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Si Pudiera Desear Un Feliz Cumpleaños por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

Marvel no me pertenece, así como sus personajes. 

¡Hola a todos! Me siento muy feliz, porque logré actualizar a tiempo. Primero, me gustaría darle a todos las gracias, por aceptar de tan buena manera esta historia. En segundo, quiero pedirles disculpas: se que dije en un principio que este sería un two shot, pues así estaba planeado y hasta finalizado. Pero luego tuve una idea para complementarlo, y terminaron siendo tres caps al final. Pero creanme, será para mejor. Lo prometo.

Saludos especiales a; NS y NekoTiks ¡Muchas gracias por comentar!

Disculpen las posibles faltas ortográficas. 

“Si pudiera desear un feliz cumpleaños…me gustaría que ellos volvieran” murmuró Steve, adormilado, con lágrimas en los ojos “pero supongo que aún más imposible, sería que él me pueda querer…”

Y si eso no le decía nada, entonces Clint era un supremo idiota. Y lo sería más, si no intentaba jugar a ser Cupido por Steve.

Un Cupido poco convencional, claro está.

xxxxx

Pocas veces en su vida, Clint se había preguntado en qué demonios pensaba Phil para convertirlo en un agente secreto.

La primera, había sido tras una misión que había ido cuesta abajo, cuando habían soplado su cubierta en Florida. Aún era inexperto, por lo que solo había recibido un par de regaños y una enorme montaña de papeleo como castigo. La segunda, bastante obvia en realidad, fue por el incidente con Loki. Casi había matado a Natasha, y en el proceso, acabado con la vida de muchos de sus colegas de SHIELD.

¿La tercera?…bueno, esa era la tercera ocasión…

Tan emocionado estaba por su descubrimiento, ante la expectativa de poder devolverle la mano a Steve, de hacerle feliz en su cumpleaños, que perdió el equilibrio y torpemente golpeó su cabeza contra la puerta, cayendo dentro de la habitación. Maldijo en voz baja mientras frotaba su cabeza, limpiando la sangre que brotaba como pequeños ríos, donde seguro luciría un impresionante moretón al día siguiente.

Era realmente un idiota. Nat tenía razón de repetírselo constantemente.

Sintió los pasos apresurados de su Capitán, tropezando con las mantas de su cama, agachándose para encontrarse a su lado. Con cuidado tomó su rostro, haciendo una mueca de simpatía, al notar el golpe que se había dado y la sangre escurriendo por su mejilla “¿Te encuentras bien?” preguntó Steve con la voz ronca, y con mucha fuerza de voluntad, Clint evitó hacer una mueca.

Si bien el arquero contaba con una excelente vista, la oscuridad del cuarto le había impedido notar del todo su apariencia. Gracias al proyector de holograma se había percatado de la apariencia de su piel, pálida, y de las ojeras que destacaban dolorosamente. Sus ojos estaban inyectados en sangre y sus mejillas húmedas por el llanto: marcas que desaparecerían en menos de una hora, gracias al suero, como si nada hubiera pasado. Y si Clint no le hubiera visto, tampoco creería que su amigo pareciera tan desgastado.

La increíble capacidad de Steve para mantenerse firme con ellos, para ser su guía, el hombro en quién apoyarse, les había mantenido engañados por mucho tiempo. Desde la Guerra Civil, o incluso antes. Pero ahora sus defensas caían lentamente, por la sobrecarga de trabajo y de dolor.

Aunque, como siempre, su intrépido líder parecía preocuparse primero por el bienestar de los otros antes de sí mismo.

“Sí, estoy bien, solo tropecé al entrar a la habitación” movió su mano en un gesto de fastidio, esperando que, en medio de ese incidente, Steve no obtuviera la conclusión más obvia: que había estado espiando “vine corriendo aquí, y dado que estaba todo oscuro, no vi donde puse mis pies” soltó una risa ahogada, autocritica, mientras se ponía de pie tambaleante. Se había dado un golpe más fuerte del que esperaba, y en su desesperación por no darse de bruces, se sentía un poco torpe y mareado.

