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Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarte por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

Resumen: Stephen Strange, un acaudalado empresario dueño de diferentes farmacéuticas termina haciéndose cargo del hijo del matrimonio Stark luego de la muerte de estos.

 

 

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarte

 

 

Capítulo 7.- El celo se acerca

 

 

Tony observó la lápida de frío mármol cuya inscripción rezaba: aquí yace Sophie Hunter, amada hermana y amiga. A Stark le parecía graciosa la frase: él sabía que la alfa no tenía familia y que toda su fortuna había ido a parar a grupos de protección animal.

Sophie fue una buena mujer (la primera persona a la que le había arruinado la vida), amorosa, de un gran corazón, que ciertamente habría criado al cachorro de otro como suyo. Alguien así, merecía una vida llena de felicidad.

 

Pero la mala fortuna quiso que Tony Stark se cruzara en su camino.

 

Sophie amaba a Stephen, aún siendo un niño, Tony se dio cuenta de ello. La mirada con la que la alfa lo veía. Sus pobres intentos de agradarle al malcriado mocoso.

 

Días después de que Stange se reencontró con Sophie, Stark la buscó y cuando estuvieron frente a frente, él esperó que ella le reclamase por alejar al hombre que amaba pero, para su sorpresa, lo abrazó tal y como lo haría una madre, llorando y  lamentando que hubiese perdido a la persona que le crió; trató de consolarlo diciendo que por lo menos tendría a otro Strange que parecía (por lo poco que hablaron) estar dispuesto a estar a su lado.

 

<<—Antes tenías a Stephen comiendo de tu pequeña y adorable mano, ahora tienes a otro Strange haciendo lo mismo —su comentario, lejos de ser un reproche, buscaba ser gracioso y hasta consolador, pero Tony no pudo evitar sentirse culpable; se abrazó a la mujer y lloró, igual que un niño>>.

 

Era tan egoísta.

 

[El pequeño Tony observó a la hermosa alfa sentada al lado de su padrino. Se mantenía escondido, pues era ya pasada su hora de dormir y, aunque tenía sueño, quería estar pendiente por si esa mujer intentaba quitarle a su Stephen.

El niño frunció el ceño. Sophie había besado a su padrino demasiado cerca de la boca y lejos de molestar al alfa, éste le acarició la mejilla. Tony volvió a fruncir el ceño. Strange odiaba el contacto físico y solo dejaba que él y a veces su mamá (solo porque él se lo prestaba) invadieran su espacio personal.

 

—¡Padrino! —exclamó corriendo al mencionado. El límite de Tony había llegado cuando la pareja de alfas estaba por besarse.

—Tony —dijo Strange tomando al niño y poniéndolo en su regazo—. ¿Qué haces despierto? Son más de las once.

—Tuve una pesadilla y no estabas. Tenía miedo —Tony miró a Stephen con su mejor imitación de gatito triste, esa que siempre lograba hacer que los adultos (especialmente su padrino), cayeran en sus manos—. Me dejaste solito.

 

Sophie sonrió encantada por la escena que se desarrollaba. Amaba esa parte de Stephen; era tan extraño conocer un alfa capaz de criar, y querer a un cachorro con el que no compartía lazos sanguíneos y aun así amarle como si fuese su hijo.

 

—Es mejor que me vaya; ya es tarde y no es bueno que Tony se desvele demasiado —el niño frunció el ceño, no le gustaba que esa mujer lo llamara así, ¡solo su padrino y Jarvis podían!

—Lo llevaré a la cama y después te acompaño a tu casa —el Stark hizo un puchero ocultando el rostro en el cuello de su padrino, fingiendo estar demasiado asustado para quedarse solo.

—No es necesario. Traje mi auto —dijo sin borrar su sonrisa—. Tony te necesita.

 

Strange suspiró resignado; con Tony en brazos, acompañó a la alfa hasta su auto.

 

—Mañana llevaré los papeles para que los firmes —Strange asintió al tiempo que recibía un beso en la mejilla].

