Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Querido diario por pri_sasukelove20

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Querido diario:

Recuerdo vívidamente los mejores momentos de mi infancia, y los mejores momentos de mi adolescencia. Mi primer amigo, fue Naruto. Nuestros padres eran amigos desde hace años, y era tradición que los hijos también lo fuesen. Mi hermano tenía sus propias amistades, por lo que yo y Naruto teniendo la misma edad, congeniamos muy bien desde el principio.

De acuerdo, para ser sincero era un chico demasiado cerrado. Mi entrecejo siempre estaba fruncido, creo que por eso y mi falta de comunicación me impedía hacer amigos, pero para mi suerte, Naruto y yo fuimos inscriptos en la misma escuela, no estaría solo, y Naruto era el único que me entendía sin mediar palabras.

¿Mi escuela? Nuestras familias eran adineradas, era una escuela privada con los mejores lujos. Nunca me falto nada, salvo un poco más de afecto por parte de mis padres. Nuestra corta primaria dio fin en un abrir y cerrar de ojos. Pasamos al segundo ciclo, mis pensamientos eran más maduros y antes que lo notáramos, nuestra atención se dirigía al sexo opuesto o al menos, eso debía de ocurrir. Pero yo y Naruto estábamos bien siendo solo nosotros dos.

Sin embargo, un día, cuando cumplí los quince años se anunció un programa médico y que todo adolescente debía hacerse obligatoriamente. Entonces durante clases, cada chico de mi aula se iba y hacían un examen de sangre. Con Naruto nos miramos silenciosamente y sabíamos lo que ocurría, había llegado el momento de saber ¿Que éramos?

Alfa, Beta, Omega. Mis padres me habían explicado lo fundamental. Los alfa estaban en la cima de una pirámide, los beta detrás y por último, los omega.

Los Omega tenían el don de la vida. Podían engendrar sin importar si era mujer u hombre. Los beta, tenía el 25% de probabilidades de dar a luz, y los alfa, también podían concebir pero su probabilidad era muchísimo más baja 10% eran casos raros. Un alfa concebido por otros alfas, tendría la mejor vida hasta su vejez. Naruto y yo nunca hablamos sobre este tema, nunca sentimos curiosidad de saber que éramos, no, hasta ese momento.

—Sasuke Uchiha, ¿cierto?

—Sí…

—Felicidades. Eres un alfa. Tus padres estarán muy orgullosos. Avisa a tu compañero, que entre.

Cuando supe quién era, no me sentí especial ni nada parecido. Solo asentí y salí de enfermería, avisé a mi compañero que era su turno y cuando me dirigía nuevamente a mi salón, Naruto venía hacía mí con una media sonrisa. Decidimos saltarnos la clase y subir hasta la azotea, nos quedamos en silencio contemplando el cielo mientras descasábamos sobre el piso liso.

Recuerdo que Naruto fue quién inició nuestra conversación.

—Sasuke, soy alfa.

—Yo también-solté rápidamente.

—Eso quiere decir que no podremos estar juntos…

Su voz estaba cargada de tristeza, creo que había pensado que si uno de nosotros era omega había más probabilidad de estar juntos, pero ni si quiera eso garantizaba que estaríamos juntos.

—Nadie puede obligarme a estar con otra persona.

Mi mejor amigo se enderezó y me miró seriamente, eso me dio escalofríos, porque sus ojos, por unos instantes habían parecido ser rojos y no su color natural, el azul mar que yo amaba.

—Sasuke, ¿Qué me dices del compañero destinado? Mis padres son destinados. Piensa, en algún lugar de este colegio o fuera de aquí, están nuestros destinados, pero yo, yo no estoy…-apretó sus manos formando puños e intentó tranquilizarse.

—Naruto…-yo también me enderece y lo abracé por el cuello, recargué mi barbilla en su hombro—Ni mi destinado, me apartaría de ti. Estaremos juntos siempre.

—Siempre-susurró, logrando sonreír—Cuando llegue ese momento, por favor, detenme de hacer una estupidez, Sasuke.

