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Placentera Actuación (BNHA) por RozenDark

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Notas del fanfic:

Fic participante en el concurso #AUKatsuDekuAwards del grupo KatsuDeku World

Notas del capitulo:

Y aquí llego con otro fic, esta vez de la pareja KatsuDeku.


Fic participante en el concurso #AUKatsuDekuAward del grupo KatsuDeku World.


Pero ya estuvo bueno. Los personajes de BNHA son propiedad de su respectivo autor. Las imágenes utilizadas a lo largo del fic, son propiedad de sus respectivos autores.


La historia está ligeramente basada en un manga, claro, con un buen y loco toque mío.


Un agradecimiento especial a Anjell Stylinson, que si bien, no pude utilizar la portada que me hizo, le agradezco enormemente por haber tratado de satisfacer mis gustos y caprichos xD


Y sin más que decir, les invito a leer (*3<)/ 

"Placentera Actuación"

 

~.°.~.ღ.~.°.~

 

Cap. "El Arte Del Placer"

 

En aquella lujosa habitación, de un departamento en algún lugar de la ciudad, dos chicos se esmeraban en hacer cosas sumamente indecentes.

El más bajo de estatura, un chico de cabello y ojos verdes, y curiosas pecas en el rostro, estaba sumamente sonrojado y sudoroso, y por más que tratara de reprimir soltar al aire los incesantes gemidos llenos de placer, no podía evitarlos. Su mano derecha apretaba con fuerza la almohada, de tal manera, que hacía relucir aquel hermoso anillo plateado que yacía en su dedo anular, mientras que en su cuello descubierto, lucía esplendorosa aquella marca territorial, que solamente existe entre un Alfa y su Omega.

En cuanto al chico de una estatura, un tanto más alta, este era de un cabello rubio cenizo y de inigualables y fieros ojos rojos. Este chico, estaba encargándose de penetrar una y otra vez el interior del más bajo, todo de una manera casi salvaje y demasiado rápida como para que el de ojos verdes llegase asoportar. Con fuerza, situó su mano derecha, donde estaba la del otro chico, haciendo brillar a la par, ambos anillos.

Y claro, aún está la duda del porqué de aquel repentino acto. Y si le preguntaran a Izuku, ¿cómo es que llegó a estar de aquella manera con ni más ni menos que Katsuki Bakugou?, no sabría que responder exactamente.

Lo último que recordaba, era a él cumpliendo con su horario laboral en el “Erotic Lovers”, esperando a que su jefa llegará para recibir los informes y el dinero ganado. Entonces, si solamente trabajaba, ¿cómo es que acabo siendo embestido de una manera casi brutal por ni más ni menos que Katsuki Bakugou?

 

o.~ஐ~.o

 

Midoriya Izuku es un chico común y corriente. Si la gente llegara a describirlo, solamente podrían decir que es un Omega demasiado analógico y muy perseverante con sus objetivos. En este caso, aquel chico universitario, se estaba esforzando de sobre manera por poder terminar su carrera y poder ejercer lo que tanto estudio.

Pero con los gastos en casa y con un patán de padre, a aquel joven no le queda más remedio que tener que trabajar para así poder solventar sus estudios y ayudar a su madre. Para su mala suerte y con alguien tan tímido y penoso como lo era él, el único sitio que le permitía ayudarse y ayudar a su madre, era una tienda de juguetes eróticos. ¿Y cómo lo ayudaba ese lugar?, pues la paga no estaba nada mal y con incentivos de venta mucho mejor, pero la comodidad del horario y la jefa que tenía, fue lo que terminó de convencer al joven de cabello y ojos verdes.

Y bueno, no se queja para nada del lugar, bueno, con una que otra cosa, quizás si. Como aquella vez en la que un cliente intentó persuadirlo para “jugar” con aquella extravagante compra, más específico, un par de vibradores y látigos de por medio. O la vez en la que una chica de su misma edad le propuso una candente sesión de juegos, con dados de “actividades”, esposas y demás. Obviamente, Izuku dejó en claro no tener gusto o atracción por esa clase de fetiches, todo con la cara y orejas completamente sonrojadas.

