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The seasons por nicoveth

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Notas del fanfic:

KyuHyuk. Pareja conformada por KyuHyun y HyukJae de Super Junior. No muy común pero relamente deberían haber más fanfics de esta couple. <|3

Notas del capitulo:

Bueno, empezamos con el primer capítulo y espero que realmente les guste. Es cortito porque la historia es cortita. Enjoy!

Marzo.

Era un Domingo del mes de Marzo, específicamente el segundo Domingo. La primavera daba inicio y el clima iba dejando de ser terriblemente helado a pasar a ligeramente caluroso. El sol de las cuatro de la tarde estaba en su punto y el bullicio en la casa de Jungsoo era bastante. Gritos de niños corriendo, su madre intentando organizar todo y yo estaba sentado en una de las sillas que habían destinado para mí sin permitirme hacer nada porque según ellos eran los anfitriones y debían hacer al invitado sentirse cómodo.

A mi parecer ellos solamente no querían que tocara la comida.

La familia de Jungsoo había organizado una parrillada para celebrar el compromiso de la hija mayor, y me habían invitado junto a otros tantos que nunca había visto en mi vida a aquella reunión.

Entre esos otros tantos estaba él.

Un chico de sonrisa de encías que le entusiasmaba ayudar en la cocina.

El chico se hallaba abanicando en la parrillada mientras Jungsoo daba vueltas a aquellas carnes sobre el asador, tenía esa enorme sonrisa mientras Jungsoo se inclinaba un poco a soplar debajo, en la flama con un motivo del que yo no entendía. Ya eran las seis de la tarde cuando el cielo se oscureció en poco rato entre risas y burlas hacia los hombres que simplemente no se apuraban y que todo les salía mal, los invitados que no estaban en la charla, como yo, se hallaban perdidos en sus propios asuntos, pequeños grupos que charlaban de otras cosas, ocupando su atención en algo más importante que el muchacho paliducho al que yo no podía parar de mirar.

El clima estaba helado para entonces, pues aunque habíamos dejado el invierno casi de lado, Marzo todavía era un mes caótico en cuanto al clima. La ventisca helaba mis cabellos y hacía peligrar las llamas del asador, aun así, más por pretexto que por alguna otra razón, me acerqué un poco con mi silla a la carne y recibí un poco del calor que emanaba la parrilla (y por el cual los dos "chef" luchaban por mantener). Tomé un libro de mi mochila que siempre cargaba y pretendí leer, no lo hacía realmente, me era imposible con tal distracción con cabellos castaños, mis ojos no paraban de desviarse hacia él que por cierto ahora preparaba alguna otra cosa, cortando verduras con una maestría que lógicamente yo no poseía.

Debería enseñarme a cocinar.

Pensé mientras abandonaba el libro a un lado, rendido, decidí tomar cartas en el asunto, me paré a iniciar de menos una conversación.

—Jungsoo. —Dije con tono cantarín en cuanto quedé en frente, le ofrecí una de mis mejores sonrisas para no ser regañado y desvié mi mirada a aquel chico que parecía atraerme como si fuera un imán.

—KyuHyun. —Contestó el pelinegro sin darle mucha importancia a mi presencia pues seguía en lo suyo, mi rostro se deformó en indignación pues si había algo que detestaba era ser ignorado. Me puse en medio de ambos y terminé por tomar la iniciativa y presentarme yo mismo.

—Soy KyuHyun... —Dije mientras extendía mi mano, el joven de cabellos claros y sonrisa preciosa la miró por algunos momentos que me hicieron dudar y verificar si mi mano no estaba sucia o tenía algo raro. Sentí un gran alivio en cuanto la tomó y la movió. Me dijo su nombre en apenas un susurro que no alcancé a escuchar. Parecía ser alguien tímido. —Perdóname pero... no alcancé a escuchar tu nombre.

—Mi nombre es HyukJae.

Le escuché decir, oh. Su voz era maravillosa. Le sonreí de nuevo y no quise soltar su mano, sin embargo él la movió para apartarla y tomó de nuevo las pinzas para voltear las costillas que por cierto olían delicioso. No hizo más por hablarme y yo supe que de verdad iba a ser difícil conquistarlo, pero también sabía que lo quería para mí.

Abril.

Era uno de los últimos días de Abril, era un día tal vez demasiado caluroso pero con una ligera brisa que golpeaba mi rostro y me relajaba. Alivianaba el calor que sentía y me ponía de tan mal humor mientras iba de camino hacia aquel museo donde trabajaba HyukJae. A él le gustaba explicar mucho sobre las delicadas piezas de arte de los antepasados y hablar sobre su historia, cultura y forma de vivir.

Y a mí me encantaba escucharlo.

Me había grabado esa exposición de memoria de tantas veces que la había presenciado. Era consciente de las miradas y risas que HyukJae daba con sólo verme y de lo divertido que se encontraba cuando daba un paso dentro y sabía el motivo de mi visita, y es que aún no teníamos una conversación decente, pero aunque dolía admitirlo, había quedado embelesado por aquel muchacho de cabellos claros.

Ese día había sido diferente, logré sacarle una cita.

Había tenido que rogar mucho, pero había logrado convencerlo, había dado un paso más y había logrado averiguar que era vegetariano. "No vegano, ni crudivegano. Ve ge ta ria no. ¿De acuerdo? No quiero que comiences como lo hace toda la gente. No como carne porque no me gusta, no porque sea un hipócrita que dice amar a los animales y usa bolsos de piel. ¿Entendido?"

