Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ame no hi no tanjobi por BlackHime13

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

He tardado un poco más de lo que me gustaría, pero aquí la tercera parte de esta serie n.n

Los personajes no me pertenecen a mi sino a Kishimoto-sensei (=^w^=)

Notas del capitulo:

Warning: podeis morir de diabetes os aviso XD

Nos leemos en las notas finales (=^w^=)

PD: se que el cumple de Naru es mañana, pero no tendré tiempo para subirlo entonces y por eso lo hago hoy n.n

Miró por la ventana de su habitación. La lluvia resonaba al caer contra el cristal en un murmullo tranquilo que le arroyaba a seguir durmiendo. Cansado miró hacia su despertador y notó lo tarde que era. Quería levantarse pero su cuerpo pesaba más de lo que recordaba. Su cabeza dolía y al intentar levantarla un profundo mareo le golpeó de lleno.


Volvió a recostarse de nuevo y suspiró cansado.


-Un resfriado…- susurró para si mismo. No le agradaba para nada lo que estaba pasando. Ese día tenía planes con su novio y no podía darse el lujo de quedarse en cama por un simple y estúpido resfriado.


Intentó volver a levantarse y esta vez logró sentarse sin sentir que el mundo daba vueltas a su alrededor, pero sabía que si intentaba ponerse de pie las cosas serían muy diferentes. Sabía que su respiración estaba más agitada que de costumbre, sentía su flequillo pegarse a su frente a causa del sudor, sus mejillas ardían a más no poder… en realidad todo su cuerpo quemaba.


Se sentía agotado, pero después de unos minutos logró ponerse de pie. A pasos lentos y prácticamente diminutos hizo su camino hacia el baño, donde guardaba las medicinas, pero al llegar y encontrar el botiquín vio que no le quedaban pastillas para el dolor de cabeza ni jarabe para la tos.


No le extrañaba. Raramente se ponía enfermo y ni recordaba cuando fue la última vez que ocurrió. Suspiró cansado y decidió ir a la cocina para comer algo. No tenía mucho apetito, pero era consciente que si no llenaba su estómago con algo, pronto le pasaría factura. Se le hizo una eternidad llegar a la estancia.


Pensó unos minutos en qué comería, pero no estaba como para hacer nada elaborado por lo que se acercó hacia la nevera a por un bote de caldo de pollo, pero por un momento olvidó el dolor de cabeza y cuando se agachó para abrir la puerta del electrodoméstico, toda la habitación comenzó a dar vueltas y fuertes punzadas en su sien hicieron que sus piernas fallaran y perdiera el equilibrio. Por suerte logró apoyar sus manos en la encimera pues sino se veía dando de bruces al suelo como un saco de patatas. Gruñó adolorido y frustrado. Odiaba enfermar, le hacía sentir débil e inútil. Estaba acostumbrado a cuidar de si mismo, demasiado tiempo viviendo solo como para no saber apañárselas en ese tipo de situaciones, pero debía reconocer que nunca se había sentido tan mal como en ese momento. Su conciencia comenzaba a perderse y supo en ese momento que no podía hacer nada él solo.


Suspiró y con cuidado volvió de nuevo a su habitación. Se sentó sobre el mullido colchón y estiró la mano hasta la mesita de noche donde había dejado su teléfono móvil descansando. La luz de la pantalla le molestó al encenderla, pero no era insoportable. Fue directamente hacia la lista de contactos y cuando llegó a quien buscaba hizo el amago de llamar, pero se detuvo, dudando unos minutos. Sabía que el contrario estaría trabajando a esa hora y no quería molestarle, pero era una emergencia… o bueno creía que lo era, tampoco es como si se estuviera muriendo ni nada parecido… gruñó al no saber qué hacer.


Si le llamaba se sentiría mal, más de lo que ya lo hacía pero por razones distintas, pero sino lo hacía y llegaba a buscarle encontrándole en ese estado de seguro que le regañaría. Aunque eso no era lo peor, sino que no quería que pensara que no confiaba en él para cuidarlo y por ello no le había dicho nada… su cabeza comenzó a punzar de nuevo y después de suspirar decidió lo que haría.


