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Metal Ardiente por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Espero se encuentren muy bien. Me disculpo de antemano por la tardanza, y por lo corto del cap. He estado algo ocupada en la universidad, pero finalmente tengo algo de tiempo para retomar mis fics.

Como siempre, menciones especiales a: CarisMai ¡Muchas gracias por leer y comentar!

Marvel y sus personajes no me pertenecen.

Disculpen cualquier posible falta ortográfica.

Solo…solo quizá, en una cosa se equivocaba: esta no era la última misión cómo el Soldado del Invierno. Se permitiría ocupar ese viejo nombre una vez más, ese que creía muerto, y del cual no pensaba tener derecho o pertenencia. Lo haría como Steven Grant Rogers, un viejo militar y el primer Capitán América, hasta su casi fatal accidente en Italia.

Lo haría por Buck, y por Tony. Por quienes le habían dado el sueño de intentar ser una persona, por primera vez en décadas. Eso había tenido en mente cada vez que asaltaba una nueva base, a pesar de las nuevas heridas, del dolor en su corazón y de su aún más miserable existencia.

Pero para lograrlo, ambas identidades, el Soldado y el Capitán, debían morir en el proceso.

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Natasha estaba asustada, como pocas veces en su corta vida. No lo admitiría, y quizás solo Clint, su más viejo amigo, podría percatarse de las emociones que a duras penas contenía bajo su rostro estoico y endurecido.

James, el hombre por el que había estado irremediablemente enamorada por años, estaba cayendo en el peor de los abismos. Lo entendía perfectamente, pues llevaban ya casi seis meses en una búsqueda sin frutos. Y lo peor, es que entendía la motivación del Soldado…no, de Steve Rogers, su viejo mentor.

Era extraño pensar en él en esos términos, pero igualmente terrible. Separar las tres personalidades que había conocido en su vida, pero intentar enfocarse en ese lado humano que la había salvado de caer por los mandatos de la Habitación Roja.

Por esos tiempos, tendría apenas unos diecisiete años. Era una novata, mortal pero muy experimentada. Le habían dejado a su cargo, y las continuas historias sobre la brutalidad del mejor asesino de HYDRA, la habían preocupado.

Cuando se habían encontrado por primera vez…suave quizás no era el término adecuado, pero si consciente. De sus límites, de su historia, de quién debía convertirse, y lo que necesitaba para ello. No tenía un nombre ni quería uno, pero una ligera mueca, casi sonrisa, solía aparecer en su rostro cuando le llamaba maestro. Una relación que duró cerca de dos años.

Años más tarde, le había disparado. Buscando en los archivos, supo de los procedimientos que aplicaban implacablemente contra él. Era tan terrible, que daba gracias por estar sola cuando había descubierto la verdad. Y cuando se encontraron durante la caída de SHIELD, supo con el corazón apretándole dolorosamente en su pecho, que le habían hecho. Como su memoria había sido borrada una vez más.

Decir que había tenido una discusión con James era poco. Pero tenía sus motivos para ocultar la existencia de su viejo amigo, el temor de perderlo como estaba haciendo ahora.

Había odiado a Rogers en su momento, aunque sabía que no era su culpa, pero su novio estaba destrozado. Había dejado a Tony en la enfermería, huido con el brazo que este le había construido y no vuelto a aparecer nunca más.

Solo un reguero de bases de HYDRA destruidas era la única pista que poseían, y cuando creían estar sobre sus pasos en una casa de seguridad en la frontera con Canadá, sabían de un nuevo asentamiento en Croacia que había sido reducida hasta casi las cenizas.

Entonces había querido abofetearse por no darse cuenta antes, el pago que intentaba hacer Roger para todos ellos, por lo que había hecho. Solo él contaba con la información necesaria para acabar con todo HYDRA, triplicado su avance como equipo en una fracción de tiempo.

Implacable, brutal, a sangre fría. Un legado para ellos, pues dado que la brecha de días que demoraba en atacar una nueva base en comparación a los primeros días, delataba que su estado de salud peligraba enormemente. Y siendo el estrategia nato que le había valido enormes alabanzas en su tiempo de Capitán América, había acabado con las que permanecían en sus archivos, para que la última…solo encontraran su cadáver.

Tenían que encontrarlo antes que terminara con su maniobra suicida.

