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Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarte por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

Resumen: Stephen Strange, un acaudalado empresario dueño de diferentes farmacéuticas termina haciéndose cargo del hijo del matrimonio Stark luego de la muerte de estos.

 

 

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarte

 

 

Capítulo 8.- Avengers parte I

 

 

 

Strange y Pepper se encontraban en la torre Stark mientras Tony sobrevolaba la zona enfundado en su traje de Ironman. Había transcurrido tan solo una semana desde que el celo terminó; aun la pareja no anunciaba su enlace, solo Virginia, Happy, Clea y Wong lo sabían. Pero era suficiente por el momento.

 

Stark emergió del mar, luego de terminar los arreglos para las pruebas de la torre; se dirigía al punto de encuentro.

 

—Todo esta listo de mi lado. El resto depende de ti —dijo el genio a través de su comunicador.

¿Desconectaste las líneas de transmisión? —cuestionó Pepper, quien, se encontraba del otro lado de la comunicación. Tony podía ver una pequeña imagen de ella de su lado izquierdo y a su alfa, del derecho —¿Estamos fuera de la red?

—La torre Stark será un modelo de energía limpia.

Suponiendo que el reactor arco funcione y tome el control —agregó Stephen con una fingida sonrisa burlona. Sabía que las pruebas saldrían a la perfección, después de todo, había sido su omega quien hizo todos los preparativos.

—Cariño, yo hice los cálculos, ¿lo dudas? —dijo Tony fingiéndose ofendido. Dio vuelta a la derecha, estaba a pocos kilómetros de llegar a la torre —. Pepper. Enciéndela.

 

Las luces del gran edificio Stark comenzaron a encenderse piso por piso, hasta finalizar con el gran letrero que ostentaba el nombre de su creador.

 

¿Cómo se ve? —cuestionó Pepper.

—Igual que la navidad, pero más… mío… —la suave y sensual risa de Strange se escuchó por el comunicador.

En ese caso, es mucho mejor —dijo el inmortal. Tony sonrió. ¿Era posible que amara más a ese mago tonto? Sin duda que sí.

Necesitamos que más gente se entere —habló Virginia —Debemos contactar a la prensa —Stephen estuvo de acuerdo —. Mañana viajaré a D.C., para ver las zonas que usaremos para los tres nuevos edificios.

—Pepper, basta. El momento, ¿recuerdas? —dijo mientras se elevaba a centímetros de la torre para alcanzar el punto más alto.

Déjala disfrutar. También es su momento, Tony —lo amonestó Strange.

—Auch —dijo Stark —, ¿tú de qué lado estás? —se quejó el omega al tiempo que aterrizaba. —Deberías disfrutar esto también; es nuestro primer bebé.

Dejemos que la Srta. Potts se vaya y tal vez trabajemos en su hermanito —Tony sonrió; mientras caminaba, su armadura era retirada parte por parte por brazos robóticos.

Señor. El agente Colson de S.H.I.E.L.D. lo llama —anunció J.A.R.V.I.S.

—Dile que no estoy —dijo Tony —. De verdad. Estoy afuera.

 

Hubo unos segundos de silencio antes de que su IA mencionara la insistencia del hombre.

 

—Hazte de valor Jar. Tengo una cita con un sexy doctor.

 

Tony entró al Penthouse, donde Pepper observaba las gráficas de la energía de la torre; a unos metros, Strange se encontraba sentado en el sofá, bebiendo algo de té.

 

 

—Los niveles están estables… creo—dijo Virginia al ver entrar a Tony.

—Por supuesto, yo participe en todo el proceso —ambos alfas rieron ante el comentario. El omega se acercó a la mujer para alabarla y darle un porcentaje del crédito de la torre, incluso a Strange, por sus estupendos masajes, luego de los largos días de trabajo.

 

Pepper sirvió tres copas de champaña que extendió a la pareja, que de vez en cuando compartían cortos besos.

 

—Señor. El teléfono —dijo J.AR.V.I.S. —Me temo que han anulado mis protocolos.

—Hablando de gente insistente —comentó Stephen al escuchar la voz del agente a través del teléfono de su omega, quien fingió ser la contestadora, por supuesto, no funcionó pues el hombre había ingresado de alguna manera.

Phill J. Coulson, un beta como la mayoría en S.H.I.E.L.D., tenía la apariencia de un profesor de historia común y corriente; que vivía solo y cuyos hobbies quizás, eran fabricar su propio jabón y coleccionar artículos de periódicos.

—¡Phill! Pasa —habló Pepper mirando al recién llegado. Se levantó para darle la bienvenida.

—No me puedo quedar.

—¿Phill? Su nombre es Agente —dijo Stark siendo inmediatamente amonestado por su pareja.

—Pasa, estamos celebrando —agregó Virginia. —¿Ya conoces al Dr. Strange? —el aludido hizo un asentimiento con la cabeza, le extendió la mano al agente.

—Dr. Stephen Strange —se presentó el inmortal.

—Agente Phill Coulson, es un placer —el beta observó al hechicero con atención; era una calca exacta de su “difunto padre”, cualquiera que hubiese visto fotografías del viejo hombre, pensaría que, de hecho se trataba de la misma persona que, de alguna manera había retrocedido en el tiempo.