-Ya qué… si se enfada por lo menos no será por que no le haya avisado.- murmuró con la voz agravada y entrecortada por lo seca que tenía la garganta. Pasó saliva con dificultad y esperó hasta que del otro lado respondieran.


-¿Naru, pasa algo?- fue lo primero que dijo al responder y eso hizo que una leve sonrisa apareciera en su rostro. Le alegraba saber que el moreno le conocía tan bien, pues a menos que pasara algo él nunca le habría llamado en medio de su jornada laboral.


-Sasu...ke… - logró decir. Al notar lo mal que sonaba su voz frunció el ceño e intentó aclararse la garganta, pero eso hizo que empezara a toser de forma descontrolada. Del otro lado se podía notar como el mayor comprendía la situación con rapidez.


-¿Estás enfermo?- preguntó el de cabello azabache suavemente y con la voz repleta de preocupación, cosa que el menor odió pues no le gustaba para nada preocupar su novio.


-Si…- murmuró cansado, dejándose caer pesadamente sobre la cama la cual le llamaba con su calidez y mullidez. Oyó ruido del otro lado, pero su conciencia estaba demasiado nublada como para identificar a qué se debía.


-¿Has tomado algo de medicina?- quiso saber.


-No… queda…- susurró después de recordar que eso fue lo primero que miró.


-¿Has comido algo?- volvieron a cuestionarle.


-Mmm… no.- dijo con voz realmente floja para luego bostezar. Una risita se escapó de los labios del moreno cosa que pudo oír claramente.


-Si tienes sueño duérmete… llegaré ahí lo más rápido que pueda.- avisó el mayor. Esas palabras hicieron que se despertara, bueno solo un poco.


-No… hace falta… solo quería… avisarte por lo… de la cita de… hoy…- logró formular a pesar de lo mucho que le costaba concentrarse. Si era sincero consigo mismo le encantaría tener al de ojos brunos ahí, cuidándolo y mimándolo, pero no podía ser tan egoísta.


-No es egoísta Naru… para eso estoy aquí. Para hacer que mi lindo y adorable novio se recupere y se sienta querido y protegido. Sino puedo hacer eso, ¿qué clase de pareja soy?- declaró riendo divertido, pero con la voz plagada de dulzura. El de ojos zafiro no comprendió el comentario, le costaba procesar lo dicho por le mayor, pero entonces algo hizo click en su mente y exhaló soltando un gemido agudo.- Si, lo dijiste en voz alta, pero no te preocupes por tonterías. Ahora mismo solo tienes que descansar y esperar por mi para que me haga cargo de todo ¿vale?- indicó y solo obtuvo como respuesta un gruñido del menor que supuso era en afirmación.


Se quedó unos minutos oyendo para ver si el doncel decía algo más, pero por la respiración pausada que lograba oír supuso que este se había quedado dormido. Suspiró algo aliviado y colgó, siguiendo su camino hacia la salida a paso rápido. Estaba por llegar al ascensor para bajar hasta el aparcamiento subterráneo cuando se encontró con su progenitor.


-¿Dónde vas con tanta prisa?- le cuestionó con su usual expresión estoica, pero pudo reconocer el leve tono curioso en su voz.


-Tch. Naruto está resfriado y voy a cuidar de él.- gruñó en respuesta pulsando el botón del elevador con cierto aire impaciente a su alrededor. Cierto que durante esos meses desde que sus padres conocieron al rubio las cosas habían mejorado considerablemente. Al principio solo lo aceptaron por el progenitor del ojiazul, pero después de varias comidas y cenas entre ellos, los mayores parecieron tomarle cariño al doncel. Sobretodo su madre quien no dejaba de decir lo increíblemente adorable que el rubio era. A su padre más bien le gustaba el carácter decidido que el doncel mostraba, pero aún así reconocía que también tenía su lado maternal por como cuidaba de Satoru.


Ahora, un año y medio después de haber comenzado a salir, podía asegurar que el rubio se había ganado a todos en su familia, si hasta en la cena de navidad que tuvieron con sus abuelos, tíos, primos y sobrinos, vamos toda la familia Uchiha, el menor fue abrazado por prácticamente todos. Parecía que con el doncel en la habitación la atmósfera había cambiado a una más amena y entretenida. Para hacerlo simple, todos y cada unos de los miembros de la familia habían amado al de ojos zafiro y le amenazaron con cuidarlo o sino lo lamentaría de por vida.