Tony también parecía extrañamente distante, y nadie había podido sacarle nada sobre el incidente con Rogers. Tampoco FRIDAY había mencionado nada, seguramente porque su creador había bloqueado sus comandos o su memoria. Mientras su jefe no corriera peligro, era poco probable que pudieran averiguarlo.

Y el genio pensaba permanecer callado, al menos, hasta que dieran otra vez con Steve.

Odiaba cada vez más esa situación, y sobre todo, quienes habían llevado a su chico a ese estado. Porque sí, aunque habían compartido besos, que era poco el tiempo que se habían conocido, consideraba a Steve su novio. No habían llegado a hablar del tema, él pensaba hacerlo esa fatídica tarde, pensando llevar al rubio fuera de la base.

Sabía que se sentía inquieto, que era solo un confinamiento más cómodo, pero una prisión a fin de cuentas. No podría estar toda su vida andando de puntillas a su lado, y sabía de los pensamientos oscuros que corrían por su mente.

Su corazón se rompía un poco más cuando Steve afirmaba que solo era una máquina de matar. Cuando había visto con dolor la conmemoración de los Comandos y de Peggy Carter en la televisión, celebrando el día de la supuesta caída de HYDRA y el sacrificio de su Capitán. De que no se permitía tener comodidades, no se autolesionaba, pero si se hacia el suficiente daño al denegarse cualquier ayuda que escapara de lo básico.

El verlo luchar por vestirse con un brazo. Las breves regresiones que solía experimentar, cuando alguna situación gatillaba los recuerdos de sus víctimas pasadas.

Una noche lo había descubierto, cuando Steve se había quedado en su taller a modo centinela, solo viendo cómo trabajaba y jugando cada cierto tiempo con DUM-E. Había recibido entonces una video llamada de Fury, y para su crédito, el ex director de SHIELD solo había alzado las cejas al notar al rubio en la habitación.

“No diré nada sobre él” había mencionado, luego de entregarle un par de informes nuevos de HYDRA “pero si estos archivos salen a la luz, quizás entonces debería…”

“No” había gruñido Steve, para luego bajar su tono de voz a un más suave y casi roto “lo recuerdo todo. No necesito leerlos. Mis recuerdos son castigo suficiente por mis pecados”

Fury solo había asentido, como si entendiera la situación, sin presionar nuevamente sobre el tema. Él, en cambio, se había congelado por el horror y el miedo.

Al terminar la conferencia, Tony se había volteado, mirándolo con evidente horror y preocupación. Steve solo se había alzado de hombros, una aceptación resignada de su pasado, pero también la culpa que lo consumía a cada segundo del día.

Y Tony debió saberlo, porque si el suero le había traído de regreso los recuerdos de su antigua identidad, por supuesto que también lo haría con las víctimas que habían caído bajo el mandato de HYDRA.

Había abandonado sus proyectos esa noche, permaneciendo abrazado a Steve. Su chico parecía sentir su inquietud, rodeándolo con su brazo, casi como si intentara consolarlo a él y no al revés. Aún era algo torpe en el contacto físico, pero su instinto seguía siendo bueno, permitiéndole reconfortarle, aún cuando no sabía que es lo que estaba haciendo.

Eso y muchas otras partes de su personalidad, de quién era, le habían llevado a enamorarse profundamente de él.

El día del incidente, Steve se había quedado dormido en la sala común. Dado que solo estaban ellos, sentía la confianza suficiente para bajar sus defensas. Había notado los indicios de una potente pesadilla, y de un ataque de pánico. Se había desesperado, y había roto una de sus reglas primordiales: acercarse a cualquier persona, más fuerte que él, cuando no podía reconocerle.

Su mano ahogándolo en su cuello, la mirada sin vida en su rostro, murmurando que tenía una misión. Que Howard Stark y su esposa eran su misión.

Entonces todas las piezas cayeron juntas, al mismo tiempo que la consciencia le abandonaba por completo.

Había despertado en la madrugada en la bahía médica, con Pepper y Rhodey vigilando su sueño. Le habían explicado que Steve había huído, y cuando le habían preguntado el motivo por el que le había atacado, no lo había mencionado.

Por el momento, ninguno le había presionado, pensando que era parte del trauma del momento. Eso le había dado el tiempo suficiente para evitar que FRIDAY hablara al respecto, mientras desentrañaba de los archivos de HYDRA, el asesinato de sus padres. Y también, el material respectivo a lo que habían hecho con su chico durante tanto tiempo. Era terrible, y había llorado como un niño por horas, acariciando la marca que luciría en su cuello durante semanas.