 

Tony se dejó caer de rodillas. El llanto lo dominaba. El recuerdo de su último encuentro con Sophie, le torturaba.

 

[—… Siempre fuiste un niño muy celoso —dijo Sophie—. Muchos creen que el primer amor lo experimentamos en la adolescencia, pero hay uno que es mucho más puro e inocente… es el que tenemos en la niñez, ¿no crees?

—Yo no estaba enamorado de Stephen —la alfa dejó escapar una risilla; sin darse cuenta, Tony acababa de descubrirse ante su ¿rival?

—Nunca te sientas mal por amar a alguien y luchar por él, Anthony —la alfa tomó las manos de Stark; lo miró con tal intensidad que lo hizo estremecer—. Lucha por él, por tu felicidad].

 

Sophie había fallecido por su culpa.

 

—Con que aquí estabas —Clea le miraba intensamente. Llevaba un sobretodo violeta y un sombrero de ala ancha del mismo color—. Debí suponerlo cuando Wong me dijo que Stephen estaba dando vueltas en el santuario como león enjaulado.

—¿Santuario? —cuestionó Tony al tiempo que se limpiaba las lágrimas. Clea le ayudó a ponerse de pie.

—Existen tres alrededor del mundo, protegen las puertas que separan este mundo con el de la magia, además de otras cosas que Stephen tal vez pueda contarte después.

 

Tony miró la tumba nuevamente. Un viento frío cruzó por el cementerio.

 

—Ni mi hermano, ni tú son culpables del destino de esa mujer —dijo Clea cruzándose de brazos.

—Ella amaba a Stephen. Arruiné su oportunidad de ser feliz.

—No. Ella lo hizo al aferrarse a un amor que jamás sería suyo.

 

La seriedad de Clea hizo que Tony frunciera el ceño. Era fácil para un ser inmortal desdeñar los sentimientos de los mortales.

 

—Los humanos son tan afortunados. Ustedes no tienen un único, su amor es efímero —dijo mirando al cielo—. Su corazón no tiene que cargar con el dolor de vivir cientos… miles de años en completa soledad o herido por perder a su destinado…

 

Tony guardó silencio. Deseaba poder consolar a la mujer, pero… ¿cómo hacerlo? Ella tenía razón, no sabía lo que ellos padecían a lo largo de sus inmortales vidas, lo que Stephen padeció cuándo le perdió por primera vez, ni lo que sufrirá cuándo la muerte le reclame nuevamente.

 

—Vamos, regresemos antes de que Wong pierda la paciencia con mi hermano y acabe encerrándolo en alguna dimensión.

 

 

Un par de semanas habían transcurrido desde la muerte de Sophie y las cosas parecían haber regresado a la normalidad. Tony se había enfrascado en un nuevo proyecto: la torre Stark, que sería el primer edificio autosustentable.

 

El reactor Arc, que mantenía vivo a Tony y hacia posible el uso de su traje, también sería el encargado de alimentar de energía a la torre.

 

Tony le daba los últimos toques a su nuevo proyecto; Stephen estaba con él, sentado en el sofá a un par de metros de distancia. Stark se sirvió un poco de whisky ante la desaprobadora mirada de su novio.

 

—Con tu celo tan cerca, no deberías tomar alcohol, de lo contrario los supresores no harán efecto.

Tony dejó el vaso, ya vacío, en la mesa dónde trabajaba, se acercó a Strange y se sentó en sus piernas, abrazó al alfa por el cuello y unió sus labios en un apasionado beso.

—Wow, ¿a qué se debió eso? —preguntó Strange con voz ronca y una sonrisa boba.

—No creo que sean necesarios los supresores —Strange lo miró confundido; olfateó a Tony para comprobar que su celo no se hubiese adelantado.

Tony era irregular y era difícil saber cuándo su ciclo aparecería, pero Strange, que poseía un olfato más fino que el de cualquier alfa humano podía saberlo con una semana de anticipación.

—No quiero tomarlos —dijo Stark mirando a su pareja con intensidad—. Quiero pasar mi celo contigo.