“Tómalo con calma, Clint” le ayudó a mantenerse erguido, pero pronto Steve tensó su postura, visiblemente alarmado “¿Ocurre algo? ¿un nuevo ataque?”

El arquero parpadeó torpemente, sin entender a qué se refería, hasta que todo hizo clic en su mente. Tuvo que evitar sonreír, aliviado, al darse cuenta que su Capitán había comprado su mentira. El conocido hecho que Steve prefiriera pensar lo mejor de sus amigos antes de entrar en posibles especulaciones, le ayudo a evitar un problema del porte de un buque “no, no hay ninguna llamada para nosotros. Puedes relajarte”

“Entonces… ¿Qué haces aquí?” parecía realmente confundido, dejándolo apoyado contra su escritorio, y corriendo hacia el baño privado de su habitación. Volvió con una toalla humedecida, con la que limpió con cuidado su frente “deberías ir a ver a Bruce luego, esto parece feo, y seguro dejará una cicatriz”

“Eso no importa mucho. Una más, una menos. Me lo merezco por no tener cuidado” dejó que el chico atendiera el golpe, aprovechando esa oportunidad para intentar convencer a su Capitán de celebrar su cumpleaños “solo quería hacerte una pregunta…”

“No haremos nada mañana por mi cumpleaños. Ya se lo dije a Nat” Steve alzó ambas manos, deteniendo en seco sus palabras. Entonces, le regaló una sonrisa, de esas pequeñas y cálidas sonrisas de las que solo el equipo era receptor. Aquello dolió, fue como un golpe en su estómago, pues era completamente sincera: su amigo pensaba, realmente creía, que su dolor debía ser ignorado. Que no tenía importancia.

“¡Eso no es lo que quería preguntar!” su voz se elevó un par de décimas, y si eso no sonaba desesperado, al menos era un poco atemorizado. Tenía una misión, y no pensaba fallarla: no luego de casi joder incluso su amistad.

“Uh…” tal parecía que el rubio no esperaba una noticia como ella, pues parpadeo un par de veces, intentando procesar esa información “lo lamento. Creo que saqué conclusiones desesperadas”

“En realidad quería preguntar si podíamos hacer algo mañana” Clint se cruzó de brazos, intentando parecer casual, aunque en realidad solo estaba improvisando sobre la marcha “¡Es el día de la independencia de nuestro querido país! ¡Vamos, Steve! ¡Todos tenemos un día libre para relajarnos y unirnos como equipo! Luego de lo ocurrido…” si, era un golpe bajo, pero era uno de los únicos modos en que no podía negarse. Su equipo era lo más importante para él en esos momentos, y como líder, no podía dejarles de lado “todos llegamos a un consenso sobre ello, que necesitábamos un descanso de vez en cuando. Nat nunca ha celebrado de verdad, y Thor está curioso. Y aunque es Wakanda” se alzó de hombros, restándole importancia al asunto “sigue siendo un buen lugar como cualquier otro ¿no lo crees?”

“Es…una buena idea” aunque parecía obvio que quería negarse, Clint lo consideró como una verdadera victoria “supongo que me uniré a ustedes”

“¡Perfecto!” el arquero le dio unas palmaditas en su robusto hombro, sintiéndose culpable de dejarlo en tan horribles circunstancias, pero debía seguir fingiendo. Quería que mañana fuera un día increíble para él, y solo lo lograría, si era capaz de soportar un poco más “Lamento interrumpirte, vuelve a dormir. Hablaremos después de la cena de nuestros planes ¡Hasta entonces, Cap!”

Cerró la puerta, dirigiéndose al paso más normal que pudo hasta el ascensor. Había tenido suerte que el chico no se percatara de que estaba espiando, pero no iba a arriesgar a tentar su destino una vez más. Prefería parecer completamente tranquilo hasta el momento en que se encontró solo, fuera del alcance de la audición perfecta de Steve, permitiéndose jadear y darse un minuto para componerse.