Cuando toda tu familia te asegura que te asesinará con tal de proteger a tu novio si este alguna vez sale herido por tu culpa, significa que no debes dejar ir a esa persona, por que es realmente única y especial.


-Si vas a ir, entonces de seguro que eso le alegrará.- comentó tranquilamente el mayor de los morenos. En ese momento las puertas del ascensor se abrieron y por ellas salía su hermano con una sonrisa boba en el rostro. Claramente había vuelto de su viaje con su propia pareja y todavía no había bajado de esa nube en la cual se encontraba.


Al ver el rostro de su hermano menor, quien se encontraba sorprendido mirando a su padre, alzó una ceja curioso.


-¿Qué pasa?- preguntó sin poder detenerse mirando a su progenitor duramente.


-Solo dije que Naruto se alegrará de verle si le va a ir a cuidar.- respondió como sino fuese la gran cosa.


-¿Naru-chan se encuentra mal?- se dirigió esta vez a su hermano menor quien simplemente asintió, apartándole para entrar al elevador.- ¿Y tus planes de esta noche? Pasaste mucho tiempo organizándolo todo a la perfección.- dijo antes de que el menor le diera al botón para bajar. Este solo se encogió de hombros.


-Tendrá que esperar… no se puede hacer nada si Naru cogió un resfriado.- fue lo que obtuvieron de su parte antes de que las puertas se cerraran nuevamente con el ojinegro dentro. Este se recargó en contra de la pared y pensó en sus planes.


Cierto que había pasado mucho tiempo queriendo sorprender a su pareja, dado que era el cumpleaños del menor quería hacer algo especial por él, después de todo era el primero que pasarían juntos. Tuvo en cuenta muchas cosas durante su planificación, pero no pensó que el contrario enfermaría precisamente ese día. Sonrió divertido por que ya había notado que el doncel tenía un don innato para sorprender a los demás.


Miró su teléfono móvil y pensó en si debía cancelarlo todo. No sabía que tan grave se encontraba el otro, pero si le había llamado significaba que lo suficiente como para reconocer que necesitaba la ayuda de alguien. Espera, no. La de alguien no, la suya. Solo la suya. Nunca dejaría que una persona que no fuese él pudiera ver al rubio en un estado tan vulnerable.


Sabía que era alguien realmente celoso y posesivo, pero es que con el de ojos zafiro no podía evitarlo. Era una persona tan especial que le asustaba el solo imaginar que este pudiera darse cuenta de lo patética que era su persona y buscara a alguien mejor. Cosa que el menor le aseguraba que no pasaría con cada sonrisa, cada gesto y palabra que le dirigía.


Hace unos meses le preguntó sino le molestaba su actitud cuando salían a la calle y mucha gente les rodeaba. Este solo le sonrió y besó la mejilla de forma tierna para luego decir las palabras que se quedarían grabadas en su corazón para siempre:


 


Sasuke… no tengo experiencia en relaciones por que nunca he salido con nadie antes, pero me gusta que me rodees la cintura cuando salimos, que fulmines con la mirada a los que se atreven a mirarme lascivamente, que me beses ya sea en la mejilla, frente o labios para demostrar que soy tuyo y no tienes pensado dejarme ir… me gusta que te pongas celoso, pero lo que más me gusta es que confíes tanto en mi.


No me prohíbes hacer nada. Nunca has intentado encerrarme para que nadie me mire o se acerque a mi. Sí, eres celoso y posesivo, pero de una forma linda y romántica no de una obsesiva y tóxica. Creo sinceramente que eres un hombre maravilloso y no te cambiaría por nada del mundo, incluida esa amargura tuya.”


 


Nunca pensó que alguien pudiera quererle de forma tan sincera y es por eso que amaba al rubio con todo su ser. Le veía con todos sus defectos y virtudes, no solo por el dinero o la apariencia, cosa que le hizo tomar una decisión. No iba dejarle ir nunca. Era la persona que quería a su lado para el resto de sus días.