Naruto y yo nos hemos criado prácticamente juntos, no era extraño para ninguno querer permanecer así para siempre. Nuestros sentimientos no eran de manera romántica, sino más bien fraternal, en ese momento aún, no pensábamos de esa manera. Pero las cosas cambiaron cuando ambos teníamos dieciocho años.

Fue a mitad de un pasillo en pleno recreo. Íbamos a irnos al patio, pero Naruto se detuvo y comenzó a faltarle el aire.

—¡Naruto! ¡¿Naruto, que tienes?!

El cayó al piso de rodillas y comenzó a jadear, entonces a unos pasos de nosotros escuche las voces de unas chicas.

—¿Qué te sucede?

—No me digas… ¿Has entrado en celo?

—¿Tu destinado está aquí?

—Eso… parece… hace mucho calor…

Ellas observaron hacía nuestra dirección y pronto se hizo una multitud. Era la primera vez que presenciaba esto y seguramente los demás también estaban curiosos.

—¡Oigan, traigan a la chica aquí, así Naruto la muerde!

—¡¿De verdad lo harán aquí?!

—No me parece lo correcto.

—Aunque sean destinados, pueden arrepentirse.

Mi mente estaba lleno de demasiados pensamientos. ¿Dónde estaban los adultos? Porque nadie venía a socorrernos. Naruto estaba jadeando en mis brazos, la chica a unos pasos de nosotros también estaba siendo contenida por sus amigas, el resto se divertía con la situación.

—Es desagradable…-sus feromonas eran demasiado para mi nariz, no podía imaginar como Naruto podía sentirse.

—¡Aaaaggghhhh!

Un movimiento rápido y mi mejor amigo me había empujado para salir y abalanzarse tras la chica. Los demás se hicieron a un lado dándole paso libre, las chicas se aterraron y dejaron desprotegida a su compañera. Guiado por su instinto, quería abusar de esa chica, su persona destinada.

Cuando llegue ese momento, por favor, detenme de hacer una estupidez, Sasuke.

—¡¡NARUTO!!

Reaccione a tiempo para tirarme sobre él e impedir una desgracia. La muchacha estaba lejos de sentirse emocionada, estaba aterrada, comprendí que aunque fueran destinados quizás no siempre terminaría como un cuento de hadas, y además, podría ser pronto para su encuentro. Naruto se removía debajo de mí, pero mi fuerza en ese momento ganaba, pronto escuche las voces de los profesores a mis espaldas preguntando lo sucedido. La situación poco a poco se calmó. La chica fue retirada por sus padres y medicada, Naruto tomó por primera vez un supresor. Su temperatura estaba demasiado elevada, el doctor pidió que lo dejáramos calmarse en enfermería.

Durante el siguiente receso no pude estar tranquilo. Estaba preocupado y miraba su pupitre vacío constantemente. En el último recreo, decidí ir a enfermería para verlo.

—¿Naruto…?

Estaba recostado en la camilla y seguía respirando entrecortadamente.

—¿El supresor no funcionó?-me paré a su lado.

—No…

Esta era mi primera vez observando a Naruto de esta manera. Su piel estaba perlada, había sudado mucho, tenía abierta la camisa y sus manos se aferraban a la manta, estaba controlándose.

—Sasuke… mi cuerpo arde, arde demasiado…-sollozó. Estaba estupefacto, sus ojos derramaban lágrimas, y lo comprendía, lo que estaba atravesando era algo desconocido. Algo que yo también experimentaría tarde o temprano, ¿Cómo no estar asustado…?

—Naruto, me tienes a mí, no voy a dejarte nunca.

—Sasuke…-susurró, entre lágrimas—Te necesito ahora… ahora, Sasuke…

Entre suplicas supe perfectamente lo que me pedía. Me agache lo suficiente para poner mis labios sobre los suyos, un beso superficial. Me separé abruptamente, y lo miré fijamente.

—¿Estás seguro?