Sería un idiota, sí, pero también tenía una suerte del demonio.

Tomó un par de respiraciones profundas, dirigiéndose esta vez con más parsimonia hacia la sala de reuniones, donde sus amigos debían estarle esperando. Al entrar, escuchó como Bruce jadeaba, acercándose a él para examinar su herida “creo que Tony tenía razón, no fue una idea ¿Qué le dijiste a Steve para que te golpeara de esa manera?”

Clint alzó ambas cejas, mirando al doctor con incredulidad. A juzgar por las expresiones del resto, todos pensaban lo mismo ¿y es que acaso estaba tan jodido para creer que realmente lo había arruinado? Diría que se sentía ofendido, pero como se acercaba demasiado a la verdad para su gusto, prefirió no objetar, al menos no de momento “Para que lo sepan, fue un accidente, pero no tiene mucha importancia. Lo que realmente les debería interesar, es que logré convencerlo, más o menos, de celebrar mañana”

Con ello, su vergonzoso accidente, casi pasó a segundo plano. Thor vitoreó, gritando encantado, antes de darle un abrazo. La espía simplemente parecía incrédula, y Tony furioso, seguro desencantado al notar que había tenido éxito. Solo Bruce parecía aún preocupado, pidiendo que le esperaran, mientras se dirigía a la enfermería por el botiquín de primeros auxilios.

“debo suponer que Steve revisó tu herida antes que vinieras” murmuró el doctor, mientras colocaba un parche desde donde aún manaba la sangre “e hizo un buen trabajo para limpiarlo. Conociéndote, dudo que a ti siquiera te interesara la posibilidad de remendarte” para ese punto de su vida, Clint conocía lo suficiente a Bruce, como para no discutir ningún tema que tuviera relación con su salud, si no quería que el otro tipo saliera a darle un susto de muerte.

“Sí, lo hizo. Pero antes que pudiera hablar, descubrió lo que quería. Así que le mentí, y le dije que queríamos celebrar en cambio la Independencia de nuestro país. Solo entonces accedió”

“Déjame ver si lo entiendo, Katniss ¿planeas que finjamos estar haciendo eso, cuando en realidad, será un cumpleaños en cubierto?” Tony parecía impresionado, y ciertamente preocupado, ante esa posibilidad “Alguien como Steve no caería tan fácil. Seguro debe saber que hay algo mal con tu propuesta, y cuando tenga la primera oportunidad, intentará irse”

El arquero debía admitir que Tony tenía un punto, pero sus siguientes palabras, le hicieron darse cuenta de lo mucho que alguien del equipo podía malinterpretar las acciones de su Capitán “No, eso no ocurrirá. Somos lo único que le quedamos, chicos, y depende de nosotros evitar que pase un mal día mientras nos acompaña” bajó un poco la voz, ciertamente acongojado ante esa perspectiva “Steve no quería celebrar, porque era para él. Pero si se trata de su equipo, entonces lo hará, aunque le duela. Daría todo lo que tiene, y aun así, permanecería con una sonrisa. Debemos aprender a distinguir cuando se encuentra bien, y cuando finge, o podremos lastimarlo”

“Creo que el amigo Clinton tiene toda la razón” anuncio Thor, ignorando olímpicamente la mueca que hizo su compañero al escuchar su nombre completo “tendremos que hacer una gran estrategia, y lograr que nuestro compañero disfrute como nunca antes. Debemos hacer un banquete ¡y traer mucho licor!”

“no puede emborracharse, recuérdalo” la rubia sonrió, divertida, mientras activaba los hologramas de la habitación “¿quién tiene una idea de nuestro recorrido por Wakanda?”

