¿Cuál es la diferencia entre querer y amar?
Sebastián Michaelis no lo sabía y esta de más decir que no le importaba.
Había habitado la tierra por miles de años, y a un ser como él no le importaban tales banalidades humanas, por tal motivo cuando su Joven Amo le hizo esa pregunta, se quedó extrañado.
A lo largo del tiempo había aprendido a imitar a la perfección la conducta y los sentimientos de los humanos y sin embargo nunca se espero que estos sentimientos no fueran lo mismo, pues así lo había creído siempre.
- Joven amo, puedo saber el porqué de su pregunta-
- Solo es curiosidad Sebastián - contestó sin ánimos mientras volvía a su lectura, completamente desinteresado.
- Lamentablemente soy el menos indicado para responderle, puesto que seres como yo, se nos hace imposible amar- lo cual en todo sentido era una verdad.
- Se dice que- empezó diciendo el menor con la mirada en el libro- cuando quieres a una flor vas y la tomas, sabiendo que, con el tiempo esta, al ser cortada, inevitablemente se secara algún día, en cambio cuando amas a una flor la riegas y la cuidas, procurando su bienestar, para que esta siempre esté hermosa...
Y aunque tanto la pregunta como la respuesta era absurda, e incluso ridícula para alguien como Sebastián, estas se quedaron gravadas en los pensamientos del mayordomo. Un ser que no podía amar, pero si podía querér, no en el sentido romántico, más bien en un sentido egoísta y posesivo. El quería el alma de Ciel, la deseaba como ninguna otra, porque era una alma tan deliciosa que no se podrían encontrar dos iguales ni en un millón de años y es por eso que se había molestado en servirle. Ahora esa alma era suya, aunque todavía no pudiera devorarla, pues la había tomado y cosechado.
Frecuentemente se preguntaba por qué lo había hecho, porque se había quedado alado de ese niño que su orgullo era más grande que su estatura, y cualquiera que dijera que lo hacía por amor estaba completamente y absurdamente equivocado, el quería el alma de ciel más no amaba a este, no podía hacerlo, iba en contra de su naturaleza.
Por tal motivo le resto importancia a esa pregunta y a la respuesta.
Hasta que Ciel enfermo.
Todo sucedió cuando fueron a Alemania a investigar el caso de la maldición de la bruja * por primera vez sintió la desesperación, esa que antiguamente lo invocaba a él, esa que con una risa blasfema disfrutaba, ahora el la sentía, cuando entré sus brazos llevaba a su pequeño amo, el cual se le escapaba la vida poco a poco, entonces se preguntó, ¿Porqué no dejarlo morir? ¿Porqué buscaba desesperadamente una cura? No es acaso que solo quería su alma, la cual podría obtener con la muerte del pequeño.
Incluso cuando horas después el joven amo despertó como un niño infantil y llorón, se volvió a preguntar ¿Porque no devorar su alma cuando estaba tan indefenso? ¿Porqué cuidarlo?. Y aún cuando torturando al pequeño con su verdadera naturaleza volvió a preguntarse el motivo por el cual no tomaba el alma del pequeño, no supo que responderse, simplemente no lo hizo.
Y fue ahí cuando de nuevo volvió a sus pensamientos esa pregunta, ¿Cuál es la diferencia entre querer y amar?
De nuevo no supo comprenderlo.
El tiempo pasó, y las preguntas sin respuesta fueron olvidadas.
Hasta la batalla con Underterker*, cuando en un descuido de su parte dejó a su Joven Amo solo, y el shinigami aprovecho para tomarlo como reén, en ese momento solo pensó en recuperar al pequeño, cuando se acerco al shinigami, grande fue su sorpresa cuando este aventó a Ciel hacia un lado, rápidamente quiso alcanzarlo cuando la guadaña lo atravesó.
Entonces vio la su vida junto al pequeño, todo lo que soporto a su lado, porque Ciel era caprichoso, orgulloso, infantil, perverso y hasta cierto punto fastidioso y a un así con todo, no pensó ninguna vez en la opción de devorar su alma para terminar con todo.
En ese momento su mente volvió a preguntarse ¿Cuál es la diferencia entre querer y amar?, ¿Porqué daba su vida por la de aquel niño orgulloso?
