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Osadía por Ade

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En el olimpo se encontraba la más hermosa de las diosas (Afrodita) mirando aburrida y con destellos de envidia a través de las nubes a una pareja de mortales que se ofrecían caricias y palabras de amor. La diosa ya estaba acostumbrada a ver ese tipo de escenario de los mortales para al final burlarse de ellos porque para ella el amor era un sentimiento temporal como las promesas que entre los mortales se rompía fácilmente.
-¿qué haces Afrodita? ¿Realmente estas tan aburrida que espías a los humanos o ya has aprendido a preocuparte por ellos?- preguntó con burla aquel dios que Afrodita desde hace muchos siglos aborrecía.
Eros había estado mirando durante algunos siglos a la diosa del amor siendo egoísta con aquellos mortales que caminaban por la tierra haciendo que estos no se enamoren y a cambio solo busquen el complacer sus deseos sexuales. El dios se había mantenido al margen de aquella situación hasta que Zeus no tuvo otra opción que mandarlo a él a tratar de arreglar los problemas que la diosa causo dejándolo con rabia y cierto resentimiento por la forma de actuar de Afrodita, confiado en que podía con esa tarea fácil, hiso todo lo que pudo para poner las cosas en orden sin embargo no lo logró del todo.
Unos 7 siglos atrás el dios confrontó a la diosa al darse cuenta que ella tenía pretensiones de volver a hacer lo mismo haciendo que el saliera de sus casillas confrontándola y ganándose así el odio de la diosa sin embargo el no se jactó de sus actos incluso llegando hasta el punto de espiarla dándose cuenta que en la mirada de ella no había más que envidia sin saber exactamente de que hasta este momento.
-No en absoluto, solo quería ver a aquellos mortales ilusos aun estando en el siglo XX me siguen adorando y pidiendo mis favores como si realmente yo se los fuera a cumplir a comparación de ti que en tu caso nadie suplica tus favores y se burlan porque creen que eres un idiota en pañales con un arco y una flecha aunque lo que se imaginan no esta tan lejos de la realidad.
La diosa tenía el ego demasiado alto y su voz burlesca con cada palabra hirieron en la poca dignidad que el dios tenia sin embargo el no se inmuto o amenos no mostro que sus palabras lo afectaban, solo la miro con desdén mientras resoplaba cansino dispuesto a decir las palabras que siempre se tragaba pero ahora ese no era el caso hoy heriría a la diosa en donde más le dolía.
-mientes…igual que siempre, los espías porque envidias el amor que los verdaderos amantes en la tierra tienen. Ese, el que tú nunca pudiste tener porque te obligaron a casarte con el más horrible de los dioses del olimpo siendo tú la más hermosa. ¿Cuánto dolor te causo aquello como para hacer que los humano también terminen como tú, sin amor alguno? Envidias el verdadero amor que de simples mortales nacen de lo más profundo de su ser y más porque de esa unión crean nuevas vidas pero sobre todo aborreces la idea de que ellos pueden vivir ese sentimiento pero tú no porque lo que tu llamas amor en realidad solo es pasión o deseo y de él no nace un ser puro como los que crean ellos.
La diosa apretó los dientes dirigiendo una mirada mordaz al dios haciendo notar su desdén por él sin embargo el dios solo sonrió y prosiguió con sus palabras.
-Aun no eh terminado afrodita, más que nada envidias la suerte de ellos porque siendo simples mortales lo tienen todo y tu siendo una diosa no tienes nada.
La diosa no respondió a las provocaciones pero se acercó al dios haciendo que esté por reflejo se alejara.
-¡No huyas maldito cobarde! ¡¿Cómo me puedes faltar el respeto, yo que soy la diosa más hermosa y puedo tener a cualquier mortal a mis pies?!- expreso con toda la rabia que las palabras le causaron.
-¿segura que puedes tener a cualquier mortal a tus pies? Yo no estaría tan seguro de eso porque conozco a una mortal que no caería a tus pies con facilidad- contestó mirándola con superioridad.
La mirada de la diosa demostraba indignación y a la vez incredulidad por aquellas palabras sin saber que el dios hace unos años atrás descubrió algo que estaba seguro utilizaría en un momento adecuando y ese momento era ahora.
-Soy la diosa del amor, la lujuria, la atracción física y el sexo y la más hermosa, ningún simple mortal se resistiría a mí.
-jajaja bien, tu arrogancia nunca te ha llevado a algo bueno ni tampoco tu egoísmo pero estoy seguro que una simple mortal como tú los llamas te dará una lección.
Él se acercó a las nubes y pasó sus manos por encima de estas mostrando un salón de clases de la universidad y en la imagen se observaba una chica de rasgos finos y a la vez duros, hermosa, ojos expresivos y fríos a la vez. La diosa se acercó a las nubes por la curiosidad al ver al dios sonreír, grande fue su sorpresa al ver a la mortal.
-Ella es tú desafío una simple mortal que al parecer te dejó consternada, lo irónico es que le gusta la mitología pero de todos los dioses eres tú la única que le desagrada. Para mi desgracia aquella humana está poniéndome difícil mi trabajo ya que no la he podido unir con alguien y eso ya me tiene frustrado, ella tiene a muchos pretendientes tanto hombres como mujeres sin embargo ninguno de ellos es capaz de conquistar su corazón.
Eros esperó la respuesta de la diosa sin embargo esta nunca llego porque ella estaba metida en su mundo mientras aun observaba fascinada a la mortal así que el prosiguió.
-Me olvide de decir que ella tiene bastante parecido con Adonis y es más yo creo que puede ser su reencarnación.
-¿Qué quieres que haga Eros? Porque parece que te are un favor a ti.
-Mi querida Afrodita no estaríamos en esta situación si tu no hicieras lo que se te da la gana con los humanos y lo sabes, si no fuera por ti yo no estaría en aprietos organizando por orden de Zeus una lista de mortales que deben encontrar a quien les complementen y sean el amor de sus vidas pero no me quejo de aquello solo que ella es la única que al parecer ningún mortal es su otra mitad, por lo tanto te pido a ti que la conquistes.
-Me parece curioso que me lo digas exactamente a mí y no a Perséfone.
-Te lo digo a ti porque estoy seguro que ella no te dejara las cosas fáciles además que a pesar de tu egoísmo, altivez y los problemas que me causaste me caes mejor que Perséfone-empezó a caminar a su alrededor como si fuera un buitre- dejando eso de lado la apuesta es que la conquistes antes del décimo mes como máximo ese es el tiempo que te doy.
-Está bien, acepto el desafío pero ¿Qué aras si no logro hacerlo durante ese tiempo?
-Simple, tendré que acudir a pedir ayuda a Perséfone- contestó despreocupado acicalándose.
La diosa la miro con un gesto retorcido en su rostro y una mirada furiosa.
-¡ay! Por los dioses del olimpo si tu mirada fuera espada ya estaría muerto- se burló el dios con gesto de exageración- como sea así están las cosas y tengo otros asuntos que atender- volteó dispuesto a irse pero antes de desaparecer por completo volvió a hablar-por cierto si pierdes este desafío tendrás que volver y humillarte ante mi diciendo que tuve razón, y que a pesar de ser tú la diosa más hermosa no pudiste poner a una humana a tus pies.

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