PASIVA
Suave, melodiosa, y encantadora con sus tonos graves y aquellos agudos, tiernas melodías que componen una sinfonía perfecta que llega al alma, que toca cada centímetro de tu cuerpo, que te hace el amor sin pronunciar palabras acariciándote y besándote en cada tono - hermoso, como siempre – interrumpió los pensamientos de Rubén el ya conocido y entrometido de Sebastián quien en secreto y completo silencio había estado escuchando al rubio tocar y no deseó interrumpirlo hasta que éste acabara. Cuando las últimas notas sonaron entró dando un fuerte aplauso sorprendiendo a Rubén en la gran instancia, la habitación era enorme pues se encontraban en el salón para invitados, el piano estaba cerca de una ventana y la luz entraba por las cortinas.
- Detective Sebastián Castellanos, ha pasado mucho tiempo desde la última vez – dijo el rubio sin levantar la cabeza –creí que no te volvería a ver por los problemas en los que te inmiscuí – Rubén no miraba directamente a Sebastián sus ojos se encontraban examinando las partituras frente suyo – ¿en qué puedo ayudarte? –
Sebastián quien había ido solo hasta la casa de los Victorianos se mordió la mejilla y se acercó hasta el piano – he venido aquí solamente a disculparme… no fui exactamente el más profesional contigo y me tome el caso muy personal pese que no tenía porque, estuvo mal que actuara como actué y que te gritara como te grite –
- vale detective ¿le gusta la canción de claro de luna de Debussy?, ¿no le parece una pieza hermosa y agradable? O usted es más de Beethoven o tal vez ¿Chopin? Aunque personalmente tengo una leve inclinación por Vivaldi - Rubén no se tomó la molestia de levantar la cabeza - evite contestarme, quizá ni siquiera conozca de música clásica - Sebastián apretó con fuerza los puños trataba con insistencia de controlarse ya que estaba realizando un múltiple esfuerzo para no girar los talones y salir pillado de aquella mansión del diablo ya que esta vez estaba más concienzudo de que se encontraba en esa mansión por voluntad propia y peor aún se había auto invitado y no como policía, el rubio comenzó de nueva cuenta a tocar.
- Ignoro en gran medida la música clásica y no sé de nombres o compositores, ciertamente ni siquiera conozco el nombre de todos los instrumentos y nunca he tocado un piano ni tenido uno de tan cerca como ahora pero soy un hombre que sabe apreciar la buena música en cuanto la escucho y sé que tu tocas buena música - Rubén continuó tocando y Castellanos se quedó de pie escuchándolo en silencio, de la nada la voz del rubio saco de su trance al castaño.
- Yo también grite – respondió Victoriano mientras tocaba claro de luna estupendamente – y solamente hacías tu trabajo, lo hiciste bien y lo terminaste. Si crees que me debes algo desde ahora te digo que no me debes nada y si sientes que debes tener mi perdón te lo otorgo. Puedes irte sin mortificaciones respecto a mi condición o con la muerte de mi hermana – El rostro de mortificación de Castellanos tras su ceño fruncido y los puños apretados rebelo la impotencia y el arrepentimiento que sentía dentro de él – me exasperas Seb – dijo Rubén tocando todas las teclas del piano arruinando la buena música que reproducía – vienes a mi casa a perturbarme con tu presencia, hablas de recuerdos, de perdón pero solo haces la herida más grande ¿Qué es lo que necesitas de mí aparte de mi perdón? –
La mirada herida de Victoriano fulmino al castaño quien hablo claramente y cada palabra hacia mella en la mente retorcida del contrario.
- renuncie a mi trabajo después de resolver tu caso… sé que has dicho que no es mi asunto, que preocuparme es estúpido pero desde entonces y hasta ahora no he podido dejar de pensar en ti… creo que… yo creo que te amo y no quiero herirte más Rubén, por eso vine a pedir tu perdón por que me iré. Marcho lejos y… -
Rubén se puso de pie notando de nueva cuenta que aquel detective media unos centímetros más que él sin poder controlar sus deseos jaló de los cabellos a Sebastián y lo beso con brusquedad sin esperarse que en el instante fuera bien recibido pero al sentir que el beso era correspondido se separó de Castellanos se miraron unos segundo en silencio.
- A mi habitación, ahora - sentencio Victoriano caminando apuradamente a su recinto más sagrado después de su laboratorio.
- p-pero…- tartamudeo Sebastián sin terminarse de creer aquel beso sabor a naranja y viendo como el rubio se detenía en breve.
- ¿Estás diciéndome que no? - cuestionó divertido el rubio - que lastima voy a tener que utilizar mis dedos como aquella vez ¿recuerdas? -
El rostro del mayor se pintó de carmín y sonrió con malicia - Voy a darte tan duro que vas a necesitar silla de ruedas todo el año -
- ¿y que estas esperando, una invitación por escrito? -
Sebastián hecho andar rápidamente y le dio una fuerte nalgada a Rubén - pedirás piedad - le susurró por ultimo Castellanos antes de besar nuevamente a Ruvik.
Fin