Draco tomó en sus brazos a su pequeño, quien simplemente se había aferrado a su cuello, su pequeño de dos años lloraba pegado a su cuerpo.
—Scorp... — Las manos del rubio recorrieron la espalda del niño, mientras las terribles miradas sobre él, simplemente incrementarse.
El odio se había vuelto casi palpable, cuando el mundo parecía rodearlo, si no fuera por las miradas de Pansy y la de Blaise a la distancia, juraría que la gente que ahora lo rodeaba lo terminaría asesinando.
—Malfoy...—El rubio levantó la vista, cuando sus ojos se encontraron con los de su suegro, los cuales estaban enrojecidos por el llanto. —Te lo dijimos, tú lo sabías y no hiciste nada por protegerla, tú debías cuidarla, era tú obligación.
Draco sentía que tenía tanto que responder, tanto que decir con las acusaciones que ahora su suegro le propinaba, pero el nudo en su garganta se lo impedía, llevaba su varita en sus pantalones, era cosa de tomarla y lanzarle de una vez una maldición al brujo frente a sus ojos.
El rubio cerró los ojos y simplemente respiró, Astoria siempre le pedía que pensara la cosas, que no solo reaccionara, menos si su pequeño hijo estaba en medio.
—Señor...—Quiso hablar, pero el otro simplemente no lo permitió.
—No, no quiero oírte Malfoy, mi hija está muerta y es tú culpa, tuya y la de ese maldito niño en tus brazos, no quiero volver a verlos y mucho menos quiero saber de él, para mí, ese niñato no es mi nieto...—el hombre se giró, sobre sus talones.
—¿Belito? —Scorpius salió de su escondite en el cuello de su padre, solo para ver a su abuelo marchar. — Belito pedon...—El pequeño gritó y estiró los brazos hacia el hombre, que ahora simplemente tomaba distancia de ellos. —Belito, belito... — Draco sostuvo a su hijo, que ahora estaba siendo rechazado por la única familia que les quedaba.
—Vamos Scorp, debemos despedirnos de mami. —Draco se giró, Astoria había muerto, ahora solo sería él y Scorpius, quería llorar, sentía que el alma se le partía, pero simplemente se contuvo, ahora era él quien debía ser fuerte, no solo por el mismo, como lo había sido antes, si no por su familia, por ese pequeño niño que se aferraba a su cuello.
Lejos del lugar, Harry miraba a sus niños jugar y correr, mientras llevaba a Lilly en sus brazos. —¿No crees que es demasiada carga Harry? —Hermione había llegado a su lado. — Ginny volvió demasiado rápido al trabajo y ahora debes...
—Está bien Herm, no podía pedirle a Ginny que retrasara más su carrera, ella a ama a sus hijos, pero también ama lo que hace y por eso debo apoyarla.
—Pero Harry, son tres niños, de verdad podrás...
—Tengo que poder Herm, siempre quise una gran familia y ahora la tengo, por ellos y por mí.
La muchacha sonrió, su amigo había crecido, había madurado, ya no era el chico de la escuela, el rompe reglas, era un hombre que luchaba por lo que amaba y por sobre todo, que luchaba por su familia.