—¿Enserio? —Tony asintió con la cabeza y Stephen no pudo evitar sonreír.

—Te amo —dijo el hechicero—, ¿estás seguro? —el omega asintió. Strange hizo un movimiento con la mano y apareció una taza con un líquido viscoso de color naranja fosforescente—. Entonces me prepararé para no marcarte, al menos no lo haré hasta que estés listo.

 

Tony tomó la taza y la colocó a un lado. Sabía que su contenido era una mezcla de hierbas que el alfa tomaba para no perder el control delante de un omega sin vínculo que estuviera por entrar en celo, era una especie de supresor, pues los convencionales no le hacían efecto, gracias a su biología.

 

—Quiero que me marques. Quiero enlazarme contigo —Strange lo miró entre preocupado y asustado. Recordaba la promesa que le había hecho a María, pero, Tony ya no era un niño y él ya no tenía el cuerpo de un anciano…— ¿Stephen?

 

Tony le miraba con tristeza, sintiéndose rechazado. Estaba lastimando a su omega.

 

—Si no quieres… —fue callado por un beso.

—Por supuesto que quiero —le aseguró uniendo sus frentes—. Solo me tomaste por sorpresa.

—Supongo que estás acostumbrado a que el alfa sea quién pida la vinculación —dijo sonriendo—. Quizás podamos hacerlo como en tu época, abuelo.

—No es necesario, Tony.

—Oh, vamos, será interesante —dijo al tiempo que jugaba con el cabello del alfa—. J.A.R.V.I.S. ¿Cómo eran los matrimonios en la edad media?

—Los alfas se casaban con omegas a los que les doblaban o triplicaban la edad —respondió la IA.

—Bueno, tú me llevas siglos de diferencia —dijo en tono de broma.

—… Los omegas debían ser vírgenes y se solicitaba la prueba de la sábana para asegurar que el omega o mujer beta fuese …

—Es suficiente J.A.R.V.I.S. —lo interrumpió Strange. Tony bajó la mirada, sintiéndose culpable por su vida de libertinaje.

 

¿Y sí Stephen decidía dejarlo?

 

Strange tomó a Tony por las mejillas. Besó su frente, luego su nariz y culminó en sus labios.

 

—No me importa lo que hiciste en tu adolescencia, ni con cuantos dormiste

—¿Estás seguro? Solías regañarme por mis aventuras nocturnas.

—Por supuesto, me preocupaba que algo malo te pasara —le dijo con dulzura—. No te voy a dejar. Esperé demasiado para volver a estar contigo, ¡siglos!, no voy a perderte por algo así.

 

¿Cuántas veces habría reencarnado antes?, ¿en cuántas de ellas pudo estar con Stephen?

 

—Reencarnaste cinco veces en total, pero solo en esta vida pude acercarme a ti de esta manera.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, naciste alfa o beta varón y no me apetecía verte morir por sodomía; si me hubiera acercado a ti como algo más que un amigo. La Inquisición nos hubiera quemado.

 

Tony guardó silencio, sabía que hubo una época en la que mataban a las personas (principalmente a los omegas), por brujería, ¿Stephen habría pasado por esos?

 

—¿Tú llegaste a ser…? —Strange negó con la cabeza.

—No, pero Clea sí estuvo cerca de eso —dijo Stephen—. En los primeros años de 1600, vivimos en Córdoba, Veracruz, y ella tomó a una beta como aprendiz, era una mulata con grandes capacidades, pero un poco arrogante —explicó—. Mi hermana terminó enjuiciada por su causa y tuvo que escapar de la celda a través de un dibujo. Las personas terminaron atribuyendo lo sucedido a Clea con la de Soledad, dando origen a la leyenda de La mulata de Córdoba.

 

 

Tony miró la habitación con ojo crítico, todo debía estar perfecto. Por los síntomas que había presentado, su celo llegaría en unas horas (Stephen se lo había confirmado), sonrió; pronto, Stephen y él compartirían un vínculo y ya nadie podría separarlos.