Tras tener una meta clara, y visiblemente más tranquilos al saber que no deberían arrastrar a Steve de su habitación, fue mucho más fácil hacer los planes. Dos horas después, todos parecían conformes, incluso su genio residente. Cada quién debería encargarse de su cuenta de su regalo, y solo tenían poco tiempo antes de la cena. Bruce sería el encargado de hablar con Steve, pues sería más difícil para su Capitán rechazarlo de buenas a primera, o intentar poner una objeción.

Mientras todos se dirigían a sus habitaciones, dispuestos a descansar antes de cenar, Clint tomó del codo a Tony, arrastrándolo de regreso a la sala de conferencias “¿se puede saber que te ocurre?” siseó el arquero, pues había notado perfectamente la acidez y molestia tanto en la postura como en las palabras del castaño.

“Eso no es de tu incumbencia” respondió, con el mismo veneno que antes.

Clint ya tenía una idea de lo que ocurría, y de lo que debía hacer. Pero antes necesitaba estar seguro, por lo que simplemente preguntó “¿acaso estás celoso que mi? ¿Qué pase demasiado tiempo con Steve? ¿Qué pueda alejarlo de tu lado?”

Un nuevo golpe bajo, lo sabía, pero tras la pérdida de la mitad del equipo, Steve solía pasar mucho tiempo a su lado. Iba a su habitación frecuentemente, sobre todo para jugar con Nathaniel y ayudarle con su cuidado. Siempre que tenía tiempo libre, le sacaba a pasear por los alrededores del palacio o hacia las ciudades más cercanas. Su amigo estaba consciente de la carga que significaba para él encargarse a solas de su hijo, y se sentía aliviado de saber que contaba con alguien.

Su mejor amiga, cuando no se encontraba como Steve a cargo del trabajo público con los representantes del mundo, también le daba una mano. Bruce y Tony estaban encargados de la tecnología, junto con Rocket, por lo que gran parte del día ni siquiera los veía en las áreas comunes. Thor entrenaba a sus camaradas, siendo el mayor experto a la hora de enfrentarse a Thanos, al igual que Nébula. Pero también su dios era sorprendentemente bueno con los niños, acompañando a Steve a sus salidas, o logrando que su hijo se quedara dormido con algún relato sobre sus épicas batallas.

Por ello todos necesitaban un descanso. Si trabajaban tanto en su objetivo, terminarían débiles y desconcentrados, perderían inevitablemente contra el poderoso Titán. Y Steve, siendo quién peor estaba de todos ellos, era quién más necesitaba urgentemente un salvavidas.

Él habida sido el apoyo de todos cuando el mundo había caído en el caos, ayudando Thor a velar a sus muertos, a superar a Loki. Había salvado su propia vida, rescatándolo en el peor momento. Natasha se sentía desamparada, tras perder a Wanda, quién había llegado a ser una buena amiga y aun mejor aprendiz. Bruce estaba desconsolado, pues Betty también había caído. Incluso había consolado a Tony, en una memorable ocasión, antes que su relación empezara a mejorar, cuando habían confirmado que Pepper ya no estaba entre ellos.

Era su turno.

El rostro choqueado y asustado de su compañero le dijo todo lo que necesitaba, y a sabiendas que ya había caído en su trampa, huyó del cuarto antes que Tony se diera cuenta que solo estaba bromeando. Con una simple pregunta se había dado cuenta que sentía celos, y que sus sentimientos reales, no iban tan desencaminados como esperaba. Y conocía lo suficiente a Steve, teniendo muchas charlas con él, para saber a quién se refería en aquel ahogado y doloroso parlamento.

Sí, no podría ser el mejor de los espías a la hora de estar en el campo de batalla, pero lo que pocos sabían, es que era tan bueno como Natasha a la hora de leer a las personas. No por nada había llegado tan lejos en su carrera.

