Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Perfecto Fiasco por MinamotoIM

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Éste es uno de mis oneshot más viejos, a los que "recientemente" le di una pequeña edición narrativa. Quizás no se note mucho, pero igual espero que lo disfruten ♥.

 

Disclaimer: Naruto ó alguno de sus personajes manejados en este fanfics son propiedad de Masashi Kishimoto. El siguiente escrito no posee fines lucrativos.

No hay momento en el que no quiera que mi cuerpo se desvanezca con el viento, dejando viajar mis fragmentos por el mundo. Moribundo espectador de una vida que no me pertenece, fluyendo como un río de sangre, inundado en el más profundo de los lamentos.

No hay identidad para mi rostro, no hay voz para mi nombre. Todo lo que soy yo, simplemente no existe. No veo porque subsistir donde habita aquel que ve las alegrías imaginarias del día. No creo en la absurda esperanza: creencia ciega que enferma a las mentes más débiles, y se abrazan de ella, como si fuera aquella mujer llamada madre.

Mi corazón es un vacío, un agujero negro que devora sin discriminar y lo lleva a un lugar desconocido, donde tú quieras, al asqueroso infierno. Soy sólo un hueco entre la humanidad, algo que no se ve, que no se siente ni se huele. No hay sentimientos de por medio, ni un efímero olor de uvas.

Mi existencia es fúnebre y solitaria, sin amigos ni familiares ni seres queridos. Imaginariamente odiado por aquellos que creen que existo, juzgado por acciones que no recuerdo haber cometido, masacrado miles de veces por razones que no tienen sentido, humillado como si la palabra tuviera propósito real en mi existencia. Muerto como el cadáver dormido bajo la tumba.

Si ésta coexistencia es tan inverosímil ¿Por qué simplemente existo?

¿Hay razón para vivir? ¿Para sonreír? ¿Para desangrar?

Yo, que nunca he sentido mi cuerpo herido. Yo, que no sufro de un dolor físico ¿Cómo sentir? ¿Cómo puedo sentir, si nunca lo he aprendido? ¿Cómo entender el significado de la tristeza, si nunca recorrió mis venas ni me asfixió en su pena?

Nunca hubo sonrisa en mi rostro, mis labios siempre se han tatuado en la inexpresión.

Soy perfectamente imperfecto.

Soy invisible y muerto, viento que no se ve y no afecta la vida de los humanos.

Pero si es así….

Si soy así…

¿Por qué sentí?

Tu presencia perturbó mi invisibilidad. Fui algo para tus ojos, fui un nombre apretado en tus labios. Tu vida era tan mediocre y afanosa como la mía, no tenías razón para que tu siguieras existiendo, ni yo para querer compartir mi vacío con tu viento.

Eras repugnanmente bello, admirablemente estúpido, maquiavélicamente ingenuo. Nuestras vidas fueron similares. Tu mirada era un fatuo espejismo, como el mío.

Y aun así.

Aun así, tú sonreías hipócritamente en mis narices, reías con repugnancia y veracidad. Aspirabas botaratemente algo que no eras ni llegarías a ser. Tu visión del mundo era surrealista y anodina. Me dabas asco. Te detestaba con todo mí ser, repudiaba tu presencia, con inquietantes días anhelando tu muerte.

Me eras inmundo, asfixiante e indignante. Te odiaba. Te odio.

Te miraba sonreírme, con la falsedad siendo tu gran amante. Gritabas a pulmón tupido que yo era tu gran amigo, con esa mirada rencorosa, ese provocativo instinto de matanza. Veía como nuestros mundos se distorsionaban a nuestro alrededor, se fusionaban en un destino.

Tu vida era igual que la mía, una mirada que compartía de la mía. Pero tus sentimientos tampoco existían, los dibujabas siempre al viento, el viento que yo soplaba, el viento que yo era. No podías ser tú si no estaba yo. Con el irreal paso de un difunto tiempo, nuestras vidas se volvieron dependientes de la otra; no podías sonreí falsamente si yo no estaba ahí para recibirlas, no podía sentirme igual de inmundo que siempre si no me contradecías.

Tu personalidad era tan insignificante y vana que no pude evitar odiarte, y seguir odiándote toda la vida, creciendo cada día, no podía evitar alimentarse con todo lo que me provocabas. Me matabas con tus palabras, tu sonrisa, tu manera tan retorcida de ver las cosas, esa ideología envuelta en finas sabanas de seda. Tu vida era surrealista, igual que la mía.

Nunca quise evitar mi odio, absorber ese impávido espectáculo al ridículo en cada una de tus subalternas acciones. Mi vacío caía junto al tuyo, mis ojos siempre se encontraban con los tuyos. No había lugar para no sentirte ni verte, siempre estabas ahí, mitigándome y desangrándome sádicamente. Tu ser es y era abominable, tu corazón es algo que murió en tu nacimiento, sangre incolora, transparente cual espíritu.

Eras igual de imperfecto. Pero tú eras más imperfecto y más humano.

Yo te amaba.

Te amaba, de la manera más retorcida y mortífera que te hayas imaginado. Mi cabeza sucumbía ante tu esencia, mi abismo engullía tu vida y con ella la mía.

Eras tan frágil y puro, tan deseable y encantador, que sentía asco. Eso me encantaba.

Sólo hasta que nuestros cuerpos hicieron contacto lo entendí. Te amaba demasiado, vitalidad que fluía por sí sola. Fue así que mis manos adoraron recorrer tu fétida piel cada noche.

Mi amor era tan colosal, tan ilimitado y escalofriante.

Que te mate.

Veía como tu vida se iba por mis manos, como batallabas para respirar y seguir viviendo esta escoria de vida. Tus ojos se desorbitaban maravillosamente, el calor del cuerpo se enfriaba al poco tiempo, los esfuerzos se detuvieron detrás del momento. Y miré, extasiado, como tu cadáver yacía encima de mí, con lágrimas secas trazadas por tus pálidas mejillas.

No había sangre en tu cuerpo, tampoco había en el mío; era transparente, la mía simplemente no existía. No añoré tu regreso, ni sentí mortificación por tu muerte. De alguna forma, el matarte me hizo sentir más vivo. Por primera vez me sentí existir al quitar tu vida, porque se llenaba la mía. Me extasiabas de tus recuerdos, tus sensaciones.

Aquello que experimenté fue frívolamente cálido. Que yo te matara me hizo sentir, conocer un sentimiento, seguir llenándome de vida.

Por eso, te lo agradezco. Porque fuiste tú quien me dio vida, quien le dio una razón a mi existencia, quien me entregó su vida entera. De verdad, te lo agradezco.

Y por sobre todas las cosas, quiero que lo sepas, que siempre tendré este sentimiento hacia ti por el resto de mi vida y quiero decírtelo ahora.

Te odio.

Naruto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).