La recamara contaba con lo necesario para el celo, había un frigo bar cerca de la cama, además de bebidas hidratantes. En una esquina se encontraba su “nido”, hecho con ropa de Stephen que había tomado “prestada” a lo largo de los años.

 

La cama contaba con sábanas especiales para el celo <>, unos cuantos juguetes sexuales se encontraban sobre esta.

El baño también había sido acondicionado para los posibles juegos previos: lubricante a prueba de agua, juguetes y una nueva regadera para masaje que Tony había visto en internet y que parecía ser bastante popular durante el sexo en la ducha.

 

….

 

Strange observó a la persona delante de él: era una omega desprovista de cabello, vestía una túnica en tonalidades de amarillo y corte oriental.

 

Ambos estaban bebiendo té.

 

—Así que finalmente podrás vincularte a tu único —Strange asintió. La mujer se llamaba Ancestral, la hechicera Suprema, la guardiana de ese mundo.

—Luego te tantos siglos, por fin fui bendecido por la Madre magia.

—Supongo que luego del celo, harán su ceremonia de enlace y presentaras al joven Anthony ante los Vishanti —Strange se removió incómodo.

—No estoy seguro de si Tony quiera hacerlo.

—Convertirse en uno con la magia. No todos los humanos lo aceptan o asimilan —comentó la omega.

—Tú lo hiciste —ella sonrió. Agamotto, su maestro, su amigo, su alfa… su único; por él se hizo una con la magia.

—Si Tony no lo desea, entonces yo me uniré por completo a su mundo —Ancestral le miró con una mezcla de pena y entendimiento.

—Sabes que no puedes hacer eso. Clea, Merlín y tú son especiales —dijo—. Ustedes traerán la unión de nuestros mundos.

 

Strange guardó silencio. Odiaba tanto el destino que alguna vez amó.

 

—Toma esto —Ancestral hizo aparecer dos anillos.

 

Las argollas eran de un tono azul por fuera y rojo en su interior, en letras de oro tenían inscrito los nombres de Tony y Stephen, además de una frase en latín:

 

Coniuncti in perpeluum.

(Juntos por la eternidad).

 

—Fueron hechos con las escamas del dragón y el unicornio que son vida y muerte; forjadas en la fragua del primordial. El mismo rey fue quién las forjó —explicó Ancestral.

 

Stephen tomó los anillos con delicadeza; las argollas comenzaron a emitir un ligero brillo.

 

—No voy a liberar a Merlín —Ancestral sonrió.

—Lo sabe, pero espera que, estando enlazado con tu único, te haga cambiar de opinión.

—Lo dudo —quizás era verdad, pero debían hacer el intento—. Son hermosos, pero no los aceptaré.

—No es un soborno —le aseguró Ancestral—. Fue tu madre quién ordenó fabricarlos, ¿le harás un desplante al no aceptar?

 

Stephen negó con la cabeza jamás se atrevería a faltarle al respeto a su madre, no si quería continuar con vida (o conservando su actual forma), incluso el rey y sus consejeros le temían.

 

—Ella espera que puedas ir a visitarla.

—Dile a mi madre que Clea y yo iremos pronto a verla —dijo Stephen levantándose —. Debo irme ya.

—Por supuesto y espero que pronto me permitas conocer a tu único —Stephen asintió con la cabeza, abrió un portal y se marchó, dejando sola a la omega.

 

Ancestral miró el lugar vacío que Stephen ocupaba tan solo segundos atrás. Strange ya no era ese apático y oscuro personaje que conoció cuándo ella aún la estudiante se Agamotto, ahora tenía un brillo significativo en sus ojos e irradiaba felicidad.

 

—Solo espero que se conserve así por muchos siglos más…

 

 

Continuará…

 

 

 

¡Hola! Espero les guste el capítulo, en la próxima habrá rico y delicioso fondue, además de que ya prontito saldrán los Vengadores.

 

Dedico este capítulo a mi adorable, hermosa, preciosa y súper genial, beta. Sam, linda, gracias por soportarme.

 

 


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