Y entonces lo supo, con una mirada feroz y dejando que lo dominará su naturaleza logró alcanzar al pequeño para sostenerlo en brazos y caer juntos, sus ojos relucian de un rosa intenso y sus colmillo se asomaban por sus labios, en una expresión feroz.
Llevaba exactamente dos días en la mansión, tomando el descanso que se le había obligado, para su fortuna todo el caso de Campania* esta terminado, y exitosamente, claro excepto por el, había salido herido de su enfrentamiento con el shinigami, pero su cuerpo humano definitivamente se estaba reponiendo rápido, la verdad es que ni siquiera necesitaba el descanso.
Estaba acostado inmóvil en su habitación, trantando de entender muchas cosas. El quería a Ciel, entonces, ¿porque no simplemente lo tomaba?, la respuesta inmediata era por el contrato, pero está definitivamente esa hace mucho, si no es que desde el principio dejó de ser excusa, los demonios eran mentirosos y manipuladores, el contrato en realidad no tenía beneficio alguno para el que hiciera el contrato con el demonio, pues este podía devorar su alma desde el primer momento solo por el hecho de que lo invoco, los contratos eras simples juegos para los demonios, los cuales se divertían al ver el miedo de los humanos.
Entonces ¿Porqué?
Por qué lo amas
Razonó su cabeza con un tono burlesco, entonces se preguntó cómo era posible que él siendo de la oscuridad, él siendo un ser malvado, pudiera sentir semejante emoción (emocion humana, habla del amor).
Imposible se dijo a sí mismo.
Los demonios no se enamoran, su naturaleza no lo permite.
Entonces, ¿Porqué?
Salió de su habitación, tenía un objetivo.
- Sebastián te di una orden, ¿porque no estás en tu habitación?
Sin escuchar lo que decía el pequeño, lo cargo con fuerza, llevándolo a la habitación y lo aventó sobre la cama, toda la habitación se había oscurecido, se subió encima de pequeño forzandolo a permanecer quieto, sus ojos se veían de un rosa intenso y sus colmillos empezaban a aparecer.
Le quito con brusquedad el parche del ojos, y lo vio a los ojos, esos enormes ojos que demostraban altanería, furia, orgullo, eran preciosos, todo de Ciel lo era, se acerco a sus labios, sintiendo la apetitosa alma del pequeño.
¿Cuál es la diferencia entre querer y amar?
Quería tanto probar esa alma, devorarla, corromperla, y hacerla completamente suya, pero también no quería perderla, no quería que solo fuera un instante, queria a esa alma por siempre.
Amaba a esa alma, a tal punto de protegerla siempre, y aguntantar tortuosamente para no devorarla.
Beso los labios del pequeño, este estaba paralizado dejandose hacer, esos labios eran sumamente apetitosos podía saborear esa hermosa alma, con sus manos empezó a tocar bruscamente los muslos del menor.
Esa alma era suya.
Ese cuerpo era suyo.
Y lo tomaría.
Despojo de las ropas al menor viéndolo, completamente sonrojado y mirándolo a los ojos, desafiante, retando lo a continuar.
Ese pequeño tendría que aprender una lección.
Sus labios fueron al pecho del pequeño, repartiendo besos y dejando marcas, atrapó con su boca un rosado botón el cual estrujo y chupo a su gusto, mientras el otro era atendido con una mano, pronto se escucharon los jadeos, se retorcía de placer, nunca había experimentado esas sensaciones.
Sebastián Michaelis tenía algo en claro, ese cuerpo que en esos instantes estaba retorciendo de placer era completamente erotico, bajo su boca hasta la pelvis, dejando un mordida en la cadera, tantas veces lo había visto desnudo y hasta ahora se daba cuenta lo delicado y hermoso que era, casi imposible de creer. Tomó el pene del menor con la boca dando pequeñas succiónes, quería que gritara su nombre.
A los pocos segundo así fue, el menor no dejaba de gritar su nombre pidiendo más, hasta que con un fuerte gemido acabó en la boca del demonio.
Delisioso, claro que lo era, todo de ese niño era fascinate
Agarrando lo de la cadera obligó al menor a darse la vuelta, observó con fasinacion los glúteos.