Eso me había dicho él, ¿cuántas veces lo habían confundido y le habrían dicho eso? Porque le había visto tomar un batido de fresa. Eso llevaba leche. ¿No?

La cita la había acordado para el viernes, iríamos a tomar palomitas, ver una película, esperaba que le gustaran las películas. ¿O debería llevarlo a un museo? No creo que le gusten tanto los museos si ve uno siempre. ¿Tal vez un pic nic? ¿Centro comercial?

¡Pedí una cita y no sé qué diablos hacer!

No era bueno organizando citas, pero es que HyukJae me tenía probablemente loco. Tenía que tenerlo, mucho más cuando no paraba de pensar en él.

El día de la cita llegó, y él también. Eran las cinco de la tarde cuando le abrí la puerta, lo recibí con una amplia sonrisa que seguramente le contagié pues me la devolvió con una de esas enormes y especiales que mostraban sus encías.

HyukJae tenía varios tipos de sonrisa, la discreta y tímida que fue la primera que me dirigió, la de encías cuando parecía estar de verdad contento y en la que cuidaba que fuera amplia pero que no mostraran mucho sus dientes, como cuando explicaba algo en el museo.

En ese entonces deduje que estaba contento, ese conocimiento logró que mi corazón retumbara contra mi pecho con fuerza, mareándome.

Probablemente me había enamorado a primera vista, no importaba él era increíble.

Decidí llevarlo al cine, fue un acierto porque HyukJae resultó ser un cinéfilo y me contó que uno de sus pasatiempos era ver películas en casa, ya que no salía demasiado.

Vegetariano, cinéfilo, de sonrisa perfecta y le gusta la historia.

Nuestra historia te va a encantar Hyuk, estoy seguro.

Estuvimos como amigos, me empecé a ganar su confianza, comimos comida china, él comiendo el arroz con vegetales y yo los pedacitos de carne que a él no le gustaba masticar y vagamos por las calles sin rumbo alguno hasta que dieron las 11 y era hora de regresar a casa.

La semana siguiente logré que fuera conmigo al teatro. Resultó ser una obra bastante bonita y descubrí que HyukJae disfrutaba de eso también, me parecía alguien muy culto. Y si bien no era una obra de teatro sino un musical ambos terminamos divertidos y tomándonos las manos de forma disimulada y soltándolas al instante.

Por alguna razón él aún me rechazaba.

Mayo.

Dentro de estos días estaban las festividades, HyukJae no trabajó y eso me restó días para verlo, no podía sacarle ninguna otra cita más hasta tenerlo en persona nuevamente. El clima se tornó ligeramente lluvioso, me molestaba. Miré por la ventana, pegando mi frente al vidrio y empañándolo con mi aliento, la lluvia golpeaba a la altura de mi rostro sin mojarme por la barrera entre ella y yo, extendí mi mano, anhelante, con un dolor en el pecho, ansiando estar junto a ese chico de cabellos claros. Por alguna razón tenía una extraña necesidad de estar con él, ¿de verdad me había enamorado? Ese día terminé con mi ordenador en las piernas mirando películas y comiendo ramen caliente. ¿Eso estaría haciendo HyukJae también?

Estudié, trabajé, busqué a HyukJae y no lo vi por días. Me rendí y fui a casa decepcionado, esperando a que una idea divina llegara a mi cabeza.

"Jungsoo".

Tomé el móvil que me deslumbró los ojos por el brillo y tecleé rápido un mensaje para mi amigo, tardó en contestar pues eran al menos la 1 a.m. pero la respuesta llegó y yo sonreí, la sonrisa desapareció cuando leí lo que pasaba. HyukJae había atrapado una gripe en esos días libres y había faltado al trabajo porque estaba enfermo. Si bien era gripe y no era tan grave, no me gustaba que estuviera mal.

Al día siguiente confirmé si seguía enfermo y encontré su dirección.

No habría que preguntar cómo la conseguí, pero al menos en este tiempo averigüé que podría dedicarme a ser detective.

Avancé por las calles, llevaba un recipiente hermético con sopa de alga que había comprado y algunos guisos más que servían para cuando alguien estaba enfermo. Llevaba también bebidas calientes que recién había comprado y después de perderme entre algunas calles encontré la casa indicada. Era una casa, hogareña, pequeña y de colores claros y alegres, todo lo contrario a mi departamento. Toqué la puerta y en cuanto esta se abrió casi quise lanzarme a besarlo, porque podría estar enfermo, verse demacrado y tener la nariz irritada, pero sus labios estaban tan rojos y apetecibles que quise devorarlo ahí mismo, más al notar que sólo tenía la bata encima cubriendo toda esa magnífica piel pálida.

Tal vez y sólo tal vez tendría ropa interior abajo, pero vamos, eso se quita fácil.

Sacudí de nuevo la cabeza y entré en cuanto se hizo a un lado, no sin antes mirarme confundido. Le saludé, le dije que me preocupó que no hubiera ido a trabajar y había traído algunas cosas para que se mejorara, alzando mis manos con las bolsas para que observara.

¿Desesperación? Quizá, ¿soborno? Lo más seguro.

HyukJae me invitó a pasar ese día en su casa, y yo no pude ser más feliz.

Estaba con HyukJae.

Los dos solos.

En su casa.

Joder.

Le serví la sopa, bebimos café, vimos más películas. Me quedé hasta las 10 p.m. y muy a mi pesar me fui porque Hyuk me echó de su casa, alegando que se sentía mejor y que mañana me vería en el trabajo.

Quería verme, esta vez él me invitó, no tenía que llegar de improviso.

Cuando me acosté, tenía una sonrisa que no se borraba por nada del mundo.

 


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