—Bien, terminaron las presentaciones —dijo Tony al tiempo que abrazaba a su alfa —. Como dijo Pepper estamos celebrando y… no te puedes quedar —Strange volvió a amonestarlo por ser tan grosero.

—Necesito que revises esto —Coulson le extendió una especie de carpeta. Tony puso mala cara.

—No me gusta que me den cosas —se quejó el genio. Stephen sonrió, le encantaba cuando Tony se comportaba de forma infantil.

—Pero a mi me encanta —intervino Pepper entregándole su copa al agente y tomando la carpeta en su lugar —. Pero hay que cambiar —agregó invirtiendo la acción, pero con Tony, que la miró acusador.

—Las horas de consulta son de vez en cuando, entre ocho y cinco, dos jueves por mes —dijo el omega.

—No es una consulta —le respondió el agente.

—¿Es por los Vengadores? —cuestionó Pepper al tiempo que Tony revisaba la información —. De los cuales, no sé nada.

—Rechazaron la iniciativa —comentó Tony alejándose unos pasos de los presentes.

—Y tampoco calificaste —agregó Strange antes de darle un sorbo a su bebida —. Y yo sí sabía de la iniciativa. Sea quien sea el encargado de evaluar a los candidatos, carece de habilidad. No me sorprende que no llegara a nada.

—Según esto, soy volátil, egocéntrico, no juego bien con otros —dijo Tony. Pepper comentó que eso sí lo sabía.

—No se trata de personalidades —comentó Coulson. Stark llamó a Pepper y a Strange; abrió la información donde los archivos del Capitán América, Hulk y un asgardiano se mostraba. Hubo algo que llamó la atención de Stephen, el cubo que había sido robado.

—Iré contigo —dijo Strange —. Soy tu alfa, estamos recientemente enlazados, eso es excusa más que suficiente para que me permitan estar contigo —Tony asintió; había algo en la mirada de Stephen que le indicaba que no había espacio para las réplicas.

 

 

 

 

Stephen observó la nave en la que era trasportado; Tony se reuniría con él mas adelante. Su escolta era la pelirroja que se había infiltrado en la empresa de su omega. Frunció el ceño; Clea le había contado acerca de ella; la responsable de la evaluación de su pareja de enlace; una verdadera tonta si no podía ver más allá de una simple fachada.

 

—Estamos por llegar, Sr. Strange —dijo Natasha, Natalia o como sea que se llamara la mujer que no dejaba de mirarlo, intentando descubrir sus íntimos secretos. Sonrió. Llevó una de sus manos hasta la bufanda roja, su capa de levitación.

—Le agradezco, señorita —respondió con tranquilidad.

 

Al aterrizar, siguió a la agente que se acercó a dos hombres que reconoció al instante, uno era la obsesión de Howard y el ultimo, Bruce, un brillante omega que su “clon” conoció en su juventud.

 

Como Strange era una personalidad publica, había tenido que crear una especie de copia suya, mucho más joven, para que viviera una falsa vida; lo mismo hizo Clea. Al “morir”, en Afganistán, su réplica desapareció y todos sus recuerdos y vivencias fueron trasladadas a él.

 

—¡Stephen! —dijo Banner estrechando la mano de Strange. El hechicero le sonrió, feliz de verlo. Bruce era un hombre brillante, a quien la vida le había puesto las cosas difíciles, primero por ser omega y luego por el accidente que dio vida a Hulk, un alfa más poderoso que cualquiera de primer nivel; humano, por supuesto.

—Bruce, me alegro mucho de verte —habló el inmortal.

 

Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que se vieron o intercambiaron mensajes. Al menos desde el accidente de Bruce.

 

—¿Dr. Strange? —el aludido posó su atención en quien lo llamaba; el vanagloriado Capitán América; la razón (aunque sin quererlo), de los malos ratos que María y Tony tuvieron que pasar.

—Sí, aunque estoy seguro que me confunde con mi padre —dijo en tono neutro. Por una fracción de segundo, Strange vio un ligero brillo de esperanza en los ojos del icono de América, aunque se esfumó tan rápido como sus palabras fueron pronunciadas.

—Lo siento yo… es usted…

—¿Idéntico a él? Me lo han dicho —respondió restándole importancia al asunto. Steve Rogers no le agradaba, no solo por causa de Howard; durante la guerra, tuvo algunos cuantos encuentros con él. Arrogante (aunque tal vez no consiente), creía que, por el simple hecho de ser un milagro de la ciencia, debía estar en el frente de la batalla, matando alemanes, “pateando el trasero de Hitler”, y no dando ánimos sobre un escenario, incluso había desobedecido las ordenes al ir al rescate del alfa Bucky Barnes y sus compañeros.

—¿También formas parte de esto? —preguntó Bruce sacando a Stephen de sus pensamientos.

—El Dr. Strange es un caso especial. No pertenece al equipo —Stephen frunció el ceño, molesto. Odiaba tanto que las personas se metieran en conversaciones ajenas. Era de pésima educación.

—Mi omega es quien es parte de esta… iniciativa —Bruce pareció desilusionado, pero Strange no se percató; Natasha había llamado su atención. El viaje estaba por iniciar.

 

 

Continuará…

 

 

 

….

 

 

¡Hola gente! Lamento la demora, pero estuve (estoy), enfermita, pero ya estoy mejor. Espero que les gustara el capítulo.


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