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Sending Love por SweetCupcake

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Notas del capitulo:

 

 

 

 

 

Fue a causa de presión social, que en su día Allen se creo una cuenta vaga en Isntagram, la presión social se llamaba “Lenalee y Lavi”, más este último tipo que cualquier otra cosa. Todo con la excusa de estar en mucho más contacto, pero Allen no lo creía posible, ya se veían todos los días en el campus de la Universidad y él había sobrevivido toda la adolescencia a las supuestas redes sociales. Su familia era algo pobre por lo que su cabeza estaba más llena de estudios y buscar trabajos de medio tiempo para poder comer. El móvil que usaba (un ladrillo) apenas y cubría sus necesidades básicas.

 

No le agradaba nada la idea de ser esclavizado por ese estúpido aparato, y aunque a día de hoy, ya no estaba tan mal de dinero como tiempos pasados, y podía permitirse comprarse un móvil de mejor calidad pues… el otro prácticamente se le estaba rompiendo, ya se negaba por simple cabezonería. No quería darle una victoria a Lavi. Ya tenía suficiente por ver cómo a diario Lenalee y Lavi se mensajeaba incluso estando el uno delante del otro.

 

Lavi siempre le comentaba que vivía en el siglo pasado, luego lo comparaba con un ermitaño, y después lo comparaba con Kanda. Podía permitir sus estúpidos comentarios hasta ese punto… se tiró encima de Lavi quedando encima de su cintura mientras con una sonrisa siniestra le hizo prometer nunca más decir aquello. Honestamente, Allen prefería mil veces soportar a Lavi antes que Kanda, ese cabrón desconocía mínimamente lo que era la educación o la empatía, y hasta el día de hoy seguía sin comprender porque Lenalee lo consideraba su amigo, y los obligaba a salir juntos. Al principio, Allen no sabía cómo ni porqué debía manejar con ambos chicos, solo con tal de hacer feliz a Lenalee… Con Kanda, sus conversaciones eran una retahíla de insultos, cada cual más ingenioso que el anterior… hasta que después de tanto tiempo (casi medio año), pudieron ambos admitir que se “soportaban”. Mientras con Lavi, tardó un rato en pillarle el puntillo, a veces era divertido estar con él (sobre todo si era para ingeniar planes malévolo para molestar a Kanda) Otras, si no tenía suficientes fuerzas para soportar sus estupideces, solo tenía que ignorarlo.

 

No había nada que no soportara más Lavi en el mundo que lo ignorarse, él necesitaba ser el centro de atención, llevar adelante las conversaciones, autodenominarse como el rey de la fiestas… “Lavicentrismo” lo denominó en su día. Y cuando estaba obstinado en algo, no paraba hasta conseguirlo.

 

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Aun recordaba la primera conversación que tuvo con Bookman, todo iba medianamente normal, omitiendo la parte en la cual el tío resultaba hablar por los codos y de vez se cuando se perdía en lo que estaba hablando, pues no lo entendía muy bien, vamos, como si fuera un marciano de otro planeta, así le hablaba Lavi, pero al menos en algunas partes resultaba divertido. Hasta que surgió la pregunta.

 

— ¿No tienes Instagram? — Allen negó de forma inocente, mientras Lavi pasaba su rostro por varias expresiones, desde sorpresivo, confuso, hasta desconfiado. — Eres la vergüenza para la generación de los Millennials.

 

“Millennials” no tenía ni idea cual era el verdadero origen de ese término tan ridículo y como de la noche a la mañana, de ser un chiste malo, pasó a ser una denominación real y conocido por todos para etiquetar a una generación.

 

—  “No necesito esta clase de amigos en mi vida” — Pensó Allen con cierto pesimismo, sin entender cómo alguien podía darle tanta importancia a eso, hasta el punto de confundir lo que consideraba normal como vital. Allen le sonrió suavemente ocultando sus sentimientos, no era capaz (ni sentía la necesidad) de decirle lo que pensaba a alguien que acaba de conocer. — ¿Eso crees...? ja, ja, ja… probablemente sea un bicho raro...

 

Su risa no fue sarcástica, realmente, parecía divertido por las raras ocurrencias de Lavi, por lo que este lo confundió por un alago… y se sonrojó. Normal, Allen era muy bueno para disfrazar sus emociones, más de uno se había enamorado ya de esa falsa amabilidad.