Salió del ascensor y caminó directo hacia su vehículo. Su móvil sonó indicando un mensaje nuevo y al mirar la pantalla vio que era de su hermano. Alzó una ceja sin comprender por qué le hablaba si se habían visto hace apenas unos minutos atrás. Suspiró y desbloqueó la pantalla para leer lo que fuese que era tan importante decirle en se momento.


 


Otouto… no te preocupes por ir a buscar a Satoru, yo me encargaré de eso. Además que será mejor no llevarle o Naru-chan se sentirá culpable por no poder jugar con él como normalmente hace. Avísame si necesitas algo más.”


 


Una leve sonrisa se instauró en su rostro al acabar de leer. Por muy molesto y cotilla que el mayor pudiera ser, sabía muy bien cuando la situación era importante y debía de ser serio. Es una de las cosas que realmente admiraba de su hermano, aunque nunca lo reconocería en voz alta. Fue gracias a eso que recordó las palabras del rubio. No le quedaba medicina por lo que tendría que parar a una farmacia para comprar un poco y de paso iría al restaurante favorito del ojiazul, el cual era donde trabajaba su rubio cuñado, para pedir algo de comida y llevársela.


Por mucho que quisiera cocinar para el doncel, ya lo intentó una vez y este se rió cuando le vio como pollo descabezado, corriendo de un lado a otro por la cocina sin saber qué hacer. Acabó prendiéndole fuego a una sartén al olvidar ponerle aceite, y no quería volver a pasar por esa humillación no hasta acabar con sus clases de cocina. Las cuales le pidió a su madre que le diera por que no podía aguantar el bochorno de haber sido tan inútil.


Probablemente podría hacer algo simple como una sopa, pero estaba seguro de que al doncel le animaría si le traía la de su lugar favorito, por lo que fue allí directamente. Entró rápidamente, mojado levemente por la lluvia, por suerte esta no estaba a plena potencia en ese momento, pero no podía tentar a la suerte.


Saludó al rubio quien le miró sonriendo de oreja a oreja, definitivamente también se encontraba en una nube como el Uchiha mayor.


-Hola Sasuke. ¿No es un poco temprano para que vengas a comer?- le preguntó curioso. Era cierto que apenas eran las doce y que normalmente él solía pasarse sobre las dos y media, pero esta vez no iba por él.


-Naruto tiene un resfriado y pasé a por una sopa para llevársela.- respondió y rápidamente el rostro del contrario se contrajo con preocupación.


-Claro, podemos hacerla en un momento, pero tardará un poco. ¿Está muy grave?- inquirió nervioso.


-No te preocupes, tengo que ir a la farmacia así que volveré en unos 15 - 20 minutos. Y no lo sé. Me ha llamado, algo que nunca haría sabiendo que estoy trabajando y no quiere molestarme, por lo que supongo que si es grave. Al menos lo suficiente si ha dejado de lado su testarudez sobre poder cuidarse solo sin la ayuda de nadie.- fueron sus palabras después de suspirar ante la actitud de su novio.


Sinceramente le gustaría que este le llamase más a menudo, pero siempre obtenía la misma respuesta. Comprendía que el menor se preocupara por ser el causante de que se distrajera en el trabajo, pero la verdad es que a veces se moría por hablar con él cuando estaba muy estresado y tenía que conformarse con simples mensajes. Deberá de hablarlo con el rubio para ver si podían mejorar un poco en ese aspecto. No podía seguir gritándole a su secretaria para desahogarse cuando las ganas de hablar con el menor se desbordaban. No era muy productivo que digamos.


El rubio de cabello largo asintió comprendiendo la situación y antes de que saliera por la puerta le volvió a hablar.


-¿Y qué harás con Satoru?- le cuestionó al recordar al menor.


-Itachi dijo que él se encargaría de cuidarlo. Espero no te moleste.- dijo algo apenado por no haberle avisado previamente.


-No te preocupes. Me encanta pasar tiempo con ese diablillo así que céntrate en cuidar de ese torbellino que tienes por novio. - aseguró sonriéndole divertido.


