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'SAINTSEIYA. Entregado por Dios {HadesxSeiya} por amourtenttia

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Sus tormentosas pesadillas se materializaron una vez más delante de sus ojos.

 
Un hogar envuelto en llamas. La imposibilidad de rescatar a quien amaba. El llanto estridente de un recién nacido.
 
—Llévatelo... —fue la orden del otro, en cuanto colocó el bulto tierno entre sus fuertes brazos, que en ese instante temblaron ante lo familiar de aquella escena
 
—No...
 
—¡Vete, Ikky! ¡Llévatelo! —rugió el hombre delante suyo, con el dolor de su alma mostrándose a través de sus ojos
 
Debía protegerlo a toda cosa. Tenía que salvarlo de todo y de todos. No podía confiar en nadie más para hacerlo...
 
—Ven con nosotros —suplicó el fénix, sorprendiéndose a sí mismo ante aquel tono lastimero que se escapó de sus labios
 
El menor le miró con dolor.
 
—Solo podré retrasarlos por poco tiempo... Eres su mejor opción... —le recordó, la tristeza en sus facciones era evidente
 
La herida en su vientre se encontraba aún fresca, el cansancio en su faz era innegable, y, sin embargo, él era quien escogía sacrificarse.
 
Si él hubiese salido junto con su pequeño... Incluso si Ikky conseguía darles tanto tiempo.
 
—Moriré aquí... Lo sabes, ¿no es cierto?
 
El bebé en brazos del peliazulado lloró con más fuerza, como si comprendiera lo devastador que resultaba aquella despedida. No volverían a verse. El hombre al cual le debía la vida...
 
—Te amo —confesó Ikky, con la seguridad del final inminente temblando en su voz
 
—Lo sé... Ámalo por mi, ¿de acuerdo? —respondió el otro, antes de abrazarlo en brazos del mayor por última vez — Tranquilo... Papá Ikky cuidará de ti... ¿Cierto?
 
El momento no consiguió alargarse más, pues una fuerte explosión les regresó a la cruda realidad. Tres sombras aparecían a lo lejos, e Ikky sabía que había llegado el momento. Se miraron una última vez, antes de que el antiguo caballero de fénix lograra escabullirse fuera de aquel lugar, a lo lejos, distinguió la silueta del otro siendo rodeada por aquellos hombres.
 
Su vida dio un giro de 180° en apenas una noche. Eran apenas horas las que lo separaban del exacto momento en que el otro tocó a su puerta, demandando su ayuda. El enorme vientre le descolocó, pero el malestar fue tal que al verlo inconsciente entre sus brazos ni siquiera meditó sus acciones.
 
Su solitaria vida no le preparó para aquello, recibir a ese niño en el mundo y salvar la vida de ambos era una hazaña de la cual nunca podría hablar con nadie.
 
Para comenzar, todos creían  que él estaba muerto.
 
El tiempo se volvió insignificante mientras avanzaba por las calles, escondiéndose. Finalmente, el infante había cesado su llanto. Su corazón, en cambio, continuaba siendo un caótico lugar.
 
Él le había entregado su más preciada posesión sin siquiera pensarlo. Misma que había recibido celosamente en sus brazos apenas minutos antes.
 
Ikky observó al pequeño entre sus brazos. Era mortalmente distinto a ambos... ¿Cómo podría mantener la mentira que debía formar para cuidarlo? Su cabello... Tan negro como la noche más nublada, oscuro como las mismas tinieblas... Quizá eso... Solo un poco similar a él mismo. Apenas lo suficiente.
 
Su piel de porcelana, suave, delicada, hermosa. 
 
Ikky quiso pronunciar su nombre, éste bailó en sus labios al mismo tiempo que su expresión decaía con violencia, se encogió sobre sí mismo, acunó al menor en sus brazos, lo apegó más a su pecho con cuidado. Ni siquiera el calor que el pequeño desprendía fue suficiente para calmar su alma.
 
—Es idéntico a su padre... —recordaba que había murmurado el gestante, una vez lo recibió en sus brazos
 
"No... No se parece en nada a ti" se respondió fénix, mirando a lo lejos el humo que salía desde el lugar que consideró su hogar por tantos meses "Pero llevará tu nombre..."
 
El pequeño se removió en sus brazos, e Ikky ahogó el sollozo que luchaba por escapar de él.
 
—Yo seré tu padre... Seiya...
 
Fue una promesa, dicha bajo la tierna mirada de los inocentes ojos verdes. Una promesa que se fundió con el secreto que esperaba llevarse a la tumba.
 
Desde esa noche nadie volvió a saber del antiguo caballero de Atena. Ni del pequeño bebé que se llevó con él.
 
Hasta ahora.
 
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