Pero también habían veces en las que se divertía en grande, como aquella vez en la que su cliente fue ni más ni menos que uno de sus compañeros de clase, Kaminari Denki, y de solo recordarlo, le daba un ataque de risa.

Para evitar indagar más a fondo, ese día aquel chico rubio y conocido por ser un pervertido y algo atrevido con las chicas, entró a la tienda, con un gorro que cubría su cabello y unos lentes oscuros y un cubre-bocas para esconder su rostro. Cabe decir que el chico se veía sumamente apenado y nervioso al pedir artículos, incluso tomaba en lista vibradores sin siquiera saber la potencia del aparato. Y de no ser porque otro de sus compañeros entró a buscarlo, mientras gritaba a viva voz “Denki”, Midoriya jamás se hubiera enterado que Kirishima Eijiro y Kaminari Denki estaban saliendo y ya llevaban tiempo probando más cosas que un simple beso.

Dejando de lado aquel tema, vio la hora en su computador, y se sorprendió al ver que ya casi era hora de cerrar el lugar. Decidió comenzar a surtir mercancía y hacer la limpieza, aprovechando que no había clientes por el momento. Y justo al agarrar la escoba, un chico entró.

Izuku lo conocía muy bien, es decir, ¿quién no conoce a Bakugou Katsuki?, después de todo, aquel chico era conocido por toda la escuela como un Alfa peligroso y de un carácter sumamente explosivo. Claro, Izuku sabía eso a la perfección, no por nada era su vecino y tiempo atrás fueron mejores amigos.

Respiró profundo para calmar los nervios, y dejo de nueva cuenta la escoba en su sitio, para después acercarse al joven que  no tenía una cara muy amigable.

 

—¿Qué se le ofrece? —, preguntó nervioso, más que nada por la fulminante mirada que el rubio le envió.

—¡Vaya!, pero si es el maldito nerd de mierda —, sarcástico y sin ningún signo de respeto en su voz, dijo aquello —. ¿Qué si quiero algo?, es más que obvio, ¿no? —

 

Midoriya comenzó a sudar demasiado. Tal parecía que Bakugou no iba a ser un cliente fácil. Hizo una serie de respiraciones para tranquilizarse y pedir a Kamisama para que el rubio no le diera tanto problema.

 

—B… Bueno, se que quiere algo, pero no se que es exactamente lo que busca —, algo que Izuku tenía en claro, era que siempre, no importando la situación, se ponía a divagar, claro que en ese momento y con ese cliente, era lo peor que podía hacer.

—Escúchame bien nerd de mierda —,Bakugou se apresuró a acercarse al asustado chico, todo con una expresión para nada amigable —. En primera, no me hables de usted, me haces sentir como un maldito vejestorio, cuando ambos sabemos, que solamente nos llevamos unos meses de diferencia. Y en segunda, lo que quiero, no es algo que precisamente pueda comprar porque si.

 

El chico de cabellera verde miro dudoso a su actual cliente. Miró con premura todo el lugar, tratando de imaginar que era exactamente lo que Bakugou quería, pero por más vueltas que su mente diera, lo único que podía pensar al final, era o que el rubio quería salirse con la suya y que le diera algo de a gratis o le estaba jugando una mala broma. Optó por la primera opción, más que nada porque ese temperamental hombre no era de jugar bromas.

 

—No le entiendo… —, calló sus palabras, cuando esa mirada rojiza se llenó de advertencia —. Quise decir, que no te entiendo del todo, ¿qué es lo que realmente quieres Bakugou-kun? —, de una manera, un tanto desganada, Izuku acato a la “petición” de no hacer sentir viejo a su reciente cliente.