-Hmp. No puedes decir mucho en ese aspecto.- comentó maliciosamente y su sonrisa se amplió al ver como el contrario se ruborizaba. Riendo divertido salió del establecimiento y caminó hacia su próximo destino, el cual por suerte no se encontraba muy lejos de ahí. Gracias a dios tampoco había mucha cola por lo cual pudo comprar todo lo necesario en tan solo cinco minutos.


Hizo su camino de vuelta y recogió su pedido exactamente 15 minutos después de haberse ido. Se adentró a su coche, algo más mojado por haber caminado por la calle, pero no lo suficiente como para tener que preocuparse, y condujo hacia el apartamento de su novio.


Incluso después de llevar año y medio saliendo, no habían dado el paso de vivir juntos. En parte comprendía por qué. El piso del doncel se encontraba cerca de su universidad y trabajo, pero no de la escuela de Satoru o su propio trabajo. Por otra parte lo mismo sucedía con la casa que él poseía y por tanto, cuando hablaron del tema, decidieron que buscarían un lugar que estuviera a una distancia aceptable para todos. Cosa que había resultado realmente difícil, pero finalmente había encontrado el lugar perfecto para los tres, noticia que tenía planeada darle ese día durante su cita.


Sonriendo levemente, aparcó de nuevo su vehículo en el aparcamiento subterráneo y subió hasta el piso de su novio donde entró con la llave que tenía.


El lugar se encontraba completamente en silencio y oscuro. Caminó directamente hacia la recámara que el menor usaba, bueno ambos la usaban, y le vio sobre la cama, sudando y completamente sonrojado. Se acercó hasta él y posó su mano en la frente contraria para tomarle la temperatura. Frunció el ceño al notar que esta era bastante alta. Caminó hacia la cocina, llenó un cubo con agua fría y mojó un trapo, luego volvió hacia donde estaba su novio y le colocó el objeto en la frente. El ojiazul suspiró aliviado y lentamente abrió sus preciosos orbes.


-¿Cómo estás?- le preguntó suavemente al doncel.


-Como… si un camión… me hubiera… atropellado…- logró decir mientras intentaba incorporarse para quedar sentado. El mayor frunció el ceño ante sus palabras, pero sin decir nada le ayudó a acomodarse.


-Te traje algo de comer. - indicó señalando la bolsa que reposaba sobre la mesita de noche del rubio.


-Gracias… - agradeció sonriéndole lindamente. Por la mente del moreno pasaron como un flash las imágenes del rubio en ese mismo estado sonrojado, cansado y con voz ronca, unas que no estaban para nada relacionadas con un resfriado. Se sintió un pervertido al pensar en eso cuando su pareja se encontraba en ese pésimo estado de salud.


-Hmp. Voy a por los cubiertos.- avisó saliendo con rapidez de la habitación. Necesitaba unos minutos para calmar a su palpitante corazón y a aquello entre sus piernas. No era el momento como para que eso despertara. Suspiró unos minutos más tarde cuando logró recuperar la compostura. Y caminó de nuevo hacia el dormitorio donde el doncel le esperaba. Su prioridad era cuidar de él para que se recuperara y nada más.


Con cuidado le fue dando de comer y cuando este terminó le pasó las pastillas que había comprado. El de ojos zafiro frunció el ceño, claramente no gustándole la idea de tener que tomarlas, pero resignado abrió la boca para tragarlas sabiendo que eso le ayudaría a mejorar su salud.


-Siento… lo de hoy… estabas muy emocionado… por nuestra cita…- se disculpó mirándole con timidez.


-No pasa nada… solo quería pasar tu cumpleaños contigo, pero esto tampoco está tan mal…- aseguró acariciándole los suaves cabellos dorados.


-Tal vez debería… enfermar todos los años… - comentó con cierta diversión en la voz, a pesar del cansancio.


-De eso ni hablar. Por muy adorable que te veas y lo mucho que me gusta el que tengas que depender de mi, el verte sufrir es algo que odio.- negó con rapidez el moreno. Su honestidad hizo que la sonrisa del menor se agrandara y sus mejillas adquirieran un tono más profundo que nada tenía que vez con su resfriado.


