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Mental Convalescence por Iazumayaoi12

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Notas del fanfic:

Desde hace un tiempo que tenía esta historia rondándome la cabeza, entonces me dije: "Venga, escríbela, no pierdes nada. Venga, flojonaza" y la escribí :'D

Notas del capitulo:

Nada que decir, sólo espero haber hecho bien este primer cap :'D 

Sucedió en un día común, todo transcurría normalmente en la vida de Midoriya, quien, como siempre, estaba en el parque junto a Katsuki y el resto de los chicos. De algún modo, dejaron jugar al pecoso con ellos, aunque el rubio lo dejó a regañadientes. Todo iba bien, optaron por perder el tiempo jugando al escondite como los niños que eran y, para ver quién contaba, lo decidieron al “Piedra, Papel o Tijeras”.

 

Uno de los niños que estaba con los chicos le tocó contar, Midoriya quería esconderse junto a Bakugou, pero este le amenazó con sus pequeñas explosiones, básicamente diciéndole que no lo quería cerca en el mismo escondite. Entonces, resignándose, el pequeño de cabello alborotado intentó buscar un buen lugar para no ser encontrado de los primeros, sin ser consciente de que se alejó mucho del parque donde jugaban; pensando que sería más difícil encontrarlo si mantenía una distancia mayor a la del resto. Ese pensamiento infantil sería el peor error cometido.

 

Midoriya se quedó detrás de un árbol, tapándose la boca al querer lanzar un carcajada, sintiendo ya la victoria de que sería el último en ser encontrado o mejor, de ser el único que no lo sería. Pensó mal.

 

- ¿Qué haces tan lejos del parque, mocoso? – Unos adolescentes de aproximadamente unos dieciséis o diecisiete años encontraron fácilmente al pequeño.

 

- E-Estoy jugando al escondite con mis amigos. – Al principio, Midoriya se sintió un poco cohibido por ver a esos tres chicos mayores tan cerca de él.

 

- ¿Juegan con sus quirks o sin ellos no?

 

Al escuchar la palabra quirk, Izuku inmediatamente se sintió deprimido. A los cinco años le habían dicho que jamás tendría uno. Ahora con siete años, todavía tiene la mínima esperanza de que podrá sacar algo de su madre o de su padre, independiente lo que el doctor le haya dicho de su condición, todavía tiene esa pequeña en que un milagro sucedería.

 

- Yo… Yo no tengo quirk…

 

Los mayores se miraron y luego volvieron a dirigir su mirada al menor, susurrándose unas cuántas cosas al oído sin quitarle la vista al pequeño que tenían enfrente.

 

- Nosotros podemos ayudarte a tener un quirk.

 

- ¿¡En serio!?

 

- Sí. Sólo debes venir con nosotros.

 

- ¡Iré!

 

La ilusión de un niño por tener algo que le dijeron nunca tendría. El deseo de Midoriya por ser como su héroe All Might o como su amigo, Katsuki. Su infantil mente siendo engañada de una forma tan burda.

 

Alejados ya a varios metros del parque, los adolescentes que se llevaron a Midoriya sonrieron triunfantes por su logro.

 

- Bien, primero, debemos vendarte los ojos. Si la gente se entera que podemos otorgar quirks las minorías nos saltarían encima para pedírnoslos.

 

- Está bien.

 

Dejando que hagan lo que quieran con él, Midoriya se queda quieto mientras le vendan los ojos, sin embargo, todo comienza a ponerse raro cuando siente que también sus manos están siendo atadas por alguna razón.

 

- ¿Eh? ¡E-Esperen! ¿Por qué están atando mis manos?

 

- Quítenle la camisa y los pantalones.

 

- ¡No! ¡Suéltenme!

 

Ante la situación, el menor no podía hacer ya nada: El parque está lejos, nadie lo escuchará gritar, sus amigos piensan que está escondido y no lo buscarán en un lugar tan apartado del parque. Está en serios aprietos, pero eso sólo eran la mitad de sus problemas, lo peor estaba por comenzar: Luego de haber despojado a Izuku de sus ropas, este escucha el sonido de unas braguetas bajando, seguido de sentir que algo caliente y grande se frota en su mejilla. Así es, los chicos se habían bajado los pantalones para abusar del pequeño.

 

Oponer resistencia no valía la pena, si llegaba a defenderse podría terminar golpeado por los mayores, así que prefirió dejarlos continuar, sabiendo que nadie vendría en su rescate, Midoriya comenzó a sollozar en silencio.

 

- Kacchan… 

 

- ¿Qué tal se sentirá tu boca?