—Bakugou sonrió con sorna, mientras invadía aún más el espacio del nervioso chico —. ¿Quieres saber lo que quiero, señor vendedor pervertido? —

—¡No soy un vendedor pervertido! —, exclamó aquello, sonrojado a más no poder —. Y lo siento, pero ya casi es la hora de cerrar, así que si no vas a comprar nada, te pediré de la manera más respetuosa posible, que te vayas.

 

Bakugou enarco una ceja al ver la repentina e inesperada valentía de aquel chico. Es decir, Midoriya Izuku siempre fue alguien sumamente llorón y a su ver, patético. Así que verlo así de valiente y retador, se le hacía intrigante y divertido.

 

—Bien, bien, te diré lo que quiero —, el rubio alzó sus manos en un son de paz momentánea —. Lo que busco, no es exactamente algo que pueda comprar, a no ser claro, que tu me lo quieras vender.

—Izuku no entendía para nada lo que el rubio trataba de decir —. ¿Y qué es eso que buscas? —, inquirió ya con fastidio.

—Katsuki suspiro, mientras sonreía de manera irónica —. Lo que busco está dentro está maldita tienda, pero no es exactamente uno de los juguetes que vendes —, enfatizó que su interés no estaba para nada en los “juguetes” del lugar —. Para serte sincero, no se porque lo quiero, pero si se para que lo quiero, de hecho, lo estoy mirando justo ahora.

—No te entiendo —, más que extrañado, el chico miro hacia atrás de él, pues pensaba que el rubio buscaba el objeto que estaba justamente detrás de él —. ¿Quieres la escoba? —, le pregunto inocentemente, mientras se preguntaba una y otra vez, ¿para qué quería la escoba y porqué no se iba a un supermercado?

—¡ESTO NO ES POSIBLE! —, Bakugou comenzó a lanzar toda clase de insultos hacia el chico frente a él. Bien sabía que Izuku era demasiado inocente, pero no podía creer que lo fuera a esos extremos —. Inocente no eres, más bien creo que eres un estúpido —, le dijo con furia, mientras su rostro adquiría un tenue color rojizo —. ¡Te quiero a ti!, ¡maldita sea! —, fue claro, demasiado, así que esperaba que ahora si, el chico le entendiera.

—¡¿QUÉ?! —, Izuku sintió su rostro calentarse, estaba seguro de que hasta sus orejas se habían sonrojado —. Pe… Pero… Yo no, es decir, no creo que tu me quieras… Digo, puedes tener a cualquiera, y yo no soy para nada alguien especial… Y además… —, el chico tuvo que callar sus palabras, cuando el rubio le cubrió la boca de mala gana.

—Lo juro maldito Deku, eres tan irritante e insoportable, que no entiendo porqué quiero todo de ti —, más que avergonzado o apenado, Katsuki estaba fastidiado de esa manera de ser de aquel chico —. No pienso esperar un día más, así que saliendo de tu jodido trabajo, te espero en la maldita heladería de enfrente, y más te vale no tratar de huir, porque te juro que la próxima vez que me hagas venir, te haré mil y una cosas en este jodido lugar, así tengas clientela —, completamente azorado, el rubio salió del lugar, no sin antes tomar y pagar por un pote de lubricante, cuya etiqueta resaltaba por el enorme título “Hot Flame”.

—¿Qué voy a hacer? —, Izuku se jaló con fuerza sus cabellos, todo de una manera demasiado histérica, especialmente porque entendió lo que su antiguo amigo quería esa noche.

 

Trato de estar tranquilo, limpio como pudo el lugar y surtió algunas cosas en los estantes,todo mientras veía cada cinco segundos la hora.

Y solamente cuando faltaban unos diez minutos para cerrar, cambió el letrero de “abierto” a “cerrado” y comenzó el conteo del dinero ganado.

Espero unos breves minutos más para que su jefa llegará para recibir las ganancias. No le mencionó nada de su “agradable” encuentro, solamente cerró el lugar, le dejó una nota en una hoja de papel perfectamente doblada a la mitad y se despidió.