-Me encanta… cuando eres tan sincero.- susurró mirándole con sus brillantes ojos zafiro. La imagen de su novio ahí recostado mirándole como si fuera lo más importante en su vida, hizo que su corazón diera un vuelco extraño.


Su propio rostro se relajó y le sonrió levemente sin dejar de acariciar su pelo. El menor cerró los ojos y suspiró contento cosa que le hizo gracia al moreno pues su novio a veces se parecía demasiado a un gato. Realmente le gustaba ser mimado de esa forma, algo que el de cabellos azabache aprovecharía cuanto pudiera.


-Sasuke…- llamó el doncel después de un rato en silencio.


-¿Hmm?- murmuró indicando que le escuchaba.


-Gracias… por estar aquí… conmigo. - murmuró lentamente y con voz suave, sonriéndole con ternura. El de ojos brunos correspondió el gesto y se acomodó mejor en la cama, para que el contrario pudiera apoyarse mejor en su pecho, su mano no había abandonado en ningún momento los rubios mechones.


-Cariño… nunca te dejaría solo estando como estás… si tengo que tomarme toda un semana libre o un año para estar a tu lado y cuidarte eso es lo que haré.- declaró con la determinación brillando en sus orbes oscuros.


-Mmm… puedo decir que… este es mi mejor cumpleaños.- dijo el menor, contento por las palabras de su novio.


-Hmp. Lo haré mucho mejor el próximo año.- aseguró besando su frente castamente.


-¿Y el siguiente a ese?- preguntó alzando ligeramente la cabeza para mirarle a los ojos.


-Y el que le sigue y todos hasta mi último aliento.- dijo completamente seguro de sus palabras.


-Sabes… es una pena…- murmuró contra su pecho.


-¿El qué?- inquirió curioso.


-Tenía curiosidad por… saber como me propondrías… matrimonio esta tarde…- respondió algo triste por no poder ver lo que el mayor tenía planeado para ese momento. Aquello llamó la completa atención del moreno quien le miró con los ojos agrandados por la sorpresa.


-¿Lo sabías?- cuestionó perplejo.


-Si… no eres tan transparente... como te gustaría…- fue su respuesta, pero luego una sonrisa divertida se plasmó en su rostro.- Bueno… Satoru e Itachi tuvieron... mucho que ver en que… lo notara… con todos esos comentarios burlones…- agregó lo que causó que el ceño del mayor se frunciera.


-Tch. Y yo que quería sorprenderte…- se quejó en un murmullo entre enojado y decepcionado.


-Sasuke… me hubiera encantado… ver lo que planeaste… pero esto también está bien.- aseguró el menor sonriéndole. Sus palabras alegraron al de ojos brunos quien le volvió a besar la frente con dulzura. Su mano se metió en el bolsillo de su pantalón y de él sacó un pequeña cajita roja.


-No es muy elaborado pero… Naruto, mi dulce y adorable kitsune. La primera vez que te vi sentí que me había enamorado a primera vista. Después de meses pensando y siendo un cobarde tuve la oportunidad de pasar tiempo a tu lado gracias a cierto diablo moreno. Ahora, un año y medio después sigo estando seguro, no lo estoy aún más, tengo fe ciega en que… quiero pasar lo que resta de mi vida a tu lado. Es por eso que… ¿me harías el honor de casarte conmigo?- cuando terminó con su discurso abrió el cofre, cosa difícil de hacer con una mano dado que la otra seguía rodeando al rubio por la cintura, pero lo logró con relativa facilidad y elegancia, como si lo hubiera estado ensayando durante días, y encima de un pequeño cojín blanco reposaba un anillo de plata, con dos pequeños diamantes en el centro junto a un zafiro de buen tamaño en medio de ellos. Tenía un diseño discreto, pero elegante cosa que el doncel agradeció muchísimo pues no le hubiese gustado algo que resaltara demasiado.


-Sabes que cuando nos pregunten… sobre cómo me lo pediste… tendré que decir que estaba con un resfriado descomunal… con dolor de cuerpo, la cabeza punzando, la garganta irritada… la peor escena para este tipo de situaciones…- dijo mirándole con los ojos empañados por las lágrimas que luchaba por contener. - … pero ¿que es lo más bonito... que podías haber hecho por mi?- finalizó su pregunta cosa que hizo sonreír al mayor con sinceridad y ternura.