No quería hacerle algo de lo que se arrepintiera luego. Él asintió, sonriéndome. Cerré la enfermería del lado de adentro y me acosté sobre él en la camilla y profundizamos aún más ese  beso. Naruto fue mi primera vez en todo y no estaba arrepentido.

Hicimos el amor apasionadamente y gentilmente a la vez. Cuando ambos llegamos al orgasmo, Naruto pudo calmarse y su temperatura bajo impresionantemente. Aún no podía asimilarlo, él me sonrió y me besó la frente, yo le correspondí y esa fue la primera vez que empecé a ver a mi mejor amigo con otros ojos.

Nuestra relación continúo igual sin cambios. Nos enteramos que la chica había sido trasladada a otra institución, Naruto estaba más aliviado que nunca. Nuestros pacíficos días continuaron hasta culminar los estudios, finalmente ambos nos volvimos adultos asalariados. Me uní a mi padre en su empresa, junto a mi hermano quién acababa de ser papá. Naruto optó por no seguir los pasos del señor Minato y se volvió organizador de bodas. Era bastante popular y muy bueno en su trabajo, lo recomendaban en revistas y el diario.

A espaldas de nuestros progenitores, comenzamos a vivir juntos. No había forma que pudiera apartarme de él, ni él de mí. Dormíamos en la misma cama, abrazados, solo eso, disfrutábamos de la compañía mutua. Era feliz. No necesitaba nada más en mi vida.

Pero como era de esperarse, no siempre pasan cosas buenas.

—¡Aléjate de mí!

—¡Es el destino, Sasuke, debemos estar juntos!

Me había retirado tarde del trabajo, las calles estaban vacías. El auto lo había dejado en casa. No creí que algo así pasaría. A la edad de veinticinco años, mi pareja destinada resultó ser una compañera de trabajo, Sakura Haruno. En cuanto supo que éramos destinados salió persiguiéndome como una maldita lunática.

—¡Vamos, no huyas, debemos estar juntos!

—¡Déjame en paz, por favor!-corría con mi traje y un portafolios, estaba tentado al soltarlo, pero contenían importantes documentos. No los recuperaría jamás si los extraviaba.

Estaba en peligro. Podía oler sus fuertes feromonas detrás de mí. Si ella me alcanzaba, perdería la cabeza y me abalanzaría sobre ella. Mi instinto me decía que me detuviera, me gritaba que quería poseerla, embarazarla, marcarla. Era demasiado aterrador.

—Naruto…-imploré entre lágrimas. Deseaba tanto verlo, solo trataba de pensar en él y no en ella.

—¡Sasuke! ¡Acepta nuestro destino!

—¡Rechazo el destino! ¡Lo rechazo completamente!

Comencé a cansarme, me sorprendía su energía, habíamos corrido varías cuadras, el aire me escaseaba, realmente creí que todo terminaría en ese momento. Que mi vida se arruinaría para siempre.

—¿Qué…?

A solo unos metros, pude reconocer ese vehículo negro. Jamás había estado tan feliz como en ese instante. Naruto bajo rápidamente del auto y fuí corriendo hacia él con mis últimas fuerzas. El me agarró entre sus brazos y yo pude relajarme finalmente.

—¡Lárgate de aquí!

Esa fue otra ocasión en que conocí otra faceta de mi mejor amigo. Jamás lo había escuchado tan furioso e irritado.

—Sasuke y yo somos destinados, no te entrometas.

—¡Sasuke ya tiene su destinado, soy yo!

Mi corazón se aceleró demasiado emocionado. El afianzó su agarre alrededor de mi espalda, realmente, jamás había sido tan feliz.

—No hay manera. ¡Son dos alfa, jamás podrán estar juntos!

—Tú no lo decides. Sasuke y yo estamos juntos, aléjate por tu bien. O podría perder la cordura.

Ella se alejó sin oponer resistencia pero maldiciendo por lo bajo. Mi momento más precioso fue cuando subimos al auto. Un silencio cómodo, pero ambos, estábamos nerviosos. Volvía a sentirme como un chiquillo de jardín. No sabía cómo hablar.

—Te amo.

