaru ha descubierto por fin porqué Naruto ama tanto el rosa.


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