-¿Eso es un si?- murmuró aunque ya sabía la respuesta, su corazón se encontraba palpitando aceleradamente, extasiado a más no poder.


-Eso es… un ya estás tardando en ponérmelo…- fueron las palabras que obtuvo. Una leve risita escapó de sus labios y con rapidez hizo lo que el menor le había ordenado. Cuando el anillo reposaba en el lugar al cual pertenecía, el de cabello azabache besó los nudillos de la misma mano con dulzura.


-Gracias… te amo tantísimo kitsune… me aseguraré de hacerte lo más feliz que pueda…- prometió sintiendo que sus propios ojos se aguaban por lo que escondió su rostro sobre el cabello del contrario quien seguía con la cabeza apoyada en su pecho.


-Idiota… eso es algo que ya haces…- susurró y alzó la cabeza obligando al mayor a mirarle. Le sonrió y besó sus labios casta y tiernamente.- Yo también te amo Sasuke… puede que al principio no supiera… lo mucho que el conocerte cambiaría… mi vida pero… no me imagino un futuro sin… ti en él… sin ti a mi lado… quiero pasar toda mi vida contigo… hacer tantas cosas que nunca… podría decirlas todas.- confesó con las mejillas sonrosadas y no era por el resfriado. Las lágrimas por fin habían ganado la batalla y se deslizaban con total libertad por su rostro.


-Yo igual… no importa cuanto tiempo pase, quiero pasar todo lo que pueda a tu lado… lo necesito tanto como respirar… el ver tu rostro al despertar, tus ojos brillar cuando salimos a comer o juegas con Satoru, tu sonrisa cuando me das la bienvenida después de llegar del trabajo… podría escribir una enciclopedia con todo lo que me haces sentir y con todo lo que deseo hacer a tu lado… para mi eres como el sol, apareciendo para iluminar y alegrar lo triste que era mi vida antes.- habló limpiando el rastro que la salada sustancia había dejando sobre las mejillas contrarias con su mano derecha. Lamió algunas de ellas las cuales seguían en el contorno de sus ojos, a punto de volver a deslizarse por la tersa piel. Luego bajó sus caricias hasta los labios ajenos y los besó de nuevo.


-Al final cogerás mi resfriado.- comentó el doncel entre uno de los tanto besos.


-Hmp… entonces serás tú quien cuide de mi.- declaró con tranquilidad para volver a juntar ambas bocas.


Poco después ambos quedaron profundamente dormidos abrazados como siempre, sin importarles nada de lo que les rodeaba incluso aunque la lluvia a fuera se hubiera convertido en una completa tormenta. Ni si quiera los rayos y truenos podían perturbar la paz que sentían.


 


//////S////////N/////////S//////////N//////////S////////N/////////S////////////N////////////S///////////N////////


 


Volvía a ser de mañana cuando el rubio despertó. Su cuerpo no se sentía tan pesado como cuando se levantó el día anterior. La cabeza ya no le palpitaba y podía notar como su temperatura había vuelto a ser la que acostumbraba a tener. Se estiró en la cama como un gato y entonces recordó a su acompañante. Volteó a mirar a su lado y ahí se encontraba él, durmiendo como si el mundo no se estuviera inundando ahí fuera.


Cosa que notó al mirar por la ventana de su cuarto, nada más abrir los ojos, costumbre que tenía desde que era pequeño. Le hizo gracia el notar que ninguno de los dos se había despertado por el ruido del aire y la lluvia golpear las ventanas. Sonrió con ternura al sentir los brazos del mayor afianzarse más en su cintura. Levantó su mano para acariciar el cabello del contrario y entonces vio el brillo de su recién adquirido anillo.


Su sonrisa se amplió si es que eso era posible. No podía creer que el moreno realmente le hubiera pedido matrimonio. Durante días estuvo notando las actitudes tan extrañas de todos los morenos de la familia Uchiha y aunque su cuñado había hecho varios comentarios que le hicieron sospechar la dirección en la cual iba todo el asunto, una parte de él no estaba seguro de si realmente era eso lo que iba a suceder.