 

— Strike.

 

No, definitviamente, no entendía para nada a Lavi Bookman.

 

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A partir de ahí, todas y cada una de la conversaciones que tenía con el pelirrojo giraban en torno a lo mismo, prefería mil veces a que le comentase con pelos y señales sobre todas aquellas chicas con las cuales había pasado el fin de semana… a que le hostigase con abrirse una cuenta en algún tipo de red social para poder modernizarse un poco. Con lo primero, era mucho más fácil desconectar y quedarse dormido cuando viajaban juntos en el transporte público, aunque luego tenía que vérselas con la cara pintorrajeada. Sí, prefería todo eso a preguntas privadas y comprometedoras las cuales solo le ponía nervioso.

 

Un día, se lo comentó distraídamente a Lenalee mientras la acompañaba a comprar cosas de artes para la Universidad. A la chica se le perdía los ojos entre todos los colores pasteles, mientras Allen se espantaba de lo caro que podía resultar un simple rotulador solo porque tenía alcohol.

 

— No entiendo porqué Lavi es tan pesado conmigo… —  Suspiró. — Está obsesionado con  que me haga un Instagram.

 

— Debe ser una excusa… — Respondió mientras miraba entre dos botes de tinta china diferente. Cuando vio la confusión el rostro del albino se aclaró la garganta. — Quiero decir, que le gustas… ya conoces ese comportamiento infantil. —  Allen se horrorizó, hasta tal punto, que Lenalee le dio un poco de pena, él era tan ingenuo… —  Es broma, él es así, lo mismo le pasó a Kanda, ya se aburrirá.

 

Cerró el tema con un movimiento coqueto de mano, lo cual insinuaba todo lo contrario. Mientras tanto, Allen prefirió pensar que era así, de todas formas, no encajaba en perfil de Lavi.

 

Lenalee tenía razón, o Lavi se aburriría tarde o temprano… o él se acostumbrara. Esperaba impacientemente que fuera la primera… pero NO tan pronto.

Misteriosamente, Lavi pretendió olvidarse del tema. Allen respiró aliviado durante unos días hasta darse cuenta que todo era demasiado bonito para ser cierto, y así fue como un día olvidó su móvil en casa de pelirrojo, regresó corriendo temiéndose lo peor.

 

No podía creer que él mismo había dejado servido en bandeja de plata la gran oportunidad que estaba buscando ansiosamente Lavi. Tocó el timbre de su puerta y este le abrió de manera distraída, mientras trasteaba el móvil en sus narices, como si aquel le perteneciera.

 

— Oh… ¿esto es tuyo? — Preguntó fingiendo sorpresa. Allen suspiró con gravedad, no se molestó en contestar, simplemente se puso a forcejear con Lavi mientras ese se reía completamente divertido. Maldecía su baja estatura comparada con el pelirrojo, pues este sostenía el móvil en lo más alto, igualando la postura de Allen poniéndose de puntillas. Todo aquello que estaba haciendo era ridículo… pero aún, todavía aun no quería perder contra Lavi, era cuestión de orgullo.

 

Solo cuando Lavi puso la mano detrás de su cintura rodeándola para pegar aún más su cuerpo, fue cuando se dio cuenta de la comprometedora situación en la cual se encontraba, accidentalmente, miró directamente a los ojos a Lavi, su rostro estaban a escaso un centímetro, y sus respiraciones agitadas por la pelea se entremezclaban suavemente.

 

Las palabras de Lenalee acudieron a su cabeza en el momento menos oportuno, traicionando a sus mejillas que se sonrojaron, Lavi sonrió seductoramente.

 

— Cualquiera que pasara por aquí... creería que estamos haciendo otra cosa ¿No crees, Moyashi?

 

Automáticamente, Allen hizo una mueca completamente avergonzado y molesto.

 

— En tus sueños, baka Lavi… — Le dio un pisotón, dándose impulso mientras el otro estaba algo debilitado por el dolor para dar un ágil salto recuperando al instante su móvil. Una vez en su mano, comprobó que aquel idiota lo había registrado en Instagram a nombre de Moyashi.