Estaba impaciente por penetrarlo, se recostó sobre el sin aplastarlo del todo y le dio dos tres dedos para ensalivarlos, lo cual menor hizo sin réplicas,
A Sebastián, Ciel se le antojaba fascinante, era tan pequeño, tan delicado, era un niño hermoso, y lo profanaria, lo marcaría como suyo, tocaba todo su cuerpo, besando su espalda y hombros, dejando marcas, suavemente introdujo un digito en el ano de menor, notando lo apretado que estaba, disfruto moverlo dentro de él, pues sabía que pronto su miembro ocuparía ese lugar, fue lento, delicado y no supo porque, sólo tenía algo en claro, quería que ese niño disfrutará también.
Escuchaba los jadeos de este y pronto sintió que ya estaba listo, posicionándose detrás de él lo penetro de una sola estocada, se sentía completamente embriagado de placer, como nunca lo sintió, sonrió al escuchar el profundo alarido que dio su Joven Amo al ser penetrado, un alarido de dolor y placer, sus ojos volvieron a relucir, aumentando el ritmo de las estocadas, cada vez más duro, cada vez más fuerte, los sonidos que producían se escuchaban obsenos pero a él poco le importaba, solo quería poder poseer al menor siempre.
Entre gemidos pronto el menor terminó corriendose, callendo cansado sobre el colchón, sin fuerzas y sintiéndose cansado y adolorido, el mayor siguió unas cuantas estocadas más, sintiendo que no iba poder contenerse más mordió el hombro del menor probando las pequeñas gotas rojizas que salían de la herida, se corrió dentro del menor, callendole encima, con satisfacción, segundos después salió de el y se recostó a su lado observando el pequeño cuerpo que descansaba a su lado, su piel blanca estaba lleno de moratones y sudor, su cabello está mojado, sentía la respiración rápida de este, era lo más maravilloso sin duda alguna que había visto.
Entonces se preguntó ¿amaba el alma de ciel solamente?
La respuesta era ovia.
Amaba a ese niño en cuerpo y alma.
Y estaría con él para cumplír su venganza y después de esta.
- te tardaste demasiado Sebastián- escucho la voz del menor despacio y pausada, y vio la gran sonrisa coqueta que tenía el pequeño "demonio".
Sin duda Sebastián Michaelis descubrió muchas cosas desde la pregunta de su amado joven amo, pero lo que más aprendió fue que definitivamente Ciel Phamtomahive sabía jugar bien sus cartas.
...
Había una vez una hermosa ángel, que se enamoro profundamente de un demonio, esté por su naturaleza no podía corresponder sus sentimientos a pesar que deseaba al ángel.
El ángel le rogó al creador que le diera a su amado la oportunidad de amar, Dios se lo concedió, pero existía un precio a pagar.
A cambio de sus alas y su divinidad, el demonio por fin pudo amar al antiguo ángel, la unión dio por resultado un ser oscuro con sentimientos, un extraño y unico demonio.
-Si le hubieras dicho la verdad se hubiera ahorrado mucho tormento- la voz de la mujer se escuchaba nostálgica y triste.
-Mi pequeña ángel sabes que el tiene que venir por su cuenta, no podemos precipitar las cosas-
- Lo extraño-
- Algún día cercano ángel, el vendrá suplicando vida para el pequeño humano, entonces podrá saber todo-
...
* La maldición de la bruja.
Aparece en el arco de la bruja verde, Ciel y Sebastián tienen que ir a Alemania a investigar unos estraños sucesos, la gente decía que si entrabas al bosque habitado por los lobos, la bruja te daba una maldición, enfermando y muriendo. Ciel y Sebastián resultan malditos, puesto que los dos se enferman, Sebastián corre por ayuda de la bruja verde la cual era una niña, esta cura a los dos, pero Ciel tiene un periodo depresivo, la enfermedad hace que recuerde cuando lo vivio encerrado a tal punto que no quiere que sebastian se le acerque, este arto de la situación pretende que se comerá su alma haciendo que Ciel recapacite.
* Batalla de uderterker
Arco de book of atlántic, tiene película, sebastian y Ciel están investigando una sociedad secreta que revive a los muertos, estos se reúnen en el Barco Campania, Sebastián pelea con underterker que resulta ser un shinigami y la mente maestra tras la resucitacion de los muertos, acaba gravemente herido, ya que logran atravesarlo la guadaña.
En el manga en realidad primero es el arco de book of atlántic y después el de la bruja verde pero lo quise modificar para que mi fic fuera romántico.
Para lo que no le cacharon Ciel planeo todo desde el princio, así que el primero en enamorarse y darse cuanta fue ciel