Gracias al resfriado fue capaz de decir lo que tanto había rondado por su cabeza sin descanso y resultó de la mejor forma posible. No mentía cuando dijo que tenía curiosidad por saber cuales habían sido los planes originales para la propuesta, pero le gustaba que resultara en una pedida íntima con ambos abrazados en la cama y sin nadie que les interrumpiera el momento.


Cierto que la parte del resfriado podrían habérsela saltado, como odiaba enfermar en serio que lo odiaba con todo su ser, pero supuso que de vez en cuando no estaba mal dejar que el de ojos brunos le mimara y consintiera de esa forma.


Admiró durante unos instantes más el precioso anillo de plata, pero su atención se centró en el sonido de pasos apresurados que provenían del pasillo. Sonrió divertido al reconocer a quien le pertenecían y pronto sus ojos vieron a cierto moreno de pequeña estatura entrar por la puerta de forma escandalosa.


-¡Mamá! Tío Itachi dijo que estabas malo.- exclamó mirándole preocupado. El rubio sonrió aún más y soltó una pequeña risita.


-Pues tu tío debería haberse callado… ya estoy bien, tu papá cuidó muy bien de mi.- aseguró cuando el niño se acercó hacia su cama y se sentó sobre sus piernas. Antes había removido con cuidado los brazos del moreno mayor y se había sentado, despacio para no despertarlo.


-¿De verdad?- quiso saber algo inseguro. No quería ver a su madre malo, no le gustaba.


-Sip. Estoy perfectamente bien.- dijo feliz por ver lo mucho que su hijo le quería. Puede que no compartieran lazos de sangre, pero ese pequeño diablo era una de las dos personas más importantes en su vida.


-Sois muy ruidosos… - murmuró una tercera voz que llamó la atención de ambos. El rubio notó la mirada perdida del mayor cuando giró a verle y como parecía estar más cansado de lo que normalmente se encontraba al despertar.


-Sasuke… te dije que cogerías mi resfriado.- amonestó algo enfadado el rubio pues le advirtió que eso podía pasar y el contrario simplemente le ignoró.


-¿Estás bien papá?- le preguntó el menor con el ceño fruncido de la preocupación.


-Si… solo siento el cuerpo pesado.- comentó sonriendo levemente.


-Vamos Satoru… hay que hacerle algo de comer a tu padre para que se ponga bien de nuevo.- comentó el ojiazul sonriendo divertido por el sufrimiento de su pareja. Él se lo buscó por ignorar su advertencia.


-¡Vale! Llamaré al tío Itachi para decirle que papá no podrá ir a trabajar y feliz cumpleaños mamá.- dijo el menor quien salió corriendo a por el teléfono de la sala. El doncel rio divertido ante la energía del pequeño varón y giró para darle un casto beso en la mejilla a su ahora prometido.


-Buenos días... espera aquí a que acabe de cocinar ¿si?- saludó y solo recibió un gruñido y asentimiento por parte del más alto. Rio sin poder evitarlo ante lo adorable que se veía el moreno en ese estado y comprendió por qué el otro parecía tan contento ayer mientras le cuidaba. Nunca había visto a ese orgulloso hombre comportarse de forma tan dócil y tierna.


Se levantó y caminó hacia la puerta dispuesto a hacerle un desayuno que le ayudara a sentirse mejor, pero fue detenido por la voz del varón.


-Naruto.- le llamó. Él paró y se giró a verle con una ceja alzada en signo de pregunta.- Feliz cumpleaños.- habló con la voz ronca y el corazón del doncel palpitó con más fuerza y rapidez.


-Gracias... definitivamente ha sido el mejor cumpleaños de mi vida.- agradeció sonriéndole de forma deslumbrante al de ojos brunos para luego salir de la habitación canturreando contento.


 


...... FIN ......

Notas finales:

Muajajajaja creo que hoy me ha dado la vena cursi y empalagosa XD

Espero que os haya gustado, por cierto Naru habla entrecortado y con pausas por que al estar resfriado le duele el cuello y por eso le cuesta tanto hacer frases enteras (;

Nos leemos en el siguiente si os interesa su boda y tal (según los reviews veré si lo hago o no :p)

Bye bye (=^w^=)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).