 

— Estarás contento… — Dijo sin ni un ápice de sorpresa en su voz, se esperaba que el pelirrojo llegara tan lejos… lo cual le hacía pensar ¿todo eso era por una apuesta? ¿O solamente Lavi tenía metas demasiado infantiles en la vida? Cualquiera diría que tenía 22 años. Por su lado, Lavi ya estaba completamente recuperado del ataque, y se dedicaba a posar en el marco de su puerta, paseando su sonrisa triunfante.

 

— Me lo vas a agradecer. — Se frotaba el hombro.

 

Bien, todo tenía fácil solución, solo debía borrar la cuenta y ya está, cuando declaró sus intenciones con una sonrisa maligna en su rostro Lavi exclamó “¡No!” como si fuera a cometer algún crimen. Mientras más Lavi le suplicaba, Allen menos lo comprendía. De todas formas, no pensaba darle uso a esa cuenta, eso y eliminarla era casi lo mismo ¿verdad?

 

¿Es que acaso no le bastaba con el grupo que tenían abierto por Whatsapp?  

 

Lavi no pensaba para nada igual.

 

— Así podríamos hablar los dos de manera más íntima día y noche.

 

Reafirma mientras sujetaba ambas manos del albino con firmeza, hasta ese punto, Allen se debatía entre lo vergonzosos que era aquella situación y el poco respeto que Lavi sentía por su espacio personal, y por otro, tener a aquel chico tan obstinado y suplicante hasta el punto que se sentía apenado, le daba cierto gusto… el cual podría considerar culposo. Al fin y al cabo, no era una visión que podía obtener todos los días.

 

— Pero… yo no quiero hablar contigo todo el día y noche. Suficiente con tenerte encima las pocas horas que nos vemos.

 

Ante aquello, Lavi boquiabierto lo soltó para en su lugar posar la mano en su pecho, como si sintiera un agudo dolor ficticio.

 

— ¡Me acabas de hacer daño el corazón! ¡Moyashi! —  Allen no sabía si Lavi dramatizaba… o si lo sentía de verdad, todo le parecía tan hilarante que ya le daba hasta igual.

 

—  Mi nombre es Allen. — Dijo con un fina sonrisa en sus ojos. Ya no estaba nada molesto.

 

—  Por favor, haré lo que sea.

 

Y esas fueron las palabras mágicas (aunque ya lo tenía bastante convencido sin darse cuenta) para que Allen terminara de ceder. La idea salir precisamente le pareció muy seductora, se imaginó muy diversas formas de aprovecharse del chico parchado donde pudiera salirse muy beneficiado o por lo menos… devolverle con gusto todas las veces que Lavi lo había molestado hasta límites insospechados. Pero… no quería excederse de chico malo.

 

Arqueando una ceja con una sonrisa traviesa, puso sus condiciones sobre la mesa.

 

— Esta bien, pero me dejarás en paz ¿ te queda claro?—  Y con ello, incluía todas esas veces que no paraba de enviarle imágenes con chistes malísimos y video bizarros a las 3 de la mañana.

 

— Lo prometo.

 

Lavi se veía tan contento, contento de verdad… Allen sintió un apretón cálido en el pecho, planteándose la idea de que ceder un poquito… tan poco podía ser tan malo.

 

De haber sabido que Lavi se tomaría al pie de la letra su petición, hubiera formulado de otra forma su pedido, no sabía que a la larga, terminaría extrañando a Lavi.

Notas finales:

 

¡Hola! Para empezar, la idea de este fic era un pequeño chiste que quería contar, pero luego recordé que Amor Yaoi no me deja publicar algo que se menos de un párrafo (ahora no recuerdo el límite concreto) así que metiéndole relleno de cómo, cuando, porqué, se me fue todo un poco de madre. 

Me salio tan largo que me duele porque creo que le quité la escencia (y yo intenté quitarle lo más mínimo, pero accidentalmente me emocioné demasiado, tenía demasiadas ideas y no podía meterlas todas si no iba a resultar una narrativa horrible) 

En fin, nada más que decir, el fic durará... lo que dure (ya ni me atrevo a decir que sea two shot)

¿Le gustaría dar ideas de lo que pueda pasar? 

¿Review?


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