Se dirigió a su habitación compartida, con Nathan, a sabiendas que se encontraría jugando con Okoye en esos momentos. Sonrió como un idiota. Su hijo era lo suficientemente adorable como para ganarse el corazón de una reconocida guerrera, y ella no había tenido problema alguno con cuidarlo sabiendo lo que planeaban. El día siguiente también estaría con ella, y Nathaniel la adoraba, por lo que no extrañaría que su padre estuviera ausente por un día.

“Tu hijo es realmente educado” murmuró la líder de las Dora Milaje, mirando con diversión a Nathan, quién se encontraba comiendo en esos momentos “no ha dado un solo problema”

“Es todo gracias a Laura, mi esposa. Ella fue quién les enseñó, merece el mérito correspondiente” Clint abrió su computadora, buscando los viejos archivos que había rescatado de las cosas de Sam. Ellos habían guardado sus efectos personales en la granja de su casa, para mantenerlo alejado del gobierno, aunque estuviera bajo sus propias narices. La semana pasada había regresado a su propiedad por algo más de ropa para su hijo, y había aprovechado de traer sus cajas y las de Barnes, a la espera de encontrar la información que buscaba.

Para su crédito, Okoye simplemente le miró, sin hacer ningún comentario. Se permitiría creer que, con ese silencio, ella aprobaba su idea. Steve era un hombre a quién respetaba, y también era consciente de su historia. A pesar de lo ruda que pareciera por fuera, era una persona con un enorme corazón, que se preocupada por todos aquellos que lo merecieran.

El arquero suspiró al notar que todo se encontraba allí, la mitad del regalo que pensaba darle a su Capitán, o lo mejor que podía acercarse a sus peticiones. Ahora solo quedaba pensar en un modo de convencer a sus cabezotas compañeros y que estos fueran capaces de dejar de lado su miedo, de aceptar que sentían verdadero amor y cariño el uno por el otro.

Se mantuvo en la noche en vela, abrazando el pequeño cuerpo de su hijo, mientras pensaba en alguna opción viable. No fue sino hasta cerca de las cuatro de la madrugada, que una idea brillante refulgió con fuerza en su mente. Sí, aquello era perfecto, y totalmente factible de lograr.

Además, nunca se lo diría directamente a Tony, pero también deseaba que pudiera encontrar un poco de felicidad en medio de aquel fatídico presente y aún más desolado futuro.

La mañana transcurrió con cierto orden, en medio de un desayuno con la mitad de los miembros presentes, pues la mayoría se encontraba ocupado con los preparativos. Dado que su genial idea había ocurrido menos de un día antes, sus compañeros estaban en una carrera contra el tiempo, turnándose para otorgar una pantalla lo suficientemente buena y evitar que Steve pudiera seguir sospechando.

Dado que no estaban en Estados Unidos, su celebración sería de todo menos convencional: Shuri había preparado para ellos una tanda de fuegos artificiales, pero fuera de ello, su único objetivo era relajarse.

A medio día se reunieron a las afueras del palacio. Clint llegó apresurado, algo retrasado, tras darle las últimas indicaciones a Rocket sobre lo que necesitaba. Allí ya se encontraba su Capitán, sentando a la sombra de un árbol mientras conversaba amenamente con Bruce. Ambos vestían ropa holgada y cómoda, perfecta para dar una caminata por los tupidos bosques wakandianos y luego internarse en la ciudad. Además, el calor era agobiante, aún más en esa época del año.

Thor estaba de pie, apoyado contra el tronco del árbol. Parecía escucharles con gran entusiasmo, sonriendo y asintiendo con la cabeza. Natasha, para su sorpresa, estaba recostada en el césped, con los ojos cerrados, disfrutando de la suave brisa. Aquello hizo sonreír al arquero enormemente. Se había necesitado mucho para que la chica confiara lo suficiente como para relajarse en su presencia, pero parecía que finalmente lo había logrado.

Nadie había notado su presencia. Bueno, apostaría todo su salario a que la Viuda Negra sí, pero el resto parecía inmerso en el relato del buen doctor. A juzgar por los gestos y las cejas alzadas de Steve, seguro era alguna aventura de ellos en Asgard, luchando contra Hela.