Él dio el gran paso, antes que yo. Sus ojos comenzaron a humedecerse. Y yo también me emocione.

—Te amo, Sasuke-lloró.

Lo abracé con fuerza, sollozando.

—Yo también… también te amo, Naruto-hable en un susurró.

Nuestra relación solo se volvió más sólida. Al día siguiente, me ausente y planee una reunión familiar. Naruto y yo, expusimos nuestra relación a nuestros padres. Nunca olvidaré la sorpresa en sus rostros al saber que llevábamos conviviendo tanto tiempo en un departamento que compramos juntos.

—No me opongo, querido. Si ustedes son felices, yo lo estaré igual.

Mi madre Mikoto nos apoyó con una sonrisa.

—¿Papá…?

Naruto y yo, estábamos tomados de las manos, demostrando nuestro amor. Ellos estaban sentados en los sofás color beige, la mamá de Naruto tomaba tranquilamente otro trago de café, su padre estaba estupefacto.

—Apoyaré como tu madre. Si de verdad se aman, no hay nada que yo tenga que decir.

Aún con gesto serio, que mi padre me apoyara significaba muy mucho para mí. Entonces mire a los padres de Naruto, quién estaba demasiado nervioso.

—Señora Kushina, amo a su hijo más que a nada. Y juro estar a su lado siempre y jamás lastimarlo.

—Cariño, lo sé-sonrió dulcemente—Lo veo claramente en tus ojos y en los de mi hijo. Solo me interesa su felicidad, y si es contigo, estoy satisfecha.

—Mamá, gracias…-Naruto sollozó, mientras presionaba mi mano.

La señora Kushina le dio un codazo a su marido para que saliera de su letargo.

—Aah… yo…-nos miró—Hijo, estoy sorprendido, pero feliz. Espero que sean muy felices.

—¡Papá…!--emocionado hasta las lágrimas, Naruto se lanzó a los brazos de su padre.

Todo había resultado muy bien. Por otro lado, mi padre no podía despedir a Sakura y para evitar encontrarme con ella, monté una pequeña oficina en el departamento. Con mi hermano trayéndome los documentos, era más que suficiente. 

Mi amor hacia Naruto crecía cada día más. Compartíamos muchas cosas en común, y otras no tanto, salíamos a divertirnos como pareja, la gente no dejaba de asombrarse siempre que observaba una pareja de alfas. Hacíamos el amor a diario, nos turnábamos sin problema alguno.

Y hay algo que nunca podría olvidar. Cuando fuimos al parque de diversiones y Naruto vio a los niños con sus padres sonriendo, supe que en nuestra vida faltaba algo esencial. Y ese fue, mi miedo más grande.  Esa noche, cuando nos acostamos, conversé con él a oscuras.

—Perdóname.

—¿Sasuke, que dices?

—Si no estuvieras con un alfa, a estas alturas, tendrías un hijo. Yo… conmigo, no hay garantía…-se me hizo un nudo en la garganta, no pude articular más palabras.

—Sasuke…-él me abrazó en la oscuridad—También soy un alfa, tampoco puedo darte hijos. Yo, soy muy feliz a tu lado, no me arrepiento de nada. Nunca voy a dejarte. Nunca, Sasuke.

En algún punto de mi vida, desde que me había enamorado, mi personalidad había dejado de ser la misma. Por qué amaba tanto a este hombre, que sufría y lo deseaba con fervor como nunca antes.

Querido diario, una nueva puerta se abre para nosotros dos, tengo veintisiete años y el amor que nos tenemos no ha hecho más que crecer. Hoy es el día en que se lo diré.

 

Sasuke observó desde la ventana, a Naruto jugar con el pequeño Takeshi, hijo de su hermano Itachi, en el césped. Deidara, esposo de Itachi, ya esperaba a su segundo bebé, era increíble como pasaba tan rápido el tiempo. Tomó su diario y lo acomodó en el estante entre otros libros, luego tomó el papel del escritorio y salió al encuentro de su ahora esposo.

 

 

Resultados del examen: Positivo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).