Quizás, si no le hubiese conocido como lo hacía, lo habría odiado y pediría venganza. Pero a Steve lo habían utilizado, lo habían destrozado, y cargaba a duras penas con sus pecados en la espalda.

Y él era fuerte. No por nada, les había tomado meses de tortura acabar con su vieja personalidad y volverlo un asesino.

Seguramente Bucky y Nat estaban al tanto de la muerte de sus padres, y si el resto del equipo se enteraba, traería más problemas a Steve que beneficios. Quería salvarlo, traer de regreso a ese idiota que pensaba sacrificarse solo por un accidente. Al tipo que amaba con todo su corazón.

Lo necesita a su lado, ayudarle a seguir, a conseguir una nueva vida. Era quién, de todos los que conocía, más se merecía esa segunda oportunidad. Y quizás esta fuera la única instancia para conseguirlo.

“¿realmente lo amas, eh? Sea lo que sea que haya pasado entre ustedes…” Pepper, su querida amiga, le miraba con tristeza y derrota. Lo habían intentado, claro que sí, pero a fin de cuentas, el amor que sentían el uno por el otro era más fraternal. era el tipo de relación que más los hacía felices.

“Es como mi sol, Peps. Sin él…mi cielo no tendría sentido. Puedo volver a verlo, a vivir, pero siempre me faltará algo que me haga sentir vivo y cálido” era una sabia tal, pero se sentía aliviado de poder decir aquello en voz alta. Sabía que su amiga no lo juzgaría, pasara lo que pasara.

“Tráelo con vida. Necesito tener un par de palabras con él”

“Eso solo logrará asustarlo más, señorita Potts”

“Es parte de la familia. Si no lo regaño por darnos a todos un susto de muerte, no tendría sentido. No debo tener favoritismo por ninguno”

Eso trajo una sonrisa a su rostro. Pepper era de las pocas que lograría animarle, aún bajo esas circunstancias. Le dio un fuerte abrazo, besando con cariño su mejilla antes de dirigirse raudo al Quinjet.

Bucky estaba tenso, caminando en círculos. Entendía el dolor por el que debía estar pasando, o al menos lo imaginaba: si fuera Rhodey en su lugar…la culpa nunca lo abandonaría. Clint y Nat estaban en los controles. Wanda, Sam y Visión esperaban atentos en sus lugares.

Rápidamente activó el traje, solo porque esperaba no atraer demasiado su atención. Ya era difícil para la mayoría en ese momento, y no planeaba complicar más la situación si notaban lo deteriorado que se encontraba.

Tenía enormes ojeras, su piel cenicienta, y estaba seguro que había perdido algo de peso por la angustia. El único motivo por el que Cap parecía mejor en comparación, era gracias al suero. Pero las lágrimas que brillaban en sus ojos eran indicio suficiente para cualquiera.

“¿Coordenadas?” preguntó el pelinegro, finalmente deteniendo su nerviosa caminata al notar a Tony con ellos.

“Todo listo, Cap. Iremos por Rogers y lo traeremos de regreso, no te preocupes” respondió el arquero con seriedad “tenemos información confiable esta vez de nuestro lado, y si no es su siguiente destino, si será uno de los próximos. Estará con nosotros antes que te des cuenta”

Bucky asintió, aún no convencido, pero se notaba agradecido por el apoyo de sus compañeros. Tony, en cambio, suspiró con fastidio.

No había sido sencillo dar con la información, y tampoco le gustaba el modo en que había ocurrido. Rumlow era un idiota, un hablador egocéntrico, pero no estúpido. Se había burlado de su falla y del escape de Steve aún bajo la condición en que él mismo se encontraba: cubierto de graves quemaduras producto de lo ocurrido en la caída de SHIELD.

Pero increíblemente, si presionabas su orgullo en los puntos correctos, ciertas ubicaciones podían ser encontradas. Que nadie dijera que Natasha no era aterradora cuando se lo proponía.

“Ya voy por ti, sol” murmuró en voz baja, sabiendo que gracias al traje, nadie oiría sus divagaciones “es hora de volver a casa”

Notas finales:

Espero les haya gustado, y como pequeño adelanto, la acción comenzará directamente en el siguiente capítulo. Nos vemos entonces ¡Cuídense mucho!


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