Y en verdad estaba pensando seriamente en cómo lograría huir sin que el rubio se diera cuenta, especialmente, porque Bakugou estaba sentado en la terraza de la heladería y por lo que veía, los pobres comensales ya hacían todo lo posible por sacarlo.

Suspiro abatido y a un paso, totalmente desganado, comenzó a acercarse a aquel lugar, cosa que funcionó para que el rubio pagara su cuenta y se acercara con prisa a tomarlo con fuerza del brazo.

 

—¡Ya era hora!, ¡maldito Deku! —, a Bakugou no le importo en absoluto que la gente los estuviera viendo o que Izuku se estuviera quejando con la cara completamente sonrojada, por supuesto que nada de eso le importaba. Lo único que aquel rubio quería en esos momentos, era llegar a su departamento y quitarle esa ingenua inocencia a aquel chico, todo de una manera, un tanto indecorosa y cachonda.

 

o.~ஐ~.o

 

—Hemos llegado, don vendedor pervertido —, mencionó burlesco el rubio.

 

Izuku definitivamente no deseaba estar en aquella situación, aún si ese lujoso departamento tenía todas las comodidades que jamás hubiera imaginado ver en persona. Y es que Bakugou Katsuki, seguía siendo el mismo chico arrogante, presuntuoso y por supuesto, el tipo de gente que si quería algo, lo tomaba si o si, aun si eso quería decir, que deba arrastrarlo a la fuerza a un lugar al que no quería ir a hacer cosas nada sanas para su pobre e inocente persona.

 

—Siento arruinar tus planes Bakugou-kun, pero mi madre me espera en casa —, dijo aquello para tratar de que aquel rubio entrara en razón.

—El rubio solamente sonrió con demasiada gracia —. Por eso no te preocupes Deku, justo en la heladería, aproveche para decirle a la dulce Inko-san que mi buen amigo y yo teníamos trabajo en equipo, así que descuida, que tienes el permiso de mami para pasar la noche en casa ajena.

 

Izuku abrió la boca a más no poder, maldiciendo internamente el no haberle mencionado a su madre que aquel rubio no era su amigo desde hacía unos años atrás.

Solamente salió de su shockeante trance, cuando vio que Bakugou se había comenzado a desvestir frente a él.

 

—¡¿QUÉ HACES?! —, histérico y con miedo, izuku fue a tratar de esconderse justo detrás del enorme sillón de piel escarlata.

—Creí que fui lo suficientemente claro en tu trabajo Deku —, mencionó harto de tanto parloteo —. ¿Qué más vamos a hacer?, jugaremos en la cama, follaremos, ¿como quieras decirle?, solo sé decirte que tengo prisa por hacerlo toda la noche.

—¡Aléjate de mi pervertido! —

 

Izuku estaba completamente azorado. No creyó que ese rubio fuera tan explícito con sus expresiones y no quería averiguar cómo iba a ser si cumplía su cometido.

Y al ver aquella distracción en el peli verde, Katsuki aprovecho para atraparlo y alzarlo en su hombro. No le importó en absoluto los gritos de reproche, ni los leves golpes en su espalda, el rubio siguió su camino con destino a su habitación. Al llegar, se aseguró de cerrarla con llave, prosiguiendo con tirar a su carga directamente a la gran cama, todo de una manera despreocupada y para nada amable.

 

—¡Al mal paso, darle prisa! —, canturreó con prepotencia, mientras se aseguraba de quitar una a una todas las prendas del otro chico.

—Ni siquiera se te ocurra hacer nada más Katsuki Bakugou —, advirtió Izuku de una manera algo molesta, pero con el rostro completamente coloreado al rojo vivo.

—Me vale lo que me ordene alguien tan patético como tu —, un genuino brillo de lujuria se asomó en aquel par de rubíes, todo mientras con fuerza y brusquedad volteaba al menor y vertía en su mano un buen chorro de aquel lubricante —. ¿Estás listo Izuku-chan? —, preguntó burlesco, mientras adentraba dos de sus dedos en aquel rosado asterisco antes virgen.

