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Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarte por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

Resumen: Stephen Strange, un acaudalado empresario dueño de diferentes farmacéuticas termina haciéndose cargo del hijo del matrimonio Stark luego de la muerte de estos.

 

 

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarte

 

 

Capítulo 11.- Caída

 

 

Fury ingreso al laboratorio. Stephen había decidido dejar solos al par de omegas mientras él inspeccionaba la nave. Tenía una extraña sensación, era como si la magia le estuviera avisando de algún peligro que aún no podía vislumbrar.

 

Vagó por toda la nave, oculto a los ojos mortales, pero no fue capaz de encontrar nada. Entonces, el poder del Terseact lo hizo regresar al laboratorio donde había un gran alboroto.

 

—… en caso de tener que matarme, pero es inútil —Stephen se detuvo al escuchar la voz de Bruce —. Lo sé, ya lo intenté —el hechicero se congeló, sabiendo lo que eso significaba. La sala entera estaba sumida en silencio —Me deprimí. No veía un final. Me pegue un tiro en la boca y El Otro Sujeto la escupió.

 

Strange ingreso al laboratorio, ninguno se había percatado de su presencia, pues todos estaba comenzando a ponerse tensos al notar lo que Banner estaba haciendo.

 

 

—Bruce… —nadie le prestó atención, todos estaban demasiado centrados en el omega y en su amargo aroma. Querían hacer algo para que se sintiera mejor.

—Seguí con mi vida —continuó —. Me concentre en ayudar a otros. Era bueno. Hasta que ustedes llegaron y pusieron a todos en peligro.

 

Sin darse cuenta, sus manos buscaron el cetro, lo que puso a todos tensos y listos para atacar.

 

—Les cuento mi secreto, ¿Qué hago para conservar la calma? —la situación se estaba volviendo más peligrosa, si alguien no hacía algo, podría haber gente herida. Strange se acercó al omega y le tocó el hombro, rompiendo la tensión.

 

La computadora comenzó a sonar, anunciando la localización del preciado objeto. Bruce se apresuró a revisar, desde ahí, todo fue muy rápido. Una bomba estalló, afectando uno de los motores, entonces, todo se volvió un caos.

El piso bajo sus pies colapsó haciendo que Natasha y Bruce cayeran a la sala de máquinas.

Tony y Rogers se apresuraron a resolver el problema, por si fuera poco, el puente fue atacado. Stephen y Thor no se mostraban en ningún lado, sin embargo, Stark no estaba preocupado; podía sentir al alfa atreves de su vínculo.

 

La nave estaba en peligro de estrellarse. Hulk y Thor habían iniciado una batalla campal en el hangar.

Stephen se transportó a la prisión de Loki, pero el joven alfa no se encontraba solo. Fuera de la celda había una figura femenina vestida con un traje completo de color negro.

Era una mujer, alta y delgada, no tenía cabello, cejas ni nariz visible, su piel grisácea; si Tony la viera, seguramente la compararía con Calamardo.

El segundo príncipe de Asgard se veía asustado con su presencia.

 

—¿Quién eres? —preguntó el hechicero interponiéndose entre la intrusa y la prisión donde se encontraba su antiguo estudiante. La mujer no lucia impresionada con la presencia de Stephen, muy por el contrario, parecía divertida.

—Vaya, ¿un hijo de la magia? Interesante —Strange frunció el ceño al tiempo; su bufanda (la Capa de Levitación), se tensó, separándose de él para regresar a su verdadera forma, regresó a los hombros de su amo haciendo que sus ropas cambiaran a la túnica azul de hechicero.

—No lo voy a preguntar otra vez —dijo al tiempo que hacia movimientos con sus manos haciendo que listones dorados aparecieran en sus brazos.

—Rowen Maw —respondió ella, levitando un poco. Loki, por alguna razón parecía asustado y eso confundía y molestaba a Strange en igual medida. —Hijo de la magia. Hazte a un lado y entrégame a esa pequeña rata y considerare darte una muerte rápida.

 

Strange sonrió, sus ojos se volvieron dorados por un momento. Sus dedos cosquilleaban con el deseo de hacer sufrir a esa mujer.

 

—Usaste a mi alumno, lo esclavizaste y manipulaste para levantar su mano contra su familia —dijo Stephen, su voz era tan gélida que Loki incluso podía sentir el frio calando sus huesos. —Por si eso fuera poco, lo hiciste atacar el mundo que está bajo mi protección, ¿y tienes el valor de amenazarme?

 

Sin embargo, la mujer no parecía inmutarse con las palabras de Stephen, tal vez no era capaz de percibir la magia del hechicero que vibraba alrededor de su dueño; siseante, peligrosa, como una cobra lista para morder.

 

—Muéstrame de lo que eres capaz, Hijo de la magia—Las manos de Stephen se iluminaron; gruesas venas doradas aparecieron en su rostro, sus ojos se volvieron por completo blanco, pero no logró hacer ningún ataque, pues la dama fue lanzada lejos, gracias a Thor, quien decidió ese momento para hacer acto de presencia.

—Hechicero, ¿se encuentra bien?... —no recibió respuesta, la mujer le devolvió el golpe, azotándolo contra el techo, el suelo, la pared, usándolo como un muñeco de trapo.

 

—¡Hermano! —Loki se transportó fuera de la prisión y atacó a la mujer, pero no era rival para ella, quien lo neutralizó con rapidez.

 

Rowen atrajo el báculo que anteriormente usó al dios de las travesuras, con él, atacó a Stephen, quien contraatacó, ambos se enfrascaron en una batalla. Entonces, Colson hizo aparición; cargaba un arma grande y pesada que desarrollaron después de la primera visita de los asgardianos, pero no pudo usarla. Maw lo atravesó con su arma, dándole fin.

 

—¡Colson! —gritó Stephen enfurecido. Atacó con tal salvajismo que Rowen no pudo evitar ser herida de gravedad por el hechicero.

—Esto… no se va a quedar así —dijo antes de desaparecer.

 

Stephen se apresuró a socorrer a Colson. El daño era demasiado grave y aunque su magia podía curarlo, dudaba que el humano tuviera la suficiente fuerza para aguantar.

 

La vida se le escapaba.

 

 

 

 

Rowen se sentó con dificultad en el asiento del avión. Maldijo. Había perdido el control de dos de sus juguetes favoritos y para colmo, fue herida por un insignificante hijo de la magia.

 

Lo haría pagar caro.

 

—Destruyan los motores —ordenó.

 

 

Una sonrisa adornó sus labios cuando escuchó el sonido de la explosión. Observó al Helicarrier precipitarse al suelo al haber perdido dos de sus motores. Ordenó la retirada, aún tenía una misión que cumplir.

 

Cerró los ojos y dejó que el sueño la venciera; dudaba que el hechicero tuviera el poder suficiente para evitar la caída, aun con la ayuda de Loki.

 

 

Continuará…

 

 

 

 

 

 

¡Estoy viva! Jeje, ya hace mucho que no actualizaba este fic y, de hecho, estoy algo alejada de mis historias, pero prometo ponerme al corriente.

 

¡Gracias por leer!


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