Había escuchado esas narraciones de la boca de Thor cerca de doce veces, y ser partícipe del punto de vista de Bruce, sonaba sin duda interesante. Pero quería aprovechar esos minutos de calma para empezar con su plan.

Y Steve se veía realmente tranquilo, sin la pesada carga que había portado la noche anterior. La compañía de sus amigos estaba mejorando visiblemente su ánimo, y aunque no lo había escuchado reír al ver la pantomima del dios sobre Fenrir, si es que no se equivocaba y por los sonidos imitaba a un lobo, al menos lucía una intrépida y divertida sonrisa adornando sus labios. Era un comienzo, y seguro la verdadera razón por la que Natasha no parecía estar interviniendo.

Escuchó en ese momento el trote apresurado de Tony, jadeando audiblemente. El chico no se encontraba en un horrible estado físico, pero su laboratorio se encontraba del otro lado del palacio y varios niveles bajo tierra, por lo que no le sorprendía que al pobre le faltara ya el aliento. Se detuvo a su lado, frenando con algo de dificultad, al tiempo que se apoyaba en sus rodillas.

Clint no pudo evitar simpatizar con él, abriendo su mochila y entregándole una botella con agua. Tony la recibió con un deje de molestia, seguramente recordando sus palabras de su última interacción, y preguntándose si aquello era otra broma de su parte. Al final, su breve pelea mental llegó a un término razonable, abriendo la botella y dándole un largo trago, claramente exhausto.

El arquero pensó seriamente en molestarlo un poco más y hacer que escupiera, pero quería hacer eso en privado. Esperó pacientemente a que Tony terminara de arreglar su ropa, peinar su desordenado cabello con sus dedos y ajustar sus gafas de sol. Cuando parecía lo suficientemente satisfecho con su persona, y a sabiendas que su tiempo estaba por acabar, preguntó “¿tienes listo tu regalo?”

“Sí” fue su escueta respuesta, claramente confundido, sin saber a qué iba el asunto.

“En ese caso, puedes ayudarme” ignoró olímpicamente su ceño fruncido, señalando al resto del equipo, mientras ambos permanecían ocultos tras las sombras del palacio “no tuve tiempo, Okoye me ayudó a cuidar a Nathan, pero hay tanto que ella puede hacer por él que no puede hacer su padre” con ello, Tony asintió con simpatía, conociendo de primera mano lo inquieto que podía ser su hijo menor “y será difícil pedírselo a alguno de los chicos sin que Steve se dé cuenta” parecía que el genio aún dudaba, por lo que hizo una última pregunta “¿Qué estarías dispuesto a hacer para volver a verlo sonreír? ¿para que sea sinceramente feliz?”

 “Todo” contestó de forma ardiente, sin indicio de duda o mentira en su voz. No parecía preocupado, pues estaba consciente que Clint se había dado cuenta de sus sentimientos la noche anterior. Eso hizo que el arquero se enorgulleciera enormemente, pues si ya había sido difícil para él asumir la perdida de Pepper, debía serlo aún más darse cuenta que estaba enamorado de otra persona. Y aún más admitirlo en voz alta, aunque no fuera una confesión del todo explicita “Te ayudaré, Legolas, solo porque se trata de Steve ¿qué es lo que necesitas?”

“Oh, no tienes de qué preocuparte. Esto será pan comido”

Notas finales:

Espero les haya gustado, y estaré de regreso por aquí lunes o martes. Eso espero, pues tengo tendinitis en un brazo y escribir con una sola mano es un proceso muy lento, pero prometo poner todo de mi para no retrasarme.

Me pregunto ¿alguien podría adivinar que es lo que planea Clint? Jaja estaré ansiosa leyendo sus respuestas.

Nos vemos entonces ¡Cuídense mucho!


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