—¡Maldito bruto! —, Izuku no era de insultar, pero aquel rubio no merecía ningún altivo de educación, menos cuando ni siquiera tuvo la decencia de avisar de aquella ruda intromisión.

—Mira nada más, Izuku Midoriya ha sacado las garras —, mencionó burlesco, mientras se acercaba a dar un suave beso en la oreja derecha del menor —. Lamento haberte hecho enojar fierecilla.

—¡Estúpido Kacchan! —, mencionó el más bajo —. Más te vale hacerlo más suave o no volveremos a jugar como quieras y no habrá boda que celebrar —, advirtió el peli verde con falso enojo.

—Si, si, ya entendí que no debo volver a molestarte de esta manera o no va a haber boda.

 

Tomemos un breve momento para explicar mejor. Para ello hay que recordar el principio de esta historia. Para ser más precisos, la parte en la que aquel par se tomaban las manos y ese par de brillosos anillos se hacía notar.

Para comenzar, Katsuki Bakugou e Izuku Midoriya, en verdad llevaban varios años sin ser amigos, y no, no era porque hubieran dejado su amistad o se hubieran peleado,no señor, aquel par había formalizado años atrás su noviazgo, para ser precisos, unos diez años atrás. Y no fue hasta hacía unos tres años que el rubio decidió que debían ser más que eso, formalizando así un compromiso más allá de un simple noviazgo, claro, ambos acordando terminar primero su respectiva carrera, para así casarse como se debe.

En cuanto a aquel “juego” de roles, decidieron comenzarlo justo el día en el que se comprometieron, y ese año era el tercero en el que hacían como que no se conocían para terminar haciendo toda clase de cochinadas en el departamento del rubio.

 

—Pobre de tu jefa, tener que soportar tu falta de asistencia cada año —, mencionó divertido el rubio, especialmente al recordar lo entretenida que terminaba aquella mujer con los relatos de su pareja.

—Es cierto, pobre de Anjell-san, deberé compensarla más adelante por soportarnos a ambos –, mencionó apenado, para después mirar con reproche a su pareja —. Pero ahora, más te vale dejar de lado tu jueguito con los dedos o para la próxima, seré yo el que te de duro a ti —, mencionó con advertencia.

—Bakugou ensanchó su perversa sonrisa —. Me gustaria ver como lo intentas Deku —, murmuró divertido, mientras hundía de más sus dedos.

—¡Ahh~! —, Deku no pudo evitar soltar aquel gemido, miro con reproche a su pareja, mientras mordía con fuerza su labio, porque en verdad, no quería cumplir con lo que Katsuki quería.

 

Katsuki en verdad se estaba divirtiendo, y por nada se iba a detener, aun si su pervertido prometido lo tenía bajo amenaza de volverlo el muerde almohadas, el rubio estaba decidido a jugar hasta hacerlo rogar por más que sus dedos.

 

—Tu dices una cosa, y yo solo escucho cuánto deseas que siga jugando —, mencionó en un asfixiante susurro.

 

Ni bien terminó de hablar, cuando decidió que sería divertido y excitante, introducir un dedo más.

Izuku respingo demasiado sorprendido y excitado. Miró con leve reproche a su pareja, mientras se obligaba a sí mismo a no gemir.

 

—¡Con que esas tenemos, pequeño travieso! —, mencionó Bakugou a la par de las embestidas que otorgaba con sus dedos —. Pero mejor comenzamos con lo bueno.

 

Izuku sabía a lo que su prometido se refería, así que miro con completo deseo al rubio, y le sonrió apenas.

 

—Pues apresurate Kacchan —, pidió deseoso —. Apuesto a que no me llevas a la gloria —

 

El rubio tomó aquellas palabras como un verdadero reto. Reto que por cierto, él no dejaría pasar por nada del mundo.

Tomó entre sus manos su palpitante y más que erecto falo, y lo situó en la rosada y deseosa entrada de su traviesa pareja.