 

El aparente líder de ese trío metió sus dedos dentro de la boca de Izuku para que este la abriera, seguido de ello, introdujo su pene dentro y empezó a moverse. La lengua del pequeño se mantenía quieta, el sabor que tenía en su boca era parecido a lo agrio o salado, sintiéndola completamente llena. La boca de Midoriya no era tan grande, así que difícilmente le caía todo el pene del mayor.

 

- Es bastante viscoso este mocoso.

 

Los otros dos chicos restantes no se quedaron atrás y poco a poco comenzaron a manosear el cuerpo del menor, tocando sus pezones y su diminuto pene. Inexperto en todo esto, Izuku sólo emitía chillidos ahogados.

 

- Es suficiente, quiero probar otra cosa.- El líder sacó su pene de la boca de Izuku. - ¿Cómo serás ahí abajo?

 

- No… No más… Por favor… Quiero ir a casa…

 

- Esto apenas está iniciando, pequeña ramera.

 

¿Cuántos minutos habrán sido? ¿Cuántas horas? El cuerpo de Deku siendo usado para el disfrute de tres muchachos mayores, quienes no tenían reparos en venirse dentro, en dejarlo todo manchado de semen, causarle un desgarro, entre otras cosas. No, ellos sólo lo usaban para su disfrute personal, sin importar cuánto llorase y suplicase, soltarlo estaba fuera de sus planes hasta aburrirse de él. Así pasaron alrededor de una hora haciéndolo con él. El estómago del menor se había hinchado de tantas veces que se habían corrido dentro, sus ropas, su cuerpo, todo manchado de blanco. De su trasero no sólo goteaba semen, también se veía que salía con rastros de sangre, claramente le causaron un horrible daño.

 

- Hey, miren esto.

 

El líder le destapó los ojos a Midoriya, en ellos no se veía ningún brillo, eran totalmente opacos, como si estuviese muerto en vida. Sin emanar sonidos o si quiera seguir sollozando, todo lo que se veía en Deku era que su consciencia lo había dejado hace rato.

 

- ¡Oye, Deku! ¿¡Estás aquí!?

 

La voz de otro niño se oyó a la distancia, alertando a los mayores a dejar al moribundo niño tirado a su suerte. Salieron corriendo en la dirección contraria antes de que llegara el otro pequeño que venía en busca de su amigo.

 

- ¿Deku?

 

Bakugou se llevó una impactante imagen: Ese niño que tanto le idolatra, lo persigue y lo adora, ahora yacía en el suelo, cubierto de un fluido extraño. Por más que le hablaba, Midoriya no respondía, al parecer, se volvió incapaz de gesticular palabra alguna, sólo quería volver a casa.

 

No pasó mucho tiempo hasta que los demás niños llamaron a sus madres para que se encargaran de esto. Inko, la madre de Deku, se llevó a su hijo entre lágrimas, pidiéndole perdón una y otra vez como si esto hubiese sido su culpa, dejando al descubierto la gran preocupación que siente por su único hijo.

 

Esa tarde, Midoriya tuvo que ser llevado al hospital, donde se le dio un diagnóstico de sus daños físicos y mentales. Físicamente tenía un desgarro debido a que el cuerpo de un niño no está preparado para soportar ese tipo de abusos y, psicológicamente, Midoriya se había quedado en algún tipo de shock, no respondía a nada de lo que le preguntaban; ignoraba hasta a su propia madre, parecía estar fuera de este mundo.

 

- El shock sólo será temporal, recomiendo que por esta noche simplemente se le deje dormir tranquilo. – Revisando los papeles, el doctor daba sus últimas palabras. – Temo decirle que será una difícil recuperación mental para su hijo. En este tipo de casos la víctima puede terminar con múltiples traumas severos. Cuando él pueda volver a hablar, le recomiendo hablar con él.

 

- Sí, doctor, muchas gracias.

 

Midoriya se quedó en el hospital por la noche, se veía que le era difícil conciliar el sueño, porque cada vez que se cerraba sus ojos, solamente podía imaginar las enormes sonrisas de satisfacción que tenían los mayores, el olor a semen impregnaba su nariz y oía claramente las carcajadas de aquellos que tanto daño le causaron.

 

- ¿Por qué? – Se preguntó Midoriya – Dios… ¿Esto fue culpa mía? – Sus ojos precipitadamente se llenaron de lágrimas. - ¿Qué hice mal? – El pequeño lamenta todas las malas acciones que hizo, nunca debió confiarse, pero el sueño de tener un quirk lo había impulsado a cometer un desliz. – Lo siento… Lo siento…

 

Notas finales:

Aunque no lo crean, me dio flojera ser más explícita en la historia, pude haberlo sido, pero eran las 4 de la mañana mientras escribía este prólogo x'D


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