Más que excitado y ansioso, se introdujo sin siquiera dar un previo aviso, sacando al fin, la voz que su Deku, tanto se empeñaba a guardarle de manera recelosa.

 

—Creo que es hora de hacer nuestra sesión de juegos —, murmuró jadeante, mientras comenzaba a embestir al chico debajo de él, de una manera sumamente feroz y certera.

 

Deku gemía una y otra vez con tan certeros golpecitos a su interior. Apretó con fuerza su almohada, mientras trataba inútilmente mordía la almohada en un intento por acallar tan indecentes sonidos provenientes de su propia boca, pero su para nada benevolente prometido, se lo hacía demasiado difícil con lo bueno que era a la hora de hacer jueguitos en la cama.

Para su poca o mucha suerte, su pareja terminó más rápido de lo que ambos hubieran esperado, tal vez por aquel lubricante.

 

—No sé tú, pero no quedé satisfecho con una sola vez —, murmuró el Alfa aún deseoso por más placer.

—Supongo que no eres el único con ganas de más —, respondió Deku, mientras miraba a su pareja con ganas de otra ronda.

—Tal vez ahora podamos probar esas esposas y ese aro, incluso los dados que están en la caja.

—Izuku abrió los ojos con un deje de sorpresa —. ¿Qué tanto compraste? —, preguntó.

—Olvide mencionar que fui en el horario de tu jefa, solamente para comprar una que otra cosa para la ocasión —, el rubio dijo aquello de una manera despreocupada, todo mientras se rascaba sin interés alguno la mejilla.

—¡¿Y YO SOY EL PERVERTIDO?! —

 

Se podría decir, que aquella pareja no era del todo una pareja normal, incluso en su vida fuera de lo escolar y laboral, pero nada puede se como uno piensa.

Si bien, Izuku Midoriya demostró que puede ser ingenuo e inocente, también puede llegar a ser lo contrario, pero que podría esperarse, si el Omega trabajaba en un sitio donde se vendían juguetes fuera de lo infantil.

En cambio Katsuki Bakugou era todo lo contrario. Era un Alfa sumamente agresivo, aunque también podía llegar a ser alguien sumamente celoso y protector, he allí la razón de la marca puesta en su pareja.

Aunque aún con ciertas diferencias, peleas infantiles y demás cosas, ambos se complementaban de manera mutua.

Pero bueno, ambos dejaron de lado aquellos pensamientos, y se dignaron a continuar con sus importantísimas actividades maritales.

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OMAKE

 

Cierta Beta morena llegaba agobiada y algo decaida a la tienda “Erotic Lovers”. Abrió con desgano el lugar, a la par que soltaba un cansado suspiro cargado de aburrimiento.

 

—¿Por qué me haces esto Izuku-chan? —, preguntó al aire, mientras leía la nota de nueva cuenta.

 

Aquella chica era ni más ni menos que la amable Anjell, jefa del chico de cabello verde, y la razón de comportamiento tan desganado, era que sin su vendedor estrella, todos los clientes preguntarían por él, ella tendría que doblar turno y lo peor, vivir un día y una noche sin saber de los explícitos detalles de esa noche de aniversario.

 

—¡Nada peor que eso! —

 

Una que otra persona que pasaba por el lugar, pasaban más rápido al oír aquellos gritos llenos de desesperación, todo sin siquiera averiguar que rayos ocurría.

Mientras que lejos de allí, cierta pareja descansaba acurrucada, ambos abrazados y sonriendo entre sueños, más que felices de la apasionada noche que habían tenido y muy posiblemente, preparándose para más esa misma tarde.

 

FIN°~

Notas finales:

Bueno, eso ha sido todo. Y aunque no es mi mejor fic, la verdad me entretuve mucho escribiendolo, y me encanta la idea de aportar más historias a la pareja KatsuDeku :D


En fin, si la historia les gusto, y me lo hacen saber con sus hermosos comentarios, se los agradeceré muchísimo.


En fin, nos seguimos leyendo


Chau chau (*_-)/


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